La hipocresía de la recaudación

Carrefour (el Pryca de toda la vida) deja de dar bolsas en sus supermercados. Eroski irá detrás. Sus gabinetes de prensa se tiran el largo diciendo que así van a poner su granito de arena con el medio ambiente y yo empezaré a coger un montón de bolsitas en la frutería en las que meter la compra después (truco recomendable).
El gobierno sube los impuestos del tabaco porque es muy malo y nos quiere, así que lo hace para que dejemos de fumar.

Y las dos cosas tiene la misma explicación: por la pasta. (Carrefour (roquefor, según mi amada y disléxica madre) ha perdido 58 millones de euros el año pasado y de algún lugar hay que quitar gastos, de las bolsas)

Por mi parte prefiero la honestidad empresarial. Prefiero que me cuenten que tenían dos opciones: subir los precios o dejar de dar bolsas, y que han decidido dejar de dar bolsas. Prefiero que me digan que lo del tabaco lo hacen por la pasta y ya veré si dejo o no de fumar, pero que me vengan con excusas "politicamente correctas" me sienta muy mal porque presupongo que consideran que me lo voy a creer o que soy tonto.

Todos sabemos, si es que somos capaces de razonar más allá de los 3 segundos que es una memoria de pez, que existen una serie de cosas que tienen su precio: que te lleven el producto a casa, que haya hilo musical, que ninguna luz esté fundida, que el suelo esté limpio, que te sonría un profesional y que, obviamente, te den una bolsa.

Todo ello tiene un coste y es un concepto global que hay que considerar para valorar como caro o barato un comercio. Hasta ahora los clientes de determinados centros comerciales han hecho una valoración exclusivo del coste del producto sin tener en cuenta todos esos factores. El ikea es barato porque trabajas tú. (Tu vas, tú lo coges, tú lo pasas por la caja, tú lo llevas y tú lo montas). En el "marimar", la phnak, pc... sólo trabaja un cajero que te cobra (porque los dependientes saben poco más o menos lo mismo que mi sobrina de 11 años y únicamente quieren venderte cualquier cosa, claro que cobran menos que un barrendero de Mauritania). Así podemos hacer una gran lista.

Como siempre quizá este no es más que un ejemplo de lo importante que son los elementos añadidos a la compra y cómo, en realidad, barato y caro son dos conceptos que hay que verlos más allá de la etiqueta. Quizá si pone: "antes:100, ahora: 150 (pero te lo llevo, te lo pongo y te digo lo guapo que estás)" será una buena oferta ya que el acto de comprar también tiene su componente psicológico y narcisista. Cada uno termina eligiendo el servicio que quiere y a mi cada día que pasa me gusta más comprar donde conocen mi nombre (y es más dificil que me engañen).

Pd: la última foto merece pulsarla encima para verla ampliada.