Existen determinadas partes sociales de este extraño pais en el que vivimos que aún consideran que cosas como la "guapura", la homosexualidad o incluso la ideología política son elementos contagiosos.
El PP pide explicaciones a Emilia Casas (presidenta del tribunal constitucional) porque la niñera de su marido era la madre de un dirigente de Batasuna. (no me lo invento)
Lo triste de todo ello, supongo, es que mañana alguno del Psoe dirá que el perro de Camps mordió un hueso de pollo que tiró un tipo que un día robó un disco de Phil Collins de El Corte Inglés (y harán una tertulia muy seria sobre ello en la SER).
Y. más tarde, alguno pensará que soy gay porque un amigo mío tiene novio, otro pensará que soy drogadicto porque hablé con uno que se fumaba un porro, alguna ex mía que no paré de follar mientras estaba con ella porque recibí un sms de una soltera casquivana, mis clientes que soy rico porque voy al banco a diario, mis vecinos que soy un tipo raro porque a mi edad vivo solo y el amigo del panadero cree, ciertamente, que todos los sábados estoy borracho porque tengo cara de dormido cuando bajo a por el pan.
Hay días en los que tengo ganas en llevarles la contraria y abrirles los ojos con la lógica en forma de cuchillos. Otros, la mayoría, dejo que lo piensen. Es muy complicado hacer ver al mundo que la mayoría de las cosas no son contagiosas.
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