sueño con mi muerte

Existe un sueño que se me repite, como una mala cena. Sueño que voy a mi entierro. Estoy en el camposanto y me veo en una caja de madera con una absurda ventana desde la que se ve mi cara fallecida. Hay un cura vestido de blanco con una Biblia en la mano. La hierba está verde y el día esta nubloso pero cálido. Mi madre está triste y vestida de negro. Mi padre está serio y mi hermana está callada junto a mi sobrina. Busco más gente y no hay nadie. Ni siquiera haciendo acto de presencia. Entonces saco el teléfono móvil y llamo a mis conocidos. “Oye”. “Dime”. “¿Cómo es que no vienes a mi entierro?”. “Joder, macho, ya me puedes perdonar, pero es que he tenido que ir con mi madre a comprarme unas camisas”. “Ya, eso está muy bien, pero yo solo me voy a morir una vez y lo de las camisas puedes hacerlo otro día”. “Bueno. Si. Mira, me llamas luego y hablamos del tema”. Entonces empiezo a mantener conversaciones de ese tipo y me doy cuenta que todo mi paso por la vida ha sido bastante anónimo, y ya no hay tiempo. Me enfado y me introduzco en mi cuerpo fallecido. Salgo de la caja. Me meto en el coche y voy a buscar a gente. Estoy pálido porque estoy muerto, pero intento que las cosas no vayan a quedar así. Un poco putrefacto busco a quien , por ley, debería de estar en mi entierro. Pongo cara de “vas a venir porque lo digo yo”. Les meto en el coche y les llevo al cementerio. Ya estamos algunos. Vuelvo a mi caja y me muero del todo. Como he sido bueno voy al cielo y Dios me mira y me dice que la cosa está muy mala. No me satisface esa respuesta, pero, qué le voy a hacer. Me pregunto entonces si después de muerto aún recordare el gran sinsabor de mi entierro mientras camino por el limbo. Mi imagen se difumina entre una espesa niebla blanca. Creo que me aparecen una alas en la espalda y me conformo pensado que, al menos, soy un ángel.