Feas Wanted

Los científicos españoles de las universidades de Granada y Jaen han publicado un anuncio buscando feas (que, digo yo, podría presentarse la madre del que ha redactado el anuncio).

En Australia, intentando repetir el éxito de las mujeres de Plan (de lo que se cumplen 25 años), han puesto otro anuncio que más o menos viene a decir que si eres más fea que pegar a un padre, te vayas a un pueblecito porque están tan desesperados que les importa bastante poco tu aspecto físico.

Lo cierto es que los cánones de belleza que creemos tan invariables son tremendamente cambiantes. En la antiguedad la mujer obesa era un símbolo de fertilidad y alto estatus. Las damas de la corte francesa se consideraban más bellas cuanto más pálidas estaban porque eso significaba que no tenían la obligación de trabajar en el campo. Rubens pintó a tres orondas mujeres mientras tenía erecciones con aquel cuadro. Hace unos pocos años los extremos anoréxicos hacían estragos en las portadas de las revistas más glamurosas mientras ahora la redondeada Beyoncé deja la forma de su trasero en cada voluptuoso videoclip. Hoy las que están más morenas por el sol se supone que son esas ricas que no tienen que trabajar como el resto de los mortales para levantarse el pan cada mañana. No se envidia su imagen, sino su cuenta corriente. Al fin y al cabo un buen cirujano plástico es sólo cuestión de dinero.

¿Qué es fea?. Ser fea no es nada, no significa nada. Significa no responder a los estándares de belleza que se impongan en ese momento, como si no supiéramos, gracias a telenovelas de baja calidad argumental, que Betty era una auténtica bomba física.

Cuando los investigadores piden feas buscan aquellas personas que no son capaces de encontrar su propia aceptación para analizar los problemas que todos esos bombardeos estéticos son capaces de generar al más común de los mortales y que se traducen en grandes gastos en cremas.

Cuando los australianos buscan feas son crueles.

Sabina, cuando ya se estaba transmutando de cantante a diva, dijo que "las más explosivas damas le dejaban en la cama congelado" y que pasaba de tanta "guapa, insípida y tonta".

Personalmente y considerando que toda esta discusión sobre la belleza suele referirse a la belleza femenina y en eso me suelo fijar bastante por mi composición hormonal diré que a mi, como en la película, me han gustado altas y bajas, con pechos más y menos grandes. De pelo largo y liso, rizado, corto. Me ha gustado, lascivamente hermosa, con el culo prieto y la espalda desnuda, verla caminar descalza. Me ha gustado ver cómo se mueve cuando está delante mío y me ha gustado agarrarla o ver cómo tenía que buscar los agarraderos que, a veces, son las caderas. Me ha gustado con los ojos cerrados y la cabeza a un lado mordiéndose el labio inferior. En definitiva, me han gustado todas pero hace muchos posts que aprendí que, aparte de ello, me ha gustado aprender de ellas. Eso es lo más excitante.

Y aunque Umberco Eco escribió sobre la historia de la belleza yo me quedo con una canción que ya pasó por aqui: Fea pero te quiero. La van a traducir para ponerla en las anchas estepas de Australia.

Nadie es fea (salvo casos extremos, que puñetas), sólo te lo parece porque nadas en prejuicios de moda contemporánea. Yo me ahogué hace tiempo y, poco a poco, según voy empeorando y me quedo calvo, salgo mínimamente a flote. Nadar siempre he nadado mal, aunque me sepa la teoría y no sepa pescar, como Rock Hudson en "su juego favorito".