Mal dia para buscar

17 de noviembre de 2010

El Sahara, la nueva palestina y los muertos

Cuando Franco estaba más muerto que vivo y el rey de Marruecos decidió lanzar la marcha verde para recobrar los territorios del Sahara perdidos los militares españoles no sabían que hacer porque no tenían órdenes de disparar a la masa inocente que se les avalanzaba y les iba recortando terreno dejando todo aquello en Ceuta y Melilla, como si te dejaran las sobras.

Entonces las poblaciones autóctonas brindaban y bailaban creyendo que aquello, como la educación, les haría libres o por lo menos libres de aquellos españoles malísimos.

Pero Marruecos quería todo el pastel y unos cuantos nómadas no le iban a quitar los yacimientos de petróleo o la gran cantidad de arena que los saharauis reclamaban suyas y de nadie más.

En España hemos dicho muchas veces, con diferentes gobiernos y con la boca pequeña, que si los saharauis quieren ser independentes, que lo sean, que para eso vivimos en un mundo libre.( Nos han parecido una banda de independentistas miserables aquellos que querían autodeterminar Euskadi o hacer el catalán lengua única en Cataluña pero los palestinos y los saharauis, que están suficientemente lejos, nos han producido la simpatía quijotesca del oprimido por el poderoso.) Y nuestros gobiernos han sabido siempre que llevarse mal con el reinado marroquí implicaba directamente que sus playas fueran una lanzadera libre para las pateras que aterrizan en nuestras costas porque a los marroquíes les ha importado bastante poco que unos negrísimos de Nigeria cayeran en el intento. Así que Suarez, Calvo Sotelo, Felipe, Aznar y Zp han estado siempre muy calladitos con las malas artes que hace en su casa el omnipotente rey de allá abajo. Casi es lo mismo, pero de tercera división, como lo que le pasa a EEUU con las bofetadas que sistemáticamente se dan entre unos israelíes y unos cuantos palestinos.

Ahora, ante el nacimiento de un polvorín en Aaiún, las tropas marroquies han entrado a saco. Han matado gente. Han derribado casas. Han golpeado a niños. Todo eso ha llegado a nuestras televisiones indignándonos y clamando en nuestra historia más o menos reciente haciendo que la familia Bardem salga a la calle más irritada que tu espalda el primer día de playa, a pedir responsabilidades de nuestro gobierno, de ese mismo gobierno que defendía la causa saharaui cuando estaba en la oposición.



Los saharauis tampoco se han quedado quietos soportando las bofetadas y ahora el gobierno marroquí ha difundido un video en el que unos saharauis lanzan piedras y se orinan sobre los cadáveres decapitados de los militares muertos. Y también nos indignan estas expresas imágenes de violencia más desatada que la de los americanos en Irak como cuando un palestino hace explotar una bomba en un mercado israelí.

Dicen que las autoridades marroquíes castigan a cualquier periodista que no sea francés. Dicen que los derechos humanos se cercenan continuamente en una ciudad sin ley donde vive una señora que se quedó a dieta en algún aeropuerto español recibiendo la visita de Zerolo. Dicen que nadie es bueno, que todos son malos y que las alfombras ya no están tan baratas pero hay costo para todos. Dicen, incluso, que ahora el PP es el gran defensor de la causa independentista del Sahara y algún politico en campaña Catalán le encontrará alguna analogía como Puigcercós se ha atrevido a vomitar que todos los andaluces son defraudadores.

Mientras tanto, mientras unos culpan a los otros alguna madre de algún saharaui ya no tiene hijo que es lo mismo que le pasa a la madre del militar sobre el que orina otro, mientras un rey inicia diálogos con un frente polisario, mientras un dirigente palestino se sienta con un israeli, mientras Sarkozy mira hacia un lado, Obama al Tea Party o se casa el heredero británico con una plebeya, mientras tanto sigue habiendo muertos por causas no naturales y sean de donde sean o por el motivo que sea: Los muertos valen lo mismo.

El único responsable de una muerte es el asesino, el ejecutor. Me importa bien poco que sea de ETA, del Sáhara, de Marruecos, de Israel, de Palestina, de Aluche o de la casa donde le parió su puta madre.

A veces cuando se saca rédito político a las muertes de los demás siento tanta rabia que me dan ganas de meter a algunos en una caseta y prenderles fuego, pero me convertiría en un mierda en estos juegos de buenos y malos donde siempre pierden los mismos: las familias de los muertos.

Posicionarse en un lado u otro es defender a asesinos sin que nadie pueda tirar la primera piedra. No puedo más que, de nuevo (cobardemente y lleno de excusas morales), definirme como un pacífico equidistaní. Ahora me llamais pro-marroquí, pro-israelita, pro-saharaui, pro-palestino, pro-etarra o pro-español. me la trae tremendamente al pairo. Solo expresé un vómito en forma de post por las arcadas que me da cada vez que veo muertos por la tele, que es a diario.

Y siempre parece que alguien tiene una causa justa para ello, cuando no la hay. Nunca.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿ Todo el que mata es un asesino?......Cuando los nazis invadieron Polonia ( solo como ejemplo y hay cientos para poner ), según tú todo aquel polaco/ca que empuño un arma y mato a un soldado alemán es un asesino. Y te habras quedado tan pancho despues de lo que has escrito.
Tengo la impresión de que tu rabia va hacia ciertos actos violentos y as intentado meter a todos en el mismo saco. Tranquilo majo.

Anónimo dijo...

Yo mejor no lo leo porque Pupy cuando se pone cachondo escribiendo me termina dando dolor de cabeza.

reniegu dijo...

La verdad es que lo que de verdad importa en el Sahara o como coño se llame ahora (depende de quién hable, claro) son los yacimientos(minerales, pesqueros, etc) que alegremente se explotan y que a las potencias mundiales les salen baratos, además, claro está, de las jornadas y condiciones laborales de semi exclavitud gracias a las cuales empresarios españoes ganan dinero en marruecos y que, como son de los nuestros, hay que cuidar y no enfadar al rey de aquel lugar.
Claro, n o podemos olvidar que esa ropa barata o esa pesca que acalla al gobierno es nuestra parte cómplice que no queremos ver y por la cual también nosotros callamos.