Siempre he pensado que la manera de felicitar la navidad, así como las fechas señaladas, tiene mucho que ver con quien lo hace. Si envía algo del tipo "que tu familia y la felicidad de estas fiestas inunden tu corazón" es un mierda sin gracia. Si te manda el mismo meme que recibiste cien veces y que ademas aparece al final del informativo como un referente de lo moderno y simpático que es nuestro pais, es un sinsorgo. Si te manda algo que solamente podeis entender esa persona y tú las cosas empiezan a parecer próximas. Si llama por teléfono, en estos tiempos de contacto bidireccional escaso, la situación mejora. Si aparece con un abrazo, joder, es alguien importante.
Pero, oh cielos, eso pone el foco siempre en el otro como si uno no fuera parte de la ecuación.
Así que empiezo a creer que no es la mierda que te manden, aunque hay personas que son siesas hasta en el amor más profundo, sino del tipo de interacción que se genera entre ambos. Por eso creo que la navidad, así como las fechas señaladas, son un termómetro del estado en el que la amistad se encuentra entre esa otra persona y tu.
Como caso más asquerosamente flagrante se encuentran esas antiguas novias, posibles o amantes, que no responden a los mensajes. Incluso alguna me tiene bloqueado cuando, en el caso particular, quien resultó sexualmente popular para el sexo opuesto no fui yo. Detallitos aparte resulta de una decepción importante descubrir que quien, por lo que fuera, tiene marcado a fuego un camerino en los entresijos del vodevil de tu propia vida ha abandonado el teatro. Hay quien responde con estupor y por educación aunque se ve, entre las lineas, lo innecesario de recordar que estas vivo. Hay quien cree que una felicitación es lo mismo que pedir algo, y no lo es. Hay quien te felicita con un regusto a los buenos momentos que tuvimos juntos sin ninguna obligación a repetirlos pero con un poso amistoso que hace sentir parecido a un abrazo de los de verdad. No me refiero a amantes porque vale para amigos, quienes creímos amigos o solamente quien alguna vez pasó por delante. La vida nos da estímulos, amistades, momentos, canciones o películas que nos afectan de una manera muy diferente dependiendo del momento en el que nos encuentren y cuando dos personas coinciden siempre vienen por caminos distintos. Tu pudiste ser para mi algo mejor, peor o casual como el anteúltimo vino de un martes.
Pero da rabia descubrir que cuando miramos al pasado lo vemos de otro color. A veces uno se siente mal por no ser lo amistoso que se le necesita. A veces uno se siente solo esperando que esté ahí, aunque solo sea para recordar lo que nos unió. A veces da rabia no acertar el momento en el que me convertí en el enemigo.
Hay momentos en los que se puede medir. Las felicitaciones de navidad son un buen termómetro que congela si está frío y abriga como una chimenea si da calor.
La realidad es que las sorpresas amables y reconfortantes son muchas más que las cabronas, pero las hay. Y es culpa de los dos. Acepto el 51% de los motivos por los que no nos hemos felicitado las fiestas (o lo hicimos de manera impersonal).
Y que el amor inunde tu corazón esta navidad. Reenviar.