Mal dia para buscar

30 de abril de 2011

Anestesiados

Existe un fenómeno que se suele explicar con el menor efecto que tienen esos mensajes escandalosos de los paquetes de tabaco llamado Backfire (del que ya hemos hablado aqui) que viene a decir eso de que las personas tienen esa virtud de hacer siempre lo contrario de lo que se les aconseja de una manera insistente.

Sin embargo, tras más de 3 años leyendo de manera compulsiva las noticias y chascarrillos que circulan por internet he de deducir lo que es una obviedad: que cada vez importan menos las noticias de verdad y nos encanta regodearnos en las tonterías sencillas que pudieran completar un chiste de 3 segundos en el tiempo que sube el ascensor hasta tu piso.

Nos importa que se masacre a personas durante los 10 minutos que pasan desde los titulares del telediario hasta que dan la noticia y nos importa que nuestro vecino se quede en el paro el minuto que pasamos desde que nos lo cuenta hasta que se lo contamos a nuestro compañero de piso.

Pero nos encanta ver una y otra vez el video tonto de la semana en youtube. Nos hace mucha gracia pasárselo a nuestros amigos y ponerlo en nuestro perfil si es que nadie lo ha puesto antes. Nos encanta llenar nuestro espacio hablando de la última patada que le dieron dentro o fuera del área al portugués inculto y rico de turno. Disfrutamos regodeándonos con aquella viñeta o aquella noticia inventada que se metía con un político del bando contrario, como si fuera un juego de buenos y malos donde da igual quien gane porque tenemos la sensación de no poder ser capaces de controlar nuestro destino.

Tenemos esa sensación de no poder cambiar nada de lo que algunos grandes y desconocidos poderes nos van imponiendo, como si fuera un cambio de tarifa del móvil o un sistema político corrupto que nos robe o nos asesine.

O nos anestesie.

Pd: alcanzadas las 200mil visitas este blog se da una semanita de descanso porque estoy buscando las imágenes del video. Espero, con ansia y furiosa cólera, encontrarlas.

29 de abril de 2011

Nota mental: el candado nunca del revés

Tengo una pequeña moto que se empeña en demostrarme que soy idiota. Como anoche la pequeña durmió en la calle decidí hacer uso de un metálico candado que se sitúa en el disco de freno. Simplemente hay que ponerlo sobre él y se queda en uno de los agujeros que lo pueblan.
Claro que si anoche, en un despiste, pones el candado al revés (con el hueco para la llave por dentro) piensas que lo único que tienes que hacer es abrirlo desde el lado contrario. El problema es que el hueco de la llave coincida con uno de los 3 radios que tiene la rueda.
Con lo cual, al descubrir que la llave no entraba por una imposibilidad física, me he sentado en el bordillo de la calle junto a la motocicleta insultándome a mi mismo hasta el punto que el barrendero, pensando que estaba en pleno proceso de robo, se ha acercado para cotillear y procrastinar en sus labores higiénicas. En ese momento yo ya había decidido partir la llave del candado para poder introducirla. Pero meter nunca se me ha dado bien, sobre todo cuando la longitud del elemento macho seguía golpeando el radio, con lo que he tenido que buscar un gentil taller donde me pudieran pulir únicamente 2mm de llave y ceder una llave inglesa estrecha con la que hacer el juego de apertura.

El proceso ha durado una hora. He llegado tarde a trabajar. Adjunto pruebas gráficas de mi estupidez. Nota mental: no poder nunca el candado de la moto al revés.

También es verdad que una parte de mi, en este proceso, se ha sentido como un herrero o más bien un simio que aprende a manejar herramientas.

28 de abril de 2011

Think different, vende lo mismo

"El iPhone dejó de ser interesante cuando una persona como tú y como yo lo podían tener". Creo que esa frase resume perfectamente mi punto de vista sobre el universo Apple. Ese mismo universo que ha denunciado a su principal proveedor de componentes (Samsung) porque le ha copiado la estética de sus productos.
Estética, que es lo que diferencia a Apple de los demás.
Porque estoy absolutamente convencido que si mañana mismo Microsoft se descolgara con un sistema operativo igualito al OsX muchos de los usuarios empezarían a gritar porque no pueden hacer esos cambios en el registro que te hacen pensar que eres un hacker cuando lo que estás haciendo es dando de comer a informáticos como yo. La prueba la tenemos en esas pantallitas tan chulas de Vista que te pedían permiso para hacer cualquier cosa y que era la principal queja de muchos de los usuarios (aparte de que, según decían,(siendo mentira) era imposible piratear programas). Cuando tienes un Mac parece que no te quejas ni te extraña que las cosas haya que pagarlas y que no te deje tocar con tanta facilidad el núcleo del sistema.

Steve Jobs dijo una vez que cuando intentaban fabricar Mac de 300€ todo lo que les salía es mierda. Y tiene razón porque un Pc de 300€ es una auténtica mierda (principalmente porque, y hablando en términos de legalidad, el sistema operativo son casi 100).

Ahora saltarán los muchachos del Linux exaltando las esencias de su querido pingüino (que no pongo en duda) pero se les olvida que el 80% de los usuarios no quieren un procesador de texto, sino el Word, por poner un ejemplo.

Y los usuarios del Mac, quintaesencia del gafapastismo con dinero, están encantados por considerar que los componentes de sus ordenadores son condensadores de fluzo en comparación con los socket de los míseros pcs.

Creerán que Apple inventó el teléfono y la tablet, que cuando Steve tose se constipan las redes sociales y que son mucho más felices que el resto de los mortales, comen más verdura y están mucho más concienciados con el cambio climático. Cuando Julian Assange estaba detenido vi a un tipo con un iPad con la cara del buen reo puesto como careta pidiendo justicia (no encuentro el video...).

En realidad un equipo de una determinada cantidad de dinero suele ser exactamente igual de estupendo. Cuando un colega se gastó 2000€ en su iMac puse a su lado un pc de 1500€ (tras pedir permiso al cliente) y, al descubrir que yo ganaba en velocidad de proceso y rendimiento él me dijo: pero el mio es más bonito. Y era verdad. ¿Es feliz con él?. Eso es lo que importa. Tengo un conocido que es tremendamente feliz instalando linux a toda su familia.

Y tengo un teléfono con dial de aquellos de baquelita que pesaban como un muerto en la mesilla de noche y que heredé de mi abuela. No quiero un iPhone aunque sé que puedo tenerlo cuando quiera, y eso, como un novio que siempre dice que sí, le hace perder interés.

Pd: Moraleja: no hay mejor ni peor. Ni siquiera nadie inventó nada. Bill Gates copió el MsDos. Los ordenadores son idénticos por dentro. Yo vendía tablets en 1999 que no compraba nadie. Las denuncias huelen a marketing de manzana podrida. Cómprate lo que te haga feliz pero no vayas por ahí diciendo que lo tuyo es mejor que lo mio. Mira que bien funciona el teléfono de mi abuela

27 de abril de 2011

Españolizando la infancia

Dice, en la radio, Boris Izaguirre que desde Venezuela y pensando en esa tradición tan española de cambiar los nombres de los personajes, pensaban que Starsky y Hutch se llamaban Ramón y Manolo en la versión ibérica.

Es lo mismo que cuando hablas de "erre-dos-de-dos" algunos compatriotas lingüísticos del sur de América lo llaman Arturito por ese parecido fonético con Artoo-Detoo de la pronunciación que se hace de R2D2 en la versión original mientras camina junto a Ce-tres-pe-o.

Tenemos que reconocer, supongo, que es un rasgo que arrastramos desde tiempo inmemorial para defender lo nuestro del invasor anglosajón por mucho que el fútbol se haya comido al balompié.

Gracias a esto Coco, el personaje de barrio sésamo que nos enseñaba la diferencia entre arriba y abajo, nunca supimos que se llamaba Grover. Ernie y Bert son Epi y Blas. Kermitt es la rana Gustavo y suena mucho mejor decir que has visto los Pitufos que a los Schtroumpfs.

Así que he pensado, no sin esfuerzo previo, que debe de existir en algún lugar ese tipo de listado absurdo con los nombres españoles de aquellos personajes que marcaron nuestra infancia y su correspondiente apelativo original.

Pero no lo encontré. Solamente localicé esos momentos prácticamente cómicos en los que a Xabier Arzalluz, azote nacionalista, era llamado en las páginas del ABC Javier Arzallus para joder cuando Margareth Thacher nunca fue Margarita y Aznar nunca llamó Jorge a George (Bush). Ahora no saben si, en la boda de los británicos que parece el centro rosa del planeta, han de llamar al novio Guillermo, William o Willy (como la orca) y a la novia Kate, Catalina o Catherina.

Claro que hace años se llamaban leotardos y ahora son leggings

¿Alguien sabe si existe ese listado absolutamente freak?
Pd extra: Luis Lucena: españolear vs Rajoy.

26 de abril de 2011

Simetrías

Existen demasiadas diferencias y extrañas similitudes en tantos momentos de nuestras vidas que parecen mentira hasta que las vemos en pantallas adjuntas:
Pueden ser aquellas playas de diferentes mares o comparar la risa imparable después del sexo con la risa imparable de aquella sobremesa en la que te sentías en casa. Puede ser, si viéramos en dos ventanas, tu cara y su cara al ver el número de teléfono en el móvil sin querer descolgar mientras esperas que deje de hacer ruido. Puede ser tu cara conduciendo en una larga recta del sur o camino al norte. Pueden ser dos personas esperando en el mismo aeropuerto o la imagen medida de dos políticos de diferentes partidos dando discursos populistas. Puede ser la imagen de un asesinado en el telediario con la del malo de la película mientras crees que se hizo justicia o la imagen mimetizada que tienen los camareros y los taxistas de todo el mundo.

El caso es que vivimos en simetrías contínuas.

25 de abril de 2011

Click (cine y literatura)

A veces, cuando suena un click, puede que algo se haya roto o puede que, sencillamente, se haya puesto en su sitio.

Lo que recuerdo del último libro que acabé en mi bañera dice así:
"Con 16 años me habló de las autopsias sexuales.

Me contó que estaría bien que cada 5 años nos practicaran ese tipo de autopsias. Que nos quedaríamos muy quietos y alguien nos dijera qué parte de nuestro cuerpo no había sido acariciada; cuántos besos habíamos recibido; si había sido más querido una mejilla o una ceja o una oreja o los labios.

Una autopsia en toda regla de nuestro sexo, pero con nosotros vivos, aunque inmóviles.

Se lo imaginaba y le gustaba pensar que alguien, tan sólo mirando nuestros dedos, supiese si habían tocado con pasión o simplemente por rutina. Si nuestros ojos habían sido mirados con deseo o nuestra lengua había conocido muchos congéneres.

Además, podríamos saber cuáles fueron nuestros mejores actos sexuales, al igual que en un tronco cortado vemos cuándo soportó grandes lluvias o sequías. Quizá a los 17, a los 30 o a los 47. Quizá siempre en primavera. Quizá siempre cerca del mar.

¿Cuántos mordiscos, cuántos chupetones, cuántos susurros hemos sentido?. Un cómputo de números sobre nuestro sexo, nuestra lujuria, nuestro placer solitario.

Según ella lo mejor era que cuando se acabase esa autopsia sabríamos que estábamos vivos, que podíamos mejorar y lograr que nos acariciasen, que deseáramos, que amáramos y nos amasen.

Decidí que nunca me haría una de esas autopsias por miedo al resultado."


Pd: los videos son de una película de esas españolas, sin presupuesto y que encuentras de casualidad, titulada Bucle y que me dispongo a ver con atención.

24 de abril de 2011

Tampón on the rocks

Hace unas semanas, en una pausa publicitaria y tras recordar alguna de las atrocidades que se comenten bajo sospechosos bulos médicos que circulan por ahí y explicar cómo alguna jovencita ha terminado sus días enganchada porque le explicaron que meterse unas rayas adelgazaba, llegaron a mis oidos dos prácticas desconocidas para mi:

- Esnifar tabaco (rapé) para no tener que salir a fumar a la calle pensando, además, que es menos dañino
- Impregnar un tampón en alcohol para asimilarlo de manera vaginal (rectal en el caso masculino) con lo que se evita el aliento en el control de alcoholemia y parece ser que se logra un efecto más rápido (independientemente que te abrase por dentro, claro está).

Pues bien, tras conversación con una de esas personas que conoce de primera mano las miserias de la noche (una de esas que va en la ambulancia con el accidentado de turno), descubro que ambas prácticas son verídicas y importadas de sociedades teóricamente mucho más avanzadas y donde los jóvenes disponen de mucha más información que la nuestra.

Las sumo, entonces, al Eyeballing, que es aquello de beber por los ojos.

Mi estupefacción me impide decir nada coherente pero me afirmo en aquello que dice que nosotros hemos sido una generación bastante mala pero... ¿tan gilipollas?

23 de abril de 2011

2.5€


Barrenkale. Bilbao. 2.5€.

(martini rojo, gin, angostura, hielo, campari y una rodaja de naranja)

Pasión de Semana Santa para poner las ideas en su sitio.Comida con la familia para sentir el amor incondicional.Sol y cerveza con buenos amigos.

Sería como uno de esos anuncios que terminan diciendo que las buenas cosas no tienen precio, porque no la tienen. Así que entre cientos de turistas de esos que te paran por la calle porque te ven en moto camino del mar con cara de muchacho autóctono realizas un feedback con sus imágenes llenas de compañías con cámara. Miras de soslayo a esos grupos de muchachas jóvenes con gafas grandes que van mirando a las azoteas desde las aceras, a esas familias de progenitores progres que llevan el mapa en la mano, a los dos jubilados que intentan aparcar el Ford Orion en un hueco reservado a minusválidos y a alguna pareja perdida que se sienta sobre su mochila esperando un autobús equivocado.

El turismo, si le sumas el tiempo libre y gastas 2.5€, da para aprender mucho imaginando las historias de los demás mientras vas viviendo la tuya.

22 de abril de 2011

La primera generación global

"Te quiero mucho, pero no soporto verte comer". Creo que esa frase me cayó, como una pequeña losa, nada más empezar los 90. Aquellos fueron, quizá, los años de los primeros viajes de verdad y las primeras noches realmente en vela, porque aquellos que ahora nos acercamos muy sospechosamente a tener que reconocer los 40 somos hijos de los cazafantasmas y aprendimos informática después de ver juegos de guerra, cuando nos parecía maravilloso poder cambiar las notas de clase a traves de un modem que sonaba exactamente igual que un fax. Nos sonaba moderno el tecno pop de los Human League y hasta un poco siniestro Depeche. Nos daban algo de miedo las portadas de Iron Maiden y nos emocionamos viendo ghost aunque siempre quisimos poder tener en nuestro cuerpo el poder sensual de dirty dancing. Quisimos conducir sin rumbo como Thelma y Louise, escaparnos en moto como Bruce Willis en pulp fiction (que siempre estará en luz de Luna) después de que su pequeña novia portuguesa le preguntara si le proporcionaría placer oral.

Compramos Thriller pero nos sabíamos de memoria el ritmo de alguna canción de los toreros muertos. Llevamos hombreras, no supimos diferenciar el Ice Baby de Another One bites the dust. Yo, incluso, me compré una gabardina negra cuando las costuras de Zara se soltaban solas que mi madre llamaba guardapolvo. Tuvimos a George Michael, Star Wars, Viernes 13, Karate Kid, Flashdance, Big, La mujer de Rojo que escandalizaba a mi abuela, Bill Cosby, los problemas crecen, Erasure y a un señor que tenía ataques epilépticos bailando y acabó en un gran hermano de famosos llamado Mc Hammer.

Y ahora, más de 20 años después, descubro que fuimos la primera generación global.

Pero no lo sabíamos.


Sigo sin saber comer con las manos elegantemente mientras veo una y otra vez a mis contemporáneos reclamando su tiempo llenando los estadios en los conciertos de los grupos que nunca se retiran.

20 de abril de 2011

Need you tonight (INXS y covers)

En 1987 INXS publicaron "Need you tonight". Una barbaridad de canción aunque he de reconocer que lo primero que me gustó fue aquel video que me grabé de la tv a mi Vhs de "videos musicales-3". Después llegó ese ritmo contagioso de la y la mezcla entre rock y funky de la guitarra que nunca cansa.


Años más tarde encontré una versión de un tipo llamado Kazy en, he de reconocerlo, un pequeño video pornográfico. Y me puse a buscar más versiones (incluído ese poso de sensualidad que suena al fondo en una escena de "El Bar Coyote").


Aunque en las versiones hay restos de ese momento de pasión y tristeza que Michael Hutchence, antes de estar con Kilie Minoge y morir (supuestamente por hipoxifilia) en un hotel de Paris, es capaz de poner por encima de covers tan estupendas como ésta:


Y es que creo que nadie dijo mejor eso de "Me siento solo. Mi cama esta vacía. No puedo dormir. Te necesito esta noche, pero a tí. No puedo pensar en otra cosa. Ya veremos mañana".Tengo que reconocer que es un carpe diem de un hombre enamorado.


Eran, ciertamente, muy grandes los INXS.

19 de abril de 2011

La procesión de la vulva coronada


La imagen, cual dibujo erótico de una mente calenturienta de la Edad Media, representa a unos graciosos penes que llevan en procesión a una vulva ataviada con la correspondiente corona y corresponde a una exposición del Museo de Bellas Artes de Bilbao sobre la mujer en la edad media.

Porque si bien es cierto que en la edad media (y sin ministras de igualdad) la posición de la mujer dentro de la sociedad era de un segundo plano no se puede eludir el importante valor que muchas de ellas tuvieron para con el desarrollo de la sociedad hasta tal y como la conocemos ahora pero también es cierto que, como cualquiera que esté sometido a la censura de los poderosos, tuvieron que ingeniárselas para salir adelante y demostrar lo que es , hoy en dia una obviedad: que su capacidad está exactamente al mismo nivel que la del hombre.

Sin embargo sorprende saber que las mujeres supieron hacer de vírgenes (las buenas) y de evas (las malas). Supieron usar sus capacidades como personas, artistas, empresarias, madres, esposas y amantes. Conocer toda la influencia que fueron tomando en aquella época nos podría llegar a sorprender. Saber, por ejemplo, que a lo largo del camino de Santiago la proliferación de prostíbulos fue tal que la propia iglesia propuso su regularización como mal necesario, lo cual hoy en día ruborizaría al propio Rouco.

También es cierto que aquella época marca el principio de la recuperación de la posición de la mujer en la sociedad y su reivindicación para lo bueno y para lo malo después de siglos de misoginia en las que las damas brillantes debían de esconderse bajo el manto de hombres que parecieran los autores de sus éxitos o los propietarios de sus negocios. La mujeres empezaron a enseñarse como empresarias y como artistas, aún tímidamente.

Y algún visionario decidió hacer la procesión de la vulva coronada. Estoy buscando donde me puedo hacer cofrade.

18 de abril de 2011

WORDS


Los vídeos en los que vuelves a descubrir que la mayoría de las cosas que puedes llegar a sentir son absolutamente universales siempre me dejan el pequeño remanso de tranquilidad similar a ese momento en el que descubres que eres capaz de comunicarte con aquella persona que, por una u otra razón, pensabas que nunca te entendería.

Es la misma satisfacción sin palabras que expresas con una sonrisa cuando eres capaz de hacerte entender con un turista francés de los que visitaban el lugar de veraneo de mis padres allá por los finales de los 70.

Afortunadamente la capacidad que tiene el ser humano de comunicarse es mucho mayor que todos esos esfuerzos educativos en recalcar, fomentar y gastar horas lectivas en los aprendizajes de aquellas cosas que algunos sistemas políticos regionales intentan hacer como elementos diferenciadores respecto del invasor extranjero que viene a imponer su lengua. No podemos evitar pensar que en estos momentos de crisis global muchos de aquellos defensores de lo propio en detrimento de lo foráneo (aqui y en Finlandia) tienden a razonar que la culpa siempre es del otro.

En vez de aprender francés los amigos que consideraban que los niños franceses eran el enemigo hablaban el rudimentario euskera que aprendíamos en el colegio y que, como todos sabemos, te hace desenvolverte por el mundo con una magnífica soltura idiomática.

Cuando mi padre llamaba por teléfono a la fábrica de Barcelona y le respondían en catalán siempre decía "colóndelarreategui" que es el nombre de una calle del centro de Bilbao, porque él había nacido en la madrileña calle Menendez y Pelayo de Madrid, a unas manzanas de la casa de Lavapiés donde había nacido mi señora madre.

En este mundo globalizado que vivimos empiezan a primar las maneras universales de comunicación. Eso me agrada porque nunca fui brillante aprendiendo euskera. Estaba con razón falto de motivación.

Aunque estoy orgulloso de poder pedir el pan en el idioma de mi tierra no se si acaso hubiera sido más feliz sabiendo alemán, francés, mejor inglés o chino y haber dejado aquello como un conocimiento cultural como puedo tener del latín. Conocería más gente, eso sí. Y más tipos de pan.


Pd: es un desprecio cultural, lo se. Pero mi sobrina sabe , con 12 años, chapurrear en ingles, aleman y su autóctono castellano. Eso me da envidia mientras le enseño pequeñas frases en euskera batua (no bizkaino ni gipuzkoano).

17 de abril de 2011

Caida y auge de EiSystem

Se llamaba Ei System, como si fuera una novia extranjera. Es curioso porque hace tantos años de esto que casi no aparece información en Internet. Sin embargo fue, desde mi punto de vista, la gran cadena de tiendas de informática que tuvimos en nuestro pais porque, precisamente y a diferencia de Beep, Vobis, Jump y otros cientos de fracasos, estaba gestionada por gente que había empezado montando y vendiendo los ordenadores que ensamblaban en la trastienda.

Después llegó el boom de las tecnologías y algunos, entre los que me incluyo, tuvimos la desfachatez de intentar hacer lo mismo. Recuerdo que me gustaba compararme con ellos y que incluso entablé una amistad personal con quien gerenciaba la tienda local de EiSystem donde yo había prácticamente pernoctado durante el primer año de carrera.

Un día, con mi comercio ya abierto y criticando como si fuéramos viejos que cualquier tontaina parecía ser capaz de montar un tienda de ordenadores, me dijo que la cadena la habían vendido a un grupo de inversores ingleses por, según contaba, 3mil millones de pesetas. Me decía que la primera decisión de aquellos inversores era eliminar el concepto de tienda de barrio y que les obligaban a montar un local con más de 500 metros cuadrados en el centro de la ciudad.

Lo hicieron.

Obviamente ya no conocían el nombre del cliente que entraba por la puerta y la venta, los objetivos y los resultados primaban mucho más que la calidad del producto final. Yo dejé de compararme con ellos, aunque yo ya tenía 3 tiendas y empezaba a no conocer a quien entraba por la puerta.

Después el grupo Dixons Retail se hizo con el control del negocio, cerró las megastores y abrió las grandes superficies en los centros comerciales para intentar convertirse en un referente en las ventas de productos informáticos. Campañas de publicidad se repetían mientras otras cadenas empezaban a caer. Beep cayó, Vobis se murió, UPI reventó (porque alguien se enteró de que se financiaban con el dinero de las ayudas europeas al aceite de Jaen), Jump se convirtió en un recuerdo y yo ya tenía 5 tiendas.

Entonces, una mala mañana y paseando por Barcelona, vi una pequeña tienda de ropa. La ropa tenía una pinta estupenda. En el cartel de la puerta ponía, más o menos, que hacían la ropa que consideraban oportuna y si te gustaba, bien. Si no te gustaba, bien también. Yo me había llevado un balance de cuentas y una propuesta de crecimiento para intentar establecernos en los huecos que otros comercios habían dejado tras su fracaso.

Al volver decidí cerrar 4 de las 5 tiendas. Mandé a tomar viento los crecimientos y los resultados. Pensé, probablemente de una forma equivocada, que las cosas hay que hacerlas bien o no hacerlas y que conocer la cara y el nombre de la persona que entra por la puerta es importante porque no solo de balances vive el hombre. "Compra Calidad y Llora sólo una vez", puse en el escaparate.

Empecé a vender unicamente aquel producto en el que confiaba. Empecé a decir que no a muchos clientes y pensaba que aquello era el final. Empecé a creer, como un idealista del comercio, que mi único objetivo era hacer las cosas bien y que, como quien se encarga de querer sin pedir nada a cambio, que me vendría de vuelta ese esfuerzo. De aquello hace más de 5 años.

Esta semana se ha anunciado el cierre de las tiendas PcCity (que no se llaman PcWorld porque en españa es un nombre registrado por una revista) con casos tan absurdos como que la tienda abierta en Coruña ha estado media hora abierta después de su inauguración.

El cierre de PcCity era un secreto a voces desde hace años. Era un caso evidente en un sector que ha demostrado (salvo el infame caso de "marimar y saturno", sus importaciones "atípicas" y esa manera tan especial de engañar al cliente) que sólo puede ser válido con una correcta orientación del producto a ofrecer y que no sólo y exclusivamente puede ser gestionado a base de resultados y cuentas de pérdidas y ganancias.

Podemos decir que la informática ha bajado un 27% en España, que es cierto.

Podemos decir que la tecnología deja márgenes inferiores al 10% en la mayoría de los casos, que también es cierto.

Podemos decir que el nivel de intrusismo en este sector es enorme y que muchas personas siguen pensando que tu cuñado, que es frutero, sabe de informática lo suficiente como para que haga con tu ordenador cosas que yo, como profesional, nunca haría.

Podemos decir que hay quien, desde las tribunas de la opinión en las hojas de tecnología de prensa, se creen gurús tecnológicos que afirman que los tablets son la quintaesencia de la tecnología, que todo lo inventó Apple, que el futuro son los gadgets y que el ordenador lleva muerto años.

Pero al final de todo yo sigo pensando que quien sabe e intenta hacer las cosas bien, sobrevive. Cuando los tiburones de las finanzas toman el control de nuestra economía tienen la virtud de ensuciarlo todo. Ahora es la informática, fue la construcción de casas o serán las energías renovables.

Así que ahora atiendo al próximo cliente. Le vendo exclusivamente lo que necesita. Le cobro y me voy a mi casita con la tranquilidad de no haber engañado a nadie y sabiendo que volverá.

Sigo pensando que el mejor ministro de sanidad debería de ser, al menos, médico. Que si alguien lleva un negocio especializado en un producto debe, al menos, saber sobre ese producto. Esa es mi conclusión sobre un cierre anunciado de una empresa dirigida por gente a quien nunca le importó ni el producto ni la atención.

Si, soy un caso atípico.Y pobre, como los malos gestores. Y sólo, como los idealistas.

Aún miro con envidia a un sastre que hay camino de mi casa cuando le veo haciendo el último traje en su pequeño taller mientras la luz le ilumina con el metro alrededor del cuello y yo descubro que me dejé un destornillador en el bolsillo trasero del pantalón.

15 de abril de 2011

Buenos días, vecino (Pd: spotify ¿is dead?)

Hace tanto que no me saluda un vecino por la ventana, que no recuerdo su cara

Pd: Me ha gustado la foto (que se ve en grande pulsando sobre ella) pero en realidad iba a escribir sobre esa noticia que dice que Spotify va a dejar de ser gratis. Y, por un momento, me acordé de la historia de Zatoo, ese servicio tan maravilloso que nos permitía ver la televisión por intrnet con una calidad estupenda y que prácticamente se murió cuando pasó a ser de pago. Los chicos de Zatoo lanzaron una campaña en la que afirmaban que valía lo mismo que un café pero, como amantes de lo gratuito, la mayoría lo quitamos de nuestro ordenador. Los usuarios, al contrario de beneficiar a quienes se esfuerzan por darnos servicios que nos gusten, nos encanta saltar de un lado a otro como un mal usuario de telefonía en busca de la solución gratis o de una oferta aparentemente más barata pensando que no castigamos a nadie. Usamos Pandora para oir música, last.fm, stereomood y luego encontramos Spotify y probablemente ahora nos volcaremos en Grooveshark. Eso no quita que tengamos que reconocernos como los grandes nazis de las aplicaciones porque nos negamos sistemáticamente a pagar cuando, en el momento en el que contamos a nuestro primo cómo lo hicimos para no cotizar el trabajo de aquel informático esforzado, nos ofrecemos ufanos a pagar la cerveza.

Y sigo sin entender que nadie dude que hay que pagar la cerveza, el pan o la entrada de un partido de fútbol pero la informática se sigue pensando que deberia de ser gratis (aunque es como el racismo, que se niega en público). Ya verás como alguno, profundamente indignado, está ahora buscando la manera de conseguir por la cara una cuenta premium.

Algo hicimos mal en otra vida los que tenemos la extraña labor de vender el trabajo de los informáticos.

14 de abril de 2011

Autoestima virtual

Afirman, en alguna de esas publicaciones que satisfacen el ego del psicólogo de turno, que si se simula virtualmente el juego ese en el que un grupo de personas se pone en circulo y se van pasando una pelota aleatoriamente podemos considerar las percepciones sobre la autoestima, las sensaciones de pertenencia a un grupo y esas cosas que sienten los que creen que les han pasado la pelota el numero correcto de veces o no.

Al final lo que se viene a decir, si lo juntamos con aquel otro trabajo que afirma cuánto los usuarios de los medios de comunicacion (personales o globales) son adictos a la información y cuanto caen en picado cuando no pueden recibir sus dosis diarias.

En el fondo, en ambos casos, está el poso de la necesidad que nos vamos generando de sentirnos parte de un todo y, en el caso de las infames redes sociales, de sentir que para los demás tenemos cierta importancia.

Porque una de las grandes verdades de la tecnología tiene el problema de la facilidad. Me explico. Mandarme un mail, dejarme un comentario, darme un toque en el perfil, enviarme un link o simplemente hacer bulto dentro de las múltiples bandejas de entrada que cada uno utilizamos es mucho más sencillo que hacer una llamada (que implica marcar 7 números y tener una conversación) y, por supuesto, mucho más fácil que quedar para tomar un café, cenar o, incluso, un abrazo.

Y si no hay abrazos, ni cenas, ni cafés, ni llamadas... cuando llega el final de la noche y ves que tus bandejas de entrada están vacías o solamente te ha mandado un sms algún operador de telefonía piensas lo fácil que hace la tecnología que alguien se acuerde de que existes.

Entonces te sufres un ataque a tu autoestima.

Antiguamente, cuando los marineros salían a alta mar pasaban meses sin hablar ni ver a sus familias. Alguno, al llegar, se encontraba a un nuevo hijo casi destetado y eso no afectaba a sus relaciones con sus seres queridos. Ahora hay días que piensas paranoicamente que te han dejado de querer cuando no han respondido a tu mail en menos de 15 minutos. La verdad no está en un lado ni en el otro pero hay que reconocer que la inmediatez de Internet resulta compleja cuando la contraponemos a nuestras necesidades sociales.

En realidad se basa en la capacidad de gestionar la tecnología y la verdad.

Miro el correo más veces de las que debería.
Mi madre me llama todos los días a las 21h30.

13 de abril de 2011

Throwing Cooper (y el rock)

Existen tantos artículos como mentiras que se creen en capacidad de afirmar que el rock, como género, está muerto porque las listas de ventas (que no los conciertos) han dado la espalda a este estilo musical y que cualquier tontaina con un casiotone es capaz de situar sus creaciones por encima de los desmanes guitarreros más convencionales.

Cuando se acababa el siglo y como si fuera un artículo recurrente en muchas de las listas que comprendían los mejores discos de los últimos 100 años se colaba, como si fuera por la puerta de atrás, el Throwing Cooper de una banda de título complicado de googlear llamada "Live". Aquel disco se editó en 1994 y probablemente no le presté atención porque el single "Selling the drama" me recordaba mucho a REM, me encontraba poseído por The Bends (Radiohead) o porque Dummy (Portishead) me tenía cautivado. Pero, de aquel disco, I Alone y Lighting Crashes son maravillas en estado puro del estilo pop/rock alternativo.
Después, en 1997, reaparecieron con Secret Samadhi y con sus siguientes discos se convirtieron en una banda correcta, sin más.

Para mi "Live" fue el poso que me dejaron aquellas bandas como Goo Goo Dolls, Collective Soul, Creed, Bush, Better than Ezra, The Presidents of the United States, Third Eye Blind, Seven Mary Three o todos aquellos que me hicieron inclinar por el rock que sonaba a EEUU por aquellas fechas en vez del sosísimo pop británico de finales de los 90.

Cuando algunos afirman que el rock ha muerto porque creen que el rock es sólo y exclusivamente lo que hay entre Chuck Berry y Guns´n´Roses me vuelvo a oir el Throwing Cooper y, después, todos los discos que me compré por entonces.

Y termino, nadie sabe como ni por qué, con los grandísimos Black Crowes y con el Free Bird de Lynrynd Skynryd (y sus últimos 6 minutos de gloria) pensando si acaso dicen que el rock ha muerto porque las guitarras no suenan así de bien desde hace años o lo que sucede es que ya no venden tantos discos como antes lo cual, sinceramente y como diría Clark Gable en el final no admitido de "Lo que el viento se llevó", me importa un bledo.

12 de abril de 2011

11 de abril de 2011

Penas de muerte, males menores

Dos veces me han preguntado en las últimas semanas sobre mi opinión acerca de la pena de muerte como si yo fuera una reencarnación de la derecha recalcitrante que es capaz de afirmar que el delincuente bueno es el delincuente muerto. En ambas ocasiones, como si fuera un buscador de polémicas, he afirmado que si el sistema fuera perfecto la pena de muerte se plantea como una solución correcta para todos esos delitos que, por atroces o por enfermizos, no contemplan la posibilidad de reinserción.

El problema es que nuestro sistema no es perfecto, por lo que mi posición ya no es a favor de la pena capital ya que si cometemos un solo error deberíamos de ser asesinados.

Ayer me quedé sentado delante de la2 viendo uno de esos documentales que hacen el seguimiento de 3 condenados a muerte. Hay dos momentos del documental que aún recuerdo. En uno de ellos uno de los condenados (min 11:26) reconocía que, con una bota y hace 12 años, pateó contra el bordillo a una yonki que no le dio sexo a cambio de drogas. La violó. La partió el cráneo y la volvió a violar. Sin embargo, como todos los condenados, se considera inocente porque no se siente recnocido con aquel asesino. En otro momento del documental un exfuncionario (min 26:58) de los que sujetan a la camilla al recluso (102 veces) dice "sabiamos lo que habían hecho, por qué les habian condenado. Y no era bonito, nunca lo era. Nunca pensé "vaya, no se si deberian haber condenado a muerte o no". Pensaba "Dios, a este tipo le debían de haber pegado un tiro en el momento en que lo encontraron." Habian matado niños y habian hecho cosas que no se podrían ni imaginar. Tampoco era como "Oh, venga, vamos a matarlo." Era "en fin. Tú te has puesto aquí. Mira lo que hiciste". Por eso nunca me ha afectado." El funcionario no pone en duda que su sistema es perfecto

Supongo que lo que más nos irrita de la pena de muerte en EEUU es que van por la calle con la bandera de la libertad y la justicia tapándoles los ojos porque pena de muerte hay (legal o ilegalmente) en muchos de los países que nos acompañan a los largo de este siglo XXI.

También es cierto que muchas de nuestras leyes me irritan, y no lo puedo evitar. No puedo evitar pensar que el rey de las dietas milagro en que se convirtió Iñaki de Juana Chaos cumplió 18 años de carcel por 25 asesinatos, lo que hace una media de, más o menos, 7 meses por muerto. Obviamente eso tampoco es justo aunque este hombre que ha cumplido su pena debe de estar en la calle como cualquier otro preso sometido a unas leyes de risa que permiten tanto esto como que Tejero celebre el 30 aniversario del golpe de estado tomando el sol. ¿Cual es el extremo correcto?.

El sistema del que nos vanagloriamos tampoco funciona muy bien por mucho que nos levantemos de la cama con la bandera de la tolerancia tapándonos los ojos.

Unos minutos después y aprovechando la fiebre de los desastres nucleares se proyectó un documental sobre la batalla de Chernóbil hablando y justificando la pérdida de miles de vidas humanas a base de radiación para conseguir la construcción de aquel sarcófago en el que metieron los restos de la central nuclear reventada para que una segunda explosión no acabara con la vida tal y como la conocemos en el resto de Europa. Más o menos, y desde la visión lejana de 1986, varios mandatarios de aquella época (incluído Mijaíl Gorbachov) se apenaban de las muertes que seguramente causaron pero dejaban caer la consideración de que aquellas muertes, como las muertes inocentes de Hiroshima o Nagasaki, evitaron un número mayor de muertos.
Y no dejaban de ser condenados a muerte sobre los que ni siquiera caía la duda de si eran o no inocentes, pero condenar a unos cuantos primó sobre condenar a todos.

Al fin y al cabo pena de muerte, si lo piensas con frialdad, hay a todas horas. Los liquidadores que están en Fukushima dicen que se han presentado voluntarios a su ejecución.

10 de abril de 2011

El glamour de la música sin letra

"Conozco un bar pequeño, de esos que están escondidos en los lugares incorrectos, donde te preparan unos GinTonics casi perfectos mientras el camarero, sin prisa y sin dinero, te da conversación mientras Ella Fitzgerald suena como nunca y el tiempo parece que se ha parado".

Si oigo ese tipo de descripciones se me activa un resorte dentro del cuerpo que no me deja en paz hasta que descubro el lugar donde dificilmente me decepciono.

Sin embargo el miercoles acudí como un borrego a una inauguración llena de cerezas y de niña mona con tacones altos donde los vecinos llamaban a la policía y los coches caros aparcaban en la puerta del local. Es uno de esos lugares de moda artificial que nacen con la idea de las luces de colores que te envenenan y los ritmos que te percutan. Es uno de esos sitios en los que si no has estado no eres nadie (para algunos) y donde las canciones que suenan no tienen letra porque son del Café del Mar o del Dj de moda.

Es de esos lugares donde el portero te repite una y otra vez que dentro se está celebrando una fiesta privada.


Las personas, dentro, se miran altivas como si pertenecieran a una extraña logia. Las conversaciones suelen estar considerablemente vacías y los monitores de los gimnasios ganan adeptos si dicen que son "personal trainers". La mayoría quiere sentirse reconfortado únicamente por estar dentro y que la copa cueste 20€ lo creen adecuado.

Lo podría resumir: Mucha niña mona, más de alguna sola. Luces de colores. No lo pasé bien.

Claro que hace tiempo mantuve una conversación en la que yo sostenía lo importante que son las letras de las canciones y hoy descubro que la otra persona hubiera matado por estar en la lista en la que yo estaba (pero no pertenecía) para aquella fiesta.

Reconozco que mi parte más glamurosa se va muriendo con los años y que la última copa del miercoles la tomé en un pequeño local. Cuando te fijas en la gente por la calle descubres que todos los jubilados parece que visten igual y leen completamente el periódico. Yo sigo leyendo las letras de las canciones.


La música sin letra posee los bares donde lo que importa no es todo, sino la mitad del contenido. Claro que para algunos hacer el esfuerzo de escuchar es demasiado esfuerzo. El glamour comprimido en las latas de conserva de algunas noches elimina las cosas importantes que nos tenga que decir lo que sale por los altavoces.

9 de abril de 2011

Sin casa, sin curro, sin pensión...

Empieza el artículo: "Sin casa, sin curro, sin pensión, sin miedo". Se refiere a una manifestación de un buen montón de jóvenes que protestan porque este gobierno no les ha generado un entorno amigable en el que sus derechos básicos (una buena casa, un buen remunerado trabajo, una pensión para cuando se jubilen) sean reconocidos.

Parto de la base que yo soy el atípico autónomo que antes de terminar la carrera que me pagaba de mala manera (con la ayuda paternal y precarios trabajos) monté un pequeño negocio con el que he dado de comer a más de uno (, de dos y de veintidós) y que me ocupa aproximadamente 65 horas semanales.

El sistema me recompensa sin paro porque soy autónomo y nunca he recibido ayuda más que algún crédito ico que ya he devuelto. No tuve derecho a una vivienda de protección porque el sistema de módulos presuponía una riqueza que nunca vi. Soy un empresario de esos que dicen que son los culpables de la crisis (porque empresario es Emilio Botín y un señor que tiene un bar con una chica contratada a media jornada) pero estoy escribiendo esto desde mi negocio mientras veo frente a mi a un grupo de adolescentes pasándose la chusta de un porro de marihuana.

He tenido siempre empleados jóvenes porque no puedo pagar sueldos importantes y alguno de mis empleados (2) gana más que yo. He tenido grandes trabajadores (que siguen trabajando) y algún mangante de esos que se agarran a las bajas por estrés cada 18 meses como si yo cagara billetes de 500€.

Me molesta, como a todos, que el gobierno no haya generado un entorno chulísimo en el que vivamos todos abrazándonos por la calle pero, qué cojones, he trabajado como un perro y nunca me ha faltado un plato sobre la mesa y sigo pensando que hay quien afirma que no hay trabajo porque no encuentra un puesto con 30mil, coche de empresa, de lunes a jueves y de antropólogo, que es lo que estudió. Hemos vivido en una sociedad que paría licenciados con master incapaces de ponerse a trabajar (por dignidad) de reponedores del Eroski que piden un sueldo digno. Claro que mi error ha sido no pedirlo sino ganármelo.

Los niños lloran hasta que sus padres les dan de comer. Los adultos buscan su alimento.

Debo ser un nehandertal que piensa que la recompensa es para el que se la gana y que si no hay un trabajo, hay otro. ¿Las cosas podrían estar mejor? Si. Pero los derechos se ganan cumpliendo obligaciones. Algunos amigos mios, ingenieros en paro, se enfadan porque dicen que no hay trabajo y que lo que les ofrecen no se paga como antes. Son las caras de la indignación que van con sus hijos de la mano a manifestaciones que me irritan.

Tengo que fregar el suelo antes de volver al trabajo mañana, que es sábado.

7 de abril de 2011

Medicinas morales vs colegios de pago

Publica la prensa de hoy que si se logra llegar a los 18 años sin fumar, ya no se fuma. Yo empecé a fumar con 22 con lo que se deduce que no debo de ser un fumador o se lanzan estudios como quien aprende a jugar al frisbee sin tener en cuenta los casos anómalos como el mío.

También es verdad que no podría ser un alcohólico porque llevo muy mal los días de resaca y, además, tengo demasiadas cosas pendientes como para permitirme malgastar el tiempo sentado en la barra de un bar maldiciéndome como si fuera Tom Waits en pleno proceso de creación de un disco.

No me he drogado nunca de manera malvada (cocaina, éxtasis, speed, lsd, etc...) porque tengo en aprecio a las pocas neuronas que me quedan y soy incapaz de robar a una viejecita porque cuando me dispongo a hacerlo su cara se materializa en la de mi madre y robar a una madre va contranatura.

Y estoy plenamente convencido que me sucede, en lo sexual, los mismo que a Woody Allen en "Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo pero nunca se atrevió a preguntar". Cuando intento ser malo aparece escondido en mi cabeza un pequeño cura (min 6.45) que me impide ir contra la moral.

Así que cuando leo que algunos científicos están estudiando la fabricación de pastillas que, al estilo del prozac, sean capaces de mejorar la moralidad humana miro en la repisa del baño, descubro que no tengo antiojeras y me maldigo por tener cara de malote y haber sido un mierda que ahora descubre que ni siquiera es fumador.

Las medicinas para la moralidad cuando yo era pequeño se llamaban "colegios de pago" aunque he de reconocer que se aprende lo mismo que en uno público pero pagando y recibiendo repetidas reprimendas de los hermanos de La Salle.

No me arrepiento de ser así como soy pero soy consciente que si no tuviera más de un problema moral aprendido entre clase de religión y clase de matemáticas sería una persona a la que un tipo como yo podría llegar a aborrecer porque llevo mi pequeña ética de serie contra la que no puedo luchar. Estoy vacunado contra los deslices morales. Tengo un poco de resaca y muchas ojeras. La resaca se cura durmiendo. Las ojeras con abrazos. El declive moral de nuestras nuevas sociedades no creo que tenga su solución en los fármacos.


Pd: No viene a cuento. Llevo unos meses con ganas de hotel pero ni me llevan ni me dejan llevar porque tengo vivienda en propiedad y no soy capaz de explicar esa sensación de una habitación de varias estrellas donde tienes de todo pero está impregnada con los amargos colores de soledad que siempre me transmiten los pasillos enmoquetados de los hoteles, y ya estoy subordinando demasiado.

6 de abril de 2011

Nada que perder

Mi profesor de filosofía de segundo de BUP, asignatura que yo superé sobresalientemente, afirmaba que el gran riesgo con el que se iban a encontrar las sociedades modernas residía en aquellas personas que habían asumido que ya no tenían nada más que perder.

"La pobreza absoluta y las guerras"- continuaba- "nos proporcionarán una cantidad de personas a las que les importará poco seguir adelante el día siguiente en contra de aquellos a los que se nos han otorgado razones por las que sobrevivir".

Quizá ese es uno de los motivos por los que muchas veces no llego a entender la satisfacción que puede tener inmolarse por Alá (a no ser que sea por lo de las 100 vírgenes) o meterse en una barca de remos para ver si podemos llegar a las costas de Canarias para ver a alemanas en bikini o a esas britanicas rosáceas borrachas que parece que residen en el lupanar del sótano de Downtown Abbey.

Hoy aparecen noticias sobre este tipo de desesperaciones que se citan en medio de nuestro absolutamente civilizado mundo: Un rumano hombre desesperado mata a su pareja, se conecta a internet y muestra el cadaver por la webcam. Un señor pide que le inviten a una copa en Santander y como no lo hacen sube a su casa, agarra un hacha y vuelve al bar. Una señora de 66 años, enferma terminal de cáncer, se enfrenta a sus atracadores hasta reducirlos. "No tenía nada que perder", afirmó a la policía. Tenía razón.

Hace unos años pedían en la radio que la gente llamara contando las cosas que había hecho por amor. Las historias que contaban residían, casi siempre, en esos momentos en los que parece que la otra parte se aleja para siempre. Es cierto que las declaraciones de amor y cuando convences a la tuna para que vaya a cantar debajo de su ventana sabiendo positivamente que va a decir que sí están muy bien pero aquella vez que bajo la lluvia y aprovechando el momento dramático de la soledad de la noche en la que él llama a Laura una y otra vez mientras ella se ha mudado con Ian es una escena tan degradante para John Cousack Rob Gordon que demuestra cómo hay momentos en los que haces cosas que no debes porque tienes la sensación que no hay nada que perder.
Claro que en "Alta Fidelidad" acaba bien.

Muchas veces se nos olvida qué es lo que pasó antes o hacia donde nos dirigíamos el día en que nos dimos cuenta que lo que hacíamos lo hacíamos porque teníamos esa extraña sensación de que no nos quedaba nada más que perder. Algunos casos son extremos. Otros, pecados sentimentales. Hay quien llega a las costas de El Dorado. Hay quien detiene a los ladrones y se cura del cáncer. Otros consiguen tener a su lado a sus problemas reales. A veces simplemente me pregunto cómo se llegó a ese punto. El delito es la noticia.

Pd: "No one is to blame" cantaba Howard Jones en el concierto del príncipe de 1986 (del que tengo el vinilo) con Mark y Eric a la guitarra. Phil a la batería.

5 de abril de 2011

Mark Laita

Mark Laita ha presentado un libro con fotografías titulado Created Equals con curiosos aprecidos razonables entre conceptos supuestamente opuestos. Sobran las palabras.


Aunque supongo que se trata de demostrar una vez más lo mucho que nos parecemos aunque nos esforcemos profundamente en ser únicos.

4 de abril de 2011

Los trabajos, los sueldos y la ética.


Hasta que llegó la crisis nuestra empresa o nuestro trabajo era nuestro segundo apellido. "Mi nombre es XXXXX, frutero"- podían decir. "Maxwell, FBI, se te ha caído el pelo"- decía el acompañante del Gran Héroe Americano, aquel profesor torpe al que unos alienígenas le regalaron un traje con superpoderes y perdió el manual de instrucciones.

Ahora casi puedes diferenciarte diciendo "XXXXX, trabajador" en vez de "XXXXX, parado".

En Pretty Woman hay una escena en la que Julia "buzondecorreos" Roberts le pregunta sobre qué es lo que fabrica para tener tanto dinero y Richard Gere le responde, después de un momento de duda, que nada. Ella se sorprende porque, al igual que yo, es de esas personas que consideran que las grandes personas son las que hacen grandes cosas.

El dinero y las retribuciones nunca han estado bien repartidas. Que un futbolista gane tanto es un reflejo de las diferentes maneras de valorar el esfuerzo de los demás que tiene nuesra sociedad. Lo cierto es que a favor de ellos hay que decir que tienen a sus espalda una pléyade de seguidores que son capaces de quedarse sin comer para lograr lucir una camiseta de su ídolo de esta temporada. Lo que ganan, aunque a base de fomentar la estupidez de los demás, lo generan.

Pero no fabrican nada y, probablemente, les importará bastante poco su capacidad de aportar nada a la sociedad que tan generosamente les trata.

A nuestro alredededor existen ejemplos contínuos de estos casos: Brokers de bolsa, científicos ganadores de los premios ignobel, adivinadores, contertulios de la prensa del corazón... e incluso personas que, aunque realizan un trabajo con una buena orientación final, se sienten absolutamente ajenos a la dirección final de su esfuerzo sin importarles si se usa para fabricar armas que maten niños o inventos milagrosos que nos ayuden en nuestras limitaciones.

Estoy completamente convencido que cuando Einstein formuló sus teorías no se podía imaginar que eran parte fundamental en que hoy en día nuestros gps funcionen correctamente. Lo más seguro es que esperara que con aquellas fórmulas pudiera salir de la oficina de patentes para tomarse un buen filete sin mirar el precio.

Pero también es verdad que cuando una persona me cuenta en un bar su ocupación actual me pregunto en muchas ocasiones el motivo por el cual trabaja, porque soy incapaz de encontrar la satisfacción mínima que puede sentir alguien que se sienta en una silla a gastar su tiempo en un trabajo rutinario del que no pueda responder sobre qué es lo que fabrica o lo que aporta a los demás.

No sé si es 1 de cada 10 españoles el que trabaja en lo que le gusta pero sí tengo la sensación de que 1 de cada 10 no sabe en que trabaja o que incluso le importa bastante poco su trabajo, excepto que le paguen a fin de mes.

Yo sigo sintiendo un orgullo muy particular cuando veo uno de mis equipos funcionando y mi hermana se congratula cuando consigue sanar a un enfermo con los medios que le aporta la seguridad social. Conozco a quien se alegra al ver que una persona a la que ayudó paseando por la calle desenganchada. Sé que la satisfacción de un amigo es máxima si consigue que sientas algo especial con los sonidos que salen de sus guitarras y que alguno se queda mirando las obras para adivinar si la ferralla es como la que diseñó para que aguantara más que la que había antes.

En el resto del grupo un broker rico se sorprende de nuestra emoción y dos funcionarios administrativos de los que viven tras un mostrador rellenando formularios preocupados por la hora de comer asienten como las vacas mirando al tren.

Nadie dijo que hubiera que hacer nada pero la verdad es que nadie te paga por las satisfacciones. Ni siquiera por lo que eres capaz de aportar.

Es más, algunos de los trabajos más tontos y menos provechosos para la sociedad siguen estando mejor pagados y sigo siendo tan tonto que admiro mucho más a un albañil pobre que a un abogado rico. Quizá porque levantar una casa me sigue pareciendo mágico y aquel es como la canción de Lennon: un héroe de la clase trabajadora.

Conozco a quien se niega a trabajar en Nike porque explotan a niños en sus fábricas. Conozco a quien mataría por trabajar en Nike sin importarle más que en su tarjeta figure el logotipo bien claro. Soy de los que se sientan a pensar que el trabajo, aparte de para satisfacer nuestro bolsillo o nuestro ego, tiene que valer para algo.

Preguntate: ¿fabricas algo?. ¿Aportas algo?. ¿Te importa lo que hacen con tu trabajo?.

Pd:¿Acaso lo único que importa es el dinero que te pagan?. Entonces estas vacío pero con el bolsillo lleno.Enlace

3 de abril de 2011

Crispaciones



Ayer unos afganos, enfadadísimos porque un tipo de Florida quemó un ejemplar del Corán, mataron a 7 personas que trabajaban para la ONU.

Así que da igual que seas rojo, derechón o árabe radical: el caso es montar el lío y volver a demostrar que gilipollas existen en todos los extremos de nuestras ideologías.

Sin embargo cuando avanzas por la calle preguntando a la gente de bien sobre su tolerante manera de ver el mundo afirman, sin ningún lugar a dudas, que les parece perfecto que la nuestra sea una sociedad global, que haya curas y putas, que haya maricas y moros, fumadores y no fumadores, que vivamos en aquellos sitios donde cuando tu vas otros vuelven de allí.

Pero que no haya toros, ni capillas, ni obras de teatro de maricas que insulten al Papa y, en otros lugares del mundo, que nadie miccione sobre el Corán, aunque da igual que lo haga sobre la Biblia.

Debo de ser el unico idiota que piensa que si no voy a la capilla que está donde no debe, a una obra de teatro que se considera ultramoderna porque se basa en que los devotos son viciosos o a los toros (por poner alguos ejemplos) todas esas cosas desaparecerán solas, más o menos como desapareció la Falange sin que la prohibieran para darle aliento.

Cuando, en el colegio, le decían a mi difunto tio Bonifacio "me cago en tu madre" él solía responder "ánimo, a ver si la tapas". Y dejaban de meterse con él.

Parece que ahora en vez de comprender que las provocaciones se hicieron para no responder tenemos todas nuestras líneas de pensamiento social llenas de hipocritas y de crispados. que no se movilizan por un 20% de paro pero sí por un cura en la facultad, un marica en un escenario o un libro mal quemado. A las pruebas me remito.

Ánimo. A ver si los tapamos.