Mal dia para buscar

7 de julio de 2025

Discriminar a la inteligencia.

En las oposiciones a policía celebradas la semana pasada en Barakaldo tuvieron que custodiar a una persona y dejar activo todo el protocolo hasta que llegara la media noche porque su religión, adventista, le impide hacer nada en sábado. De las 3700 personas que se presentaron hubo una que pidió el respeto por sus creencias y el sistema tuvo que amoldarse a ella. No es la primera vez porque en Valencia, en 2022, ya pasó lo mismo.

Quizá pueda sonar insolidario pero si alguien que quiere ser policía resulta que el día del examen ya pone pegas, no le veo haciendo una detención de un delincuente, ni siquiera peligroso, en sábado. Puede que nos hayamos convertido en una sociedad que amplifica y tolera un grado de gilipolleces en demasía. A veces, y esto es un ejemplo, confundimos la tolerancia con los caprichos infantiles de una forma excesivamente fácil.

Ya sabemos que la estrategia del victimismo es algo intrínsecamente arraigado en nuestra sociedad contemporánea. Que si el camarero marica te roba, le pillas y le despides siempre te dirá que lo haces por intolerancia a su sexualidad. Eso, igual que lo de los divorcios y algunas denuncias instrumentales, lo que hace es perjudicar la presunción de verdad de la denuncia y, por defecto, a todos los maricas. Algunas defensas idiotas de los hechos diferenciales perjudican al hecho diferencial. Yo tengo clientes jubilados que me piden descuento por ser jubilados y lo que consiguen es que cada vez que me llega un jubilado, recelo. No tengo ningún problema con los jubilados, la mujeres, lo moros, los cojos o los maricas. Mi problema está con aquellos que creen que por poner un hecho diferencial encima de la mesa han ganado otros derechos. Me la pela que seas adventista como si adoras a una cabra sagrada pero si el examen es el sábado, lo haces en sábado.

El problema está en que a nadie le gusta sentirse señalado y eso nos hace, como sociedad, incapacitarnos del atrevimiento a decir obviedades. En las universidades americanas han señalado a docentes por no tener en su equipo a un determinado porcentaje de negros o de mujeres, o de hispanos o de lo que sea. La respuesta de "he contratado a quien me ha parecido mejor y da la casualidad que las mejores notas no cumplen cuotas" resulta que no es válida, que es racista. Después, por alguna razón de marketing social, han despedido al docente y contratado un 90% de lo que haya que contratar, independientemente de su valía laboral. No es el mejor, pero es negro transexual. Ah, entonces perfecto. Pues no.

Debería de existir un punto medio entre volvernos idiotas y el respeto a lo que cada uno es o se identifica.  En el reino unido, no sé si ahora se hace igual, se presentaban los curriculums sin nombre ni foto. Una vez hecha la elección, se llamaba a la gente. A mi personalmente me resulta una solución adecuada. Lo que me resulta hasta miserable es cuando me encuentro a un político, una empresa o cualquier estamento jactándose de tener más minorías que nadie. Es como si una clínica te dijera, en vez de "te vamos a curar mejor que nadie, ven", que "somos la clínica con más árabes homosexuales del pais, ven". En tu elección personal se supone que estará tu salud pero si tu amigo no va a esa clínica le acusarás de homófobo, y a nadie le gusta que le acusen.

En realidad tengo la sensación de que la sociedad se está dando cuenta, a golpe de realidades, de lo que es cierto. Que nos estamos dando cuenta que el fuego quema lo mismo independientemente de que el bombero sea bombero o bombera. Que mover a un herido de un accidente pesa igual independientemente de la religión que profese el/le/la salvador. Que quizá , en calculos estadísticos, los hombres somos más fuertes y las mujeres más flexibles. Que los tenistas golpean la pelota más fuerte que las tenistas. Que a un hombre que se identifica como mujer no pasa nada por llamarle Maria del Carmen pero en las pruebas de lanzamiento de peso le tienes que poner con los hombres. Y eso no es machismo sino realidad. No somos seres discriminantes malévolos cuando decimos que el cielo es azul. No tengo ningún problema porque una modelo gane mucho más que un modelo porque entiendo que genera más dinero y por eso se le puede pagar más. "Es el mercado, amigo", decía un condenado.

Sin embargo, que es de lo que va todo esto, nuestra sociedad acepta demasiadas gilipolleces demasiadas veces. Quizá es tiempo de dejar de hacer tanto el canelo. Hagamos puentes, mejoremos la sanidad, investiguemos, entrenemos, compitamos, resolvamos problemas sin pensar en quien lo hace sino en que lo haga.

Crezcamos.

Y sí, se puede hacer sin discriminar a nadie, sin poner adjetivos en ninguna dirección.

Lo que debería ser, que por ahora no lo es, es que estamos discriminando a la inteligencia.


pd: lo cual no quita que haya tremendas discrminaciones y salvajadas legalmente admitidas en, afortunadamente, otros países y culturas. No sé qué porcentaje de valientes homosexuales que se besan delante de carpas de los radicalizados de Vox se irían a besar en medio de la plaza roja o en unos zocos marroquíes. No me les imagino luchando por los derechos de los transexuales palestinos o las mujeres afganas en el centro de Kabul. No soy consciente de ningún acto de valor institucional contra las ablaciones africanas. Pero eso es otro tema.

26 de junio de 2025

Hernani, el oximoron.

El martes pasado, en la noble villa de Hernani, parece ser que un joven fue agredido e identificó a su agresor como magrebí. La gente, con siete copas de mas o los huevos hinchados como balones de Nivea, se lanzó a la calle a reventar cabezas de magrebíes. A la una y media de la mañana parece ser que doscientas personas, enardecidos al grito de Gora Eta Militarra, golpeaban las puertas del consistorio donde se habían refugiado algunas personas de origen étnico más allá de Ceuta.

El día siguiente se realizaba una concentración en contra del racismo. Todos a una contra la discrminación.

En Hernani viven 20mil personas, para que valoremos las afluencias de los hecho referenciados.

Curiosamente más de uno necesita que esas actitudes violentas sean cosa de "los otros". Para eso heos asociado todo lo malo a Trump, España, la ultraderecha y los fascismos. Nosotros, que somos unos euskaldunes como deben ser, de izquierdas, ecológicos y tolerantes, no podemos jamás hacer esas cosas. 

Luego, como decía Mugica, llega la realidad. La realidad dice que hay pueblos de izquierdas de toda la vida que se manifiestan en contra de la instalación de parque eólicos, muy en contra del establecimiento de casas para menores no acompañados y que se van a la caza del moro anteayer.

Es más que seguro que si un grupo de muchachos de Parla, vestidos con fachalecos y pulseras de España se fueran a reventar cabezas de sudamericanos no íbamos a poner en duda su ultraderechismo. Pero si lo hacen unos herederos del rock radikal vasco con ikurriñas en las camisetas nos sorprende. No es, tampoco, un hecho aislado el conflicto latente que existe en toda España de los gitanos con los marroquíes. A nadie le gusta que le invadan su territorio para hacer lo mismo. Todos somos muy tolerantes cuando hay tres negros en tu pueblo pero ya no te gusta tanto cuando hay trescientos. Probablemente no porque sean negros, moros o de Almuñecar. Probablemente porque quien emigra lo suele hacer por pobreza y cuando eres pobre la delincuencia es una opción que gana enteros. A nadie le gustan los delincuentes. No me creo que en Parla o en Hernani vayan a por moros o sudamericanos, sino que van a por delincuentes.

Y eso es muy diferente a cuando, no hace mucho, iban a por algunos por ser guardias civiles. Hace más iban a por otros porque hablaban euskera. Y los unos y los otros hacían lo mismo. 

Exactamente igual que ahora los fachas y los de Hernani actúan igual. Si actúan como un pato y hacen cuac como un pato, quizá sean un pato.

En Hernani se persigue a moros por las noches y se les hace un homenaje por las mañanas. Eso es ser hipócrita y convertir su pueblo en un oximorón, que dice una cosa y la contraria en la misma frase.

O quizá, que ya sabeis lo que pienso, los de Hernani que buscan moros al grito de Gora Eta son una banda de fascistas. Quien sabe, puede que han identificado irracionalmente a los magrebíes como delincuentes porque alguno habrá que no sea un santo muchacho deseando ser una persona de bien que se esfuerza por salir adelante trabajando duramente para ser un ciudadano de bien.

Vete tú a saber la verdad detrás de las noticias. 


Pd: hay veces que criticar un extremo y otro no, te convierte en una caricatura andante.

23 de junio de 2025

Jugar sin normas

Una de mis amigas está triste.

La conocí hace diez o quince años. Una mujer inquieta, atractiva, resolutiva. En aquel tiempo ella vivía uno de esos momentos que casi todos hemos pasado en alguna ocasión en el que crees que eres el rey del mambo. Ganaba dinero, sentía la forma en la los hombres la miraban y disponía de esa sensación en la que se cree que se puede todo. El primer error que aceptó haber cometido era acostarse con su jefe. Quizá porque estaba casado y porque todas esas promesas de quererla eternamente en cuanto pusiera en orden su divorcio descubrió que eran mentira. Como buen comercial que era le había hecho escuchar todo lo que quería oir hasta "venderle" el producto. Aceptar que no era cierto y sentir el vacío de quedarse sin trabajo le llevó a tomar una determinación. Quería ser mujer florero. No trabajar. Cuidar a los hijos de su matrimonio. Tomar un café después de dejar a la prole en el colegio. Ir al gimnasio. Comprarse un coche deportivo y compensar todo aquello con fidelidad extrema a quien decidiera comprar ese pack. Lo logró.

Dejó de trabajar. Se casó. Pasaba por mi tienda a saludar si el día no era de playa. Se quedó embarazada y feliz. Se comió todas las gominolas que encontró con la excusa del embarazo y no perdió la parte que debiera de todo ese peso después de iluminar a un pequeño y juguetón varón. He de suponer que eso completaba, con el perro y el marido camionero, la colección casi completa. Se quejaba del poco gusto con el que había dibujado la cabina y quizá es por eso que cuando me encuentro, en carretera, a un camión cargado de luces y motivos dibujados con aerógrafo que bien podrían ser los Autos de Choque Heredia, me pregunto si es aquel.

El caso es que tampoco la he visto mucho en los últimos años. Sé que el perro se murió y que el niño empieza a tener edad de cosas de niño antes de que lleguen los tiempos de adulto. "Al menos"- me seguía insistiendo como si fuera algo válido-"sigo sin trabajar y dedicándome a mis cosas. A veces le hago los papeles de las cosas del camión y nos vamos de vacaciones a todo lujo. A veces con su hermano, que no me cae bien, pero es lo que es". Me ponía cara de circunstancia. Un día aparcó delante con un audi RS no sé qué blanco larguísimo y ruidoso quejándose de que corría demasiado para su gusto. 

La ultima vez apareció contándome que está triste.

"Llevo un par de bares y tengo 17 personas a mi cargo"- me dice. "Es un estrés". Le recordé que ella no quería trabajar y me puso cara de circunstancia. "Son los negocios de mi cuñado, que los hemos puesto a mi nombre". Puse cara de extrañeza. "En realidad se dedica a la compra y venta de coches de alta gama. Le va muy bien. Se ha hecho con medio pueblo". Como siempre que algo chirría, arqueé las cejas. Mi señor padre comerció con vehículos toda la vida y no nos daba para tanto. "¿A tu nombre?". Titubeó. "Es que en su situación había que ponerlo a un apellido que no fuera de la familia". Me quedé esperando que desarrollara el argumento. "¿No leíste el periódico?". Negué con la cabeza. Resulta que al muchacho le habían detenido, conduciendo un Porsche GTR3, por ser el cabecilla de una organización con un transporte de seiscientos kilos de cocaína y algún delito de sangre a las espaldas. Un bendito. Supongo que de los que pagan al contado y si hay que ir de vacaciones, al mejor sitio no tiene por qué, pero al más caro, si.

Entonces pensé en todas esas personas que viven, de una forma u otra, saltándose las normas.

La manera más fácil de ganar en un juego es hacer trampa o exigir que los demás deban atenerse a normas que tú no vas a cumplir. Muchas veces recuerdo "El castañazo" ( 1977) donde un mediocre equipo de hockey empieza a ganar tras volverse ultraviolento. Hay demasiados ejemplos de políticos capaces de prometer cualquier cosa hasta que logran el poder y renegar de lo que dijeron. Los comerciales de los productos infames. Las contabilidades creativas. Copiar en los exámenes. Excesiva cantidad de resultados ponen en entredicho el esfuerzo, la honestidad y el sacrificio. Un inculto sin escrúpulos, violento y traficante, estoy seguro que se ríe en la cara de sus compañeros de clase que hacen horas extras para pagar la hipoteca después de cumplir con las obligaciones fiscales.

Hay varias enseñanzas complejas que uno interioriza de pequeño. En una de ellas te enseñan que con esfuerzo, bondad, generosidad y trabajo casi puedes llegar a cualquier sitio. La otra es que el tiempo termina poniendo a cada uno en su sitio. Pasados los 50 estoy en disposición de ponerlas en duda. "Es gordo todo"- "me dijo con confianza". "Quizá esté un par de años en la cárcel. Pobrecillo, le van a poner una multa de varios millones de euros. Por eso están los bares a mi nombre. No vamos a echar a 17 familias a la calle por culpa de la policía". Como no tengo comedimiento verbal comenté que de pobrecillo no creo yo que haya que tildarlo y que vivir de los beneficios de la extorsión y las drogas es, a todas luces, miserable.

Se echó a llorar. "Tú también te metes conmigo"- me dijo como si yo hubiera sido culpable de algo. Cualquiera diría que traigo cocaína en los discos duros en vez de trabajar 60 horas a la semana y sentirme imbécil cuando un tipo que juega sin normas va a salir de la cárcel dentro de dos años con paro y los beneficios a buen recaudo.

Cuando alguien juega sin normas pasan estas cosas. Y jode porque deberían expulsarle para siempre del juego y, a veces, te queda la sensación que no es así. Que ganará las próximas elecciones, que harán una tercera Rumasa o que la siguiente vez le pillarán con dos toneladas de farlopa.

Hace unos días fueron a dar un premio a un funcionario de Cádiz por su esforzada labor durante muchos años y descubrieron que llevaba seis años sin aparecer por el trabajo.

Y tú, rezando para poder pagar la trimestral.

¿Te he contado cómo una amiga estaba triste por tener que gestionar una empresa de hostelería con varias delegaciones y algún que otro inmueble?. Pues eso.


Basado en hechos reales

22 de junio de 2025

Muchas putas, demasiadas drogas y poco rock and roll.

 


Un día, hace no demasiado tiempo, descubrí que el raro era yo.

No me refiero a tomarme una copa a veces e incluso fumarme algún cigarro. Ni siquiera comer algún dulce o acercarme ocasionalemente a la comida basura. Son drogas porque generan esa neurona de la adiccion, por supuesto. Me estoy refieriendo a la ne-ce-si-dad de pasar por la página de las drogas para llegar al estadio siguiente. No me refiero a salir a la calle, liarse con unos y con otros en largas y animadas conversaciones para descubrir que has llegado a casa un poco bolinga. Me refiero a ponerse bolinga antes de salir porque si no lo haces crees, firmemente, que seras incapaz de socializar.

Un 30%, dicen las estadísticas que en este tema supongo que rozan lo que un entreveistado admite o no, de los varones han echado mano en algun momento de la prostitucion en su vida. Un 10% el último año. Desconozco cifras sobre mujeres que hayan echado mano de muchachos de pago y la cifra única que he encontrado es del 1%. Supongo que socialmente hay parámetros mal concebidos porque no creo que alguien use la prostitución pòr ser horrible, malvado/a y sin lazos afectivos. En el mundo moderno que nos movemos, a poco que se busque, el acceso al sexo de una forma rápida y sin condicionantes es más preponderante que los aspectos normalmente supuestos. No en vano la busqueda de prostitutas/os ha crecido entre gente cada vez más joven e incluso atractiva con posibilidad de éxito en una fiesta o una aplicación explícita. No deja de ser un acuerdo comercial de intercambio de servicios que no he de criticar si se efectúa de una manera libre.

Por otra parte un 20% de las personas ha consumido cocaína alguna vez en su vida y un 3% el último año.

De todas las drogas, curiosamente, los hombres ganan en las convencionales y las mujeres en cosas parecidas a los fármacos. En realidad, igual que con la prostitución, me da lo mismo que sean hombres o mujeres porque no va  de sexos.

El caso es que me sorprendo. De la cantidad de personas que intentan vivir sin trabajar, de la cantidad de personas que viven vidas hipócriotas, de la cantidad de personas que fomentan el ancestral trabajo de la prostitución y de la enorme cantidad de gente que se droga.

Entiendo que todo responde a la necesidad de escapar de unas vidas que no nos hacen sentir bien. Que estar con la voluntad alterada o viviendo en una vida diferente nos evade y nos vale de pequeños escondites en los que, acurrucados, intentamos que todo lo que está ahí afuera pase de largo sin percartarse que no estamos. En ese sentido el suicidio es el pico máximo en el que creemos que la voces se apagarán o, dicho de una forma opuesta pero igualmente honesta, el silencio deja de estar tan presente que te ahoga, A veces la vida es un síndrome de abstinencia contínuo sin habertelo pasado ni medio bien con el subidón anterior que no tuviste.

Lo cierto es que no me drogo porque siempre lo he asociado a una forma de ser un perdedor. No se me ha pasado por la cabeza emplear los servicios profesionales de alguien que me quiera un rato por dinero porque siempre he preferido que me acurruque alguien que, pudiendo estar libremente en cualquier sitio ha elegido estar a mi lado. Tampoco considero que nada exitoso sea ser artificialmente el alma de ninguna fiesta o la picha más brava del barrio. Es una cuestión de preferencias. Eso no quita que más de una vez preferiría estar borracho y más de dos hubiese hipotecado mi alma por un polvo sin obligaciones. Pero soy capaz de verme desde fuera, analizar mis taras, proyectar los resultados de mis actos y obrar antes de que sea irreparable.

No tengo excusa estupefaciente a mis desastres.

También puedo afirmar que no meterme cocaína o no irme de putas es algo que en absoluto significa que no disponga de adicciones. El ser humano es dopamínicamente culpable siempre. Necesito conducir sin rumbo de vez en cuando. Escribir aunque nunca voy a llegar a nada en la literatura. Las siestas de los domingos. Leer la prensa mientras desayuno miy despacio sin hablar. Oir la radio. Echar de menos. Descubrir una canción nueva. Quejarme.

Pero sí que es cierto que me asusta saber que el 30% os habeis ido de putas, el 20% habeis consumido cocaína o que otro 20% se ha fumado un porro en el último año. Por supuesto que la justificación social de ello es parte de su mantenimiento en el tiempo. Podría hasta entender a Antonio Vega, Antonio Flores, Pepe Risi y Alvaro Urquijo puestos hasta las cejas componiendo en una mesa de un garito de Malasaña. No entiendo a César, con la carrera casi terminada y que ha estado entrenando, metíendose de todo en un baño mientras su novia le espera fuera porque cree que así será más popular. "Si me meto, la chupo mejor"- me dijo Natalia, que era profesora de inglés y recién separada, antes que le recomendara no dar esos detalles a su próximo compañero oral y diciendo que sentía mucho que yo no fuera a ser su puto de esa noche.

Quizá me asusta más descubrir que la mitad de vosotros y de vuestro entorno, incluída la prima Mari Pili que va a misa todos los domingos, necesita escapar de si mismo más de lo que debería, porque de eso van las drogas.

No te drogas para evadirte de ti mismo. Necesitar escapar de ti mismo y la forma fácil, son las drogas. 

Solamente en el corto plazo, claro.

20 de junio de 2025

Día mil doscientos cuarenta y dos.

Dia mil doscientos cuarenta y tres, el mar aún no ha llegado a Salamanca.

Desconozco lo que vendrá en el futuro. Las visiones solamente van en dos caminos: el de la apocalipsis y el de la modernidad limpia y feliz. Vengo a avisarte que las dos son falsas.

Cuando Marty McFly llega a su futuro, que es el 2015, se sorprende y se congratula por vivir en Hill Valley. En 1985 era un símbolo de estatus. En 2015 no. Cuando los supersónicos imaginaban el futuro todo parecía funcionar perfectamente. Es más, existen documentales sorprendentes sobre cómo se imaginaba el siglo XXI desde el siglo XX y casi ninguno evita caer en los coches voladores. De lo de transportarnos telepáticamente mejor ni hablo.

Probablemente era más que lógico creer que, dada la revolución industrial y la revolución tecnológica, el avance de la informática y la auto conciencia de la evolución humana, ese proceso de cambio era infinito. Algo parecido a la ley de Moore.

Después, metidos ya en las últimas décadas y tras el golpe de realidad de los primeros 90, la Idiocracia ganaba enteros. Claro que eso es como una apocalipsis zombie. Probablemente todos los Nostradamus olvidaron la naturaleza humana. Esta ha sido la misma durante miles de años y aunque hemos cambiado el sílex por los bits enviados por cables submarinos de uno a otro continente, seguimos siendo animales con comportamientos innatos. Seguimos dejándonos llevar por nuestro gen egoísta y eso no hace que la evolución sea a mejor sino que sea una evolución hacia lo desconocido. No niego que la edad me hace ser, cada día que pasa, menos devoto en la naturaleza humana. Vivo en un pragmatismo dramático.

Soy capaz de mirar atrás y descubrir con cuánta ilusión llegaron los coches y la clase media. Los felices años en los que la luz eléctrica, el teléfono, la televisión y los servicios públicos nos hicieron creer que esa mala pesadilla de las guerras mundiales eran cosas de un paleolítico. Si algo tuvieron los 80 fueron los colores y la sensación de poderlo todo. Si algo tuvieron los 90 fue golpearnos con la pobreza de los otros mundos que viven en éste. Si por algo se va a caracterizar la primera década del siglo XXI es por una necesidad reivindicativa e integradoramente buenista de cualquier tipo de causa que me haga sentir bien sin poner en perjuicio mi físico. Si por algo se va a caracterizar la siguiente década es por reconocer que aquello no solucionó nada más que nuestras necesidades morales. La que viene después, espero, podría caracterizarse por el baño de realidad que antepone las soluciones y la realidad a las ideologías imposibles.

Porque lo importante, igual que siempre, es comer, procurar reproducirse y hacer de la vida un trayecto lo más agradable posible. Lo quieren los perros y lo quieres tu. Después estamos los imbéciles que creemos que estamos por aquí con el desalentador objetivo de dejar algo de legado. Somos menos y algunos son castores. Más allá están, como los búhos, los que observan. Aquellos que saben que el mar Cantábrico será el Mediterráneo algún día. Y Laredo, Benidorm.

Eso fue unos siglos antes de que el mar superara los Picos de Europa filtrándose por el túnel de la última autopista, concedida a una empresa corrupta que se ahorró el estudio de freáticos, que atravesaba Covadonga.

En el futuro, igual que en el pasado, algo mejora y algo empeora. No hay, salvo en periodos puntuales, zombies por las calles. Lo que sí que hay es demasiados gilipollas. Y, como ha pasado siempre, humanos poniendo zancadillas a humanos. Podemos llamar de diferente forma a lo que hemos hecho siempre, pero seguimos haciendo lo mismo. Nuestros impulsos vitales son idénticos y es que nos hemos preocupado de mejorar las herramientas sin preocuparnos de nuestras taras.

Las personas más listas, aquellas que en su momento apostaron por la tecnología y la modernidad, van por ahí diciendo que tener un huerto, saber hacer pan, disponer de conocimientos mecánicos y dominar el bricolaje serán las aptitudes pro. Lo que está claro es que dentro de mil años seguiremos comiendo, cagando, follando y respirando. Quizá nos comuniquemos telepáticamente y viajemos en coches voladores. O no. Quizá ese barrio de ricos sea de traficantes de órganos o no exista barrio y vivamos en planetas por destrozar.

Quizá, en el día mil doscientos cuarenta y cuatro, el mar llegue a Salamanca.

Pero habrá algún imbécil que llamará bird wacthing a mirar pájaros, muffins a las magdalenas, poliamor a la promiscuidad sexual o pec a "por el culo". No deja de ser algo que también hacían tus abuelos y lo harán tus nietos. No me refiero a hablar como un idiota, sino a comer magdalenas.

Dia mil doscientos cuarenta y cinco, PEC te la hinco.

17 de junio de 2025

La vida es un arcade cabrón.

Los juegos arcade no terminaban nunca. Empezaban fácil, con alguna dinámica sencillísima y después, simplemente, cada vez eran más rápidos. Poco más. Podían poner alguna barrera en el tetris o cambiar un poco el laberinto del PacMan, pero era una cuestión de velocidad. No tenían fin y esa era su característica básica.

Después llegaron los ordenadores y la gracia del juego o de la aventura era terminarlos. Lo cierto es que los que hacen juegos se dieron cuenta que el dinero ya no llegaba por la cantidad de monedas introducidas ( es decir, la cantidad de partidas jugadas) sino por la experiencia del juego en si. Entonces llegaron las aventuras.

Mas tarde llegaron los juegos gratis con compras dentro de él. Esto es como darte una droga pero tener que pagar por el antídoto cuando descubres que no puedes hacer gran cosa con la versión gratis.

En todos los casos siempre han existido tramposos y en otros cambiaron los juegos para que tuvieran un final ( el record de acabar el tetris son algo mas de 40 minutos). No es solamente descubrir donde están las salidas en las aventuras sino programas que te ayudan con los Cheat (trampas) y eso también es parte del negocio. Al fin y al cabo los programadores del Serious Sam 3 programaron un enemigo IMPOSIBLE si detectaban que tenías una copia pirata. Es decir, que no es que siempre haya una solución sino que si hay una solución es porque el creador te la ha dejado ahí, más o menos a la vista. Se parece sospechosamente a la vida, donde tambien hay enemigos imposibles. Como en la vida, también, con dinero es más sencillo avanzar en el juego.

Hay quien afirma que la manera de saber cual es el camino correcto en un juego es ir por allá por donde hay enemigos. Si todo es plácido y tranquilo, no es el camino. Eso nos lleva, a algunos que llevamos jugando desde es Spectrum, a enfrentarnos a retos más complicados creyendo que esa es la dirección adecuada.

De todas formas la vida tiene un poco de juego arcade porque dura todo el rato hasta que mueres. La única diferencia es que no siempre es más rápido o más dificil, sino que es de ritmo variable. Mi señora madre, a sus 93 juega, pero despacito.

Y la vida también tiene un poco de juego porque se supone y te cuentan que es entretenidísima y maravillosa. Que vivir es un goce divino fantástico. Que todo es enamorarse, los atardeceres, la amistad, unos pájaros cantando no demasiado fuerte al lado de la sierra y el crisol cultural que te embarga y te hace sentir lo bueno del ser humano. Al igual que cuando no logras pasar una pantalla y acumulas toneladas de frustración nadie te habló de la soledad, el desamor, el barro, sentir las quemaduras del frio en las manos y las traiciones. Después, cuando estás en el lecho de muerte retorciéndote de dolor porque el cáncer de huesos te ha roto las vértebras, intentas convencer a los que son más jóvenes que vivir merece la pena. Lo haces por venganza, admítelo. Es lo mismo que no contar cómo se pasa la pantalla.

Así que sí, la vida es un juego arcade cabrón. No cabe duda.

14 de junio de 2025

La estupidez del juego de Buenos y Malos

Cuando juegas al juego de "buenos y malos", excepto si es un juego, siempre te equivocas.

Alguien afirmaba en la radio que, como Israel es de los malos y se enfrenta a Iran, los otros han de ser buenos. Ojo, los otros, que matan homosexuales, discriminan mujeres por vestir como no deben y también tiran bombas. Viene a ser lo mismo que cuando Errejón fue acusado y no podía serlo porque solamente intentan aprovecharse sexualmente de otros la gente de derechas, excepto si es Bob Pop de fiesta por Madrid. Con la corrupción pasa lo mismo. Parece que no nos queremos dar cuenta que ese discurso, infantil y absurdo, es indigno de personas adultas. Será, simplemente, que una democrática parte importante de las sociedades modernas no quiere ser adulto. Vivir en un mundo imaginario donde ellos residen en el lado correcto de la historia y la moral. Simplificar. Reducirlo todo a blancos y negros sin percatarse de los grises.

Cuando uno de los supuestos malos hace algo bueno o uno de los buenos hace algo malo, hay un bug en el sistema. Claro que el sistema no es un algoritmo y es solamente la realidad. La realidad, mal que nos pese, se compone de variables incontrolables que no vienen predefinidas por un nacimiento, una raza, una formación o una ideología. 

Los bulos y la ultraderecha de un lado son la ETA del otro. A ambos les perseguía una conspiración judicial y a Franco una conspiración judeomasónica. Donald dice que la prensa se inventa cosas sobre él y su familia. Pedro hace lo mismo. Todos, absolutamente todos, tratan a su público como si fueran niños irracionales. Incluso el feminismo moderno ( el malo) hace eso con las mujeres a las que juran defender: comunicarse con ellas con la premisa de que son incapaces de pensar solas. Todos compran un discurso de bandos y todos, si les pones cualquier cosa en duda, te ubican en el otro donde has de vivir siempre.

Si eres de un bando, como un estudiante de Stanford en un experimento, has de ser lo que te toque ser Todo El Tiempo. No vale aceptar que nadie es bueno o malo todo el rato.

Cuando A empezó a trabajar se vino conmigo. Formamos equipo. Sí que es verdad que yto era su jefe pero entendí que entre ambos se forjó una relación de confianza. Sin él y sin mi hubiera sido imposible haber estado sacando el trabajo adelante, de mejor o peor manera, tantos años. 18. Tuvimos alto y bajos, mejores o peores momentos pero ahí estábamos. El caso es que A se separó. Una de esas separaciones en las que ella, por lo que sea, se queda la casa, la custodia, el coche y la pensión. A, obviamente tocado por lo que es un fracaso común pero un fracaso al fin y al cabo, era pasto de relaciones infructuosas y se echó una "novia" lejana. Se compró un coche de tercera mano que le salió fatal y se percató que se había quedado sin dinero. Y metió mano en la caja. No de una manera obscena sino de esas en las que calmas la conciencia y no te das cuenta hasta que la bola de nieve es enorme. Le puse un despido disciplinario delante y le dije "firmas o me pongo a buscar". Firmó. A día de hoy no considero que fuera mala persona sino que , aun teniendo una esencia bondadosa, tomó malas decisiones. Pero, eso sí, tuve que actuar muy a mi pesar. Porque la realidad implica actuar. Si no actuas eres un imbécil. La línea entre la bondad y la imbecilidad es fina.

Ser un imbécil, en el sentido del estado anímico de la hipocresía en vigor, es jurar que no hay mujeres malas, que todos los inmigrantes vienen a trabajar honestamente, que nadie se aprovecha de las ayudas sociales, que los hombres hemos nacido para violar mujeres, que los curas se reúnen para violar menores y que cualquiera que tiene más de un millón de euros lo ha robado. También es ser un imbécil pensar lo contrario, que es el riesgo del cambio de modas morales.

Se puede ser judío y alemán, marica y de derechas, cantante de regetton con buena voz, político honesto, punky limpio, argentino sin conversación, árabe tolerante o agricultor cultísimo. Se puede ser trabajador y preocuparse por el rendimiento laboral del trabajo. No hay ni un solo oximorón en esas situaciones. Quien lo ve como algo imposible es un gilipollas infantil que demuestra que no es capaz de salir de la película imposible en la que ha decidido vivir. En un juego de buenos y malos que solo puede ser verdad si es un juego. Pero hay momentos en los que hay que dejar de jugar. A veces hay que lavarse los dientes, dormir tus horas, estudiar un poco, pensar antes de actuar y recoger la cocina.

Siempre se juega a contraponer el imperfecto mundo real en el que vivimos con un hipotético mundo maravilloso de ilusión perfecto al que deseamos llegar. Ese es el triunfo de los independentismos deseados y de los comunismos ansiados. Porque no ha existido en la historia un solo momento en el que cualquiera de esas utopías hayan salido bien y, por el contrario, podemos hacer una lista infinita de todo lo que está mal en nuestra capitalista y desigual sociedad.

Estoy totalmente seguro que sería mucho más feliz si pudiera teletransportarme hoy mismo para comer con mi madre o echarme la siesta a tu lado, pero estoy trabajando y tú tienes mejores cosas que hacer. Al fin y al cabo cuando conociste mi realidad imperfecta tomaste la decisión de buscar el amor utópico bajo las siglas de otro. ( Es una metáfora, porque las sociedades son como las relaciones). El caso es que no me puedo teletransportar así que en vez de quejarme amargamente echando la culpa a los malos de no haber logrado una solución imposible, la llamaré y la haré reir, a sus 93, para calmar mi necesidad de saber que está al lado de mi oído, que se comunica por proximidad con el cerebro.

Si un día vas por la calle y algún desaprensivo intenta robarte no te va a importar que esa tentativa la frustre un negro, un facha, dos travestis lanzándole las plataformas, un alemán, Maria del Carmen con el pelo morado, un israelí, un palestino o Donald Trump vestido de torero.

Con vivir, en realidad, pasa lo mismo. Deseamos vivir mejor y, ya si eso, que después vivan mejor los demás. Nos debería de dar igual. Pero en un mundo de mediocres incapaces de reconocer sus limitaciones alguien descubrió que reducirlo todo a buenos y malos funcionaba. Quizá porque somos una generación criada por películas. Quizá porque mientras nos estamos etiquetando y enfrentando entre nosotros algunos se sienten impunes. Hay zonas de Africa donde los aviones llegan cargados de armas. Se van al líder de una tribu, le dejan unos fusiles y le dicen que el de la tribu de enfrente le ha llamado gordo. Luego van a la tribu del otro lado del río, le dan ametralladoras y le dicen que el otro le apoda el carahuevo. Mientras las dos tribus se están aniquilando se llevan a los niños a la mina y se vuelven con el coltán de tu teléfono o los peces del lago Victoria.

Me la pelan, absolutamente, demasiada cantidad de detalles que se usan para catalogarte antes de ponerte a prueba. Cuando tuve que sustituir a A no pregunté si tenía mejor o peor nota, si adoraba a Dios o a Satán, si se follaba a una cabra los martes o si se autopercibía como helicóptero apache. Simplemente le pedí que cogiera un destornillador , montara un equipo e hiciera una configuración en red con acceso al nas.

Porque si en vez de jugar a "buenos y malos" nos preocupamos de hacer las cosas bien, salen las cosas bien.

En eso consiste y todo lo demás, es accesorio.

A ver si aprendemos, coño.

Anda, alégrame el día.

12 de junio de 2025

La decisión habitacional (minirelato con moraleja)

En ese barrio hay dos construcciones nuevas. En realidad el precio de cada piso, los metros cuadrados, los servicios comunitarios e incluso el garaje son idénticos. La única diferencia es que uno de los edificios, frente al otro, es horroroso. El otro, sin embargo, presenta una fachada digna de ser una obra de arte. ¿A cual te vas a vivir?.

Logicamente al feo.

Porque cada día, al levantarte, disfrutas de una maravilla arquitectónica mientras tomas café asomándote a la ventana.

10 de junio de 2025

La vida y la resolución gráfica.

Hay muchas obviedades que, puestas sobre el papel, pueden parecer de mal gusto. Entre dos personas igual de listas, de guapas, de coordinación mental y de todo, pero una podrida de pasta y la otra pobre como una rata... elige. Pues eso mismo. Cuando quien decide es otra persona te puede contar que el dinero enfanga la vida pero si la elección es para ti, está clarísimo. A ver si los servidores públicos no quieren ganar más haciendo el mismo bien a la comunidad. 

El dinero es como la resolución de las cámaras. Me voy a explicar con ejemplos tremendamente viejunos. El cambio de resolución de un megapixel a dos se nota una barbaridad. De aquellos teléfonos de concha que hacían fotos de mierda (y nos parecían mágicas) al primer smartphone que tuviste existía un salto cuántico. Del de 2 megapíxeles al de 10 la diferencia también era grande, aunque había que ampliarla para notar los detalles. Te lo digo yo, que cogía un teléfono y otro, hacía la misma foto y la ampliaba al máximo para que el cliente viera por qué era mejor. Sin embargo cuando ya pones uno de 50Mpx y uno de 200Mpx no te creas que se nota tanto. La sensibilidad humana no da. Quizá es por eso por lo que hay que buscar los elementos diferenciales en otro sitio. Una de las mejores ideas tecnológicas la llevó a cabo la marca, aquí desconocida, Transsion. Segundo vendedor en Africa. Lo que hizo fue añadir un software específico para mejorar las fotos en las que el sistema detectara una cara de color (negro) y ejecutar, por software, una mejora facial. No tiene más pixeles pero vas a salir más guapo, mi querido consumidor somalí. La clave está en que como ya no vas a notar a diferencia tengo que buscar algo que me posicione en algo especial respecto de la competencia. El truco del mp3 era algo tan sencillo como considerar que la calidad de la música ya era aceptable para tus orejas, asi que se eliminaban todas las longitudes de ondas que no eres capaz de notar y, de esa forma, ocupar menos en el envío de archivos de música por internet. Es lo mismo: hay valores añadidos que, sinceramente, te la pelan.

El triunfo, comercial en este caso, es saber qué es lo que le importa o no al cliente y desarrollarlo. Con los coches pasa algo parecido: como el número de válvulas por cilindro te da lo mismo pero no te da igual el tamaño de la pantalla del salpicadero, hagamos una pantalla más grande y pongamos un botón que cambie la iluminación interior. Que actualmente los motores más vendidos sean de tres cilindros no importa porque el automóvil se ha convertido en un dispositivo que es para ir del punto A al B.

Con las relaciones personales pasa algo similar, no nos engañemos. Lo que pasa es que en lo que se fija Maria del Carmen es diferente a lo que le parece importante a Juana. Normalmente son detalles y nada especialmente importante porque eso se da, erróneamente, por sobreentendido. Puede ser que te acompañe a los conciertos o que suba al monte, y eso son las pantallas del coche. Que te respete, te quiera y que puedas contar con esa persona cuando la necesitas sin tener que hacer una instancia (que es la bomba) se presupone. También se presupone que el coche te lleva pero hay más averías mecánicas que nunca y los Tesla son melones si lo ves con los ojos de un ingeniero en vez de un programador de software. Nuestros padres o nuestros abuelos se quisieron a pesar de todo pero nuestra amiga dejó al marido porque no bajaba la tapa ( obviando el hecho de que el viril caballerete con el que chateó en pandemia siempre estuvo disponible y no había puesto esperanzas, por lo que la decepción era imposible).

El caso es que el dinero (y muchas otras cosas) es como la resolución de las cámaras. La diferencia en los primeros escalones es descomunal pero llega un momento en el que ya no hay tanto salto y entonces empezamos a fijarnos en otras cosas que normalmente no son importantes pero las convertimos en esenciales. Creemos, erróneamente, que la utilidad básica primaria está cubierta: Que vamos a comer cada día, que podemos hacer una foto o que echaremos un polvo siempre que nos apetezca. Eso, e incluso que nos merecemos amor incondicional sin poner nada de nuestra parte porque para eso somos tan estupendos, lo hemos hecho todos alguna vez.  Uno de los dramas que vienen no tiene que ver con haber pedido un crédito para comer, los estudios o la casa y no llegar. Ni siquiera para un coche y no llegar. Tampoco para irse de vacaciones y no poder hacer frente a los plazos. El riesgo está en que ahora hay quien se pide créditos para ir a un concierto y luego se queja de lo mal que se lo hace pasar el turbocapitalismo. 

-Pero si yo te quiero- le dijo cuando le dejaba. -Si, pero el otro, que también me quiere porque quien no me va a querer a mi, tiene un yate.

Es lo del principio. Si me creo que es lo mismo, la decisión la tomo en parámetros absurdos. Probablemente no es lo mismo pero la diferencia entre 80 y 100 megapixeles no se nota pero en ese, al encenderlo, se ve una luz y puedo cambiar la carcasa a juego con la ropa de cada día. Conozco a quien se compró un mac porque era el color que mejor quedaba con el papel pintado de su salón.


3 de junio de 2025

La literalidad de las normas.

-Disculpe caballero.

-Dígame

-Está prohibido entrar con ese animal en este establecimiento

-¿Donde lo pone?

-Bueno, en la puerta. Ahí pone "Prohibido perros"

-Ya, pero esto no es un perro. Es un rinoceronte. ¿Donde pone que están prohibidos los rinocerontes?. ¿Existe alguna norma previa, homologada, por escrito y ubicada de forma visual en la que se exprese que yo no puedo entrar aquí con mi rinoceronte?

-Hombre, señor. Si no pueden entrar perros se supone que no puede entrar con el rinoceronte.

-Mucho supone usted. Es como si me dice que como no pueden entrar perros no pueden entrar negros. Y eso sería racismo. Así que no me parece un razonamiento correcto, sobre todo si estamos en un local manifiestamente racista como es éste. Se empieza así y se termina diciendo que no pueden entrar mujeres porque es un espacio blanco y masculino. !A ver si vamos a tener un problema de discriminación!.

Supongo que ese es el motivo por el que al entrar en aquel bar me encontré a un señor tomando unas copas mientras charlaba con su rinoceronte en la barra. Además me percaté que esas copas las había pagado el propio local para no tener que enfrentarse a un cúmulo de denuncias.

Lo curioso es que al salir, que coincidí con el caballero y su animal de compañía, me aseguró que a él le daba igual el bicho pero que era la forma legal para beber gratis. Azotó al rinoceronte, que salió corriendo sin dirección, y se fue dando tumbos a su casa.

-Los lagartos son menos espectaculares- afirmó. -En realidad yo prefiero venir con un corzo, pero no quedaban.

Me guiñó un ojo creyéndose más listo que nadie.

2 de junio de 2025

Viviendo en tu propia peli.

-Es una pasada- me dijo el primero de los amigos que fue a Nueva York- paseas por la calle y es como estar en una jodida peli. Los taxis, la gente, los edificios. Te sientes dentro de una peli.

El problema que tiene haber consumido cine de una forma incontrolada y no haber pisado la calle lo suficiente como para poder diferenciar un escenario y otro es que las experiencias sobre las que creamos nuestras decisiones, son de otros.

Quizá el problema es que el argumento no tiene por qué basarse en hechos reales y que en el cine actual no hay una sola dentadura torcida. Los buenos son buenos casi siempre y los malos, malísimos. Si te encuentras con un largometraje en el que no tienes muy clara la catadura moral del protagonista, es cine de autor.

Si te encuentras con noticias en las que un grupo de mujeres se quejan amargamente de la inexistencia de varones a la altura que ellas consideran es, en parte, por las expectativas cinematográficas recibidas. Obviamente a Julia no la vas a convencer que si está soltera es porque visualiza a los hombres como en una selección de personal o que, pasados los años, es absolutamente imposible que pueda vivir la pasión e ilusión de dos adolescentes que descubren el mundo juntos y ciegamente enamorados. La obviedad de que sea absolutamente imposible que alguien sepa lo que quieres sin darle un manual de instrucciones previo es clara, pero hay quien sigue convencido que eso existe.

Cuando nos hablan del fenómeno de la gran renuncia es más de lo mismo. Si viste que en el trabajo, tras una toma en plano secuencia con una banda sonora perfectamente coordinada, ya se llegan a los éxitos y tú te tienes que levantar mañana a enfrentarte con partes de la labor que no te agradan porque tu compañero se ha cogido una baja que sabes que no es cierta, te enfadas. Intentas dejar de respirar hasta ponerte azul y te vas. ¿Por qué?. Porque estás seguro que hay un trabajo maravilloso y mucho mejor pagado esperándote.

El señor Mujica, cuando le preguntaron el motivo por el que al ser presidente no pudo implementar todo aquello que prometió, respondía: "Me encontré con la realidad". Es la realidad la que debería de obligar a un ser humano a actuar como un adulto en vez de creerse el personaje principal de su película. Una de las principales decepciones de los últimos años ha sido que cuando esa generación que ahora se acerca a los 40 ha tocado poder, ha reventado del golpe que se ha dado contra el muro de la realidad. En España, por poner un ejemplo, los pisos están más caros, la luz más cara y las mujeres siguen muriendo. Estos tres eran pilares básicos que "si o se han solucionado es por la codicia de la caduca antigua política". Mira tú, es que todos eran lobos de wall street. Lo que sucede es que al contrario que el coherente señor Mujica, todos estos viven escondidos en sus puestitos públicos incapaces de aceptar que no era tan sencillo. Algunos han pasado de creer que el poder era "El ala oeste de la Casa Blanca" a buscar zombies en paisajes post apocalípticos.

Tampoco podemos dejar de lado a todos aquellos que, con su título de economía recién obtenido, se han puesto a legislar la forma de trabajar de aquellos que llevan haciéndolo desde los 14 años y ahora tienen más 60. Hay demasiados abogados de traje encargándose de decir a la policía que patrulla las calles la manera correcta de evitar que un ladrón que robe.

No niego que, en las generaciones que me pillan más cerca, algunos se hacían letrados porque estaba de moda "La ley de Los Angeles" y otros médicos por la fama de "Mash". Estoy seguro que alguno se habrá hecho mafioso porque se engachó a "Los Soprano" y alguno busca dragones y anillos que llevar hacia Sauron. Criminología no sería una carrera sin CSI.

Las elecciones de los nombres de los hijos y las decisiones académicas de los adolescentes tienen mucho que ver con la moda del momento. Básicamente porque a la hora de decidir, si uno no tiene una decisión firme, hace una proyección de lo que quisiera que fuera el futuro y siempre se ve como el que sale ganando en la trama de la vida.

Si algo veo, cada vez de unas formas más flagrantes, es cómo la mayoría de las personas actúan de la manera en la que vieron que hacen sus artistas favoritos en su peli preferida, aunque no estén en Nueva York. Y eso que dicen que cuando vas por la calle es como estar en una jodida peli.

Aunque no es la realidad, es mucho más entretenido. Sobre todo porque al final siempre acabas rico, feliz, sano y enamorado. Esperar menos es de perdedores.


28 de mayo de 2025

Fermín en el país del progreso.


Un día, después de años de estudio y preparación, Fermín tuvo una idea revolucionaria. Era ese tipo de producto que podría revolucionar la vida de muchas personas y, además, generar riqueza y binestar. Obviamente el paso previo era montar una pequeña empresa. Necesitaba un par de personas para el equipo contable, un abogado para los asuntos legales, un par de personas para el equipo de diseño, dos o tres comerciales con experiencia en marketing digital y un grupo de cinco personas para la fabricación. Unos quince puestos de trabajo. Había calculado que vendiendo el piso que le dejó la abuela y sus ahorros podría hacer frente a los primeros gastos y créditos. Tenía calculada la maquinaria, los salarios, el alquiler del pabellón y la publicidad. Todo en orden.

Entonces cerró una cita con un organismo público para tantear las ayudas o indicaciones que pudiera recibir desde las instituciones.

Allí se lo dejaron muy claro:

Debería etiquetar en todas las lenguas oficiales, realizar cursos de integración de género entre sus empleados, contratar obligatoriamente nueve mujeres, realizar obras de acceso de minuválidos al pabellón, establecer controles de acceso regulados para enviar al ministerio de trabajo, disponer de un liberado sindical al que pagar por no ir al trabajo, pagar su cuota de autónomo, establecer unas facilidades de contratación de personas que se autoidentifiquen de género no normativo, homologar la página web, establecer un proceso de reciclaje industrial, implantar paneles solares en el tejado y no trabajar, jamás, más de 35 horas.

-¿Y respecto de mi idea de empresa?- preguntó

- Ah, nos parece fantástico. Por supuesto que deseamos que le vaya fenomenal, siempre y cuando establezca, previamente, las normas establecidas.

- Bien- dijo Fermín de una manera dubitativa mientras se marchaba de esa reunión. Se acordó que cuando uno recibe una multa injusta lo primero que debe de hacer es pagarla y luego ya se verá lo que se decide.

Entonces llegó a la conclusión que necesitaba buscarse otro país o preparar oposiciones.

Ahora Fermín se dedica, desde su mesa institucional, a matar el sueño de los emprendedores que van a preguntarle, tras su cartel de "asesor para la ayuda institucional al empredimiento", si pueden crear algo nuevo en un "país de progreso". Es uno del 52% de los españoles funcionarios que regulan al 40% de generadores de riqueza. 

Por supuesto que , a día de hoy, todo lo que compra está fabricado en otros paises.


Pd: basado en hechos exagerados pero reales.

Pd2: las dos noticias son reales y son de hoy mismo: no es legal comer unos huevos de tus gallinas en tu casa pero es legal enfarloparte en el coche.

27 de mayo de 2025

Dolores sin poco a poco.

Hay dos tipos de personas. Unas reservan un día para ponerse a limpiar la casa a conciencia. Otras, cada vez que hacen algo, pasan un trapito. En realidad llegan al mismo lugar pero cada una calma su conciencia de formas diferentes. La cultura judeo cristiana es más de la primera forma. Vas por ahí haciendo lo que consideres oportuno y un día lloras muy fuerte delante del confesor saliendo con los pecados limpios.

Puedes sorprender a tu pareja apareciendo con un ramo de flores, comprando una nueva ropa interior, alegrando el día con una visita a ese sitio que sabes que le gusta o cediendo a aquella actividad que siempre evitaste. Viene a ser lo de estudiar mucho el ultimo día y esperar que la magnifica bondad divina te apruebe ese examen. En realidad también cubre la sensación de hacer las cosas en vez de la falta de agotamiento o magnífico esfuerzo que supone hacer las cosas poco a poco. Si me preocupo por ti cada día un poco parece que es menos que contratar a la tuna para que te canten una serenata conmigo mirando atento, con ojos de gato amoroso, tu balcón desde el jardín.

Cuando las cosas son granito a granito, parece que no son.

En realidad la vida es un progreso constante. Y me refiero a progreso como cambio , que no como mejoría. Si algo determina la sociedad en la que vivimos actualmente es que no siempre vamos hacia delante. Avanzar a peor también es un avance, salvo que la positividad de la palabra desaparece. Luego ya podemos ponernos muy dignos y asegurar, porque es una certeza, que de los fracasos se aprende mucho más que de las victorias. Sin embargo los sabios, por definición, no son personas felices.

También es cierto que somos especialmente receptivos a la inmediatez. Si me tomo una pastilla, me curo. Si llego al gobierno, te lo arreglo. Si hacemos match, es amor eterno para siempre. 

Mi profesor de termodinámica, al que llamábamos épsilon porque era pequeño y despreciable, definía la entropía de la siguiente forma: "imaginemos que son ustedes unos cerdos y no ordenan su cuarto. Éste, por lógica y uso, estará cada día más sucio y desordenado. La energía que deben de utilizar para llegar a una situación de limpieza es mayor cada vez. Pues esa energía es la entropía, que crece siempre y son ustedes los que deciden si la reducen de golpe o poco a poco".

No existen, por una cuestión científica, soluciones mágicas de mínima entropía. La magia, aunque nos guste creer en ella, siempre tiene un truco detrás. Ese truco incluso puede ser mostrarte roto algo que estaba perfecto y luego convencerte que se reparó. Ese es el juego del dedo que se corta que se hace a los niños o quitarles la nariz para devolvérsela. No hay gran diferencia entre la cara de un niño, sorprendido en su silla porque aún no anda, con la de un votante.

Al fin y al cabo siempre nos queda esa esperanza de que aquel sea el momento en el que aprendes que existe la magia. O que chasquees los dedos, como en el anuncio, y la casa brille.

O que cuando veas a esa persona, suenen violines.

En cierta época casi prehistórica, cuando aún creía que me albergaba un brillante futuro por delante y tras un indeterminado fracaso sentimental, la chica que llevaba la contabilidad de , por entonces, mi boyante empresa me indicó que tenía una amiga, majísima como es de esperar, con ganas de conocer a alguien. Nos organizó una cita para ese viernes. Al llegar lo primero que se me ocurrió decirle es que era igual que Dolores O´riordan, que en esos tiempos aún estaba viva. Para mi es un piropazo porque Dolores siempre me ha puesto al estilo de Susana Hoffs o Sharlene Spiteri. Tengo querencia , o tenía, que ahora no lo sé, por ese aspecto de mujer determinada con una belleza intrínseca de la que vaqueros y camiseta blanca son el mejor complemento. "Ella tiene algo más que yo"- me dijo. "Todos los dedos". Y es que a ella le faltaba un dedo de una mano. Recuerdo esa noche como algo entretenido sin la pesadez de tener que contar la pena de Murcia y la historia de tu vida a alguien que se está tomando algo contigo. No hubo nada forzado ni nada exigente y nos dieron altas horas de la madrugada. Definitivamente -pensé- quiero volver a ver a esta mujer. A partir de ese momento mi intención era no cagarla y para eso tuve un cuidado exquisito en mi comportamiento. Salimos del último bar y fuimos a mi coche. Le dije que la acercaba a su casa y me dio la dirección. Llegamos a su portal. "Tengo muchas ganas de volver a quedar contigo"- verbalicé. "Por supuesto"- me dijo haciendo casi una pausa. Tomé la determinación de mantener la galantería. "Mañana te llamo". Ella hizo una pausa y dijo que le parecía bien. Abrió la puerta y subió a casa.

Marché a casa orgulloso de no haber cedido al obsceno escenario en el que procuro dormir en su hogar. Prefería hacer algo bien hecho y no tener prisa, sino ir con tiento. El día siguiente le mandé un mensaje intentando cerrar una segunda cita. Me respondió con evasivas. Sucedió lo mismo el siguiente y el siguiente. Cuando volví a ver a mi chica de contabilidad le pregunté si sabía el motivo por el que su amiga no volvía a quedar conmigo. "Hombre"- me dijo- "la llevaste a casa y te fuiste". "Si"-respondí yo. "Es que"- y entonces dudó como queriendo buscar las palabras- "ella lo que quería era echarte un polvo con ganas, y tú te hiciste el caballero". En ese preciso instante descubrí que a veces intentar hacer las cosas poco a poco resulta mucho peor, menos emocionante y , por supuesto sexualmente de rentabilidad exigua.

La siguiente vez que tuve una sensación similar con otra mujer intenté, fruto de la experiencia, resguardarme entre sus sábanas. Me dijo que era un cerdo desaprensivo y también me volví a casa solo. Pero eso es otra historia exactamente contraria la anterior. Al menos me libré de ese par de días de desconcierto.

Supongo que lo único que aprendo es que cada uno quiere SU magia y hay que adivinarlo. Bueno, y la que entropía siempre crece. Yo soy de esos que van recogiendo y limpiando cada vez que usan algo  porque meterme de lleno con un día de limpieza, me asusta. Ya sabemos que no sé limpiar bien los cristales por mucha energía que gaste.

22 de mayo de 2025

Las cosas en que te fijas.

Jesús era un tipo listo, es cierto. Hace muchos años, dando mis primeros pasos en el mundo comercial, me citó en su despacho. Me habían dicho que Jesús era de esos tipos que tenían sueldo de futbolista sin serlo. Que el mundo de la empresa les había recompensado con una posición envidiable en lo económico. Allí, en la segunda planta, me acomodé en una de las dos sillas que estaban delante de su mesa y descubrí mi presupuesto delante de él.

-He estado revisando el presupuesto- me dijo. -Hay algo en lo que te equivocas.

-¿En qué?- pregunté directamente sabiendo que era un presupuesto técnicamente impecable y económicamente ajustadísimo.

-Te equivocas en creer que la persona que decide, o sea yo, sabe lo que son las ram, los gigas o las tasas de transferencia. En realidad me la pela. Pero sí que es verdad que de todo esto hay una impresora que es para mi. Además- siguió como si fuera obvio- sabes cual es. Y como es para mi resulta que es lo único en lo que me voy a fijar. Por eso lo que tienes que hacer es poner esa impresora baratísima y el resto subirlo. Así ganas más y yo me creo que estoy haciendo una compra excepcional.

Yo asentí ante la lógica de su razonamiento.

Después recordé que mi padre siempre miraba el precio del plato de merluza en la carta de los restaurantes y, con ello, valoraba. Si no había es que no era un restaurante con variedad y si la encontraba era capaz de hacerse una idea del precio final de la comida, con o sin pescado.

Supongo que todos jugamos a encontrar formas de valorar el enfrentamiento a lo desconocido partiendo de los datos que tenemos. Hasta ahí no existe problema pero empieza a serlo en el momento en el que la contraparte juega a poner acento en lo que debemos de fijarnos y, claramente, despistan nuestra atención para condicionar nuestra decisión.

Existe un chiste en el que un caballero llega a casa un poco tocado con las copas y se encuentra a su mujer en la cama con otro señor. Ella le ve y dice: "¿otro día borracho?". Él la observa sorprendido y pregunta "¿pero qué estás haciendo?". Ella le recrimina: "!no me cambies de tema!"

A día de hoy, pensado con cierta perspectiva, hay demasiadas veces en las que juegan con nuestra atención haciéndonos creer que es una decisión propia. Resulta ser el truco más viejo de un mago: que mires la mano equivocada. Una vez logrado eso da exactamente igual que con la otra te estén robando la cartera, violando a tu gato, cobrando un nuevo impuesto o echando a tu primo para meter al suyo. 

Y a todo eso hay que sumar algo tremendamente absurdo: que cualquier labor la puede ejecutar exactamente igual alguien que se identifique con dicha profesión o disponga de las mismas certificaciones. Es decir, que un medico y otro son exactamente igual. Que Messi y Jose Ramón, ambos aficionados al balompié, lanzan igual las faltas indirectas. Que Linda Evangelista ( la del 89) y María del Carmen lucen igual en bikini.

Partiendo de dichas premisas lo que te van a decir es que tienes un profesional a tu servicio y que se han preocupado en que te atienda antes, te trate con los pronombres adecuados, sea resiliente, no genere demasiada contaminación y resulte inclusivo. Así que debes de fijarte en eso y no en que te cure de tu enfermedad, si es que es un médico o te arregle el coche si es un "mecanique". Vamos, que no te fijes en lo importante, que es que los ordenadores funcionen bien, sino que la impresora del jefe resulte cool.

Por cosas así es por lo que una gran parte de la sociedad moderna se ocupa de gilipolleces gigantescas mientras se olvida de lo realmente importante. En los coches se ve fácil: parece que es más importante que tenga luces y seis pantallas interactivas que un motor que te sobreviva. Quizá, solo quizá, porque para saber de mecánica hay que estudiar y dar con el dedo a un menú puede dar un orangután. Los anuncios de coches modernos son anuncios de colonia. Hay comerciales de compresas mucho más técnicos que la publicidad del último SUV.

A nuestro alrededor, como resultado, existen conciertos sin músicos de gente que no sabe cantar. Vivimos rodeados de trabajadores que intentan trabajar lo menos posible ( y se jactan de ello). Estamos gobernados por políticos empeñados en poner el punto de vista en lo malos que son los otros en vez de lo mejor que lo pueden hacer ellos. Nos relacionamos sentimentalmente estableciendo líneas rojas sobre el amor a los animales en vez de la capacidad de conversación con la otra parte, casi creyendo que cualquiera que sepa hablar puede mantener una conversación inteligente. Hay demasiada comida basura veloz como si todo lo que te entra por la boca se pueda considerar alimento. Y te fijas en las patatas gratis. Las Pringels ni siquiera son patatas para abaratar los impuestos, son una pasta de harina.

En definitiva: el problema está en saber en qué te estás fijando y si el comercial ya sabía, antes que tú, donde ibas a mirar. En ese caso, te está metiendo un gol. Somos, en nuestros podiums morales de la superioridad intelectual incorrecta,  unos porteros muy decepcionantes.

¿Donde está la mosca? ¿Aquí o aquí?

18 de mayo de 2025

A ti, rey de la oferta en internet, mi pequeño cuervo.

Hay un pequeño corto de un muchacho que defiende el barrio. En él dice: "en mi barrio hay dos talleres de coches: al que llevábamos a hinchar las pelotas cuando éramos pqueños y en el que cambio las ruedas de mi vehículo".

Es un ejemplo, sin detalles añadidos, que define con claridad el compromiso, el ocaso del comercio de proximidad y eso tan moderno que es agradecer los favores pero jamás devolverlos. Se puede aplicar a comercios, amigos, extraños de buena y mala voluntad, amantes, egoismo, altruismo y fidelidad de consumo.

No hay nada que le guste más a un cliente final (normalmente con capacidades técnicas mínimas, véase Dunning-Kruger) que creer que es más listo que su vecino, que el del cuarto, que el tipo del anuncio y que incluso el profesional del medio porque ha adquirido algo, a las cuatro de la mañana, en una web oculta, con un código de promoción, después de cien rewies anónimas, siendo la última unidad y con portes gratis.

Obviamente hay un resorte en el cerebro , que es incontrolable y atenta directamente con todas las lógicas previas. Es como el perro adiestrado a para cuidar al dueño que deja que unos ladrones lo maten porque tiene comida que comer en el plato. Y comer es lo primero.

Existe, y es más que obvio, todo un entramado de vendedores de humo, subvenciones, ofertas, banners y últimas unidades que están ahí trabajándose a la gente. En cierta ocasión hice una propuesta de un portatil a una clienta. Hablando con el almacen nacional ( legal y garantizado) de dicho fabricante localicé una fecha de llegada a España de dicho producto, digamos, en un mes y a mil euros. La clienta, haciendo uso de herramientas, encontró un lugar en mi misma cuidad, con entrega inmediata y 900€. Tuvo la decencia de comentármelo y yo, curioso, fui a buscar el sitio. Cuando llegué era una oficina, en un primer piso, con unos muchachos delante de ordenadores gestionando compras online que bien podrían ser pantalones, licuadoras, unas figuras de accion de Superman o ese ordenador. Daba lo mismo. Quizá podrían ser más listos que yo pero el fabricante solo es uno. Opté por que la clienta hiciera lo que quisiera y decidió comprar allí. Pagó y esperó. Dos meses después recibió un mensaje diciendo que el producto estaba disponible y que debía de abonar 150€ más por cambios arancelarios. se lo entregaon y me lo tuvo que traer para configurar y poner a punto, con el coste añadido. Al revisar el número de serie descubrí que en vez de garantía europea era garantía asiática, con lo que cualquier incidencia le implicaba enviarlo a Corea con portes y que, además, la responsabilidad de la oficina que hizo la gestión era ninguna. Ni fue más barato, ni en tiempo, ni garantizado, ni nada. Al menos tuvo un ordenador, eso si. Y yo, ese mes, no pude cambiar las ruedas de la moto.

Después de ver eso mismo repetido mil veces y decepcionándome con las pautas de compra que se van imponiendo, me dan las ganas de convertirme en una oficina, carecer de escrúpulos, profesionalidad y verdad, y comprar un garaje más grande para meter más motos. Solamente me lo impide un extraño código moral que me deja dormir pero castiga mi economía. Ser bueno te proporciona palmadas en la espalda pero demasiadas decepciones.

Porque no te decepciona el cliente que te pone los cuernos con una estafa descarada, sino la repetición. No te decepciona que te dejen o que no te devuelvan los favores sino que te juren, mirándote a los ojos, que est´n contigo a muerte y cuando te da la vuelta apuntan directamente a tu ojete. Y, sobre todo, que si consigues demostrárselo después, cuando te necesitan, te saquen excusas peregrinas en vez de reconocer que se han comportado como niñatos estafados de seis años y tarjeta de crédito.

Después, en un futuro, cuando no haya profesionales y solo te queden cuñados, páginas de oferta y tutoriales en youtube, nos vais a echar de menos.

"Mi sobrino, que sabe mucho de esto, me ha dicho que me lo hace más barato" y aunque le responda que "Mi primo, que se ve todas las series de médicos, me opera mejor que el médico titulado y experimentado con medios de la Seguridad Social", las cosas no cambian.

A todos los que juran que las grandes distribuidoras por internet  están matando el comercio les digo que no, que sois los clientes los que estais acabando con él. Y vuestra responsabilidad está ahí, aunque seais cuervos detras de cosas que brillan.

2 de mayo de 2025

La necesidad de un villano

Hay que aceptar una gran realidad: un buen superhéroe es mejor cuanto mayor maldad acumule su némesis. A veces puede ser incluso un superhéroe un tanto descafeinado como Spiderman pero, joder, el doctor Octopus es listo a rabiar y tiene sus putos brazos mecánicos. Así que si nos fijamos bien es más que probable que lo que nos gusta de este tipo de películas y cómics no son los buenos, sino los malos.
Cualquiera de desee ser un superhéroe necesita buscar a un enemigo adecuado.

Lo primero que hizo Hitler es buscarse enemigos. Los judíos. Entonces hay que asociarles todas las cosas malas: la pobreza de los tuyos, las enfermedades, decir que se comen a los perros y que pegan a sus mujeres. Da igual que sea verdad o no, pero hay que decirlo porque esa es la excusa para actuar con violencia, aunque sea la violencia de los buenos. Matar a un nazi, desde el punto de vista del cine bélico posterior a la segunda guerra mundial, no era malo. Franco tenía de enemigo a los judeomasónicos. Trump afirmó que los inmigrantes ilegales comían gatos. Hay quien afirma que Putin mata a homosexuales para divertirse y algunos que sí que lo hacen, en Irán, dicen que Trump quiere violar a sus mujeres. Da igual que lo haga su primo indio porque lo que importa es decir que es Trump ( o el enemigo que corresponda). El 1 de mayo ( ayer) el lider de una organización sindical, de esas que no se manifiestan si les das el dinero suficiente, afirmó que Trump y Putin quieren encerrar a las mujeres. ¿ Es verdad? Pues no, pero entra dentro de la necesidad de tener un enemigo. Porque si no tienes un enemigo que mole, no puedes ser el héroe.

Nuestro presidente, que es de esos que necesita a todas horas ser el salvador, va buscando la confrontación con enemigos malísimos. Si se te va la luz es por las riquísimas eléctricas, y ya se empeñará en decirte que se limpian el culo con los billetes de 100€ que te roban. Si sube el pan es por Putin. Si el La Palma están en barracones aún porque las constructoras solo quieren hacer negocio con el mal de los pobres. Si te suben los impuestos es para luchar contra el fascismo de Franco. Y si le pides pruebas de su bondad te dice que tus abuelos tenían un mísero Seat 600 y es mucho mejor el autobús en el que vas ahora a casa, que tiene wifi gratis y tus abuelos ni sabían lo que era. ¿No existía? Eso da igual. Poner en duda la verdad del héroe es estar del lado del malvado, sea el que sea. Claro, como tú no has matado a un solo marica en tu vida y te gusta el olor a hierba mojada cuando llueve, no puedes estar del lado de los homófobos, machistas, ni de los contaminantes. Cuando te obligan a posicionarte entre lo bueno y lo malo, eliges lo bueno. Así que da igual si te corta una pierna porque te convencerá que lo hizo el malo mientras te dice que le des las gracias por regalarte una muleta que has pagado tú con tus impuestos.

También he de reconocer, por si alguien está ahora mismo echando espuma por la boca, que nuestro presidente hace con Franco lo mismo que el anterior hacía con la ETA.

No es, tampoco, un problema exclusivamente español. Si nos fijamos bien ese juego de enemigos lo juegan todos. Políticos, deportistas, artistas o vecinos. Se puede tener de enemigo al ayuntamiento, al regetton, a la compañía telefónica, al árbitro e incluso al terraplanismo. Una de las virtudes del enemigo que mola es que sea lejano, poderoso y poco contrastable. Si yo te digo que Elon Musk gusta de vestirse de cuero y azotar menores tailandesas con látigos de siete colas , no lo puedes contrastar. Además como el cabrón está forrado y tiene esa falta de coordinación obvia, puede ser el origen de todos tus males. Si se va la luz es que ha pagado a unos hackers. Si sube la gasolina es que ha movido los hilos de los mercados. Si tu mujer se va con el monitor del gym es porque... algo se nos ocurrirá en lo que sea responsable Elon. Elon, ay, que no sabe ni que existes pero que te encanta pensar, como se hace con Soros, que se junta con sus colegas ricos en catacumbas planificando cómo joderte mañana.

Si tienes como enemigo a Soros o Rockefeller, molas. No puedes tener como enemigo a Fermín, porque eso te resta poder. Tu enemigo debe de ser poderoso, lejano, que le importes una mierda y fácilmente reconocible. Tu enemigo puede ser la energía nuclear o las dictaduras del lado contrario ( porque hay dictaduras de derechas y de izquierdas). Tu enemigo puede ser el periodismo mentiroso que tiene engañados a todos menos a ti.  Tu enemigo, incluso, puede ser la ciencia o la realidad. Eso si. Normalmente solo hay que pararse a esperar el momento en que la realidad te haga descubrir que no es que tengas enemigos, sino que no eres un héroe y que , además, eres un mierda.

El problema, como casi siempre, es que cuando luchan el héroe y el villano lo destrozan todo alrededor.

Recuerda que los Vengadores dejaron Nueva York echa unos zorros después de acabar con Loki y la invasión alienígena. Pero cuando Marvel necesitaba seguir vendiendo, resucitó a Loki. ¿ Por qué? Porque siempre hay necesidad de villano.

Y de la misma forma que no existen los superhéroes, tampoco hay gente tan mala. A todos, en sus casas, les quieren.