El portal de mi casa es un lugar por el que paso de manera absolutamente accidental desde que descubrí que los 10 años que jugué al baloncesto únicamente me han valido para poder encestar la bolsa de basura desde la ventana del coche o con los guantes de la moto bien puestos.
Sin embargo hoy, en un alarde socializador para con mis vecinos y aprovechando el veranillo de San Martin (11 de noviembre con retraso) he dejado que el amigable sol de la tarde me diera en mi maltrecha cara.
He cogido la llave más pequeña y he abierto el buzón. El ayuntamiento me manda una carta certificada. ¿Será una carta de amor?.
Será una multa.
He recordado que según un estudio pasamos el 46% de nuestro tiempo pensando en cosas que no tienen que ver con nuestro presente. Pensamos en lo que fue y en lo que será, en si ella habrá habrá salido "al mercado" o si aquel cliente habrá hecho la transferencia que te debe. Pensamos en su figura en la cama, esperando tu llegada. Pensamos en el motivo por el que ese equipo no pasa de cuartos o el otro equipo, el informático, no hace post (arrancar antes de windows) todas las veces que debiera. Pensamos si acaso nos habremos equivocado teniendo stock de aquel modelo o pensamos que hay que cambiar la batería de la moto. Pensamos que el domingo hay que ver la televisión y que han dicho que las temperaturas van a bajar. Pensamos, casi siempre en negativo, en nuestra propia imagen llena de arrugas o en el dinero que te vas a dejar en regalos de navidad. Pensamos que le tocará la lotería a otro y alguna vez de manera residual pensamos que llegará el día en el que logres ser aceptablemente feliz.
Algunos piensan en sus futuros con excitación extrema, como quien espera lleno de ilusión un salto a favor en el momento que le den las llaves de su nueva vida por decorar, aunque sea del Ikea. Otros se sientan a ver fotos de lugares lejanos fantaseando en ellos mismos sobre largos atardeceres de relax. Algunos miran los billetes de avión y sueñan en mirar a la derecha ante el bullicio de la llegada.
Pero pensamos.
No recuerdo si era Umbral o Cela, pero para el caso los dos están muertos, quien decía que una persona que está continuamente pensando en las diferentes posibilidades que te da y que pierdes de la vida es , por definición, una persona infeliz. Nadie - afirmaba- inteligente puede ser feliz.
Es es lo que dice el estudio que viene como mis certificados: con una mala noticia debajo del brazo.
El Carpe Diem, aunque es bueno como teoría, me parece como un perro que agita el rabo cada vez que le acercas un hueso. Dejé de ser un perro en 1994, así me va, que muevo el rabo mucho menos de lo que me gustaría.
Pero voy aprendiendo, no sé si se nota. El lunes recogeré la carta de amor que me envía el alcalde.
Pd: el titulo se refiere al estudio , cuyo cuestionario está accesible pulsando sobre la foto. (en ingles)
3 comentarios:
Jo... será que llevo encima mucha cerveza y muy poco sueño, pero el primer párrafo no lo pillo. Para empezar, ¿qué es eso de que pasas de manera accidental por el portal de tu casa? ¡Por el portal pasas todos los días, coño! Y además, ¿qué tiene eso que ver con que jugases al baloncesto?
Lo dicho, nontiendo...
Estimado (y beodo amigo)
Hay casas con ascensores que bajan al garaje directos y sales con tu vehiculo al exterior sin pasar por el portal.
Jugar al baloncesto para meter la basura en el contenedor con un tiro parabolico de la bolsa como si fuera Juanito Corbalan.
(Bebe aguia para la resaca, chato)
y esto ? : si ella habrá salido "al mercado" , joder, que misogino te ha quedado eso marcandolo entre comillas.
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