Mal dia para buscar

31 de octubre de 2018

Lobo amigo

Por cosas como estas, escondidas después de mil pestañas del navegador, es por lo que creo que queda esperanza en el ser humano y, por otra parte, me entristece que algo tan precioso sea una gota que casi no moja en el océano de banalidades en el que nos hemos acostumbrado a vivir. Y me voy a la cama sintiendo amor y odio por nuestra naturaleza social que va detrás de lo que brilla como cuervos sin percatarse de la belleza.

Porque si llegas tarde diciendo que te has parado a ver una bonita puesta de sol te llaman loco.

Al menos aquí, en un escondite que no es refugio, hay una gota más. Llenemos los ríos con el invierno.

25 de octubre de 2018

Fix you

Dice la letra:

Cuando lo haces lo mejor que puedes, pero no tienes éxito, cuando consigues lo que quieres, pero no lo que necesitas, cuando te sientes tan cansado, pero no puedes dormir, atascado en la marcha atrás. Y las lágrimas bajan como un torrente por tu cara, cuando pierdes algo que no puedes remplazar, cuando quieres a alguien pero se echa a perder, ¿podría ser peor? Las luces te guiarán a casa, y encenderán tus huesos y yo trataré de curarte (arreglarte, repararte, sanarte). Y estés eufórico o estés deprimido (en lo alto o en lo bajo), cuando estás demasiado enamorado como para dejarlo pasar, pero si nunca lo intentas nunca sabrás lo que vales. Las luces te guiarán a casa, y encenderán tus huesos y yo trataré de curarte. Las lágrimas bajan como un torrente por tu cara, cuando pierdes algo que no puedes remplazar, las lágrimas bajan como un torrente por tu cara, y yo... las lágrimas bajan como un torrente por tu cara, yo te prometo que aprenderé de mis errores, las lágrimas bajan como un torrente por tu cara, y yo... Las luces te guiarán a casa, y encenderán tus huesos y yo trataré de curarte.
When you try your best but you don't succeed When you get what you want but not what you need When you feel so tired but you can't sleep Stuck in reverse And the tears come streaming down your face When you lose something you can't replace When you love someone but it goes to waste Could it be worse? Lights will guide you home And ignite your bones And I will try to fix you And high up above or down below When you're too in love to let it go But if you never try you'll never know Just what you're worth Lights will guide you home And ignite your bones And I will try to fix you Tears stream down your face When you lose something you cannot replace Tears stream down your face, and I... Tears stream down your face I promise you I will learn from my mistakes Tears stream down your face, and I... Lights will guide you home And ignite your bones And I will try to fix you

24 de octubre de 2018

El error de la inteligencia artificial.

Hace ya varios años google puso una página, a modo de aprendizaje para su inteligencia artificial, llamado Quick Draw. Ahí te  pide que dibujes cosas y Google intenta adivinarlo. En realidad lo que hace es acumular dibujos y compararlos hasta encontrar similitudes. Y se guarda la mierda que has dibujado para perfeccionar su forma de adivinar los que vengan después. A esto, cuando la base de dibujos que tiene acumulada es enorme, lo llaman inteligencia. Pero, y eso me lo pregunto como el escéptico que soy, obviamente si todos dibujamos un melón cuando nos piden hacer una margarita la inteligencia asumirá que una cosa es la otra. Y ya está, explota google y no puedes encontrar una película para ver. A tomar por el culo internet. 

La inteligencia artificial, por definición, aprende a simular los comportamientos humanos. Aprende, a base de acumular pruebas y errores, de nosotros. Ese es un error porque sabemos que somos imperfectos. Amazon se ha gastado un dineral en desarrollar una "inteligencia"  que haga selecciones de personal y después de mucho aprender se descubrió que puntuaba negativamente a las mujeres (porque, en realidad, es algo que el ser humano ha hecho históricamente y de algún sitio habrá aprendido). Microsoft creó un usuario de Twitter que aprendía del resto de usuarios llamado Tay que se volvió racista y antisemita en menos de un día. Aprendió rápido. ¿Donde está el problema?. Como siempre en nosotros. Si se aprende de un miserable, de la misma forma en la que mediocres aconsejan a mediocres muchas veces, se convierte en un miserable mediocre. La inteligencia artificial, usando esta premisa, es defectuosa de base. Parte de un  planteamiento equivocado: que el ser humano hace las cosas bien.

Los ordenadores, aunque queramos creerlos como aparatos que jamás se equivocan, son calculadoras rápidas que valen para comparar y buscar mucho más velozmente que tú en una enciclopedia enorme. No hacen más y el resto no es más que simular comportamientos. Engañan. Si me dices "hola" te digo "hola". Si me dices que te calcule la ruta más corta a casa de tu prima simplemente hace operaciones matemáticas sumando y restando tiempo y distancia. Y cuando esa base de datos empieza a tener puntualizaciones o interpretaciones, la caga. Vemos un reflejo de lo que somos y potencia todas y cada una de nuestras imperfecciones. No contrata mujeres y hace chistes de negros. Y creemos que es un problema de software cuando la realidad es que es un problema de base: le queremos hacer como nosotros y no nos hemos dado cuenta que somos unos mierdas.

(¿O acaso la música que te dice youtube que puede que te guste no es mierda una y otra vez?. Pues eso es porque cree que Melendi es bueno y que el regetton es cultura, que el trap es fruto de un perfeccionamiento de la música o que esa canción que ya has oído mil millones de veces te va a sorprender y ni te imaginas lo que pasa después)

Un abrazo: Skynet

23 de octubre de 2018

Brackets

(Aviso para críticas: literatura casi en estado puro. De relatos que espero que terminen convirtiéndose en algo más grande)

Brackets


Hay veces que nos acercamos a determinados lugares porque nos resultan conocidos de la misma forma que hay olores que nos recuerdan a casa. A mí me resultaba familiar y sabía exactamente donde, a qué lugar de la vida reciente hacía referencia con ese aspecto de orden y orgullo, que es la manera que tienen de andar las mujeres bajitas con un armario poderoso. El pelo perfecto y los tacones kilométricos, de esos que si se los quita justo delante de ti mirándote a la cara no sabes si ha desaparecido o si está en algún lugar inenarrable. Las fotos siempre haciendo una pose ensayada y siempre con el mismo perfil y la misma sonrisa entreabierta.

Era de esas personas que han decidido vivir aunque se empeñan en contar lo  muy ocupadas que se encuentran. Sin embargo la manera de reconocer a este tipo de personas es, como muchas otras cosas en la vida, dejarles hablar. Al final de tanta palabrería el vestido, la fiesta, la nueva fiesta y la invitación al evento próximo prevalecen y eso significa que lo que prevalece es vivir por encima de la ejecución  de los medios para poder vivir. Trabajar es demasiado mundano para las uñas que están perfectamente arregladas. Se estaba arreglando la boca para sonreír con más glamour en los photocall. Vestía escondiendo un tanga negro muy pequeño pero eso no lo supe hasta más tarde.

Me contó que se había separado casi como una predisposición. Que vivía en un ático del centro. La primera vez que subí me prohibió dejar las cosas en la mesa porque es blanca y se quedan marcas.  Fue un día para cenar que me pilló una tormenta y tenía que secarme de alguna manera. No hay nada malévolo en subir a casa de una señorita si las intenciones de ella no indican lo contrario. Hay algo en lo que me fijo, si es que no hay discos ni libros,  con mucho detenimiento al ver por primera vez una casa: los cojines del sofá.  Si están perfectamente organizados o no. Allí lo estaban.  En orden perfecto. Aprendí, más tarde, que tenía que dejarla tiempo para deshacer la cama de la manera correcta antes de llegar a ella. Que todo dispone de un orden y que si ese orden se rompe es como si hubiera una catástrofe que impide dormir con calma durante la noche. Si los cojines se almacenan sobre la silla del fondo el universo mantiene el equilibrio pero si acaso sucede que se arrojan contra el suelo en un alarde loco de desenfreno y pasión los duendes esperarán para fracturar la noche en mil pedazos de insomnio. Los de la cama eran blancos y negros, los del sofá de seda. Siempre tuve mucho cuidado  con ellos.

Cenamos, charlamos. Establecía, casi como si fuera la domadora de un animal que fuera yo, los muros que me obligaba a tener que saltar. Se centraba, porque lo sé, en unas diferencias obvias que existen entre las personas pero sin embargo seguía con  la conversación. “Somos muy diferentes”- me decía pero luego volvía a mandarme una foto con el modelito de la tarde. Una vez me dio las buenas noches con un pequeño camisón de raso naranja sostenido por dos pequeños tirantes. Tenía los ojos grandes casi como alguien  que necesita observarlo todo. Hablábamos por la noche y alguna vez la conversación fue subiendo de tono. Creo que nos excitamos más de una vez sin confesarlo hasta tiempo después. Las noches disponen, en el caso de la soltería y la soledad, de un momento incierto al legar a la cama que confunde todo ese espacio y la falta de contacto con una necesidad de excitación y complicidad. Hay quienes coinciden en esos momentos y se buscan. Hay quienes no son capaces de asumir que se sienten abandonados al compararse con los anuncios y buscan sustitutivos que, en el mundo moderno, tienen forma de pantalla.

Una noche, más allá de las horas permitidas para los menores, me dijo que fuera a su casa. Llegué a la puerta y las manos fueron pasando por la piel como un explorador clavado en la punta de los dedos. Abrí su camisa y me puse tenso mientras sus pequeñas manos se acercaban a mi pantalón. Puse su pecho sobre el mío porque siempre me ha gustado ese primer roce contra mí. Y parte del sabor. Un momento más tarde, después de esperar a que pusiera los cojines de la cama sobre la silla que hay en la esquina de la ventana, me tenía tumbado y me miraba, sujetándome y con  únicamente la camisa abierta, entornando los ojos mientras la boca se llenaba de vicio y de saliva. La miré y después al techo como su fuera una epifanía. Afirmo que después nos saboreamos y que toda su corrección saltó por los aires un par de veces. Tenía cervezas en la nevera pero no un desayuno coherente. Fui a ducharme a casa con restos de temblores. Las pantallas se habían convertido en piel.

Volvió a insistir en que “somos tan diferentes” las siguientes veces que hablamos e incluso las que nos encontramos pidiendo mesa en algún restaurante. Me sentí, porque es importante ser capaz de verse desde fuera y reconocer los roles en los que a uno le etiquetan, como un chico que aparecía y desaparecía casi como una adicción controlada que llega desde fuera del mundo al que ella quería pertenecer con su pequeño deportivo pagado a plazos y sus lujos en  alquiler. Efímera pero sobreviviendo. Con vestidos nuevos para el próximo evento. Alguno del sábado por la noche. Ese sábado aparecí en su casa por la tarde.  Sacó unos refrescos con los posa vasos correctos mientras nos sentamos en el sofá y dejó los cojines de seda a un lado como quien salva las obras de arte de la invasión alemana. Se acercó. Me dejé acercar.  La conversación era absolutamente intrascendente. Creo que fue la primera vez que estaba completamente desnuda sobre mí, que no entre mis piernas, retorciéndome. Quizá esa fue la clave, que me retorcí. Y lo fue porque de repente, como una punzada sin avisar, mi pene se quedó atrapado por los brackets. Ella hizo un sonido como quien no puede cerrar la boca y yo sujeté su cabeza apretando contra mí mientras gritaba de dolor. Es algo muy parecido a un anzuelo donde cualquier movimiento es desgarrador. Me cayeron un par de lagrimones entre juramento y juramento. Por un instante busqué el teléfono para llamar a urgencias sin visualizar a los sanitarios entrando por la puerta para sacarnos, yo desmayado de dolor y ella sin poder hacer más que sonidos guturales, por la puerta hasta la ambulancia, sirena, luces y viandantes mirando, en medio del centro de la ciudad. Ella se movía poco a poco mientras yo la seguía sujetando y casi pensé en azotarla con el cojín de seda para que se estuviera quieta. “!No te muevas, joder!”-gritaba yo y estoy seguro que algún vecino me oyó sin saber si era un humano o la matanza de un cerdo bien cebado. De repente hizo un giro y noté su lengua haciendo palanca. Se soltó. Me miró y se reía. Yo sentí una liberación y un pequeño escozor que calmé poniendo el refresco en el prepucio. El frío, entre otras cosas, se inventó para esto. “No me ha pasado nunca”- dijo. Joder, ni a mí. “¿Estás bien?”- preguntó preocupada. “Creo que sí”- dije mientras me la miraba buscando heridas o borbotones de sangre que, en realidad, no había. Poco a poco me calmé. Ella se puso una camisa. Trajo otro refresco que, esta vez sí, me bebí. Se había hecho algo tarde y la verdad es que tuve un miedo atroz pensando en tener algún tipo de erección después de aquello. Me fui vistiendo con cuidado y ella, esa noche, estrenó un vestido blanco. Yo, esa noche, me la miré en el espejo del baño e incluso hice fotos con la función macro de la cámara del móvil buscando huellas que no existían.

Un par de días después me llamó, por la mañana. “Acabo de salir del ortodoncista”- me dijo.

En realidad nunca más volvió a ser lo mismo porque hay miedos que siguen ahí y que aparecen cuando las circunstancias se repiten. Así que le di la razón: “Somos muy diferentes”- le dije. Y nos despedimos con elegancia.

A veces miro su foto. Esa coleta atrás. Las formas. Los tacones. La manera de posar en su perfil bueno. Y el aparato en los dientes como una barrera. Sé que le va bien. Sé que soy un cobarde. Cuando me preguntan qué es lo más extraño que me ha pasado hablo de la manera en la que deja los cojines ordenados antes de mirarme sobre la  cama. Tampoco puedo olvidar esa mirada.

21 de octubre de 2018

Round Here (Paris version)


Traducción demasiado libre:
Estoy arriba de todo. Soy el rey de todo. Tengo un lugar propio. Todo es mío. Bien, estoy dentro de mi. Un mundo pequeño. Todo es lo mismo y estoy solo. Saliendo por la puerta principal como un fantasma en la niebla donde no se puede percatar del contraste entre blanco sobre blanco. Y entre la luna y los ángeles hay una visión mejor de la desmoronada diferencia entre bien y mal. Camino por el aire entre la lluvia a través mío y otra vez atrás. ¿Dónde? No lo sé. María dice que ella está muriendo a través de la puerta y la oigo llorar. ¿Por qué? . No lo sé. Por aquí nosotros siempre estamos derechos. Por aquí algo irradia. María vino de Nashville con una maleta en su mano. Dijo que quería conocer a un chico que se pareciera a Elvis. Caminó en el límite donde el océano conoce a la tierra como si lo hiciera en el alambre del circo. Aparcó su coche fuera de mi casa y se quitó la ropa. Dijo que estaba cerca de entender a Jesus. Sabe que es más que un pequeño malentendido y tiene problemas de actuar con normalidad cuando está nerviosa. Por aquí estamos tallando nuestro nombres. Por aquí parecemos lo mismo. Por aquí hablamos como leones y nos sacrificamos como corderos. Por aquí ella se está deslizando por mis manos. Los niños dormidos corren mejor que el viento fuera del sueño brillante. La madre del niño mejor se mete dentro de si fuera del brillo. Aquí, bajo las estrellas- dijo- estoy desnuda frente a ti. Haz lo que quieras hacer pero no quiero ser como tú. Pon tus pequeñas manos alrededor de mi garganta. Ella dijo “dime que me quieres”. “No quiero ser como tú”- me dijo. “Déjame sola”- me dijo. “No quiero ser como tú”. Dijo “soy la chica de la esquina del aparcamiento”. Dijo “¿Por qué no sacas una foto ahora”. Dijo “¿no me ves?, ¿no me puedes ver?. Mis muros se están desmoronando, mis muros se están cayendo. Derrumbando”. Ella mira a los edificios “mis muros se derrumban”. Mira a los edificios. Dice “estoy pensando en saltar”. Dice “estoy cansada de la vida” Bien, todo el mundo está cansado de algo. Por aquí ella siempre está en mi memoria. Por aquí, ey, tenemos mucho tiempo. Dice “por aquí nunca vamos a ir a la cama pronto y nadie nos puede hacer esperar. Dice “por aquí estamos despiertos muy muy tarde y no puedo ver nada, nada por aquí. ¿Me cogerías si me caigo? ¿Me besarías si me marcho? ¿Me acogerías si estoy sola?”. Vive sola en su archipiélago privado con palmeras y conchas. Se sienta sobre las olas todo el dia y tiene miedo de ahogarse. Quiere seguir de la misma forma. Manda una barca al mar con una nota para mi que dice “¿por qué las mujeres son tan hambrientas?”. No puedo ver nada por aquí. Y digo “Estoy solo sin ti” porque no puedo ver nada por aquí.

18 de octubre de 2018

Mi boda

Durante muchos años creí que ésta sería mi boda. Ahora empiezo a tener dudas. Claro que el tema es que ahora no se me ocurre contraparte. Sigue siendo una barbaridad de relato salvaje.

16 de octubre de 2018

Mariconez e incultura ( o visión global)

(imprescindible pulsar en los links)

Hay grandes obras artísticas e incluso  tonadillas populares que vistas desde un prisma particular pudieran parecer políticamente incorrectas o, hablando en plata, barbaridades mayúsculas. "Si, si" de los Ronaldos es un ejemplo bastante claro. El clásico (porque sí, señores, es un clásico) "mata hippies en las Cíes" es otro. "Sé que la mataré" de Loquillo. "No quise hacerle daño", donde Albert Pla cuenta cómo en una violación la termina matando y aunque él estuvo bien ella estaba muy fría. Y eso me lleva a "Todavía está caliente", de proyecto Jass como la gran canción de amor gore, incluyendo un ambientador de pino.

Y es que la generación a la que pertenezco no se convirtió en toreros aunque cantarán que lo querían ser. No éramos etarras aunque nos supiéramos "Sarri, sarri", ni siquiera sabíamos de lo que iba pero el ritmo nos gustaba. No hicimos a nuestros hijos vivir de la prostitución como cantaban Almodovar y Mcnamara e incluso las mujeres no pegaban a sus maridos aunque fueran Ratas de dos Patas y les hubieran engañado tres veces  (ella a él).

Ahora resulta que en OT unos jóvenes dicen que se quieren negar a decir mariconez porque les parece homófobo. Luego se van al Primark a fomentar la esclavitud infantil con sus teléfonos de Coltán más baratos gracias a las guerras de Africa. No les importa que Mecano cantara "mujer contra mujer" haciéndolo número uno cuando aquello era un escándalo. Se atreven a sacar de contexto, como casi siempre, una palabra sin saber la realidad de quien lo dijo o cómo lo dijo y no se escandalizan, que es muy de escandalizarse, con que Mecano siga cantando "tú contestasteS que no"con  aquel video en el que salía Penelope sin operar.

A veces,  para ser rebelde y oponerse a algo, hay que saber contra qué se va y en este caso han pinchado en hueso. Es lo que suele pasar cuando no se tiene ni puta idea. Acabo de decir "puta", deberían quemarme en el infierno todos los que no hayan leído más. O mandarme con Wyoming cuando cantaba aquello de exhibirse desnudo a una menor en la calle. 

La gilipollez se cura leyendo. Y espero que esa generación tan reivindicativa no crea que si de mayores se convierten en una manada de retrasados sin oído que asumen roles machistas (hasta para nuestros tatarabuelos) confiesen que es culpa de regetton. Al fin y al cabo esa es la mierda, junto con el trap, que escuchan y aprenden de memoria. Os recuerdo que Valtonic pedía otro Paracuellos y da la casualidad que allí asesinaron al hermano de mi abuelo (mientras el otro bando arruinaba a mi abuelo) pero eso, dicen, es libertad de expresión.

Me tienen muy harto los pajilleros de la indignación.

El homófobo, el machista, la feminazi, el etarra (o cualquier otro tipo de fascismo) y el gilipollas nace o se hace pero tampoco creo yo que lo haga por las canciones que baila cuando se toma unas copas o se pone tierno.

No veo ese programa pero no he podido , después de acumular toda la información que he podido acumular en una dirección y en otra, tener una opinión. Heil Hitler, decían ilegales.

Las canciones de (des)amor las hacen hombres.

Tengo una teoría infalible: las grandes canciones de amor , de echar de menos como un perro y de arrastrarse por el lodo cargando, al estilo de Atlas, el mundo de la culpa a las espaldas son casi siempre de un hombre. Si quitamos a Malú de la ecuación diría que hasta en un 95% de las ocasiones. Lo sé porque si hay una canción de desamor, la he oído. Me entreno para ver si alguna vez hay unas olimpiadas de la nostalgia o el cargo de conciencia y puedo llevarme alguna medalla. Longitud de arrastrado, maratón de disculpas, lanzamiento de culpa, decatlon de perdón o tres mil metros obstáculos donde los obstáculos sean graciosos muchachos fornidos que tengan por virtudes cada una de mis taras: uno es más sano, otro más guapo, hay un tipo más rico, delante del foso uno con todos los dientes perfectos y antes de la meta uno más viril que me gana por un prepucio. En esas olimpiadas se debería de premiar al perdedor porque hay que ser muy hábil para fracasar siempre.
El caso es que con el tiempo y habiendo probado casi todos los tipos de arrepentimientos he llegado a la conclusión, tonta y pueril, de que hay veces, demasiadas veces, que hay que decidir que hasta aquí. Y punto. Aunque luego pase como en aquella canción del disco IMPRESIONANTE de los Piratas: Ya no tienes que jugar Podrás venir y arrodillarte ante mis piernas Podrás hacer lo que tú sabes que me gusta mas y callada perdonarte sera fácil Ya no tienes que buscar es tan fácil conocerse. !Si siempre que me tocas reconozco mis derrotas! . Porque ahí existe un "hasta luego" pero después viene el "pero me quedo jodido". Los hombres tenemos un gen que se parece al perro Tristón, el que sólo quiere un amiguito. Supongo que de ahí surgen muchas de las canciones y mil millones de veces en las que, atormentado, la imaginamos viviendo lo que nos merecíamos nosotros con otro. Quien sabe.

Vivo rodeado de divorcios. De mujeres recuperando el tiempo perdido y hombres perdidos. Todos los hombres tienen miedo y las mujeres son de hielo. La capacidad de ser determinante se inclina, con todos los pesos de la báscula, en el lado femenino. Será que aprendieron a controlar la emotividad aunque lloren en el cine o que lloraron mucho sin resultado en generaciones anteriores y eso se marcó en los genes. No lo sé. Si una mujer dice que no, suele ser verdad y es que no. Si dice que sí y por alguna oscura razón la otra parte dice , por dudas o por miedos, que no, pasa a ser un hijo de mil madres desagradecido merecedor del desprecio más absoluto y de algo que, en mi caso, llevo con profundo malestar: ser ignorado de una forma pasivo agresiva. "Tu sabrás"- dicen escuetamente si es que dicen algo- y es entonces cuando empieza a cargarse la batería de la culpa. Y esa, curiosamente de manera inversa a un móvil chino, se descarga muy muy lentamente de la misma forma que ella está cada vez más guapa aunque me juren que la vieron entrar en un teatro con cara de aburrida junto a otro chico. Y las alas plegadas.
Nosotros nos damos cuenta de lo que perdimos mucho antes que vosotras. Debe ser algo así como un tiempo de reacción. El tiempo en el que se hacen las canciones. Los lugares a los que vuelvo cuando se me queda el aire pegado a los pulmones bañado de luz eléctrica delante de un teclado. Es parte del entrenamiento.

Los hombres procuramos no llorar en público pero lo hacemos en privado. Desconozco lo que hacéis mientras porque cuando no estás puedes vivir en cualquier lugar que me duela.

11 de octubre de 2018

Insurrección

Cuentan en una entrevista...

Enemigos de lo ajeno es un disco perfecto, para mí; no tiene fallos. Es memorable, raro, inspirado, está lleno de hits…

Enemigos: Doscientas mil pesetas para el estudio, ¿cuánto nos da esto? Nos da para una semana de estudio. ¿Tenemos para comer? No, habrá que comer bocatas. Vale, bocatas en el bar de enfrente.

¿Se grabó en una semana?

En una semana, en el bar de enfrente comíamos bocadillos de chorizo y de tortilla, al cruzar la calle, debajo del puente de Vallcarca. El estudio era humilde, pero los chicos que había allí ponían mucha voluntad, hacían lo que podían, porque el presupuesto era más bien magro. Teníamos nueve temas, es viernes a las 12 y a las 14 nos echan porque viene Melodrama a grabar. Hostia, Quimi, falta una canción, el disco es corto, qué hacemos. Oye, aquellos acordes que me tocaste en el local, cómo eran, a ver [tararea los compases iniciales de «Insurrección»], vale, al técnico: «Oye, perdónanos un momento, déjanos un segundo», tocábamos la canción, «oye, graba esto un momento» [canta «Insurrección» en vikingo] «uasy uan on the fraguers Oye, dame un casete con esto. Un casete, ¿eh?», «Quimi, ve grabando esto ya» [hace un ritmo de batería]. «Las 12.30, ¿cómo vamos?», «Bien, vamos bien». Y yo mientras tanto cantando solo en el lavabo [canta] uachi fuan werin uapa, vale [simula apuntar en un papel], «Dónde estabas entonces», [canta] «guari wanbo, vale, cuando tanto…». Y así hasta sacarla toda. «Quimi, lo tengo», «De puta madre», «¿Cómo vas tú?», «Ya está, estoy metiendo el bajo», «Nos queda una hora», «En una hora canto y la mezclamos, tío». [Canta] «Dónde estabas entonces, cuando tanto te necesité…». «Insurrección».


Y es de esas canciones que crecen con los años, se grabaron en una hora, mejoran con Miguel Rios, y encajan maravillosamente para terminar otro himno.

Me cansé de ser vuestro esclavo (literatura)

Al levantarse la persiana, de forma automática a las diez, en medio del escaparate y casi pendulante se mecía el cuerpo colgado del dueño. Blanco con la boca abierta, que es como se quedan los muertos por mucho que en Hollywood se empeñen en vender que todos los fallecimientos de los héroes van después de una frase magnífica y tras conseguir ganar la partida a los malvados. En el cristal, con un rotulador de esos que muchas veces describen ofertas emocionantes, ponía de puño y letra “Me cansé de ser vuestro esclavo”.

Una señora, al encontrarse con la estampa, se lleva la mano a la boca con asco y repulsa. Un grupo de adolescentes hacen fotos con el teléfono. Alguno hasta hace un chiste de mal gusto. Alguien, indefinido y tras acercarse por culpa del tumulto, llama a la policía. Nunca ese comercio estuvo tan concurrido tan pronto. Es la primera vez que se convirtió en trending topic. La primera, muy por encima de cuando hizo promociones o al celebrar los 50 años desde la apertura, que se oía su nombre en toda la ciudad. En cualquier rincón. Es fácil ser viral con una muerte dramática y absurda si se está cerca de un colegio y todos los críos tienen cuentas en Instagram. Demasiamos “me gusta” a esa estampa de muerte y odio, decorada con una soga perfectamente anudada. Los pies apuntando al suelo, desafiante, a medio metro del cuerpo. Una camisa blanca. Una silla lanzada a un lado, sobre el género de la última promoción. Un zapato aún, el otro caído. La puerta cerrada por dentro y los bomberos, que son el mejor reclamo a extraños por las sirenas y esos cascos brillantes, intentando abrir las puertas anti vandalismo mientras, en la soledad brillante de una tienda de barrio, suena la versión de Hurt que hizo Jonny Cash. El cadáver se mueve lentamente a cada arrebato que dobla la estructura metálica de la puerta y, si hubiera una toma interior del momento, parece que llevan el ritmo de la canción.


Si fuera una película se vería una entrada a cámara lenta hasta el cuerpo como un sprint que se identifica en los ojos. Los bomberos hacia la soga para que pierda tensión y deje ver el profundo color morado de las venas yugulares rotas y la isquemia en los ojos vidriosos del tendero. Las arrugas de los años marcadas en la piel y las manos cansadas de señalar el producto correcto, angulosas. Las huellas de la caja registradora coinciden con las diferentes edades en las que consumió su vida, kilómetro arriba, kilómetro abajo por el local y sonriendo a la clientela. Vendiendo a los que ahora son los abuelos. A sus hijos. A los hijos que llegaron después. El complejo de tendero no es muy diferente al dramatismo del payaso que tiene que hacer la actuación después de enterrar a su padre y debe de hacer reír porque siempre se supone que está ahí para eso. Como si no tuviera vida, como si nunca se pusiera enfermo,  como si fuera infalible. Como las emergencias a altas horas de la mañana, que deben de estar preparadas para cumplir su función. El que recoge los paquetes que el repartidor deja para el vecino y que debe de hacerse el loco sabiendo que lo que hay dentro es algo que él también vende, porque que esté siempre ahí no significa que sea gilipollas. El que hace de confesor, de técnico, de porteador si el sofá no entra en el portal. El que te espera cuando le pides que se quede un poco más porque tuviste un imprevisto con forma de última cerveza al salir del trabajo. el que ilumina la calle y que paga las luces de navidad que sorprenden a los niños desde noviembre hasta mediado enero. El que barre su trozo de acera. Donde ella entró a llorar antes de llegar a casa aquella noche en la que el segundo novio la dijo que no la quería.

Son manos de esclavo. Se cansó de ser esclavo, de todos.

Han abierto los telediarios con su historia: "después de 50 años trabajando, un comerciante sin hijos se quita la vida cerca de un colegio. Los padres han denunciado a la policía por llegar tarde y un grupo de psicólogos municipal está trabajando con los menores para que se vean afectados por las imágenes que han tenido que presenciar". Nadie contó que lo llevaban 50 años ahorcando. La soga la pidió por Amazon como ironía final. Muerto pero con sentido del humor. 

Hay una recogida de firmas por internet para que tapien ese local pero un pakistaní cree que es el lugar perfecto para montar una frutería. Están en negociaciones.

8 de octubre de 2018

Jodido bienhechor

No sé que es lo que pasa pero últimamente no hago más que encontrarme con personas que se empeñan en salvarme. Será algo que echan en el agua y no sube hasta mi casa por eso de la potencia de las bombas o la calcificación de las cañerías. Gente que, en absoluta concordancia con la bondad de sus corazones, se ponen bondadosos y empiezan a contarme la manera correcta de plantear la vida y la actitud ante los devenires del día a día. Que piense en positivo, que hable de lo que me gusta antes de lo que me disgusta, que utilice una dialéctica incluyente o que haga ejercicios respiratorios antes de dormir. Soy tan tonto que cuando veo que me va a costar dormir me masturbo y es un sistema que me funciona desde los quince años. Tenía la costumbre de hacer multiplicaciones por dos. Dos, cuatro, ocho, 16, 32, 64, 128, 256, 512, 1024... y era capaz de llegar a 1073741824 sin problemas. Con mi sistema tardo unos veinte minutos entre unas cosas , otras y la higiene. El caso, porque ahora mi intimidad está en un segundo plano (que no la salvación de mi alma), es que me  encuentro rodeado de psicólogos sin titulación, analistas del amor en forma de perfiles de facebook. Místicos de tercera regional que ven claramente la paja (esto es un chiste) en mi sin ver que sus vidas son una puta mierda a la que no quieren enfrentarse. Pero yo debo de pensar en positivo: son buenas personas con el mártir equivocado.

No niego que hago aguas con facilidad pasmosa y que cometo el error, una y otra vez, en esperar una recompensa que sea externa y me haga sentir en valor todo el esfuerzo que creo que he realizado. Las veces que fui buen tipo, los jubilados a los que cedí el paso o incluso las veces que me callé lo que pensaba para no herir la sensibilidad ajena. Soy mucho de herir, tengo un don armado continuamente con la lengua. Y no niego en que haya algún tipo de respuesta mágica al malestar que arrastro de la misma forma que un agudo dolor en el hombro cada vez que me doy la vuelta en la cama  pero no está en el karma ni en la Gestalt y mucho menos al final de un curso de pago de mindfullness. Esas cosas son placebo, fotos de comida cuando estas hambriento. No sacian, no llenan pero tampoco hacen ningún mal. O sí. Lo hacen porque ponen esas respuestas sencillas a preguntas que no hemos encontrado respuesta como si fuéramos tan gilipollas de haberlo pasado fatal por no habernos dado cuenta que la clave era decir que sí antes de decir que no. O sonreir por la calle. O llegar a tocarse los dedos de los pies antes de salir de la cama. En ese caso,si lo consideramos una verdad, establece que éramos idiotas antes. Idiota será tu puta madre, jodido bienhechor.

No creo en la bondad de las personas. Una psicóloga contaba, sentada en el sofá de enfrente en una tertulia televisiva, que nos agrada de una manera extraña la mala fortuna ajena. Decía que cuando alguien nos cuenta sus mierdas desataba en nosotros una especie de sentimiento materno que nos indicaba que aunque lo nuestro era una basura siempre podría ser peor, siempre podría llover o ser lo que está pasando al otro. Por otra parte hace unos años se demostró, con la paradoja de la amistad, que es lógica esa percepción  de que los demás viven mejor que tú. El caso es que cuando llego cansado y agotado, hastiado de la vida y de la maldad innata del egoísta ser humano moderno, alguien intenta salvarme. Y me jode mucho porque prometen algo que no pueden cumplir.

No me salves, dame direcciones.
Para contarme mierdas, te las comes tú.

Te digo lo mismo que la última chica que juró que estaba aquí, incondicional, para salvarme. Un mes y medio después desapareció y cuando la volví a contactar , porque creí que la necesitaba, me habló de que vivo en un púlpito de reproches, que no tomo la dirección correcta (sin decirme, a mi que tengo  el depósito lleno, cual es), que hablo en negativo, que tengo una diléctica excluyente y que no hago ejercicios respiratorios antes de dormir.  Gracias por nada, pensé. Y me dispuse a dormir. A mi manera. Por agotamiento.

Será por eso por lo que tengo cara de cansado. Tampoco voy a dejar de fumar.

Lo único en lo que le doy la razón es en que soy intenso, que no soy fácil. Hubiera sido mucho más sencillo que asumiese que no  puede conmigo aunque eso significa que vuelvo a perder yo. Siempre  hay una canción, señora del sombrero. Una de las cosas que más me gustaba de usted es que no quería salvarme, hasta que lo intentó.

5 de octubre de 2018

Bicha hija de puta.

Un juez, después del juicio y junto con otras dos mujeres que han estado presentes en la vista judicial, ha dicho que la demandante es una bicha y un poco hija de puta, que lo tenía todo preparado y que seguramente se va a hacer un "Salvame" con toda esa historia. Cosas que pasan, comentarios muy inapropiados como el de un jugador de fútbol que al llegar al vestuario dice que el publico ha sido aceptablemente cabrón. Lo mismo que tú, yo y el vecino del cuarto hemos hecho alguna vez cuando nos han tocado bastante las pelotas. En ese momento las asociaciones hembristas dicen "¿ves?, la justicial patrialcal". Y, como siempre en España,  sin conocer un jodido dato más se lanzan al cuello de la sociedad y de este señor (que no al de las dos mujeres que le acompañan) para, poco más o menos, dejar caer que cada vez que un hijo de puta mata a su pareja se sienta sobre su toga a brindar con cava no catalán (porque ya sabemos que los catalanes no son machistas, pero solo los independentistas). Estoy muy harto de toda esa mierda.

¿Y si es una hija de puta? No lo sé, alguna probabilidad habrá. Ni tú ni yo ni esa señora despeinada que sale como experta conocemos los datos que han llevado a alguien a creer que así es. Habrá hombres buenos, mujeres malas, niños a los que abofetear les haga un bien. Empresarios honestos, empleados miserables, inmigrantes ladrones e incluso jueces que crean en la igualdad de las personas. Habrá alguien en la sexta de derechas, un torero que adore a los animales, mujeres que adoren el sexo en grupo o Wyoming habrá tenido una sociedad interpuesta. Nos encanta hablar de la libertad individual pero, joder, !es tan divertido someter todo al corsé de los arquetipos!.




Pd: extra. Del libro "sé que eres un estúpido". Os pongo en antecedentes: él ha salido presidente del gobierno y descubre, justo antes de salir a agradecer el triunfo, que ella se ha aprovechado de él. Se lo recrimina y ella responde:

"Yo me acerqué, yo te saqué y yo, sí, fui yo quien ha estado acostándose contigo estos años. Ahora no debes ni puedes abandonarme. Ahora es cuando tienes que devolverme crearte. Así que vas a salir afuera, vas a sonreír, vas a agradecer como un buen ganador y vas a llevar adelante este puto país. Lo vamos a llevar. Y yo voy a estar ahí porque si no lo haces así, justamente así como te estoy diciendo, te juro que te reviento. Diré que me pegas, que me violas, que me utilizas. Me contratarán en las televisiones para que cuente, como un perro abandonado, lo mal que me has tratado y el infierno que es estar a tu lado y cómo, abstraída por tu poder, me fui dejando llevar hasta la destrucción. Y será mi triunfo y tu desolación. Después, sólo después, cuando vuelvas arrastrándote y arrasado, veré qué más te puedo arrancar y será ese momento, en el que ya no te quede nada, cuando quizá me sienta compensada. Así que puedes ignorarme y dejarme a un lado o podemos hacer como que no ha pasado nada, salimos ahí afuera y me das un beso de amor delante de las cámaras diciendo bien claro que sin mí nada hubiera sido posible. Es tu decisión. Yo gano siempre. Es un jaque mate, cariño. Un jodido jaque mate. Si me preguntas cuando empecé a jugar contigo te diré que siempre. Cuando me acerqué, cuando caíste como un adolescente, cuando te ponía las tetas en la boca y cuando me quedaba detrás como una buena chica mientras te hacían las entrevistas. Siempre. Yo no hago nada gratis, es cierto. Respondiendo a tu pregunta te diré que no, no me importa nadie que no sea yo."