Cuando Josef Mengele fue adoctrinado por Hitler para poder realizar experimentos científicos que llevaran a la consecución diabólica de la repoblación del planeta con una raza aria superior lo que hizo fue poner a su disposición cientos de miles de cobayas humanas en Auschwitz con las que el médico en cuestión experimentaba sobre procreación y las diferentes maneras de conseguir un número mayor de nacimientos controlados con el menor número de mujeres. Para ello realizó aquellos experimentos que le convirtieron en el asesino de guerra más enfermizo de la segunda mundial. Mengele hacía mantener relaciones entre familiares e incluso entre hermanos hasta ver la concepción o no de la mujer matando a todos los experimentos fallidos. Extirpaba órganos y estudiaba a los fetos sin miramiento ninguno. Al final de esta parte de la historia los buenos ganan la guerra y él, como otros muchos alemanes de los malos, se marchó a sudamérica con sus anotaciones y su fanatismo en la maleta. Al fin y al cabo era un científico.
Las pistas rumorean entonces que Mengele se refugió en una pequeña ciudad brasileña llamada Cándido Godoi, donde se supone que terminó falleciendo de viejo en 1979 y sin que la historia le hiciera sufrir la mitad de lo que se mereciera o sin que nadie le extirpara los genitales en vida y se comiera sus testículos.
Sin embargo esa ciudad hoy en día es, sorprendentemente, el lugar del mundo con un porcentaje más alto de gemelos por familia (1 de cada 5 embarazos cuando lo normal es uno de cada 80) con lo que se supone que después de tantos excesos y tantas investigaciones malvadas Josef tuvo cierto "éxito" en sus objetivos.
Es vergonzosamente triste la fragilidad de la memoria de las personas y de las ideologías políticas. Esa pureza de la raza, ese llamamiento al mantenimiento a ultranza de los orígenes es uno de los bastiones de las ideologías nacionalistas. El "elemento diferenciador", que en el principio de los tiempos salvaguardaba a las sociedades de las enfermedades que pudieran contraer sus miembros por el contacto con las sociedades limítrofes, es la base ideológica básica de muchos partidos independentistas. Un vasco siempre será un vasco y con Rh negativo, como diría Arzallus en alguna de sus grandes declaraciones públicas. Un catalán no sé lo que tendrá, porque no soy catalán. Un gallego será lo que diga la voluble de Rosa Díez y un andaluz será... un andaluz.
Se ha publicado, en uno de los últimos estudios demográficos, que en el Pais Vasco hay un 39% de habitantes autóctonos (considerados autoctonos aquellos que ya lo son de segunda generación), en Galicia el 88%, Andalucía el 86% y Madrid el 21%.
Como habitante de Euskadi me congratulo abiertamente de la pluralidad del entorno, y lo digo de verdad. Soy de esas personas a las que le gusta aprender de la gente (de la buena gente) de manera independiente del color de su piel, su inclinación sexual o la cantidad de roña que tenga debajo de las uñas.
Desafortunadamente un cotilleo electoral cuenta que Urkullu (presidente del PNV) se ha ido con alguna delegación catalana independentista a Brasil a intentar adivinar el secreto de Mengele porque cree que seguir en esa determinación de "la pureza de lo autóctono" es la única forma que tiene de ganar las próximas elecciones: apelando al manido y arcaico discurso del enemigo cultural español.
Se equivoca, mucho más pensando que las vascas se van a poner a parir gemelos como conejas porque a las vascas les gustan los de fuera, o por lo menos no el que escribe, aunque, claro está, mis padres vinieron a Euskadi para ayudar a convertirlo en el gran país plural que es.
1 comentario:
Tus padres irian ha Euskadi para convertirlo en la gran COMUNIDAD que es.
Por que hos joda o no es una region de ese gran y plural pais que es España
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