Mal dia para buscar

17 de agosto de 2009

Baldosa Bilbao

Parece ser, por lo que cuentan, que allá por los años 20 un valenciano de nombre desconocido la diseñó para Eduardo Saez Venturini, que tenía una fábrica de piedra artificial en la calle San Mamés 30. En el diseño se tuvo en cuenta el carácter lluvioso de Bilbao y es por ello que su diseño tiende a la necesidad de explusar gran cantidad de agua.

También es verdad que con el tiempo la composición de la propia baldosa ha ido evolucionando e incluso desde la arena y hormigón se pasó a añadirle virutas de hierro para facilitar el agarre. Se supone que fué allá por los años 40 cuando el ayuntamiento decidió incorporarla al mobiliario municipal y, al contrario de la idea general que supone que simboliza una roseta (que es otro de sus nombre), lo que hace es imitar los bultos que se generaban en el asfalto (como globos de chicle) que se formaban en las antiguas aceras de asfalto fundido.

Lo cierto es que la baldosa se diseñó para climas similares al de Bilbao pero se destinaba a la exportación, por eso mismo existen diseños muy similares en varios lugares de cataluña e incluso la casa Camper hizo un modelo de zapatilla (Locus Barcelona) que incorpora este diseño en su interior.

Sin embargo, aunque el gran defecto de esta baldosa es su dificultad de agarre con el suelo (de ahí ese momento tan bilbaíno de pisar y que te salpique), el hecho que fuera fabricada en Bilbao y que con el paso del tiempo sea una de nuestras señas de identidad es lo que le ha dado el nombre de Baldosa Bilbao que lo acompaña.


Artículo sobre el origen de la Baldosa
Post sobre Baldosa Bilbao (otro post)
Pagina de La Baldosa de Bilbao en Facebook

2 comentarios:

Patri dijo...

He puesto este blog en mi lista de links ya que me gusta leeros y he pensado en recomendaros a mis amigos.

Un saludo

Fernan dijo...

Qué tendrá la baldosa de Bilbao que hasta la Otxoa tiene una canción para ella...

Recuerdo haberla visto en la entrada de una tienda de esas de ropa barata, concretamente Springfield, en el mismo centro de Oviedo. No pude evitar sacar una fotografía mientras una lágrima de felicidad recorría mi rostro.