Uno de los trucos más sucios que tienen las empresas esas que realmente ganan dinero y que son las de la luz, el agua, el gas y el teléfono es pasar una factura por poco dinero haciendo la estimación del gasto, aguantar hasta que suben las tarifas y meterte una bofetada que duele con la lectura real de los contadores en cuestión. Se ahorran un inspector durante un mes y te cobran con las tarifas nuevas que suelen ser sustancialmente más altas. El problema es que cuando llega la factura de 12€ no nos alteramos y no nos damos cuenta que la próxima será de 240€.
Existe un mapa de la corrupción política en nuestro pais que viene a demostrar que no hay ninguna sigla que monopolice la corrupción sino que cada vez que hay un euro en el aire de lo público o lo institucional, aparecen los cuervos del poder.
Es lógico, entonces, que ante la necesidad de simplificar la actualidad contemporánea la mayoría de nuestros ciudadanos opten por considerar que político+dinero público=corrupción. Esto es lo mismo que pensar que si tu pareja queda para comer con alguien del sexo contrario dará como resultado una relación sexual brutalmente satisfactoria pero eso, si lo analizamos con la frialdad que da la realidad e incluso viendo las veces que hemos quedado con alguien sin que hubiera (ni como pensamiento fugaz) un intercambio de fluidos, es una psicosis irracional que lo ensucia todo.
La semana pasada hablábamos del dinero que las personas de bien seguían dando a las ONGs e incluso del dinero que institucionalmente se da a la iglesia para que lo destine a los fines que considere correctos.
Es mucho dinero.
La mentalidad contemporánea cree, por defecto, que cualquier euro en manos ajenas tiende a ser empleado en drogas, en putas y en alicatar los cuartos de baño hasta el techo. Ya no acusamos directamente a los banqueros, a los políticos o a los curas. Acusamos, con el dedo que todo lo señala, a cualquiera que tenga un mínimo de presupuesto a su alcance.
Todos los que viven del dinero que no vemos se han convertido en culpables.
Sin embargo tengo la pequeña idea de que el porcentaje de corruptos y de personas de bien es prácticamente idéntico en cada faceta de nuestra sociedad con la salvedad que un camarero corrupto se lleva 15€ de la caja e invita a sus amigos y un político se lleva 15 millones y paga las putas a todos.
Tengo una visión de primera mano de más de una ONG que sobrevive con menos de lo mínimo y donde sus trabajadores ganan menos de lo que perciben, en cuestión de renta básica, alguno de los usuarios de aquellos servicios. Porque las ONGs, aunque son chulas como una manifestación por los derechos fundamentales, están mal vistas cuando se financian de los impuestos.
Uno de los trucos más sucios que tienen las sociedades para eximirles de culpa es la resignación y pensar que esa factura barata de la estimación del gasto se va a repetir el mes que viene cuando era absolutamente obvio que la bofetada tenía que ser de premio.
Y ahora que recibimos la bofetada todos son culpables menos nosotros. Ahora creemos que todos los políticos son corruptos, todas las ONGs se llenan los bolsillos, todos los curas pederastas y que las monjitas que van llenando los platos de los comedores sociales se van a su celda en Ferraris.
Los cuervos del poder, que son aquellos que van volando a robar aquello que brilla para llevárselo a su nido, no son todos. Ni siquiera son mayoría. Algunos, al igual que tú y que yo, intentan hacer su trabajo. Algunos hasta lo intentan hacer bien. Existen políticos honestos, banqueros con ética, ONGs que limpian la escoria que genera nuestro sistema de vida por un coste de guasa y... y futbolistas con estudios.
Más de uno.
Pd: Pero si eres honesto no eres noticia. Sólo son noticia los cuervos.