El adolescente que es Internet

Hace ya demasiados años, cuando dimos el salto de las BBS al internet que ahora conocemos, estábamos plenamente convencidos que parir este sistema en el que cada uno podía expresar cualquier idea por absurda que fuera de una forma libre y global nos iba a llevar a extender un concepto de democracia global de opinión que haría de este mundo un lugar más justo, una nueva revolución.

Sobre esa idea y con ese atractivo, como si fuera el endurecimiento de las nalgas de una nueva amante global, internet ha crecido de manera exponencial.

Y nos ha vendido a partes iguales libertad, proximidad e ideas durante todos estos años.

Sin embargo y sobre todo debido a que Internet es usado por personas, cada vez más se embrutece como el niño que pierde su inocencia según van pasando los años.

Ahora resulta que algunos se extrañan que ese invento dentro del invento que han sido las redes sociales se hayan convertido en lo contrario de aquello para lo que fueron creadas, es decir, que en vez de lugares de discusión y amistad se hayan convertido en escaparates comerciales usados por compañias o que se descubran censuras ante aquello que no gusta a sus administradores.

Algunos se extrañan que la Wikipedia esté llena de errores (que lo está) o se extrañan cuando leen que la democracia no funciona en facebook (que no funciona).

Lo que sucede es que este medio que creamos con la participación de todos y desde cualquier lugar del mundo, asignando prácticamente el mismo valor a todos nosotros porque somos muy democráticos y creemos firmemente en el mismo valor de cualquier persona... se pudre cuando uno quiere hacer una gracia, cuando alguien se cree alguna mentira o simplemente cuando sacamos esa parte del ser humano mentirosa y cruel.

Ante eso todo este entramado democrático que hemos ido alimentando no sabe responder.

Supongo que el problema es de base. Supongo que, lo mismo que un proceso de encuestas estadísticas, ha de tener en cuenta lo mismo que yo enseño a las personas que empiezan a atender al público en un comercio: "El cliente, miente. Consciente o inconscientemente, pero miente."

Así que ahora cuando descubrimos que ha bajado el numero de paginas pornográficas en internet (que es lo primero que buscamos hace unos años cuando llegamos a este medio) debemos de ser consecuentes con el reflejo del ser humano que tenemos en la pantalla y descubrir la verdad que tiene (que la tiene) más allá de los millones de bulos que se crean cada día.

Al fin y al cabo internet es un niño controlado por unos pocos que está aprendiendo a mentir con el tremendo poder que da ser el referente democrático que dice representar a cientos de millones de usuarios teniendo el cerebro de un adolescente.