Mal dia para buscar

12 de febrero de 2009

La vida como un metro

Un metro, la vida como un metro. Subterráneo, artificial. Estoy en el vagón que me ha tocado, sin saber por qué. Tengo a mi gente, la que me tocó conocer en mi infancia. Arrancamos. Mientras estamos en los túneles dedicamos el tiempo a conocernos, a compartir ideas, a montar en bicicleta. Hay adultos en nuestro vagón y van parando en estaciones pero no nos damos cuenta hasta que va pasando el tiempo. Luego empezamos a ser conscientes que el recorrido es circular a veces. linear en su mayoria y extenso. Las paradas tienen distintos tiempos y las estaciones distintos nombres. La línea de metro no es única, permite considerable cantidad de transbordos. Tenemos la línea del éxito y la del fracaso, la de la familia y la de la soledad. Tantas líneas de metro como tipos de vidas. Hay viajeros que viven en un transbordo contínuo, buscando su sitio. Hay compañeros de vagón que llevan mucho tiempo conmigo y hay quien se bajó en la estación del matrimonio y quien se bajó en la estación de la responsabilidad. Hay quien se bajó en la estación de la homosexualidad. Hay quien se bajó en la estación de la familia. Hay quien bajó en la negra estación de la muerte (que es un fin de vía) y quien salió a fumar un cigarro conmigo en un andén llamado amor antes de tomar otra dirección. Otros vienen de otros viajes y pasan con nosotros un par de estaciones. Otros se quedan y otros vuelven.Con el paso del tiempo el vagón se ha llenado de pintadas que recuerdan el pasado y en la esquina se amontona una bicicleta, una raqueta de tenis, un libro prestado y algún que otro recuerdo.Al llegar a las estaciones miro el nombre y pienso si es la mía o si hay conexión con alguna otra dirección. Sin embargo termino volviendo a mi sitio esperando, unas veces sentado, otras agarrado para no caerme con los vaivenes. Lo que ha cambiado es que antes me dedicaba a viajar y ahora espero la estación adecuada. Se me acaba el bono de viaje.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Conmovedor

Sofia

Ivan Moldes dijo...

Enhorabuena. De lo mejor que has escrito. Aunque sigue siendo un poco pesimista. Yo encontré al amor de mi vida en uno de esos vagones. Te aconsejo comprar un bono nuevo. Los tienes en tu estación más cercana desde 5 €.
Un abrazo!!!

Anónimo dijo...

... y hay veces que dejas pasar un metro en el que valía la pena momntarse. Como esta entrada que acabo de leer.

... y eso produce la peor de las desazones.

Menos mal que en Internet hay remedio para casi todo y he podido rescatar este texto. Muy bueno.