Aunque el protagonista del video sea Adolfo Perez Esquivel y aunque tenga razón en que el orden de las cosas no es como nos gustaría a todos la verdad es que este primero de mayo, buscándome hueco entre el entorno festivo que abarrota los bares de gente un poco bebida luciendo pegatinas en favor de huelgas generales, llego a la conclusión de que esa es la más estúpida de las opciones a tomar.
Principalmente porque dejar de respirar hasta ponerse azul es una opción bastante infantil.
Por supuesto que el cesped siempre está más verde en el jardín del vecino, por supuesto. Y por supuesto que en la mente de malos y buenos de la mayoria de los sindicalistas el empresario (da igual el presidente del banco Santander como el dueño del bar de la esquina, que tiene un empleado para poder ver a sus hijos un rato cada día) se acuesta en su cama compuesta por dinero en vez de colchón. Desde ese punto de vista el patrón es el culpable y la mejor manera de que no me despida es joderle.
Así que he de suponer que lo que proclaman es que como hay un grave problema de trabajo lo mejor para que haya trabajo para todos es dejar de ir a trabajar.
Las huelgas son, por supuesto, una manera de hacer ciertas reivindicaciones y son absolutamente lícitas, pero también hay que tener en cuenta cómo y por qué de su acción. En mi cabeza son un último y desesperado recurso, como la violencia. Como ponerse azul.
Viendo otra vez el video acepto y estoy de acuerdo que este es un buen momento para cambiar las cosas, pero quedándome en el bar poniéndome ciego a cerveza lo único que puedo conseguir es que cierre la fábrica o que contraten a alguien que realmente quiera trabajar. Dar por el saco con una pancarta en la mano, un martini en la otra y esperar a que nos hagan caso por ponernos azules es, tal y como están las cosas, una soberana estupidez y la mejor manera de pasar los lunes al sol.
Pd: Claro, que yo creo que la crisis de una empresa en particular la puede generar una mala gestión, pero una crisis global es culpa de todos: de un sistema que han jugado con normas equivocadas y de los tontos de baba que pensaban que podían endeudarse sin control.
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