Hoy hace un dia de sol,no lo niego. Me he dedicado a hacer visitas a clientes. De esas visitas de cortesía en las que terminas lleno de café y con los pómulos doloridos de sonreir. La ventaja de esos dias es que lees la prensa.
Me he encontrado con un artículo sobre las carreras ilegales de coches. Llego a la conclusión que son un peaje en la socialización del lujo. Es decir,que cualquier tontaina puede tener un Lamborgini. En este caso el tontaina se hacía llamar Matías el humilde.
Dice el artículo que la mayoria de los encausados son jóvenes con pocos estudios y trabajos de escasa cualificación que invertían todo su dinero en comprar vehículos de gama deportiva. Y no me extraña. Aunque creo que parte de la culpa es de quien permite que su hijo, sin irse de casa y sin pagar la comida, se compre un "bicho" de 400cv.
Me pregunto si acaso el amor hacia un hijo (sentimiento que desconozco) tolera comportamientos a todas luces vergonzosos.
Y me pregunto por qué recuerdo una canción de los 80 que se titulaba Judas el Miserable.
2 comentarios:
No es por fastidiar, pero este post no tiene un tono un pelín envidioso?
"¿Cualquier tontaina puede tener un Lamborgini"? Pues si, Pesi, aunque te joda, sí!
Cualquier tontaina cuyo gusto sea ese puede tener un Lamborgini.
Lo que no entiendo es porqué te molesta tanto.
El amor hacia un hijo, que es un sentimiento que yo también desconozco, no tiene nada que ver con tolerar esas gilipolleces, eso seguro
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