Mal dia para buscar

29 de mayo de 2023

Los premios menores.

Supongo que éramos un equipo, aunque nunca estuvimos federados. Ni siquiera nos hicimos unas camisetas bien chulas con nuestro nombre detrás, que es lo que tiene la pertenencia a un grupo pero la relevancia personal: son los mismos colores pero está personalizada. Será por eso que la camiseta de Vinicius y la de Asensio cuestan diferente.

Sin embargo, como en los grupos de rock, algo sucedió. No sé quien era Roger Waters de los dos, o el hermano limpio de los Cano. Si pudiera elegir yo quiero ser Lennon, Gilmour o Davies ( de nombre Rick, obviamente). El caso es que ninguno, visto desde perspectiva histórica, consiguió jamás la magia que tenían juntos. Se pueden hacer mejores canciones e incluso discos, poner encima de la mesa algún que otro directo histórico pero la verdad es que hay algo completamente intangible que desaparece cuando el equipo no está completo.

El ser humano es mezquino muchas veces y hay una parte miserable que parece que se levanta todas las mañanas con la firme convicción de romper lo que tiene creyendo que lo que vendrá después será mejor. También es cierto que hay un resquemor infinito que nos impide reconocer la calma con la que nos quedábamos dormidos en el sofá después de comer un sábado gris, casi como si fuera al calor reconfortante de una playa paradisiaca. Nos cuesta aceptar cómo éramos mejores e incluso la belleza desconcertante de todas las imperfecciones en las que chapoteábamos. Las mismas a las que nos agarramos para romper el grupo, para confesar que no éramos un equipo.

Sucede con los trabajos, con los amigos, las parejas, los amantes. Sucede con ese concierto al que no querías ir y del que te querías marchar, pero lo ves con otros ojos cuando aparece en Youtube. Sucede al recordar aquel día muerto de frío con la moto haciendo extraños en una carretera sin cobertura. Si te hubiesen preguntado entonces hubieses dado mil motivos lógicos para no estar allí, pero ahora los recuerdos y el vacío lo magnifica maravillosamente.

Hay una ley de vida que rompe las correas invisibles que nos atan a las personas. La gente se muere, se muda, juega a ignorarte, comete errores que no quiere admitir o simplemente es incapaz de gestionar los miedos comunes. Luego están las decisiones irracionales en las que, tras romper el equipo, ninguno ganará un disco de platino y mucho menos la próxima copa de Europa.

Los premios menores no son premios, son las mierdas que te tiran a la cara cuando preguntas si te va mejor ahora que ya no estás.

24 de mayo de 2023

Jodido woke: "tú no tienes matriz"

 La última tendencia es pos de la búsqueda de un mundo más justo es censurar esta escena:


A eso tenemos que sumar, y voy a contarlo de memoria, otras censuras aceptadas:

Acusan a Friends de homofoba y poco inclusiva
Piden no ver Grease porque no hay negros
"Lo que el viento se llevó" fomenta la segregación
....

Reconozco que he usado muchas de esas indignaciones como chistes, porque la primera, la segunda y hasta la quinta, me parecían fenómenos fomentados por majaras. El problema es que esa "cultura de la cancelación" tan de moda en la cultura Woke simplemente se utiliza como arma contra todos aquellos que , directamente , "no piensan como yo".

Por supuesto que si a eso le sumamos ese "presentismo" que juega al juego ( con trampa) de revisar la historia con los parámetros morales actuales, nos sale un coctel puñetero. Querer tirar abajo las pirámides porque las construyeron esclavos o dejar de usar un tenedor porque lo inventó un hombre suenan a actitudes enfermizas pero no se alejan de muchas de las indignaciones de aquellos que, poseídos por una supuesta moral concienciada basada en el bien global, vociferan lo que debes o no comprar, consumir o utilizar de alimento cultural.

El único resultado final que puede tener todo esto no es más que un puritanismo salvaje más inquisitorio que la misma inquisición. Cuando las libertades se cercenan no puede derivar más que en la falta de las mismas. Señalar, de forma discriminada y global, a cualquiera acusándole de los males del mundo te convierte a un nazi loco pintando estrellas de David en los comercios de Berlin. De todos es sabido que mantengo la idea, demostrada por hechos, de la igualdad absoluta entre los extremos. De la idea, por poner un ejemplo, que soporta que un imbécil de Vox, un imbécil de Podemos y un imbécil de Partido por la Liberación de Judea son iguales pero han nacido en sitios diferentes. Y eso, por supuesto, defendiendo que puedas pensar lo que quieras, porque eso no es delito. Ni siquiera es delito ser imbécil. El delito es comportarte como tal.

La trampa de esta moralidad, muy parecida a muchas otras trampas, reside en que si te digo que eres imbécil me responderás que quiero matar negros, quemar a homosexuales, encerrar a los gordos, castigar a los transexuales y, yo qué sé, irradiar con plutonio a las buenas gentes de Soria. Ante eso y ante un ejército furibundo de fanáticos que no dudarán en quitarte tu trabajo y marcarte de por vida, hay una mayoria de gente que se queda callada. Y la autocensura es una cosa muy mala.

¿Somos menos libres que en 1980?. Por supuesto.
¿Somos una sociedad que tolera mejor que en 1980 a los homosexuales , los negros, los gordos , los transexuales y los veganos?. Por supuesto que también.

Sin embargo esa mejoría social no viene de la mano de estos voceras de salón, activistas de click y cobardes que no van nunca a defender, por ejemplo, a las mujeres a Iran, sino que tienen un discursito miserable y no se dan cuenta el daño que hace, precisamente, a todo lo que hemos conseguido como sociedad porque fomentan, con nitidez absoluta, al un "otro extremo" que encuentra una justificación para comportarse como los esquizoides paranoícos que en realidad , también son.

No se dan cuenta que, joder: "tú no tienes matriz"

10 de mayo de 2023

Las etiquetas vs La calidad

Google, en su magnífica visión del mundo desde sus oficinas de Mountain View, ha decidido etiquetar los negocios para luchar contra el racismo. Por eso mismo en las fichas de algunas tiendas se puede leer: "Propiedad de negros". Con dos cojonazos.

También existen las leyendas: "Dirigido por mujeres", "LGTB+ friendly", "Espacio seguro transgénero" y cosas así. Todo maravilloso.

Será que soy un raro pero me importa, textualmente, una mierda pinchada en un palo si quien manda es una mujer o una cabra siempre que el producto o el servicio que voy a solicitar se haga correctamente. Desconozco el día en el que nos empezó a importar un carajo lo que vamos a comprar y fue más importante si el tipo que nos lo sirve mea sentado o de pie, si es adorador de Satán o si se la pela con los primeros videos de Wham!. Supongo, porque solamente es un suponer, que quien no ha hecho en su vida una barra de pan cree, porque estamos sumergidos en un mundo de estándares, que todos los panaderos lo hacen igual. Que todos los que tienen la carrera de medicina son médicos con las mismas capacidades y que, por supuesto, todos los que gestionan una tienda son exactamente iguales. Unicamente partiendo de esa premisa soy capaz de entender que sean relevantes otros factores.

Sin embargo, y esto es una lucha perdida, poner este tipo de adjetivos a un comercio se me hace muy similar al "Tienda de Judíos" de aquella Alemania. Es cierto que en este caso se intenta que sea a favor en vez de en contra, pero eso tiene más que ver con la visión del cliente que con la acción en sí. A mi primo Jose Ramon, de Burriana, si le dices antes de entrar que es "propiedad de moros", no entra. A alguna charocrática salvaje del Caribe, si le dices que es "propiedad de hombres", tampoco entra. Si el comercio es pequeñito y pone que es "gestionado por Gordos", te lo piensas. Y mira que la gordofobia es la última tendencia en victimización. Si la han cagado ya con las mujeres, los transexuales y los homosexuales, hay que añadir a los gordos.


De un tiempo a esta parte poner adjetivos a las cosas es una obsesión. Si vas a comprar pan y pides pan, en la panadería, esperan que le pongas apellido: de semillas, media cocción, gallega, rústica... Quiero pan, ya está. No es tan difícil. Crujiente por fuera y con miga para untar. No es mejor Mari Carmen López que Doña Luisa de Antuño Cifuentes de todos los Santos, las dos son "esa señora". Por supuestísimo, Mari Carmen la gorda y Mari Carmen la flaca, deberían de no tener adjetivo después del nombre. Un argelino asesino y un tipo de Mostoles asesino son asesinos. Las tendencias sexuales de la gente me importan exclusivamente si existe alguna posibilidad de que tenga sexo conmigo. Por lo demás, como si se la machaca con documentales de orcas asesinas.

Es cierto, por supuesto, que las palabras determinan cómo vivimos nuestro presente. Que si nos preocupamos de la manera en la que definimos nuestro entorno, éste va cambiando su realidad poco a poco eliminando aspectos que lo hacían bastante más áspero. No niego esa realidad pero se nos han ido las manos con la intencionalidad de etiquetarlo todo y creamos situaciones que sobrepasan lo entendible. -Hostia- le dice uno a otro desayunando un croissant que sabe como lamer el suelo de un after- esto está malísimo-. El otro le mira como si se hubiera follado a su gato después de votar a Hitler y le enseña la bolsa -Es LGTB+ friendly, fabricado por mujeres transgénero negras y gordas-. Así que, bajo la pena de haberse convertido en un homófobo racista que está en contra de la determinación sexual de las personas libres, te tienes que comer el puto croissant. Sin embargo los bollos que hace el repostero de la esquina, que se levanta a las 3 pero es blanco y le gustan las mujeres, no te los vas a comer por muy buenos que estén porque Google y los maestros de la nueva moral no le han dado respaldo intelectual. ¿A que es absurdísimo?.

Bienvenidos al mundo moderno homologado donde hacer las cosas bien, o mejor, es menos importante que la etiqueta.

Me encantaría que los que defienden estas gilipolleces fueran, no al mejor médico, sino al que sea gordo, negro, mujer, objetofóbico, hable euskera batua y con una polla tatuada en la cara. Ojo, que quizá pueda ser el mejor médico pero si jugamos a hacer un baremos de puntuación, las capacidades profesionales cuentan lo mismo que cada una de las estrellas anteriores.

Lo que no entiendo es cómo no nos hemos ido a la mierda ya. Buen camino sí que llevamos, sí.




6 de mayo de 2023

Del creador a la IA, pasando por el cuñado.

Hubo un tiempo en el que simplemente aparecer en un medio era casi un triunfo. Era la pequeña diferencia entre ser invisible y ser alguien. Si el periódico de tu ciudad te hacía una pequeña reseña en un pie de foto de un evento local, te guardabas el recorte orgulloso. 

Una de las primeras veces que hice algo de radio fue en el interior de una furgoneta rotulada con el logotipo de La Ser aparcados en zona de carga y descarga. La televisión, con un solo cámara y en un plató del tamaño de mi salón, me tuvo casi 15 años caminando por las calles recibiendo esa mirada de la gente que no sabe si te conoce de ser amigo de su prima Mari Carmen o de otra cosa. He firmado libros, he dado charlas con muy poca gracia y me han parado tres veces para pedirme autógrafos. Si lo vemos desde la perspectiva de los 80 se puede parecer a una orgullosa cuota de fama pero si lo vemos desde ahora es, sencillamente, una castaña pilonga.

Hace unos días un amigo , crítico musical aficionado, expresó, después de haberlo escuchado con atención, la deriva en la que van cayendo los antes aclamados Depeche Mode. El primer error que cometió fue hacerlo en facebook y de una manera pública. Como el lógico y esperable aparecieron comentarios muy a favor y muy en contra, porque lo moderado no existe en el mundo contemporáneo y mucho menos en Internet. Uno de los contrarios era tajante: "No tienes razón, es perfecto". Sin explicaciones, ni comentarios extras. "¿Me puedes explicar el motivo?"- le puso. Responder, en ese lenguaje no escrito de los comentarios, es una declaración de guerra. En ese caso vino la clave de todo: "Soy creador de contenido y como tal has de respetarme". No hay ninguna razón salvo el situarse por encima y con eso callarlo todo.

Antes de dejarse llevar por la ira tuvo a bien buscar aquello que convertía a su enemigo dialéctico en un creador. Quizá era el nuevo Joaquin Luqui y él no lo sabía. Spoiler: no era así. Era un opinador sin razonamientos. "Bueno", "Malo". Poco más. Dando exactamente lo mismo que fuera un disco, un restaurante de pizza con piña o un motor bicilíndrico refrigerado por aire. Es cierto que los algoritmos que pueblan las redes se retroalimentan de cuantificaciones y a un número indeterminado de reseñas cuantificadas (sin texto) te envían un correo diciéndote que eres "Local Guide", "Star influencer" o alguna soplapollez. Eso, cuando no te das cuenta que no significa absolutamente nada, alimenta tu ego y te hace creer que estás un paso por encima de la plebe. Engorda tu ego y te genera seguidores mentales que te argumentan el motivo por el que, sin más, tienes razón.

Con todo ello me percaté que cualquier cafre puede creerse una estrella de la tele porque tiene un canal en youtube, un rey de las ondas porque lucha contra los silencios en un podcast o un literato infinito porque cada seis meses pone una frase en un blog. Conozco a más de uno que dice que te hace las fotos de la boda porque publica lo que come en Instagram.

El peligro de todo esto es que los fotógrafos de verdad, algunos que saben escribir, los comunicadores y hasta quienes disponen del complicadísimo don de hacer buena televisión se cansan de tener que luchar contra ejércitos de mediocres que se caracterizan por el desprecio absoluto a hacer un trabajo de calidad.

Primero llegaron los voceras y el periodismo basura. Luego los imbéciles sin argumentos de Internet. Los que se graban en su cuarto haciendo el orangután. Las que se quejan de la cosificación de la mujer con fotos en micro bikinis de Instagram. Los graciosetes con un podcast y más de alguna pose con la gorra del revés.

Lo que se llamó "democratización de la cultura" , sin filtro alguno, nos ha traído oleadas de ruido y mucho autotune.  No hace falta pasar ningún examen para creerse Mariano José de Larra.

No os preocupeis, que la inteligencia artificial lo joderá todo aún más.


Pd: no estoy libre de pecado: tuve un podcast, hago fotos de mi moto en instagram, he publicado tres libros y mis tertulias eran retransmisiones de bar. Lo que no haré jamás será cantar y bailar.

1 de mayo de 2023

Resumen presentación GORA ESPAÑA

El 1/12/22 sucedió algo: España perdió con Japón , 2-1 , en un mundial. 

Y se presentó un libro que se puede comprar grácilmente pulsando AQUI