Una de las cosas que lleva consigo
el facebook home es que va a decidir por ti un buen montón de cosas y además te lo venden diciendo que es lo que se lleva. Se supone que si el teléfono se queda quieto más de seis horas por las noches en la misma ubicación el programa decidirá que esa es tu casa y así lo publicará porque no es capaz de pensar que te hayas echado una amante, estés de vacaciones o te hayas quedado en el mismo banco del parque durante un tiempo. Si el GPS se mueve a ritmo de cabllo trotero publicará que haces deporte y si tienes muchos amigos homosexuales, por extensión, te mandará publicidad del último número de Shangay o de la remasterización de los grandes éxitos de Olivia Newton John. Más o menos facebook pensará por ti aunque no sea capaz de diferenciar entre una amiga sin mas, un momento de debilidad, una relación muerta o ese cariño amable y cómplice de lo que pudo ser y no fue. A más de uno le encantará porque, en realidad, una de las partes del ser humano desea que piensen por él.
Hace unas semanas veía un reportaje sobre
la guerra por control remoto y planteaba el problema ético por el que ahora mismo es perfectamente posible meter en el cerebro electrónico de una máquina de matar la imagen renderizada del malo al que liquidar y darle la orde de "muerte". En ese instante el robot se irá , con sus metralletas y sus misiles, a la caza y captura irracional del tipo de la foto hasta acabar con él. Los bit y los bytes decidirán todo lo necesario para llegar a su destino porque en el mundo de la guerra importa el fin, nunca los medios.
En los dos casos, casi como un antecesor de
Skynet , se deja en la supuesta ejecución metálica de la verdad aquello sobre lo que nos aburre tener control.
Cuando en nuestra sociedad todos nos creímos superhombres dejábamos que una avalancha de inmigrantes realizaran todos los trabajos que no quisimos y por eso, casi de soslayo, los gobiernos convertían las fronteras en coladores y las nuevas promociones inmobiliarias en torres de Babel donde el occidental era el único que no se manchaba las manos. Aquello fue un Skynet social de la misma forma que contratar a un becario para que actualice tu estado en facebook.
Es absolutamente cierto que vivir, hoy en dia, es más complejo que hace unos años. Parece que hay que poner las fotos de tus viajes en facebook, ser ocurrente en twitter, responder a los whatsapp con soltura, tener el coche con la revisión pasada y la caldera de casa a punto. Hay que ser un hipster con todos los detalles, llevar los calzoncillos a la moda por lo que pudiera pasar, tener opinión sobre la coyuntura económica y social, actualizar el sistema operativo y cuidar el bronceado mientras disfrutas de la democracia.
Mi madre me contaba que ella, después de la guerra civil, tenía un vestido igual al de sus hermanas que era el que se ponía los domingos. No tenía otro así que se lo ponía y lo lavaba el lunes para dejarlo preparado para el siguiente fin de semana. "Ahora abro el armario de tu sobrina y tiene tantas cosas que no me extraña que tarde tiempo en decidir"- me decía.
En realidad nos hemos creado muchas obligaciones que no son más que correas invisibles que nos atan a demasiadas cosas y, casi de manera instintiva, ahora buscamos que sean las máquinas las que lo hagan por nosotros. No nos gustó lavar e inventamos la lavadora. No nos agrada limpiarnos el culo y hay unos sofisticados retretes mecánicos con chorrillos a presión. Hasta ahí casi todo tiene que ver con la capacidad del ser humano para hacernos la vida más cómoda. Incluso aprendimos a volar. Sin embargo, casi como una necesidad comercial de la modernidad, nos creamos necesidades que no son necesarias y ahora, cuando se han convertido en excesivas, queremos que las máquinas las hagan por nosotros en vez de hacer lo que hacía mi madre: preocuparse de diferenciar entre lo necesario y lo superfluo.
Cada día veo más personas en un burguer haciendo fotos para subirlas a facebook con la wifi del establecimiento. Da igual que sea carne de vaca. Da igual que sea carne. La cámara de seguridad ya le ha etiquetado y le ha llegado un cupón promocional con las ofertas en patatas con salsa. Las
pringles no son patatas, es una pasta de harina.