Mal dia para buscar

31 de diciembre de 2020

31/12/2021 ( vs 1978 en San Francisco)

Se me olvidaba. Una de las cosas que han pasado, si lo pensamos con la distancia que dan 9 meses de pandemia, es que algunas de esas personas que se daban golpes en el pecho jurando que pasara lo que pasara iban a estar ahí, ya no están. Y , sin embargo, quienes no hacían tanto ruido han demostrado que su palabra es suficiente y que cuando nos hemos sentido solos eran capaces de recordarnos que podíamos contar con ellos. Es una criba. Quien se ha difuminado lo hizo porque quiso. Solo queda el humo de su evaporación espontánea.


 El 31 de Diciembre, pero de 1978 y siendo teloneros de ¿Grateful dead?, pasaba esto:


Es el mejor concierto que vas a ver hoy.

30 de diciembre de 2020

2020. No dejé de fumar. ( resumen comentado)

He estado revisando, como todos los años, las entradas de este blog. Reconozco que no son muchas pero vosotros, los que me leéis, ya no sois los miles de cada día sino una banda de degenerados locos que se aferran a refugios absurdos como puede resultar mi vomitorio.

No voy a dejar escapar de entre los momentos del año el hecho de haber publicado mi segundo libro que es, y lo siento por el primero, mucho mejor. Es una radiografía del egoísmo humano en las relaciones modernas, en la mercadotecnia y en el valor de la vida. Toma ya.

Curiosamente una de las cosas que nos deja el año es algo parecido a lo que quise escribir, aunque algunos se quedan sólo con la mamada interruptus de la página 39. Nos hemos descubierto como egoístas, como vendedores sin escrúpulos con discurso moral y hemos dado un valor a la vida que quizá, solo quizá, tampoco es tan importante.

Siempre pensé que a nosotros nos parecía muy loco que alguien se pusiera un cinturón bomba y se hiciera explotar en un mercado de infieles pero es porque creímos que la concepción de la vida que tenemos es la misma en la cabeza del terrorista suicida que, con la vida de mierda que probablemente tiene, prefiere lo que le espera en el más allá. Con y sin cien vírgenes para él. ( que no entiendo la manía que tienen algunos con las vírgenes cuando entrenadas son mucho más divertidas)

Por otra parte hemos descubierto cómo nos venden cosas que ni nos hacen falta ni son a nuestro favor. Nos venden, por ejemplo, que cerrar nuestro bar y quedarnos sin ingresos está muy bien porque así seremos mejores personas. Mientras tanto, quien nos vende ese discurso, se sube el sueldo público. Nos venden, y voy a ser honestamente hostil, que van a castigar a los ricos y hemos descubierto que si somos autónomos ( que se nos sube la cuota en plena pandemia) o si cambiamos de coche (que a partir de mañana son una media de 700€ más de matriculación) o si tomamos un refresco, o si tenemos un par de empleados, o si trabajamos para vivir, entonces es que los ricos éramos nosotros. Se nos venden discursos pero se nos sodomiza, eso sí, diciéndonos que nos quieren. Dime que eso no es de comercial de tercera división o tercera vicepresidencia. O segunda, que ya ha ascendido. O primera. O desde el banquillo de la oposición. Ha sido un año de trampas. España se ha convertido en un lugar de extremos.

Y, lo que me resulta más claro: somos una banda de egoístas de mierda. Alguien me dijo que tenía muchas ganas de verme y le duró hasta el martes que apareció uno con un máster ( o varita mágica, no sé. Varita, seguro. "Ha sucedido así"- me dijo. Yo pensé, entonces, que cambiaba más rápido de parecer que un presidente del gobierno).

Si algo ha sacado todo esto, en donde a algunos les gusta pensar que están viviendo en una serie de televisión de demasiados capítulos, es que exigimos de los demás lo que no damos. Nos queremos creer el protagonista bondadoso atacado por las fuerzas del mal encarnadas en los demás: En los negacionistas, en Trump, en el fascismo que solo es de derechas, en la Eta, en la industria cárnica o en los fabricantes de incienso para quemar en tu casa mística. Da igual. Vivir en un extremo está de moda porque nos permite ser víctimas. Y a las víctimas, me da lo mismo que sean del imperialismo progre o del capitalismo que mueve a los políticos como títeres, hay que darles lo que piden sin preguntar el por qué lo piden. Creo que lo escribí con ganas aqui.

Así que así acabamos el año: hipócritas, en una guerra contra todo y procurando haber elegido el arquetipo correcto de comportamiento.

Y no hemos descubierto lo que es verdaderamente importante porque hemos jugado a un juego que yo propuse hace muchos años: imagina un mundo en el que no existe lo que a ti no te gusta o no te interesa. Por ejemplo, en mi mundo no hay espárragos. Así que el mundo que estamos dejando, piénsalo bien, asesina al comercio de la equina que da trabajo a tu vecino. No hay conciertos ni se compran los libros que deberíamos ( ¿ te he dicho que he escrito un libro?). Los bares están cerrados. Las calles son desiertos a partir de las ocho de la tarde. No puedes conocer gente nueva que te aporte puntos de vista diferentes. No debes bailar. Nadie sabe, en realidad, si sonríes al verle.

Quizá nos hemos equivocado al elegir. Y elegir, me lo dijo quien me hizo daño al irse jurando que la había echado, es renunciar.

Lo único que ha salido más fuerte es el sesgo cognitivo que no es más que buscar pruebas de eso que ya creíamos para ratificar nuestras razones. Y en eso internet es maravilloso porque si crees que existe una china con tres tetas, la buscas y hasta sale una foto. Pero eso no quiere decir que exista.

Así que es un año de egoismo, vendedores falsarios y exageración del valor de la vida. Sé que no estareis de acuerdo con esto último pero yo no creo que vivir sea respirar cada mañana sin poder hablar, reir, amar o aprender. Eso sí, cotizando como un perro.

Nos vemos en el 2021 que podría ser peor, podría llover.



Pd: ya he empezado el libro nuevo. Es de humor. Y de terroristas. Y de contraterroristas que son terroristas. Vamos, que va de intentar demostrar que los extremos son demasiado parecidos. Que si cambias tus argumentos de lado y te parecen una mierda quizá es que son una mierda. Que Podemos, Bildu y Vox se parecen demasiado. Cada uno vive en su serie televisiva pero ninguno en el mundo real. ¿ Para qué? Si les va de puta madre así.


23 de diciembre de 2020

20 de diciembre de 2020

Arde el imperio (Voy a incendiar las calles el dia que quieras que sea Navidad)

 

20 de Diciembre (2009).

 

Había pasado un pequeño tiempo en casa, sentado en su sitio delante de la tele y con una bata azul que escondía la forma en la que perdía toda la energía.

No me llames a casa mañana porque vuelvo al hospital me dijo.

Fui obediente y no le llamé a casa.

Creo que me reconoció un par de veces aquella última semana y se fue sin hacer ruido, esperando a que todos estuviéramos dormidos, a las seis de la mañana de un frío y nevado veinte de diciembre.


Saqué su ropa del armario ese mismo día. Recogí todo lo que pude, incluso la caja del dvd que todavía habitaba la mesa del salón.

Al revisar el ordenador me encontré unas instrucciones precisas de qué hacer en ese momento, a quien llamar, cuáles son los seguros que hay que reclamar. Mi padre siempre se adelantaba a los acontecimientos.

Después de una breve ceremonia a primera hora de la mañana y sin nadie más que los mínimos en número, con un palmo de nieve en las afuera de Madrid y el hielo colgando de los pequeños árboles en un fenómeno que se llama “lluvia engelante”, hice lo que se esperaba de mí: Conducir quinientos kilómetros para ir a trabajar.

Nadie me vió, con mi traje oscuro y en alguna cuneta camino de la Nacional I, romperme del todo.

19 de diciembre de 2020

Master en imbécil

Siempre, desafortunadamente, tiene que haber un imbécil que dice las cosas. ¿Sabes?. Ese que te dice que has engordado y que una vez te dijo que te veía más guapa. O ese que te pregunta el por qué, como si fuera el muñeco de nieve Olaf. Siempre ha de existir, de la misma forma que está el gordo, el borracho, el promiscuo, el básico o el snob, ese incómodo compañero que duda de todo o se pregunta por el motivo de las cosas. Ese gilipollas que piensa en de donde venimos y hacia donde van nuestros pasos si es que actuamos de la manera que nos planteamos en este presente.

Bien. He descubierto, a mi pesar, que yo soy ese imbécil.

Y como ahora, en esta sociedad de múltiples elecciones, podemos elegir con quien nos juntamos, ya no existen esos grupos heterogéneos de los pueblos de verano en donde la elección de los amigos la hacía la edad. Si te tocaba ser el malo , lo aceptabas. Si te tocaba ser el borracho o el que caía en todas las bromas, lo aceptabas. Yo era el estudiante deportista en invierno y el rarito pequeño en verano, porque sacaba buenas notas y jugaba al baloncesto pero en verano , aparte de tener un año menos que los demás, no jugaba al fútbol pero me iba por ahí en bicicleta. Ahí estábamos, como si fuera verano azul o física y química: grupos formados por la casualidad y el baby boom.

Sin embargo hoy en día los grupos parecen más fruto del sesgo cognitivo. Por una parte los pijos o los  emos ( no sé si existen) , o los que van de rojísimos, feministísimos, mariconísimos (me refiero a la pluma), nazísimos o incluso pesadísimos militantes de lo que sea. Y avanzan, como los tipos de reservoir dogs, dándose la razón los unos a los otros casi como si se chuparan las pollas en una orgía de pensamiento identitario. Ojo a quien se atreva a preguntarse, ni siquiera de soslayo, si existe alguna opción diferente a la marcada por el grupo. Será condenado directamente por el delito de cuestionar alguna verdad. Hereje. Quememos en la hoguera a Galileo o , al menos, hagámosle un arresto domiciliario.

Reconozco que yo viví el final de los Punk y los Mods. Acepto, con muchísimo respeto, el mundo Heavy. Pero, es curioso, se puede ser Heavy y gay. Se puede ser Mod y hacer punto de cruz en casa. Hay Punks que se duchaban a diario y alguno hasta no tenía perro

¿Se puede, hoy en día, jurar ser de izquierdas pero aceptar que existe un feminismo intransigente revanchista diferente a la idea de igualdad de género?. ¿Se puede ser de derechas y aceptar que una muerte digna es el último derecho que debe respetarse a una persona de bien mientras se rompe por dentro?. Te veo ardiendo en la hoguera.

O quizá sí, pero no lo parece.

Creo que hemos perdido algo llamado tolerancia entre 1969 y hoy. Nunca más que ahora se habla de diversidad, libertad y democracía pero es un derecho exclusivamente para quien piensa como yo. Al menos en los grupos que se forman en las esquinas de las calles y que ayudan a forjar lo que seremos mañana. Y como alguien nos quiso convencer que podíamos ser adolescentes hasta la jubilación, las bandas ideologías juveniles se extienden hasta más allá de la emancipación de tu primer hijo.

Al menos eso veo. Yo. Que soy el imbécil que cuando preguntó por qué, se quedó solo. Que soy el que cuando dice algo en alguna red social no es rebatido sino directamente insultado.

Un máster en imbécil. Estoy esperando que me llegue el título.


14 de diciembre de 2020

De esta navidad salimos más tontos ( felicitaciones dulces)

 "A mi"- decía una chica en la mesa de detrás del bar abierto y en peligro de extinción por el bien de todos ( menos de los hosteleros)- "me gustan los hombres sentipensantes". Y se quedó haciendo una pausa dramática esperando la aprobación de sus interlocutoras. "Ya sabéis que yo soy sapiosexual"- dijo otra. En ese instante pensé, por un momento, que si existe el karma un coche con seguro a todo riesgo debería empotrarse contra la cristalera asesinando a dicho grupúsculo y abonar generosamente los gastos de los arreglos al dueño del establecimiento.

Pero el karma, amigos, no existe.

En realidad lo que existe es la proximidad de una de esas navidades en las que, otra vez más y con una fuerza acumulada casi como de seres que provienen del averno, las felicitaciones de falso afecto edulcorado van a bombardearte.

Olvida una llamada y por supuesto nada por escrito en papel. La posibilidad de contacto personal está estrictamente prohibida. Prepárate, protegido por la bibliografía de Bukowski o los mejores momentos de Houellebecq, al ametrallamiento de deseos parecidos al final de una película de sobremesa de sábado. A la horadada y miserable consecución de frases rebuscadamente horteras. A los "que la magia de la navidad nos haga más fuertes y solidarios de lo que fuimos nunca para conseguir tener un año feliz". A las personas mágicas de chocolate que viven en las casas de caramelo del barrio de la piruleta.

¿Cuándo nos volvimos  gilipollas   ridículos del todo?.

Porque gente ridícula ha existido siempre. Paco Clavel. Rappel en tanga de leopardo. Los sombreros de frutas que llevaron a Carmen Miranda a ser la actriz mejor pagada de Hollywood. Pero eran excepciones. Ahora lo excepcional es no hacer nada ridículo. Decir "Feliz Navidad" en navidad o "Feliz cumpleaños" el día que alguien que aprecias y conoces cumple años. Decir, incluso, que "prefiero que sea lista a que sea un pibón aunque si tiene las dos cosas, mejor". Reconocer que "soy un mierda" en vez de argumentar que "soy un ser introspectivo con una vida interior que no entienden las personas normales" porque eso es una excusa que, analizándolo, te coloca en una posición superior a la media cuando la verdad es que eres un mierda y , además, ridículo.

En algún momento entre los ochenta y ahora creímos que éramos publicistas, pero de los chungos. Que si "de esta salimos más fuertes". Que si "la belleza del mundo se vive de forma intuitiva". Que si "el tiempo es el único polígrafo". ¿Os habéis vuelto todos tontos?

Hace años escribía aquí mismo que llegaba "La invasión de los místicos" y estas navidades van a ser la definitiva prueba de que ese virus ha convertido a la mayoría en Zombis de un buenismo cursilón vacío de contenido donde, después de "anhelar el calor de los corazones en tu vida gloriosa que te traerá de todo con el año nuevo", no habrá más que un extraño que perdió medio bit de datos en su móvil para calmar su propia inmadurez.

Y, como el karma no existe, se quedará tan tranquilo como la imbécil de la mesa de atrás buscando hombres sentipensantes no binarios en Badoo, que es un sitio donde está para ver si un sábado borracha, alguien le sube el ego. Ya, si eso, quizá eche un polvo. Eso sí, un polvo sapiosexual introvertido.

Al terminar intercambiarán los números de móvil o los nombres en Telegram. ¿ Para qué?. Para enviar una felicitación de mierda. Dulce como una tarta de tu abuela. Muerta, como la mía.

De esta navidad, salimos más tontos.

7 de diciembre de 2020

La necesidad de una guerra

Orwell mantenía, no sin razón, que en ese mundo distópico de 2020 1984 los seres humanos tenían la necesidad de estar siempre en guerra. De esa forma y con la excusa de una situación de excepción, se podían mantener las estructuras de manera continua para, así , continuar el control sobre la masa. La guerra para Orwell no consistía en la conquista o no de unos territorios sino defender una determinada y supuestamente mejor organización social de una debacle absoluta que iba a llegar si se fracturaba lo que  con tanto esfuerzo se había logrado conseguir.

En realidad hay personas que, como aquel japonés que fue encontrado en la selva 30 años después de haberla perdido, necesitan mantener en su día a día la sensación de estar continuamente en guerra contra algún tipo de enemigo. Los hay que siguen luchando contra Franco y los hay que siguen luchando contra el comunismo de Lenin. Entre ellos, de vez en cuando, generan supuestas disputas que alguna vez se lleva por delante uno o dos contenedores quemados. Y se van a casa, ufanos, creyendo que han hecho algo importante en la batalla de Midway, de las ramblas o de los alrededores del Santiago Bernabeu. Luchan contra la imposición por parte del "otro" de valores incorrectos que atentan contra la moral de "los unos". Y, con eso, me da igual que digan que es que se les impone una religión que no quieren, una lengua que no hablan o un documento de identidad con unos colores que no le gustan. La manera, entonces, de ser el libertador de las ideas justas, es imponer la religión contraria, favorecer la otra lengua e inventarse un documento de identidad alternativo, aunque sea con una impresora de inyección de tinta de 60€ con cartuchos compatibles, de esos que dejan rayas.

La guerra jamás, decía Orwell, logra resultados positivos y definitivos.

Las guerras, brutales o domésticas, sólo dejan dos bandos de perdedores.

¿Cuándo no se ha estado en una especie de guerra?. No de las de bombas sino de las otras, de las de cada día. En guerra contra el capitalismo, contra el machismo, contra las feminazis. En guerra contra la moral cristiana, contra la monarquía, contra el maltrato animal. En guerra por mantener el estado del bienestar, la sanidad pública, por un mercado de trabajo justo. En guerra por los precios de los pisos y por el paro juvenil. En guerra por la educación de calidad y gratuíta con bajadas de impuestos y subidas de salario a los profesores. En guerra por el racismo. Da igual, hay que estar en guerra.

Y, en realidad, ya no hace falta que haya enemigo porque somos perfectamente capaces de crearlo, como un virus que nos mata y nos bombardea. Algo que nos sirve como excusa para defendernos o sacrificarnos creyendo que hay un motivo, una razón, una libertad o una moral que defender. Da igual estar en guerra contra dictadores muertos o contra terroristas vencidos. El caso es estarlo.

Mientras tanto, justo antes de darnos cuenta que al final también somos perdedores, lo que hay que hacer es estar en guerra.

Porque parece que tenemos esa necesidad: la necesidad de una guerra.

5 de diciembre de 2020

Lucille y la intransigencia.

 -¿Qué haces?

-Estoy acabando un vino malo. Oyendo llover de costado. He empezado oyendo los discos de Burning del 74 y estoy con Black Pistol Fire a todo volumen para dejar que el final del día me posea.

-Yo estuve oyendo bb king.

-¿Con Lucille?

-No, sólo BB king.

-Lucille es la guitarra.

-Ah. No lo sabía. BB king me gusta mucho. Soy fan.

-Hombre. Mucho no porque yo no soy un gran fan pero conocía el dato.

-¿Vas de listo?

-No, solamente intentaba ser empático con lo que decías estar oyendo.

-Me aburre esta conversación.

-Bueno. Oye. Si lo que querías era hablar de los filósofos alemanes de princpios del XX, haberlo dicho.

Creo que me dijo alguna palabra malsonante y me bloqueó para siempre. En realidad BB King estaba tocando en Arkansas allá por 1949 y dos tipos se empezaron a pelear. En medio de la pelea golpearon un un barril y éste salió ardiendo. Todo se quemaba y, una vez fuera del local, King entró a rescatar su guitarra. Una Gibson acústica. En ese incendio murieron dos personas y él se enteró que aquellos hombres se peleaban por una mujer llamada Lucille. Desde entonces todas sus guitarras llevaban ese nombre.

Una mujer impaciente (princesita y soplagaitas) se quedó sin conocer la historia pero dirá que es una fan. Supongo que también jurará que es cinéfila porque tiene una suscripción a netflix y dirá que es melómana porque usa Spotify. Estamos rodeados de personas y personajes que te dicen que te calles, si es que hablas de Cuba, porque estuvieron en un resort en 1997 con sus padres sin salir del complejo hotelero.

¿En qué puto momento recorrer la M30 te hace un experto en Madrid? ¿Cuándo haber discutido con el novio del instituto te hace una experta en violencia de género? Es más, ¿ por qué cuando alguien sabe un poco de algo pero, en realidad, no tiene ni puta idea , no es capaz de reconocer la derrota o su mentira previa? Quienes más ruido hacen hablando de terrorismo no han salido de Moratalaz ni para orinar mirando al norte.

Hace muchos años estuve invitado a un cumpleaños. A mi lado un muchacho como yo ( he dicho muchos años) me contaba que era algo parecido a un Hacker. Que entraba en ordenadores y hacía no sé cuantas cosas. Yo estaba callado y le miraba con una pose de admiración. Es más, le pedía que me contara más y, según hablaba, sus faltas de rigor eran mayores. Así que fui malvado. Le pregunté si conocía a gente de la ciudad que supiera tanto como él. Y ahí cayó porque me empezó a hablar de unos chicos que, desde una pequeña tienda, hacían cosas con sus equipos. Y la verdad es que les tenía magnificados porque, casualmente, yo trabajaba allí. Sin embargo le dejé hablar y hablar. Eché la mano a la cartera y, dándole una tarjeta, le pedí que viniera a enseñarnos. Ahí descubrí que yo, quizá, ya sabía desde el principio que aquello era una pose. Jamás apareció. Supongo que es lo mismo que bloquearme cuando te hablo de Lucille. Supongo que es por eso por lo que no hago muchos amigos. Y parto del principio obvio en el que ni sé de BB King ni de informática porque si algo tengo muy claro es que cuanto más sabes de algo, más cuenta te das que te queda mucho por aprender.

Falsa modestia, dirán algunos haciendo trampa. De verdad que no. Pero estoy, literamente, hasta la punta de la polla de todos esos que van de expertos en todo y solo son mierdas. El problema es que cuando la conversación, el chat, el titular o el tipo de letra no es el que sus majestades esperan, lo desprecian sin hacer el más mínimo esfuerzo de preocuparse por el contenido. "No voy a hablar contigo porque, aunque hayas razonado tu forma de sacar del último puesto a España de la recesión económica mundial, estudiaste con el vecino del concejal de Vox de Alpedrete así voy a hacer lo que diga mi cuñado, que piensa como yo y me hace todos los años la declaración de la renta". Algunos hasta son ministros. "Me vas a decir tú a mi"- le dijo seguramente un tipo a BB King discutiendo sobre blues.

Lucille estaba en su estuche.

No hay mucha diferencia entre las princesitas del Tinder, los que llevan el gen del cuñado como un virus y algunas actitudes viciadas de los predicadores políticos.

Por cierto. Los black pistol fire son así de buenos:


2 de diciembre de 2020

El amor, los grupos, la velocidad, el esfuerzo y la modernidad

Un buen amigo, que ha llegado a Esa Incierta Edad, me remite a un documental de esos que nos ponen parte del supuesto futuro deseado delante de la cara y nos explota: La teoría sueca del amor.


Y lo que sostiene, con nítida razón, es que eso que llamamos modernidad tiene un poso de soledad absoluta que tapamos con migas virtuales. En realidad él, que es un optimista escondido tras una carcasa de crítica, lo quiere llevar a la necesidad del ser humano de pertenencia a un grupo y que ese grupo es, o debería ser, algo parecido a lo que entendemos como familia. En todas sus variantes. Eso lo dice porque dispone del resultado contrastable de haber logrado uno de esos triunfos llamado Familia. Mas o menos, y ahora que no nos oye, se siente orgulloso de pertenecer a un grupo y que ese grupo sean quienes le acompañan a cenar. Masturbación psicológica en estado puro. O reafirmación. O frases ocurrentes sin continuidad, que le encantan.

Sin embargo, de la misma forma que la definición de familia es variable, el grupo al que cada uno necesita pertenecer cambia con cada cual. Podemos suplir nuestras carencias personales con un club de ajedrez, llevar la camiseta de un equipo de fútbol o jurar que somos militantes convencidos de alguna ideología política. Algunos, de forma inconsciente, necesitan sentir que pertenecen a algo y ese algo les aliena. Recibimos imputs continuos con ofertas de pertenencia: ser de una marca, defender una idea, vestir de una determinada forma. El marketing sabe que el ser humano necesita pertenecer a un grupo y te da opciones aunque te cuesten dinero o amigos, si es que los tienes.

Cuando un ser humano de mediana edad vive ese momento dramático en el que descubre que su vida no va a ser como la película que le emocionó en su adolescencia, se reformula. Ha vivido un desengaño, ha descubierto que no será el personaje históricamente trascendente que soñó o simplemente se ha hecho mayor de golpe. Son esos momentos en los que más de uno vuelve a ser el adolescente permeable que fuimos todos, el cuñado que ha de tener razón por defecto, aquel que te mira con cara de condescendencia cuando le llevas la contraria. Durante ese cambio de carácter la necesidad de una guía es prioritaria y, como los falsos ídolos, algunos se dejan llevar por predicadores. Supongo, porque solamente soy un observador, que es mucho más sencillo ir a la moda (ideológica o de ropaje) que el esfuerzo a largo plazo que tiene aquello de generar unos vínculos humanos.

Si algo tiene de verdad el documental es que la individualidad, que más de uno considera una virtud, lleva implícito un destino de soledad y un incremento del número de personas que encuentran en sus casas muertas y detectadas por el olor. Es muy complicado mantener la cordura cuando queremos creer que nosotros solos podemos con todo. Pero también es complicado aceptar que las relaciones humanas son, por definición, imperfectas. Si algo se extiende como una pandemia es la cantidad de personas que viven en sus almenas esperando que venga a rescatarlas alguien perfecto que, obviamente, no llega nunca. Un bombero con tres carreras y dos máster, que hable seis idiomas. Una ejecutiva lista y culta de largas piernas que se ponga el mono de cuero los fines de semana, siempre soleados, y siga por la carretera en nuestras Harley. Cuando aparece el tipo algo ajado con una licenciatura y solamente dos idiomas, no pasa el corte. Cuando ella tiene bruxismo ya lo la quieres. Somos unos hijos de puta egoístas que queremos mucho más de lo que somos capaces de dar. Eso termina con el licenciado y la bruxista buscando en tinder lo que no existe. Y, como tienen ese vacío de dependencia, se hacen de Podemos, de Vox, de Apple o del Atlético de Madrid. Lo mismo da que da lo mismo. Es tapar. Se detecta fácilmente: defienden irracionalmente a su grupo sin cuestionarse siquiera la verdad del discurso oficial.

El ser humano necesita pertenecer a un grupo. La familia era ( y es) una respuesta pero lleva un esfuerzo que algunos se niegan, en estos tiempos de inmediatez.

La teoría sueca del amor es dolorosa. La teoría española del amor, probablemente más promiscua pero igualmente solitaria, lleva a lugares similares donde separados o desengañados intentan ser quien no son para poder sentirse parte de algo mayor que les defiende, les recompensa, les protege y, si hay suerte, les proporciona satisfacción carnal.

Pero sólo es capaz de protegerte lo que proteges. Solo es capaz de quererte a quien quieres. Solamente es posible crear algo con tiempo, dignidad, modestia y esfuerzo. Y honestidad.

Quizá el principio es ser honesto con uno mismo y dejar de intentar ser quien no somos.
Es mucho más difícil de dar un abrazo de verdad que media hora de sexo incendiario.
Conozco a quien, cuando empieza la conversación, lo único que quiere es vestirse y salir corriendo.

Los grupos de verdad no son rápidos. La modernidad se disfraza de velocidad.

La sociedad sueca, moderna y veloz, tiene un problema. Quizá no es tan bueno lo que viene, multiconectado desde el cubículo de tu casa. Quizá es que a mi, una mujer que jamás admitió que tenía bruxismo, me engañó con un sueco.

"No pertenecería a un club que me admitiese" si es que soy Groucho o si me admite demasiado rápido. 

22 de noviembre de 2020

El idealiste raciste moderne.

 Desconozco si es un anuncio cierto, pero:


Lo primero que he pesando es que iba a suceder si fuera un anuncio exactamente igual pero a la inversa: Ejemplo: somos una pareja heterosexual entre 30 y 40 años y queremos vivir con otra persona española, taurina, que no sea negro ni gay. Bienvenidas personas ordenadas. Solo personas carnívoras. No mujeres feminazis.

Lo segundo que he pensado es que hay quien se cree moderno, tolerante y snob cuando usa algunos términos que probablemente se han inventado. Alguien que es absolutamente incapaz de darse cuenta que lo que hace es ser un excluyente de manual mientras quema incienso en su casa cool sostenible.

Lo tercero es "que les den por saco a todes juntes"

Y lo triste es que aunque anecdótico, podría ser verdad. Y no, no es que te paguen 290€ por vivir con gente así.


Yo pensaba que no íbamos a la mierda rápidamente pero esto es más veloz que un Porsche con pilas de litio. Más aún por el sentido de orgullo que tienen algunos al proclamar ser unos mierdas, porque la interpretación del anuncio es: Somos unos mierdas intransigente y buscamos a alguien tan o más mierda que nosotros a fin de reforzar nuestro sesgo cognitivo. Eso sí: en una zona bien cool.


Pd: Definiciones exactas:

¿Qué es un varon CIS?
El uso de prefijo “CIS” refiere a los hombres que viven en el sexo que les fue asignado al nacer. ... Es decir, nacido con cromosomas y órganos genitales masculinos, y al nacer se le asignó el sexo hombre, y que su identidad se identifica con en el género masculino.
¿Qué significa ser una persona no binaria?
Persona no binaria (también llamada genderqueer o agénero): persona que no se identifica completamente como hombre ni como mujer, y que prefiere ser llamada no binaria. Pangénero: persona que se identifica con diversas identidades de género de forma simultánea
¿Qué es una persona Neurodivergente? ( esto creo que lo han entendido mal porque esperaban a Rainman ordenadito)
El término neurodivergente fue concebido en la comunidad autista para referirse a personas cuya neurología es atípica. Se lo aplica más comúnmente a personas autistas, pero también se lo puede aplicar a quienes presentan otras anomalías, como, por ejemplo, el TDAH, la esquizofrenia y la bipolaridad

20 de noviembre de 2020

La rentabilidad de ser un arquetipo.

Hay personas que son así y personas que son arquetipos.

Existe, digamos, un tipo sin empatía, sin vida de la que sentirse orgulloso, sin opinión formada y sin una idea clara de la concepción universal del bien y del mal. Entonces, con ese vacío en las entrañas, decide convertirse en arquetipo. Adopta, como quien ficha por un club y besa el escudo cuando entra en el campo, los comportamientos que se le suponen: si ha decidido ser moderno, hoy en día, se compromete de izquierdas, se hace vegano, fabrica cerveza artesana, grita contra el patriarcado, escupe a los coches contaminantes, mira con deseo los patinetes, usa palabras dramáticas en twitter y te recomienda música étnica africana. Si, por lo que sea, decide ir por el otro lado, adora el jamón serrano, hace fotos a botellas de whisky que tengan más de quince años, reclama la educación de toda la vida, conduce un Suv bien grande y jura ser un experto en Hard Rock Folk sureño americano ( del norte, se sobreentiende).

En realidad ninguno de los dos es así. Probablemente dentro de pocos años hasta se cambien los papeles de la misma forma que en España más de algún votante de Podemos luego lo fue de Vox porque lo importante no es lo que piensas o lo que haces sino sentir que se pertenece a algún grupo, por mucho que eso que aliene como persona. Pero, claro está, hemos partido de personajes sin personalidad.

Obviamente los dos, por igual, aborrecen el arquetipo contrario como los Punks y los Mods cuando quedaban para pegarse en los ochenta.

Todo esto es irrelevante cuando lo hace un cuñado o un, como decía Rafa Pons, capullotonic.

El problema resulta cuando alguno de ellos se convierten en algo parecido a un referente y, además, no tienen ni puta idea que son arquetipos. El problema es cuando alguien, que jura que dispone de criterio, abraza su papel más que el sentido común no sea que deba de admitir que lo que ha hecho es sobrevivir adorando la mentira que le hace creerse alguien. Y lo que es peor: creerse alguien con criterio.

Algunos quieren creer que Ronaldo amaba al Madrid pero ahora mismo ama a la Juve. La realidad es que, obviamente, se ama a si mismo.

Sin embargo a nosotros, que somos espectadores con aplausímetro, nos tranquilizan los arquetipos. Nos tranquiliza el izquierdoso con un poco de pinta de sucio que ve a Franco en todos lados o el trajeado soplagaitas engominado que vislumbra el desastre comunista en cada pasito para atrás que tiene el devenir de los tiempos. Nos tranquiliza, incluso y locamente, que se odien. Somos los niños que hacen corro en el patio arengando la pelea entre los dos malotes de clase. En realidad nos da igual quien gane.

Deseamos que todos los policías sean unos violentos hijos de puta. Que todos los hombres peguen a mujeres. Que todas las putas lo sean por explotación. Que todos los independentistas quieran ver al estado arder devorado por las llamas de la revolución. Que los superhéroes ganen todas sus peleas. Que los ricos pierdan sus cuentas corrientes. Que el amor sea eterno y para siempre. Que la cultura sea gratis y universal. Que la ciencia lo pueda todo y que haga sol los viernes. Todo eso nos tranquiliza.

Porque si resulta que aparece alguien que no vive en un arquetipo y un día nos cuenta que gracias a Hitler tenemos GPS pero el siguiente se enfrenta a la violenta irracionalidad de alguna lógica capitalista, nos volvemos locos. Si nos dice que Franco ordenó matar gente pero algunos de Bildu pegaron tiros en la cabeza a los padres de tu colega. Si en vez de responder como se supone que lo debe hacer el personaje lo hace respondiendo con lógica a cada reto, nos descoloca. Y, en ese caso, necesitamos quitarle de la ecuación por propia tranquilidad grupal.

Así que estoy empezando a pensar, seriamente, que si los políticos , futbolistas, músicos, periodistas o empresarios que tenemos parece que han salido todos de una mala película de sobremesa de domingo es porque fuimos nosotros los que les pusimos ahí.

Y porque antes de que llegaran ya les habíamos dicho cómo tenían que actuar. Así no nos pillan desprevenidos.

-Tú eres de esos tipos que quieren echar un polvo y desaparecer- me dijo- Tú no eres alguien que se pueda quedar. - ¿Por qué?- pregunté. -No me conoces-. - Lo sé- respondió con absoluta seguridad. Y me borró.

-Tú quieres alguien que te cuide y yo no estoy para cuidar a nadie- me escribieron, a la vez que la anterior (estas cosas tiene la multitarea). Y me borró.

En ambos casos lo que buscaban era un arquetipo. ¿Por qué?. Porque así saben lo que va a pasar y eso implica tranquilidad. Aburrimiento quizá, pero siempre puedes hacer como que la polémica del día te ha pillado de nuevo.

Habrá alguno que realmente se crea lo que dice, aunque sea una estupidez ( no sé, Willy Toledo, Irene , Espinosa de los Monteros o Iturgaiz). Pero cada momento estoy más convencido que alguno de los "propersonajes" están tan poseídos por sus arquetipos que son incapaces de ser otra cosa.

Y mientras les sea rentable con sus palmeros o plañideros haciendo la ola, cada día serán arquetipos más extremos.

¿Eres un mierda? Haz oposiciones a arquetipo. Sale a cuenta.


Pd: ¿Por qué en el experimento de Stanford sucedió lo que sucedió? . Pues eso mismo.

13 de noviembre de 2020

500 ( 100 ) primeras citas.

Un tipo, al que imagino metódico y quizá con alguna psicopatía, ha realizado un análisis estadístico de 500 mujeres con las que ha tenido algún tipo de contacto bien sea por redes de contactos, personal o físico, durante unos años. La gráfica es la siguiente:


Así que, resumiendo, ha contactado con 500 mujeres. De esas ha quedado con 100 ( a lo largo de dos años). Se besaron 41 veces, estaban dispuestas a tener sexo 24 pero lo tuvo con 16 ( en la primera cita). La mitad de las veces fueron ellas las que dieron el primer paso y hablan de sus hijos, de sus ex o de sus depresiones. La inmensa mayoría llegaron tarde, casi las mismas estaban más pendientes del teléfono que de él y solo 3 confesaron estar enamoradas nada más verle.

Obviamente no es una estadística científica ni fiable porque no conocemos al muchacho ni a las que componen el estudio. El grupo de control siempre es importante para dar fiabilidad al estudio. Hay que tener en cuenta que una vez tuvo que poner una denuncia, que 9 le pidieron dinero o que 4 lloraron en la primera cita. 13, y eso me parecen pocas, le hicieron ghosting después ( lo de no contestar para ver si te aburres y te vas sin que te hayan bloqueado, como hicieron 2).

Y más que un análisis de cómo funciona el asunto de las relaciones ( que no es el amor ni el sexo aunque te puedes enamorar y puede que eches un polvo) tiene más que ver con el asunto de la manera en la que algunas mujeres ven su situación relacional en el mundo. Mujeres que intentan hacer lo que creen que hacen los hombres, mujeres princesitas que reaccionan a golpe de adulación y mujeres fatal , que diría Sabina.

Mujeres que en un 38% no se parecían en absoluto a lo que contaban en sus perfiles, esos lugares en los aparecen haciendo deporte y siendo quien les gustaría ser.

Por eso lo importante es encontrar a alguien que conozca sus taras y sea la misma persona que se cree.

No es fácil. A mi me pasó 4 veces ( solo una por internet) y la cagué 3,5 veces. Me gusta repartir la culpa en uno de los casos. 

Por eso el las tapas del yogurt ponía "sigue buscando. Hay miles de premios"

10 de noviembre de 2020

Alegres gilipollas a largo plazo.

 Decía el señor lobo "no empecemos a chuparnos las pollas todavía".

Y aunque le damos la razón, si es que nuestra parte racional reconoce que todo está por hacer y que no hay nada de verdad, lo seguimos haciendo continuamente. Tengo el facebook y el whatsapp lleno de mensajitos esperanzadores como si hubiera una vacuna que fuera a resucitar muertos, recuperar trabajos, alargar penes, llevar regalos gratis a los niños y 5g sin coste a la población. Nos encanta ser crédulos y magníficos. Adoramos los milagros. Es más: los esperamos y nos los creemos. Si la religión no tuviera esa mala fama más de uno se hacía costalero o se azotaba con un látigo de siete colas convencido que esa, y no otra, es la manera adecuada de lograr sus sueños imposibles. En realidad sacrificar a los hosteleros autónomos sobre la lápida sagrada del cierre obligatorio por el bien de todos se parece demasiado a sacrificar a unas cuantas vírgenes para pedir que los dioses provean de multitud de niños a la tribu.

Pero, ahí está, la algarabía feliz de los mensajes en los que "nos volveremos a abrazar", en los que "seremos más fuertes", en los que "nos quedan amaneceres que ver en compañía" borbotean continuamente mientras, en el agua hirviendo, se cuecen los huevos de las cuentas corrientes.

Me encanta pensar en qué hubiera pasado si Travolta y Samuel L se hubieran dedicado a abrazarse en vez de limpiar la sangre del tipo reventado en el asiento de atrás del coche. Probablemente a Marcelus no le hubiera hecho ninguna gracia.

Así que en esas estamos: Abrazos, buenos deseos, desenfreno feliz, alegría y chupándonos las pollas porque uno dijo que quizá haya una vacuna (a 17€ la dosis, por cierto. Y hacen falta dos. 8,000 millones de personas. Multiplica) . Nadie se acuerda de la identidad del muerto del asiento de atrás.

Nos parecemos mucho a ese que, feliz porque le han dicho que quizá tenga un trabajo el martes, se compra un coche el lunes.

Y vale, hay que buscar lo positivo.
Pero tampoco hay que ser gilipollas. En este caso, gilipollas a largo plazo.

9 de noviembre de 2020

Al lado del camino


Porque ahí atrás tengo mis apellidos argentinos, porque cuando Fito Paez es bueno es MUY bueno y porque sí.

31 de octubre de 2020

Saqueos con critero.

En todo el mundo hay disturbios y saqueos.

En realidad, salvo excepciones, empieza con un grupúsculo de quejumbrosos que gritan su ganado derecho a ser libres. ( Que digo yo que si el suicidio o la eutanasia debería ser legal tampoco es mala idea hacer campos de negacionistas sin médicos y que sea lo que tenga que ser). Y después, por algún motivo desconocido, empiezan a tirar piedras a la policia, le cogen gusto y lo hacen contra comercios.

Y los saquean.

Pero, y ahí viene la gracia, no saquean un chino lleno de bolsas de patatas Matutano. Entran en el Decathlon y se llevan las bicis y los patinetes eléctricos. Se arremolinan delante de la tienda de Lacoste de Logroño y arrasan con todos los polos de moda. Si entran en un comercio tecnológico no cogen los cartuchos de tinta de la Hp f4820 , sino las televisiones smart 4k. Saqueadores sí. Antisistema también. Por la libertad de los pueblos por supuesto. Pero con criterio. No sea que para una vez que robas te vayas a llevar un truño inservible.

Ser un ladrón que solamente roba mierdas tiene que ser muy decepcionante.

Curiosamente los saqueos no son algo español y muy español. Suceden en cualquier parte del mundo. Vienen a ser, a la ideología, lo mismo que la subida de salarios de los políticos: todos están de acuerdo. Da igual que se proteste por los sueldos de los viticultores de la Patagonia, los confinamientos perimetrales, el precio de la gasolina o la presunción de culpabilidad de algún hombre: si se rompe un escaparate, que sea uno bueno. Que sea de cosas bien caras y que me las pueda llevar a casa corriendo. Nadie roba muebles de cocina porque ¿Dónde coño te metes tres metros de Silestone bajo la sudadera?. Llévate un buen teléfono, una chupa de cuero molona, un portátil ultraligero, unas deportivas con cámara de aire.

En 13 rue del Percebe, en uno de los pisos, vivía un ladrón llamado Ceferino que llevaba cosas robadas a su mujer. El problema es que era un ladrón torpe. Robaba la silla de montar ( con jokey) de un caballo, la dentadura postiza de las viejas o cosas inservibles. Obviamente los delincuentes de hoy en día no son Ceferino: tienen criterio y revisan los comentarios de Internet antes de llevarse algo a casa.

Mantengo la teoría, loca seguramente, que una cosa es la queja y que otra es que después llegan los alborotadores profesionales, los Ceferinos 2.0 de los disturbios. Veinte minutos después de terminar la manifestación ahí están, como si fuera su modo de vida, lanzando piedras contra el escaparate que toque para trincar el regalo del mes. Mantengo que no tienen ideología, que son los Cojos Manteca del siglo XXI, movilizados por la escolarización sin haber pisado una escuela en años.

Supongo que tienen su excusa igual que cuando algunos hacen política para los trabajadores y la gente de la calle sin haber trabajado ni pisado la calle en su puta vida.

Y, al igual que los anteriores, si tienen que trincar, no trincan de lo malo.

A todos nos gusta lo bueno.

No se ocupan chabolas. No se roba en el chino. No se atracan las pollerías. Te metes en un chalet, arrasas Louis Vuitton, te subes el salario a costa de los impuestos de los demás.

Si hay que robar que sea con discreccionalidad.

Y, ojo,  no es saqueo, es justicia social. ( excepto si la franquicia de Lacoste es la tuya, excepto si al que le roban es a ti)



Pd: nótese que intento hacer la similitud entre el chorizo cabrón ladrón hijo de puta que cuando le pillan llevándose el patinete eléctrico dice que lo hace porque el capitalismo es muy malo y tiene a los niños sin poder comer, con el político cabrón que va por la vida diciendo que es solidario con la mujer maltratada y el trabajador en la calle pero se sube el salario ( algo muy español cuando el sueldo te lo pones tú) y dice que es que el sistema es malévolo aunque el sistema lo ponga él. Voy a empezar a admirar al ladrón que admite que ha robado y al político que asume que tiene mucha caradura. La hipocresía debería ser agravante del delito. Cojón ya.

29 de octubre de 2020

10+3 razones por las que hay esperanza musical en España.

 Va a sonar viejuno y moderno, al 50%.

Hoy mismo estaba con la moto , hace un rato, viniendo a casa. En el coche de al lado, un Audi mas viejo que el mío pero con llantas de aleación, un chaval recostado en su asiento le pasaba el porro a una chica con un moño bien alto y después de darle una calada se besaban en lo que dura el rojo del semáforo mientras se hacían una foto (con flash) que supongo que ya que está en alguna storie de Instagram. Luego se sonreían. En realidad sentí una sensación que irradiaba del interior del vehículo de ser los bonnie & clyde de Bolueta. Después giraron hacia Basauri y yo para casa. Me pregunté si alguna vez ( sin porro, sin redes sociales y sin coche de señor mayor de hace 35 años) yo me pude parecer a algo similar. Me pregunté si existió el equivalente en nuestra generación a eso. Porque no es el Vaquilla pero tampoco Mario Conde. Así que solo me salió la expresión "cuñadismo adolescente" si es que en este milenio la adolescencia llega hasta los 28.

Luego, en casa y en ese momento de café y cigarro dudando entre las noticias o la música, ganó la música y me descubrí rodeado de ruido garajero que bien podría ser esa explosión que me pilló a mitad de camino, allá cuando acababan los 80 y empezaban los 90, entre la universidad y la vida. Entre la movida madrileña y el rock radikal vasco.

Así que me di cuenta que detrás de tanto autotune y tanto sonido miserable, misógino, politicamente controlado en su incontinencia verbal y rosalizado, hay un pequeñito brote verduzco de lo que en su momento fue algo parecido al rock. Ya vendrá el dinero y lo mainstrean a joderlo.

Mientras tanto he ido cayendo en todo esto ( aunque la culpa es de la segunda canción):














y ahora nos vamos todos a oir a los Clash, a Burning, a los cerebros destruidos de Eskorbuto, cualquier disco de los Enemigos, a los primeros discos de The Cure y a Extremoduro a todo volumen por la vereda de la puerta de atrás.

Pd: he intentado, intencionadamente, evitar a Ferreiro, Vestustadas, Balmes, Stanich, Roth, cualquier heredero de los Planetas, Sidoine intentando ser lo que fueron, recuerdos del tipo Nikis o Siniestro, cualquier canción donde estuviera implicado el GENIO de Rick Faulkner, el otro genio de Robe, moñaditas varias o la nueva reinvención del funk que merece un punto aparte. Y solo son 13. podrían ser muchas, pero muchas más. Muchísimas. Por eso busco música a diario, porque casi siempre encuentro algún temazo. ( bueno, el último no lo es porque entra en el saco de las moñaditas. Pero si lo has encontrado ya has llegado al final y has oído demasiado porque eres alguien ordenado y has encontrado todas las canciones escondidas)

28 de octubre de 2020

Como yo te amo ( covers)

Obviamente la de Rocio Jurado es la tremenda.

Pero hace muchos años LOS NIÑOS MUTANTES hicieron un disco titulado "Grandes Éxitos de Otros" que tenía esta versión


Y resulta que VEGA la toca en sus conciertos


Aparte de versiones de otros países , otras pretenciosas o más o menos cutres lo más moderno de hoy es La Jurado y Las Grecas (Blackpanda Cover).

17 de octubre de 2020

Moderna hipocresía multitarea

A David le gusta contar, mientras te la enseña, que la cartera de cuero que tiene es de un puesto de artesanía que ponen, de vez en cuando, en el centro de su ciudad. Le gusta explicarte, cuando vas a su casa, que las velas son de un tipo de Ibiza que aromatiza la cera natural con flores silvestres. Lleva calzoncillos de Zara pero pone a Amancio como un ejemplo de defraudador mientras espera al repartidor, que él llama "rider", con la comida que pidió a través de una app que se lleva el 13% del margen del bar de la esquina. Pagó con tarjeta pero se movilizó el año pasado por los beneficios abusivos de los bancos. La hipoteca la pidió en Bankia. "Joder, es la más barata"- afirma.

Te habla de las libertades pero considera que hay que ilegalizar a todo el que no piensa como él. "Son un peligro"-te explica contando las barbaridades de los demás. David es un hombre feminista (no hay mujeres malas) y es un ecologista (no hay industria buena) que critica a su vecino por sacar la basura cuando no debe o por reciclar la mitad de los envases. Va en bici cuando hace sol y se pide un Uber si llueve. "Me dan una botella de agua y no son como esos sucios taxis"- aunque no ha montado en un taxi desde 1998.

En su cerebro Hitler y Franco quedan con Mussolini los miércoles para ordenar a Trump lo que debe de hacer a fin de seguir manteniendo su poder infinito sobre un mundo bondadoso ( al que pertenece él) por parte del fascismo que se empeña en retratar día tras día en Twitter. Stalin mataba pero no era tan malo. Pol Pot, marxista y comunista, se cepilló a una cuarta parte de la población de su pueblo por equivocación. La historia para David se divide entre locos, fascistas, explotadores y víctimas. Eta era un conflicto político porque aunque lo negará siempre, no valen lo mismo los muertos de un lado que de otro, por mucho que sean muertos y huelen igual según pasa el tiempo. Una de las cosas que hace con habilidad circense es desquitarse de aquello que critica en los demás cuando lo hace él o quien necesita que sea el bueno de la parte de la historia que le apetece contar.

Si le llevas la contraria o puntualizas algo no importa sobre lo que hablas, sino que te recuerda lo malo que eres ahora que te has alistado en las filas del poderoso enemigo. Un día le dije que no hacía sol, que llovía. Sólo tenia que sacar la mano por la ventana. "Eso lo decís vosotros los homófobos"- respondió sin mirar a la calle ni saber yo cuando habíamos hablado de la libertad para amar a quien a cualquiera le de la gana.

Te envía un podcast, cuando se hace el intelectual, que parece una película de buenos y malos. "Enviado desde mi iphone"- pone en la firma.

No le hables del Coltán. Últimamente le ha dado por criticar las bebidas azucaradas pero se hace unos kalimotxos muy cargados. Ve porno en la intimidad. No es degradación, es BSDM. Cuando habla de justicia fiscal, que es el eufemismo que usa para explicar que los demás tienen que pagar más por el bien común del que piensa salir beneficiado, hace gestos con las manos.

Contrapone, hábilmente, mundos de ilusión que no existen ni han existido nunca contra el imperfecto mundo real en el que vive.

David tiene mucha opinión y le gusta tener razón siempre. Se sabe los títulos de los documentales de Netflix. Si algo es teóricamente bueno, se lo queda. Si algo es malo, es cosa de los otros. En realidad nunca hizo nada porque vive en la teoría en vez de el mundo real. Sólo se agacha en verano, en la playa, a limpiar un poco la orilla antes de hacerse la nueva foto de Instagram. Aplaudía a las 20:00 pero ahora pone esa foto del centro de salud que no le atiende en facebook. A él, que es lo más importante y digno de este podrido mundo. "Si todos fueran como yo..."

Me gusta lo que dice como cuando veo una película en la que ganan los buenos, pero sé que eso es una peli.

Antes sólo decíamos que veíamos La2 y no lo hacíamos.

Ahora las hipocresías se han vuelto multitarea, como los sistemas operativos. Y están de moda. Será que ha llegado la versión 2020.2

12 de octubre de 2020

CV mediocre ( minirelato)

Hace muchos años, quizá cuando descubrió que jamás iba a llegar a ser lo que estaba convencido que iba a ser, una especie de temblor cargado de rabia le empezó a recorrer el cuerpo. Iba en el coche y estaba parado en un semáforo. Cerca, demasiado cerca de él, pasó un padre con un hijo montados en bicicleta. Las dos a juego y ambos con cascos que reforzaban ese lazo de sangre que obviamente dejaban impreso a cada pedalada. A arrancar tras la luz verde se hizo un espacio y decidió, sin pensarlo, compensar su angustia reduciendo la felicidad ajena. Se acercó todo lo que pudo y les consiguió tirar de las bicicletas. Escapó. Por una parte se sentía culpable y por otra, vengativa y potente, se sentía bien. Le resultaba tan insultante ese alarde de felicidad que consideró justicia divina ese acto delictivo (a medias, porque iban por la carretera en vez del carril bici). Después de calmar la adrenalina y saber que no iba a ser penado por su acción, se sintió mejor.

Los meses siguientes buscó, como quien tiene un hobby,  momentos de felicidad ajena para estropearlos. Si una pareja se reía con un helado caminando por la calle, se tropezaba con ellos. Si un grupo de chavales afianzaba sus lazos de amistad ruidosamente en plena calle, llamaba a la policía. Si la comunidad de vecinos proponía arreglar la fachada, votaba en contra. Todas esas pequeñas cosas le hacían sentirse mejor porque ya no era el único que sufría. Los fines de semana se iba con el coche hacia esos apartados lugares donde las parejas se entremezclan y se quedaba con las luces largas iluminando hasta que se fueran. No era nada de vicio sino, exclusivamente, por joder.

Pero aquello, como todas las adicciones, se le quedaba corto. No le valía toser en los transportes públicos ni sabotear las celebraciones deportivas de los demás. No era suficiente para él recorrer los restaurantes de éxito con unos pequeños ratones en una bolsa escondida y ya no le quedaban comentarios negativos que hacer en Internet. Necesitaba más.

Así que se hizo coach para asegurarse que nadie que se pusiera en sus manos llegara a nada.

Montó una empresa de muebles con instrucciones imposibles de montaje.

Desarrolló software que ofrecía gratis pero estaba lleno de malware.

Dirigió una empresa de transportes que, aunque era la más barata, o no entregaba en plazo o rompía los paquetes.

Y, un día, descubrió lo que le iba a satisfacer del todo.

Así que tras mucho esfuerzo, buscando ese lugar en el que lograr que los demás fueran tan infelices como él, se convirtió en presidente del gobierno.




E. Fromm ; “El hombre ordinario con poder extraordinario es el principal peligro para la humanidad y no el malvado o el sádico"

6 de octubre de 2020

La ultraregulación de los influencers y de los profetas.

Donald Trump ha salido al balcón de la Casa Blanca, se ha quitado la mascarilla y ha oteado el horizonte como si esperara, con sus superpoderes infinitos, la llegada de los malos para abatirlos con sus rayos láser saliendo directamente desde los ojos.

"Es una temeridad"- dicen los contertulios de las radios- "porque hace de menos a una enfermedad que se ha llevado por delante a más de dos millones de personas".

Entonces me acuerdo de esa frase muy de madre mayor o de abuela en la que, acompañando el dedo acusador, preguntaban que si tus amigos se tirasen por un puente, que si eso sucedía de verdad, no ibas a ser tan idiota como para tirarte tú también.

Así que, haciendo una unión de ambos casos a la conclusión a la que llego es que se presupone que sí, que el ser humano es tan tonto de tirarse por un puente si alguien público lo hace antes. Es más, incluso si no se tira pero hace un montaje en el que parezca que lo hace.

¿De verdad que las figuras públicas tienen tanto poder o es que la humanidad es cada vez más estúpida?

La respuesta a la segunda pregunta es que sí.

El problema es que más de uno que se cree una figura pública se siente con el poder de decidir sobre la forma en la que los demás, mucho más tontos e influenciables que él, actúen en intimidad. Si algo me jode es que por defecto se piense que soy tonto y que necesito que me digan cómo me la debo de sacudir para que no se me quede la última gota. 

Los nuevos influencers se disfrazan de profetas disfrazados de políticos. Por eso vivimos en una época de ultraregulaciones donde nos dicen a qué hora hay que salir de casa, cuántos pasos hay que dar, la manera de respirar, de ponerse o quitarse la mascarilla, si hay que follar de frente o de espaldas. Nos multan si vamos demasiado rápido o demasiado lento, si no rellenamos el formulario número seis o si sacamos la basura a una hora que le viene mal a la normativa municipal de esa ciudad pero no a la de al lado. No podemos sober la sopa en nuestra casa o utilizar un lenguaje que no sea inclusivo aunque lo hagamos gritando al árbitro desde nuestro salón. Debemos tener una dirección de email y leer el BOE. No podemos llevar un equipaje de mano que no entre en las barras de la zona de embarque de la aerolínea y si vamos a una discoteca de los 80 con calcetines blancos no podemos entrar pero en las del siglo XXI te abren la puerta por ser cool. Aparte de decir cuando eres inservible para realizar tu empleo, este año 2020 hasta han decidido cuando y cómo debes de ir a trabajar, te estés o no muriendo de hambre por no tener ingresos. Ningún político profeta ha dejado de cobrar ni tiene un bar. Alguien ha decidido que no te puedes morir de un virus pero no pasa nada porque te mueras de pobre, porque eso es culpa del capitalismo y no del ministerio de Sanidad.

En un alarde del ejercicio de la libertad yo, gran orientador de la verdad y el conocimiento, te permito ser libre siempre y cuando cumplas las normas. Y las normas dictan hasta por donde debe de salir el sol y de qué costado has de dormir.


Sinceramente me importa muy poco si aquellas personas que pueden ser objeto de mi admiración (o mi desprecio) por uno u otro motivo compran tal o cual coche, lavan la ropa con uno u otro detergente o si defecan haciendo círculos. Pensar que si alguien es bueno y honorable en un campo de la vida lo será en el resto es simplificar demasiado y considerar que soy imbécil. Así que, como a todos, me molesta que me insulten y soy un gran partidario de lo que últimamente se llamó el "modelo Sueco": dame la información y yo haré lo que crea conveniente, que para eso soy mayorcito.

Y si Trump sale sin mascarilla es su problema, si una influencer se traga una cucharilla de canela es su atragantamiento y si te gusta pillártela con la puerta del microondas eres libre para ello. Yo ya se lo dije a mi madre: no me voy a tirar por el puente porque lo hagan estos retrasados.

Claro que el problema es cuando te ponen una ley que diga que si no te tiras por el puente: 300€ de multa y cancelación de la cuenta de Twitter.

No tengo Twitter. A veces no está mal ver desde fuera lo ridículas que son las cosas que las grandes mentes consideran valiosas. No sé, la cuenta de Netflix, el Amazon Prime o eso de llevar calcetines altos en verano y tobilleros en invierno. Que oye, lo puedes hacer tú pero no me obligues a que me acatarre este año.

Pd: También se me olvida que existe un importante rebaño deseoso de recibir instrucciones para todos y cada uno de sus balidos.

3 de octubre de 2020

Patria perdido

El estreno de la serie Patria en televisión ha resultado un tanto fracaso de audiencia.  La adaptación del libro de Aramburu en la que se refleja el dolor y fractura llevada al extremo que se vivió en Euskadi durante los lluviosos años 80 (básicamente) ha terminado con unas audiencias bastante relativas. Mucho menores que Veneno y eso nos puede hacer reflexionar sobre lo que importa. Y no está mal un biopic sobre un travesti prostituido en la España de los 90 pero casi mil muertos y la herencia del ultimo gran asesino que ha tenido este pais ( que es ETA y no Franco porque ese ya estaba muerto) parece que ya no le interesa a nadie.

La memoria es frágil y selectiva. Demasiados miran hacia otro lado cuando les hablan de Eta pero disfrutarían de un capítulo en 4k donde Franco sodomizara a niños de San Idefonso mientras ensayan la lotería en la explanada del valle de Los Caídos. Obviamente eso está mucho más cerca de la verdad en la visión histórica de algunos que el cuerpo del hijo de un guardia civil destrozado en pedazos en el desvío a Erandio que tiene la carretera que va junto a la ría y viene de Getxo. Ahí solamente había un bache que hizo explotar la bomba lapa que unos defensores de la patria pusieron en los bajos de aquel coche tan español. La culpa de aquello era del ministerio de obras públicas por no tener la carretera en buen estado.

Cuando algo nos incomoda simplemente no lo queremos ver por mucho que esté delante de nuestros ojos y España es muy de hacer esas cosas. Somos muy de idealizar y de poner adjetivos. Los abuelos de los de Vox eran peligrosos franquistas. Y también lo era el abuelo de Pere Aragonés, molt honorable en funciones. Pero eran los abuelos los que pegaban tiros a los maricas y los rojos como si eso estuviera justificado de la misma forma que al hermano del mio le fusilaron en Paracuellos. Y yo no voy contra los nietos de Carrillo pero sí contra quien empuñaba un arma enfrente del paredón donde cayó.

Cuando aquel niño se partió en pedazos en el desvío de Erandio el demócrata Arnaldo estaba en un monte con una pistola. También se repartían hostias como panes en las comisarías. Algo deberíamos de haber aprendido de tanta sinrazón y de tanto sufrimiento.

Es una auténtica pena que nuestra sangrienta historia reciente no sea de interés. Esa es la mejor manera que se repita: olvidarlo.

Todas , absolutamente todas las veces que paso por ese desvío, me acuerdo y me duele.

La futura nueva serie de Bob Pop, que se hizo famoso en el programa de Buenafuente, se llamará Maricon Perdido. Le auguro un gran éxito. Mientras tanto en la Sexta ponen reportajes sobre la represión de 1946. Que la hubo, por supuesto. Pero todos los represores ya están muertos. A veces pienso que hablar de Franco es una excusa para no enfrentarse a heridas que todavía supuran.

Porque supuran más los muertos que las políticas.

Y todos los muertos valen lo mismo.


30 de septiembre de 2020

Tus putas mierdas

Existe, desde que tenemos conciencia clara sobre la globalidad de nuestra sociedad, una idea mágica y maravillosa que nos engloba a todos en un mismo grupo excepcional y cohexionado que rema en una dirección común hacia la que iremos más fuertes y respaldados.

¿Bonito, eh?

Pero de alguna manera y como un efecto contrario ( backfire lo llaman los británicos) nos hemos vuelto bastante menos globales en el día a dia. Queremos ser Europeos pero no Españoles. Comunistas si vivimos en el lado capitalista del mundo y capitalistas si nos manda Putin o Mao. Hay un efecto curioso cuando dejamos de ser los Mr Wonderful del postureo: lo único que importa es nuestro culo.

Y cogemos nuestra realidad, imperfecta por definición, poniéndola enfrente de algo maravilloso e idealizado que es lo de los demás. Si tenemos un rey, pues sin rey. Si vivimos con nuestros padres lo que haremos será fijarnos en lo libres y felices que vamos a vivir por nuestra cuenta. Si estamos solteros adoraremos el olor a café recién hecho por alguien que nos quiere cada mañana. Ese detalle será el que convirtamos en un muro que poner entre nosotros y nuestra idealidad completa.

Pero nunca llegamos a esos límites de felicidad que nos prometieron en algún anuncio y aquel coach al que pagamos para que nos contara el camino seguro a la verdad. Así que necesitamos una excusa, un drama, una puta mierda y a quien culpar de nuestra incapacidad de alcanzar el Parnaso.

Esas son nuestras putas mierdas.

Cada uno tiene la suya y de la misma forma que nuestros abuelos nos decían que siempre hay alguien mejor y peor que nosotros EN TODO lo asumimos pero nos castigamos en soledad. Es una mierda: no nos funciona suficientemente rápido la wifi, se nos enciende una luz de avería en el coche o sólo había ensalada de cena cuando queríamos sushi. Nos enfadamos porque la serie que deseamos ver es de HBO y tenemos la mierda de Netflix, porque viene una borrasca por el oeste o porque no nos llega para tres meses de vacaciones. Así que en ese momento juramos que somos esclavos explotados, que vivimos en la dictadura de las grandes corporaciones o que la industria alimentaria nos obliga a consumir productos procesados. No decimos que llueve sino que es la mayor tormenta acontecida jamás. No decimos que no nos llega para cenar todos los días fuera de casa sino que vivimos en pobreza severa. Que sí, que nuestra abuela no tenía para comer durante la guerra y hay niños desnutridos en Africa pero, joder, tengo derecho a un chuletón de vez en cuando y unos nuggets de pollo. Cuando un baboso que no queremos que nos escriba nos manda un like a nuestra foto supersexualizada de instagram contamos que fuimos acosadas por el patriarcado y sí, hay violadores en las explanadas abandonadas de los parques, pero yo tengo derecho a contar que mi puta mierda es un grandísimo drama que se ha convertido en lo más importante del mundo. Mucho más importante que el tuyo, por supuesto.

Me solidarizo con los que tienen menos suerte que yo, claro está. Pero lo mío es malo muy malo y necesito que los astros, los jefes, los padres, los gobiernos o el tribunal de derechos humanos de La Haya me compensen por no merecer este tipo de penurias. Vivo subyugado por el yunque de los castigos y merezco una solución inmediata. A lo mío y porque yo lo valgo. 

Ya , si eso, veremos qué sucede, después, con las tuyas y que no son las mías: con tus putas mierdas.

Bienvenidos a la sociedad dialécticamente más empática y personalmente más victimista de la historia.



Pd: ¿Sabes lo que sucede entonces? Que desconfío de cada drama que oigo y que, al final, no se arregla lo que es verdaderamente importante porque no fuimos capaces de actuar acorde con ese remar en la misma dirección más fuertes y más respaldados. En el cayuco por el que caminamos como sociedad hay uno preocupado porque su asiento está mojado, otro porque le sentaron junto a uno que huele mal, hay otro que no está de acuerdo con el color de la barca y tres dicen que no han sido certificados los salvavidas. Hostia: si aquí no está remando nadie.

21 de septiembre de 2020

Andre, Mariano y Lorena.

Cuentan que Andre Agassi, uno de los símbolos del tenis para mi pero por detrás de Biön Borg, se enamoró de una moto cuando caminaba por alguna calle de EEUU. Se quedó junto a ella hasta que apareció el dueño. En ese momento le dijo que quería comprar la moto. Tras un momento de oferta y demanda, teniendo en cuenta que hablamos de un tipo que ganó más 30 millones de dólares solamente en premios, se la llevó.

Andre confesó , una vez retirado, que ser el numero uno resultaba una presión excesiva y que hubiera preferido ser el 141. Claro que eso es cómodo comentar después de ser un grande y con una bonita moto en el garaje.


Una de las cosas que tuvo la crisis que reventó en el 2008 es que Mariano López, joven estudiante de notas nada destacables, descubrió que dejando de estudiar y poniendo ladrillos recibía más pasta que sus colegas con la carrera de medicina acabada y que , además, si iba al banco le daban para un BMW y una casa en el campo. Así que se hizo con todo el pack. El sueño de algunos políticos que aún estaban en la universidad por entonces es lo que pasó en aquellos tiempos: que todos nos creíamos ricos y gastábamos hasta que no hubo para todos. Mariano se quedó sin casa, divorciado y gastando las mañanas en el centro de salud donde pasan consulta aquellos de los que se reía. Les hace las reformas de la cocina del pueblo. Lleva el mismo coche con cien rayones por banda, escape en popa y a todo turbo.

Hace unos días Lorena, una muchacha con un iphone que compró de segunda mano y un pequeño tatuaje en el tobillo que está a medio camino entre un tribal y un pájaro libre por el cielo, se quejaba de la especulación inmobiliaria del capitalista de su casero, el cual le había instado a irse por no pagar el alquiler. Lorena ha vivido alimentándose de experiencias: ha visitado Italia con una mochila. Se ha drogado en Ibiza. Tuvo sexo en la playa de Caños de Meca con Italiano. Pasó un tiempo en EEUU y se ha visto el 23% de las series de Netflix. Todo ello con la financiación expresa de ese tipo de padres, negociadores y condescendientes, que creyeron suplir lo que no vivieron intentando adecuarse al nuevo mundo que viven los adolescentes ( de 14 a 29 años) en vez de establecer algún tipo de norma mínima de quid pro culo quo. Como un perro que baja las orejas al acercarte porque está acostumbrado a recibir golpes, Lorena no es capaz de plantearse nada que no incluya una experiencia nueva o simplemente volar allá donde sus deseos manden. Si no llega a ese El Dorado considerado como objetivo del mes, la culpa es de los demás porque algo aprendió desde pequeña: ella se lo merece.


Otra de las cosas que contaba Agassi es que "si el éxito es el compromiso por la vida no creo que ningún niño debiera pasar por lo que yo pasé" pero sucede lo mismo que con la moto: es sencillo decirlo con algo que refrende conocer las maldades del triunfo. Se quejaba de que su padre le exigía más de lo que puede dar un niño, llegando incluso a odiar el tenis aunque también el tenis le había dado a Steffi, más exitosa que él, y a sus hijos.

Bueno, y también todo aquello le dio una holgada situación económica que le permite ahora, con 50 años, vivir experiencias. Incluso algunas con las que Lorena solamente sueña. Pero es que Lorena no entrenó jamás. Cuando tenía que hacerlo Mariano, su padre, le pagó lo que quiso con lo que sobró del crédito del banco.


La han cogido de recogepelotas  en el club de tenis en el que su padre reformó los baños. Cumple escrupulosamente lo que dicen los protocolos sin hacer absolutamente nada más, ni mejor ni peor, no sea que la echen. A la hora exacta de salir ( ni un solo segundo más para esos capitalistas explotadores)  y cuando se ríe del niño que se queda a entrenar por las noches no se da cuenta que se está riendo de ella misma. Andrés, se llama el niño. Le gusta el tenis. Si no llega a número uno y se queda en 141 tampoco está tan mal pero, por si acaso, estudia matemáticas por las mañanas y no conoce Cádiz.