Mal dia para buscar

16 de enero de 2025

Las Cristomonedas, la realidad y la militancia.

 -En realidad- dice ufanamente- he dedicado mucho de mi tiempo a estudiar. Mientras otros se dedican a irse de fiesta yo- e hincha el pecho orgulloso- he leído e investigado cómo funciona todo eso que va a venir sí o sí. Creo que puedo decir que ya soy un experto en- y hace una pausa dramática- Cristomonedas.

-Eso está bien- digo yo. Y pienso: nunca está de más tener a Dios de nuestro lado.

Una de las teorías más entretenidas de los últimos años tiene que ver con la explicación de que lo que consideramos como real no es más que una simulación, que vivimos en un matrix. De ahí es facil llegar al trastorno de despersonalización, en el que uno se ve a si mismo desde fuera como si fuera el protagonista del Show de Truman viéndose en la tele. De pequeño pensaba, en más de una ocasión, si acaso me estaban viendo por alguna cámara cuando hacía cosas que son innatas a la ridiculez de la adolescencia. Luego descubrí que se llamaba pudor. 

También existe, de la misma forma que la Kabbalah viene a defender que existen tantas realidades como personas, el solipsismo que establece que lo único que existe es el yo y que la realidad no se puede saber porque, casi como en el principio de indeterminacion de Heissenberg, al filtrarla o alterarla con nuestro conocimiento, la cambiamos.

Lo cierto es que el ser humano se ha preguntado desde hace siglos cual es la realidad real en contraposición con la realidad percibida. Un esquizofrénico, si lo pensamos, no es más que alguien con una percepción extrema de su realidad. Conozco a quien está convencida de haber encontrado a la virgen y hablado con ella, pero vive en un psiquiátrico. Si lo pienso bien, en realidad, no está loca. Estuvo loca ayer, pero fue por amor. (Como la canción). Hay realidades que asumimos como ciertas porque hemos de creer en algo pero tampoco tenemos tantas pruebas. Las creencias, en su validación más mental, calman muchos de nuestros miedos. Si no creyésemos en la bondad, en la seguridad que nos da el estado, en el paraguas que son nuestros padres o nuestros jefes, en las infinitas posibilidades de la ciencia o en la existencia de un Dios que nos protege, caeríamos en barrena por el desconcierto del azar ( en el que vivimos) que nos podría atormentar dentro de veinte segundos de mala suerte.

Supongo que no hay grandes diferencias entre una reunión de adoradores de Satán, convencidos que el demonio existe y vive entre nosotros, que una reunión de comunistas o una reunión de masones o un simposium de libertarios. Todos están convencidos de una visión de la realidad acorde con sus creencias de la misma forma que aquellos que se convencen del hecho que los extraterrestres vinieron a la tierra porque las pirámides de Egipto y las de los Mayas son parecidas.

Un supernumerario, un gran padre masón, un gurú, un alcalde, un ministro, un Papa o un presidente se diferencian entre si por la cantidad de seguidores que tengan en su propia concepción de la realidad. Algo parecido a lo que es Taylor Swift para algunos. Necesitan creer que todo lo que dicen es la verdad y aplacar al máximo el sentido crítico. Atontarse, porque eso calma.

Y luego decir que leen, que estudian y que son expertos en Cristomonedas.

Cuando no te atontas te conviertes en un esquizofrénico y te meten en un psiquiátrico o te queman en la hoguera.


6 de enero de 2025

Cómo los reyes se conviertieron en los padres ( en algunos sitios) ( Cuento)

 -!Alto!. ¿ Quien anda ahí?

Una de las cosas que tiene ir acumulando años y haber fumado el dia anterior es que la garganta rasca por la noche y la probabilidad de tener que levantarse a beber agua es bastante mayor. Juana (de nombre, pero le gusta que la llamen Jona) se encontró a tres caballeros en su salón. Ellos, al verse sorprendidos, lo único que hicieron fue decir la verdad.

-Shhh- le dicen poniendo un dedo delante de la boca y hablando en tono bajo- Somos los reyes magos. Traemos unos regalos para tus hijos.

Jona les mira como perdonándoles la vida, como si fueran los sirvientes aplicados a los que se les ha olvidado algo y han de ser aleccionados con la sabiduría de su dueña.

Ella suelta un soplido largo. -Tres hombres tenían que ser... Bueno, vemos a ver. ¿Y qué traeis?

Baltasar le pide a Melchor que acceda al registro de regalos y tras unos segundos, dice: -A tu hijo menor le traemos un balón de futbol, que es lo que nos pidió.

-¿Y la camiseta de Messi?

-Pues no, eso no. Con el balón nos pareció sufciente.Ademas no sabíamos si era la del Barcelona o la del Miami. Asi que lo dejamos en eso.

-Poco me parece. En fin , ¿ Qué más?

-A tu hija la mediana, ¿Aire se llama?

-Si.

-Muy bonito. Pues a Aire le traemos unas pulseras de la amistad de Taylor Swift que nos pidió junto con un estuche de maquillaje.

-¿Maquillaje?

-Bueno, es lo que pidió.

-No me parece bien porque eso es sexista

-Pues no sé, es lo que ponía. Será que quiere maquillarse. 

-Eso os lo llevais porque lo único que quereis, como hombres claro, es perpetuar que las mujeres desde niñas, se preocupen de gustar al hombre patriarcal.

Baltasar pone cara de resignación y le da la caja a Gaspar para que la guarde.

-¿Y al mayor?. ¿Qué le traeis al mayor?

Los reyes buscan y sacan una caja. -A tu hijo Kante le hemos traído carbón.

-¿Carbón?

.Pues sí. Nos sale que ha sido un poco malo. Que ha empezado a fumar porros y que te ha respondido bastante mal durante el año. Nos pidió una moto y una playstation de las caras pero no se ha portado bien y por eso debería de tener carbón.

-!Eso es una injusticia!. !Es un niño!

-Pero es malo y no puedes premiar a un niño malo porque seguirá siendo malo.

-Al contrario. Tiene que saber que aunque se porte mal se le quiere igual.

-Bueno, si a sus hermanos, que se han portado bien, les traemos un balon y unas pulseras, no le podemos dar una moto.

-¿Y no teneis la moto?

-No



-Definitivamente os voy a tener que denunciar. No me dejais más remedio. Sois tres hombres que no cumplen la igualdad de género imponiendo vuestro criterio machista, fascista y meritocrático a unos pobres niños que sufren a diario los desmanes de un sistema impuesto y opresor que les castiga con una vida complicada.

Gaspar la interrumpe mirando alrededor: -Jona, disculpame, estamos en un chalet de tres plantas de una zona noble de las afueras de la capital. La nevera la tienes llena y si no me equivoco en esta casa entra un buen dinero debido a tu puesto de asesora de la ministra en el gobierno.

-Pero es que yo trabajo mucho. Ya vino aqui el machirulo a juzgarme.

-No, al contrario. Pero hemos traido los regalos con toda la bondad posible, incluso no haciendo feos al platito de tofu vegano que has dejado junto a la chimenea, y nos estás tratando de una manera algo brusca.

-Ah, claro. Se me meten tres hombres en casa que probablemente vienen a violarme a mi o, lo que es peor, a mi hija menor de edad, y tengo que decir que si a todo como si fuera una persona de segunda. No, no. Esto no va a quedar aqui.

En ese momento Melchor decide tomar una decisión. Recoge el balón, las pulseras y el carbón. Les pide a sus compañeros que salgan y se despide. "Los regalos, de aquí en adelante, los compras tú"

Así que los años siguientes , en esa casa, los reyes fueron los padres. Y les contaban a los niños como la monarquía es injusta, fascista, meritocrática, sexista y castiga a la gente de bien, que son ellos.


3 de enero de 2025

El mundo Yocéntrico.

Existe un tipo de juego que siempre me resulta esclarecedor. Las reglas son las siguientes: imagina un mundo donde solamente existen aquellas cosas que a ti personalmente te interesan. El resto no. Así que tienes que decir cosas que NO existen en tu mundo. En mi caso, y así me pongo como ejemplo, no existe la coliflor. Tampoco la cocaína. Sin embargo existen muchos tipos de queso y todas las series que empiezan, acaban. Una de las ventajas que tienen creer que el mundo solo y exclusivamente se mueve alrededor de tus gustos e intereses es que puedes centrarte y hacer exigencias, haciendo extensivo tu bien al bien común, en lo que te agrada. Lo demás, como no existe, resulta irrelevante.

En el mundo Yocéntrico lo bueno viene determinado por mi.

Hace unos meses saltaba la noticia en el que un partido alemán, joven y de izquierdas, exigía que se regulara el precio de los kebab por ley. Kebabflación, lo llamaban. Probablemente, y esto es una idea mía, un grupo de sesudos aspirantes a políticos se sentaron en una mesa a pensar en las cosas buenas para sus votantes y se dieron cuenta que a todos les gustaba el kebab. Al pedir unos cuantos se sorprendieron de lo caro que estaba y se pusieron manos a la obra con la propuesta de ley. "¿Ponemos un tope a las gambas al ajillo?"- preguntó uno, pero no prosperó aquello porque las gambas no les gustan ( a ellos).

En España, que para esas cosas no somos tan diferentes de los alemanes, se juntaron un montón de catalanes y se dieron cuenta que debían una pasta en créditos. Así que se juntaron para proponer que les condonasen la deuda. No a los gallegos o a los extremeños, sino a ellos. De la misma forma, y porque en su mundo existen las plataformas de streamin, hay que bajar esos precios. En mi comunidad de vecinos, como la gente ve la tele por internet, cuando Maria del Carmen no puede ver el parte de la uno con su televisión de antena, se quejan por los gastos de antenista en las reuniones de comunidad. En realidad vivimos en un mundo de dramáticas reivindicaciones de las cosas que existen en el mundo de los que reivindican. 

Así que nos encontramos en un momento histórico en el que, como burros a los que se les tapa los ojos para que no se vayan a los lados, se tapa la imagen global para poder reducir la verdad a mi verdad, a las cosas que existen para mi.

Dicen que la juventud contemporánea ha empezado a considerar el lujo con los aperitivos caros. ¿Por qué?. Es sencillo. Como no se pueden comprar un piso o un coche, e incluso la ropa buena se les va de prespuesto, pueden gastarse 8€ en una bolsa de patatas fritas snack de lujo y ponerlo en sus redes para intentar diferenciarse de los pobres de sus colegas, que las comen del mercadona. No nos extrañe que se solicite, desde algún grupo político que intenta acercarse a los jóvenes, la rebaja de esos productos por ley pero no digan nada del rodaballo, porque eso hay que cocinarlo y para cocinarlo hay que tener cocina, tener cocina es de los que tienen casa y los que tienen casa son ricos. Y a los ricos, ni agua.

Por eso mismo se pide rebaja de los alquileres de las zonas cool de las ciudades, se dan bonos para ir a conciertos de regetton, se apuesta por el bono metro, se pide trabajar menos y que se suban los salarios más bajos. El problema es que no se apuesta por algo tan sencillo como mejorar las situaciones sino regodearse en ese mundo Yocéntrico del que, de esa manera, será imposible salir. Aparte de eso, cualquiera que desee ser, haciendo uso de su libertad, diferente, se va a encontrar solo. Si alguien quiere emprender, comer verdura o ir a conciertos de la filarmónica, tiene que joderse. Su pecado es no ser del mundo que sale en el juego que hemos planteado antes. Es como si se hace cultivador de coliflores en mi mundo en el que no existen.

Ojo, que los jubilados gritan lo mucho que merecen su pensión más alta y los viajes del Imserso más baratos, aunque los hoteles se arruinen y no haya para los médicos de sus hijos ni para más puntos violetas. No es un problema generacional porque hay cánceres que se contagian más rápido de una pandemia.



Además simplificar el mundo lo hace más manejable. Si eres del PP en los 90, lo malo es ETA. En el PP actual, el sanchismo. Si eres de Podemos, todo lo malo es machismo. Si eres del PSOE actual, la fachosfera es la única culpable de tu infelicidad. Si eres de Yoli, los malditos capitalistas. Si eres nacionalista vasco o catalán, te salen granos por culpa de España. Si eres de Vox, los malditos inmigrantes delincuentes. En realidad TODOS juegan al mismo juego y procuran convencerte que están del lado de tu Yocentrismo, proponiendo soluciones que son únicamente válidas en ese mundo en el que las cosas que existen son las que les interesa. Y lo demás, pues no. Ese es el principal motivo por el que unos se sienten indignados por el ataque a su libertad pero se ríen de la libertad de los que no existen para ellos. Que para algunos un creyente sea igual de importante que una piedra es lo mismo que para otros sea irrelevante que la próxima serie de Netflix tenga doblaje al andaluz. Para unos que un 0,0002% de los mujeres de este pais sean asesinadas (45 de 24 millones) es una vergüenza ( y lo es) pero también han de saber que se ocupan el 0,06% de las casas ( 1 de cada 1556) y no es un invento que gane en lo porcentual. Quizá, solo quizá, es necesario conocer los dos datos.

Sin embargo, es mucho más divertido vivir en un mundo Yocéntrico.

Por eso quienes se supone que deben de solucionarnos nuestros problemas solamente actúan con el tipo de mundo en que creen vivir y, como no salen a la calle ni te preguntan por tus cosillas, hacen lo que creen que es. Y hace tiempo que no es. Juegan a ese juego que a mi me resulta esclarecedor y que, como en un libro de Stephen King, deja muertos por el camino.

Estoy hasta las narices de vuestros castrados mundos de egoismos personales y esos campeonatos de opiniones sincronizadas que no puede ganar nadie. Pero sobre todo, muy a mi pesar, me duele sobremanera que se me ha olvidado pensar en qué es lo que me importa a mi. Cuando veo coliflores en la frutería pienso que, como no me gustan a mi, tocarán a más y quizá bajen los precios.

31 de diciembre de 2024

2024 y el disco nacional del año.

Vivimos en un mundo de frases, de shorts, de pequeños estímulos breves y opiniones magníficas.

Se nos olvida, con la facilidad que da el estado del binestar cultural, valorar las películas enteras, los discos completos, las obras de arte en su concepción global. Los años, en vez de un concepto, se quedan en resúmenes facilones y sesgados. La ventaja de ello es que, como la publicidad, nos permite escoger lo que determina el objetivo de nuestro discurso más que ponerlo todo encima de la mesa y sorprendernos con el resultado.

Podría quedarme con la última vez que nos quisimos o cuando me pediste que no nos escribiéramos más. Perdón porque tuvimos ambas cosas y un momento en un sofá y algunas confidencias. Hay una lucha a muerte entre la verdad y lo que nos gustaría que fuera la verdad. Una de las cosas que aprendí con la terapia es a alejarme de mi vida como un dron y hacerme una panorámica. Viene a ser como perder la mirada al principio de una carretera vacía. Sin embargo es ahí, callado y observando de lejos, cuando aparecen los detalles. Las fantasías son entretenidas pero se pierden componentes que las convierten en exclusivas y reconozco que cuando me esfuerzo en ser tu fantasía es que me está dando miedo que me conozcas. La forma de hacerlo es ser un meme, una buena frase, estar el tiempo justo. Ser un capítulo de una serie en vez de un largometraje. Poner efectos especiales cuando flaquea el guión.

Un hamster tropezándose con una cabra en un video de seis segundos es mucho más popular que cualquier video elaborado de veinte minutos. Te hace temblar una noche loca con un muchacho que no hizo nada mal ( porque no tuvo tiempo) con más intensidad que esa persona que se quedó, imperfecta, con lo que tenía mientras intentaba ser mejor. Es lógico aunque injusto como valorar un disco por una canción en vez de la oportunidad de su momento y la solidez de su composición. A día de hoy sería imposible un Blood on The Tracks, un Stairway to Heaven, un Free Bird, un Dark Side of the Moon. Nadie iba a prestar atención a un video de 14 minutos llamado Thriller de la misma forma que prestar atención a las letras de los Smiths casi puede parecer snob.

Pero, aún así, el disco nacional del año es el de Carolina Durante porque es global, porque expresa un estado de ánimo y las fases del desamor mezclado con rabia de la pérdida de una adolescencia que se empieza a encontrar acorralada entre lo que querían ser y la verdad. Entre las ganas de joderse la vida y el verde cesped de los ojos que te abandonaron. Entre todas esas veces en las que tuviste que reconocer que probablemente tenías razón.



Porque no suena a canciones de amor, pero es amor. Quizá tampoco es rock, pero es rock. Y te dice que te echa de menos si es que te echa de menos. Que te odia si es que te odia. Quizá es porque suena a verdad aunque puede que no lo sea, pero lo hace.

Es el disco y son las formas.
Luego, cuando lo escuchas una y otra vez, vas viendo que no es un meme. Pero para eso hay que esforzarse y eso, no es mainstream.


Pd: lo siento por los que creeis que Arde Bogotá es la revelación pero no es un disco sólido en absoluto y eran nuevos hace casi 2 años. Y Alcalá Norte o La Paloma tampoco han conseguido algo tan redondo.

Pd2: El video nacional sorpresa del año , muy a mi pesar, es de hace 3. Con esa parte de: si quieres vamos a mi casa y te sigo mintiendo. Jurando millones de cosas que no voy a a hacer. Quiero recordarte con pena y sentirme violento. Mañana cuando me enamore de otra mujer. He dejado las llaves y el motor encendido ….no se si estoy contento porque ya te has ido o triste por ser libre otra vez .

28 de diciembre de 2024

Vivir en la broma.

A veces creo que la navidad es la excusa para no pensar en el frío. Entretenerte con los viajes, acabar con los stock de los productos económicos de los bazares, comer como si fuera un estado mental y tener más buenos deseos que un ecologista convencido mientras va en su coche de combustión a las manifestaciones.

Jessica, que se lleva quejando varios años de lo injusto que es el sistema con ella precisamente, se hace fotos procurando enseñar el logo de su móvil nuevo a cámara mientras en un reflejo se ve la cómoda que puso la abuela, en la sonrisa se puede adivinar una muela picada y hay un pedido del Shein en la cama. 

Una de las cosas que tienen las mejores bromas del día de los inocentes es que pueden ser verdad y a la vez son ridículas. En mi infancia hicieron un reportaje en el que Fernando Romay (pivot histórico de 2m13cm) dejaba el baloncesto para ser jockey. Salía con un ridículo casco y una fusta en el hipódromo de la Zarzuela concediendo una entrevista. Hace un par de años se viralizaba la noticia en la que el Ministerio de Igualdad ( nótese la ironía del término) se quejaba amargamente de llamar al mayor premio de la lotería "El Gordo" porque eso fomentaba la gordofobia y la discriminación de los cuerpos no normativos. Lo curioso es que eso Sí que podría ser verdad.

Con el paso de los años y la globalización de las noticias hay bromas que se han entremezclado con la verdad y han convertido determinadas reivindicaciones en oximorones. Por definición un oximorón es decir una cosa y la contraria en la misma frase. Dada mi formación técnica podría decir que estar en contra de la energía nuclear y exigir una energía continua y barata es un oximorón. Que quejarse de que contraten para dar las campanadas a una mujer por su cuerpo y defender que en otra cadena las dé una mujer contratada por gorda es una incongruencia. Que defender la libertad pero estar a favor de la cancelación de quien dice lo que nos molesta es absurdo. Que ser racista pero soñar con tener una asistente filipina es hipócrita. Que hay que admitir que un coche eléctrico deja las praderas de África contaminadas cuando has decidido que ya no te gusta como queda con tu outfit reciclado. Que apostar por la democracia en los países árabes puede llevarte a que la mayoría decida que hay que apalear a las mujeres o que no puedes lloriquear porque cierran la tienda de Maria del Carmen para poner una casa de apuestas mientras no has entrado en tu puta vida y haces apuestas desde la cama los martes.

Todo eso son ejemplos claros de que vivimos en un continuo día de los inocentes, salvo que no somos tan inocentes porque, por mucho que nos guste jugar al juego de que hay unos poderes superiores que delimitan, castran y orientan nuestras vidas en forma de gobiernos, clubs Bilderberg o Soros, somos nosotros como masa los responsables últimos de lo que nos sucede.

La sociedad occidental actual vive en una dualidad extraña. Hemos aprendido lo que es lo bueno y lo ideal: la redistribución, la bondad, la integración, el ecologismo, la solidaridad, el lenguaje integrador y la vida sana con nosotros, los vecinos y el planeta. Por otra parte hemos llegado donde hemos llegado a base de industrializarnos, jugar a la imposición cultural, aprovechar la mano de obra barata, invadir algunos paises, pagar poco y vender caro, esforzarnos bastante y arrastrar al resto del planeta a nuestras disputas personales. Como Jack Nicholson en "algunos hombres buenos" eso, infame y hasta sucio, es algo que hemos necesitado para podernos comer una hamburguesa con queso a las tres de la mañana después de salir de fiesta. 

Quizá, solo quizá y de la misma forma que hablar de determinadas cosas parece que es un tabú, algunos no son conscientes que para que las cosas estén limpias alguien debe de mancharse las manos. Que para exigir con furiosa cólera cualquiera de nuestros derechos adquiridos quizá hay que pensar si nos los hemos ganado. Una de las partes que va desapareciendo con el estado del bienestar es la responsabilidad personal. Es algo que aparece en las segundas y terceras generaciones. Nuestros abuelos de dejaron la piel por conseguir una sociedad mejor para sus hijos y ellos, que eran conscientes del esfuerzo de sus progenitores, lo mantuvieron con mimo e incluso lo disfrutaron. Luego vinieron los que nacieron con ello y lo valoraron como quien valora que mañana haga sol: es lo natural y como es natural no hay que hacer nada porque viene dado. 

La primera vez que fui al Reino Unido tuve una sensación curiosa. Me pude dar cuenta cómo en la época victoriana se habían hecho grandísimos esfuerzos por hacer de aquello un gran pais. Que existía una ordenación, unas construcciones y unos sistemas de alcantarillado muy bien pensados y forjados a base de la siderurgia que supuso un cambio en todo el mundo gracias a la inventiva anglosajona. Sin embargo también me di cuenta que aquel imperio se había quedado anclado en aquel momento porque como estaba bien hecho no había que cambiarlo. El Reino Unido me resultó algo a mitad de camino entre el siglo XX y los misterios de las pirámides. Si algo nos dice la historia es que más de una gran civilización desapareció por la desidia de sus pobladores más que por las guerras perdidas. Los romanos se fueron al guano cuando dejaron de hacer acueductos y se empeñaron en comer uvas y hacer orgías.

La gran broma contemporánea es jugar a gritar muy alto lo preocupados que estamos por algo que es culpa de otros, de lo que no somos responsables y que deberían de solucionar los demás.

Una vez hubo uno que quería mancharse las manos y los amigos le señalaban con el dedo porque no comía uvas ni se iba a una orgía.

Vivimos creyéndonos una broma porque es loco, ridículo y parece real.


20 de diciembre de 2024

20 de diciembre.


 A veces es solamente saber que hay hubo un lugar en el que no te puede pasar nada malo.

18 de diciembre de 2024

Los riesgos de las revoluciones de ayer y hoy.

Comentaba una artista de ayer y hoy que la sociedad ha cambiado mucho. Que cuando empezábamos a disfrutar de las libertades en España y se intentaba ser medianamente rupturista era muy sencillo saber donde estaba el poder. Era tan fácil como estar en contra de la iglesia y del estado omnipotente. Al fin y al cabo eran ellos quienes habían tenido el monopolio de dictar la manera en la que había que comportarse. La revolución, en definitiva, era negar a aquellos que jugaban al juego de imponer lo moralmente correcto. No me tiene que decir a mi un cura la manera de copular con mi pareja o dejar que el estado se lleve lo que quiera de mi esfuerzo laboral. El problema, y sigue con su razonamiento, es que ahora esa lucha contra el poder tan humana está mucho más diluida. Quienes te dicen lo que debes y no debes hacer, a quien has de odiar y a quien has de ensalzar, vienen de lugares variables. Oponerse a ello, a un discurso casi institucionalizado, es rebelarse contra una batería de ataques y quizá eso que se pasó a llamar cultura woke es quien más se ha impuesto con su discurso moral. Son quienes te dicen cómo has de tener tus relaciones, comportarte con tus vecinos y dejar un porcentaje cada vez mayor de tus impuestos para que lo gestionen, quienes se han convertido en la Iglesia y el estado en el siglo XXI. Y el riesgo de ello es llegar a pensar que la opción contraria es la adecuada, para volver al punto de inicio. El punto en común de aquello y de esto es que ambos tratan al ciudadano como si fuera imbécil y carente de criterio propio. Es ahí donde está el peligro.

Por supuesto que tenemos un problema extra: hay cosas de la Iglesia, del estado, de la cultura woke, de la tasa impositiva y de la música pop, rock y punk, que están bien. Otras son una bazofia extremista. El truco es quedarse con lo mejor de cada mundo porque todos conviven en el mismo. 

Pero somos tan tontos que nos han convencido que las cosas van en packs.

Y no es verdad.

9 de diciembre de 2024

Occidente ametrallándose los pies

Existe una de esas polémicas muy de redes occidentales en la que una mujer trans (es decir, que nació siendo hombre) exige que le implanten un útero porque quiere quedarse embarazada para ser la primera trans en abortar de la historia. Todo ello, por supuesto y como no puede ser de otra forma, con los fondos públicos. Porque sí y porque derechos y visualización.

Supongo que es otro ejemplo más de los miles de tiros en los pies que nos estamos dando en la supuestamente excelente cultura occidental. La misma que vende paquetes de 3000€ a turistas para que vivan la experiencia de la guerra y les llevan a Ucrania.

Si los recursos y los esfuerzos son limitados, que lo son, es nuestra responsabilidad valorar hasta donde hemos llegado. Pasa algo parecido con las lenguas autóctonas. Gastamos dinero, recursos, legislaciones, educaciones y no sé cuantas cosas más en una hipotética sociedad global donde poder comunicarse en Bable (por ejemplo) con el resto del mundo. Si todos esos recursos los empleamos en investigar el cáncer quizá, sólo quizá, estemos más cerca de erradicar el cáncer, aunque sea en inglés. En las inundaciones de Valencia se comentó , un poco de soslayo, que no limpiar algunos cauces para salvaguardar el autóctono mosquito valenciano ( es un ejemplo inventado) hizo que bajaran unos cuantos troncos de más directos a los colegios de Paiporta. Y está precioso hablar Bable y un Euskera regulado por el organismo de turno. Es maravilloso disponer de una biodiversidad rica y televisiones Oled en cada casa con Wifi gratis que te permitan ver El juego del Calamar doblado al Extremeño pero quizá, solo quizá, se nos ha ido la mano en la elección de dónde emplear nuestros recursos amplios pero limitados.

Uno de los principales problemas es que quienes marcan las direcciones carecen de brújula y del valor necesario para decir "basta". No conozco a ningún político de primera división que se enfrente de cara a determinadas soplapolleces occidentales porque eso te quita votos. Teniendo en cuenta que la política se ha convertido en una enorme empresa de marketing orientada a la obtención de votos y la subsistencia personal, nadie va a decirte que te vas a quedar sin pensión, que los idiomas minoritarios serán fagocitados por el chino y el inglés y que no te pueden operar a tiempo porque le están poniendo un útero a un imbécil con muchos seguidores en tiktok.

El ejemplo que nos viene de golpe en 2025 tiene que ver con la automoción. En Europa nos hemos convencido que podemos, porque somos el centro del mundo, acabar con el cambio climático, los accidentes y los atascos. Así que llevamos unos cuantos años exigiendo a los fabricantes de coches que pongan cositas de esas que te avisan si te cambias de carril, no sé cuantos airbags, los controles de velocidad, los sistemas de frenado para no llevarte por delante a un repartidor y que tengan curvas para no dañar al peatón. Llámame loco pero ninguna de esas órdenes están orientadas a hacer coches que duren más y nos ponemos las gafas de cerca para ver el poco ruido que hacen cuando andan. No vamos a pensar que las baterías las hacen unos chinos con sus fabricas ultracontaminantes y las enviamos a Africa cuando ya no tiene la autonomía que deseamos o sale otro con Ziritione. (el 7% de los gases malos en la atmosfera es europeo, chino es el 32%)

Independientemente de eso y para el 2025 se han establecido unas multas para los fabricantes que contaminen nuestros cielos. Eso quiere decir que si la contaminación por coche ( suma de contaminacion de cada coche dividido por el numero de coches vendidos) es más de una cantidad, les fríen a multas. Visto así es muy bonito porque nos venderán coches que no contaminen, ¿verdad?. Pues no. Obviamente como el objetivo es que no me pongan multas a mi, que soy fabricante de coches, lo que puedo hacer es comprar "bonos de ecologismo" a otro fabricante que le sobre. Puedo subir el precio de mis coches contaminantes para que la multa la pague el cliente final o dejar de vender coches en Europa. Puedo matricularlos en Marruecos y traerlos en barcos para venderlos como kilómetro cero con otra razón social. Lo de vender coches eléctricos baratísimos es la última opción porque lo que yo quiero es, como también le pasa a Jose Ramon que tiene una panadería en Valdemorillo, ganar dinero. Así que si te vas a comprar un coche y te piden 30mil ( 5 millones de pesetas) por un Renault 5, una parte de culpa la tiene esa moralidad infinita superior con la que hemos premiado a nuestros legisladores. Es curioso que uno de los coches más resistentes del planeta, el Toyota Land Cruiser y el Hilux, se fabrican en Gibraltar para enviar al resto del mundo pero en Europa no se pueden vender tal y como se hacen porque te llevan, te traen y no se rompen aunque te vayas a invadir Siria con ellos.

Si hay algo que no hemos aprendido es que nada es gratis en la vida y que cuando ponemos multas a los bancos, exigimos cosas a los que hacen coches, pedimos energía ecológica y sanidad gratis... lo tenemos que pagar nosotros. Y que mientras estamos preocupados por la sostenibilidad de la tela del reposacabezas existen otros fabricantes en otras partes del planeta que tienen como objetivo que, si es un coche, nos lleve y no se rompa. Y si en la república de Tuatolu ( inventada) al hijo de la Pili le da por exigir que le pongan un útero para abortar, le revientan la cara de un soplamocos. Ojo, no por gay, que eso nos importa bastante poco ya que cada uno se tira a quien puede y le consiente, sino por tonto. Y se lo decimos en inglés o en algo que nos entienda, que aqui tenemos predilección por Faulkner.

Europa ( y lo occidental por defecto) no se está pegando un tiro en el pie sino que se lo está ametrallando.

El problema reside en que parece que no nos queremos dar cuenta y empieza a ser tarde.

Estuve el fin de semana buscando un coche y esa es la conclusión a la que he llegado, aparte de recordar este episodio de South Park.


Pd: En Idaho han ido eliminando regulaciones desde 1996 y les va bastante bien. Aquí pintamos bancos de morado gracias a la subsecretaria regional de la delegación de igual dá del tercer ministerio.

Pd2: El principal riesgo es que, cuando nos hayamos ido completamente al guano, seamos tan gilipollas de irnos de un extremo al otro y que ser racista, homofobo, contaminante y violento se ponga de moda como lo es ahora ser ecoresiliente, enemigo de la familia tradicional, funcionario y violento.



30 de noviembre de 2024

El subsecretario y los ovnis.

El vecino del cuñado del primo del subsecretario es un tipo de esos a los que les gusta creer que la realidad está más allá de lo que los poderosos gobiernos, sugestionados por Soros y el club Bildenberg, nos dicen. Está convencido que por una cuestión absolutamente estadística en la inmensidad del universo, los extraterrestres existen.  Pequeñitos, cabezones, listísimos y con naves que nos visitan. Está convencido que si las pirámides de Egipto y las de los Aztecas eran tan parecidas la única explicación es que hayan sido diseñadas por seres de más allá de Orion.

En una cena, a la cuarta copa y teniendo en cuenta que lleva un tiempo en paro, propone que el subsecretario le otorgue unos fondos públicos para descubrir a esas civilizaciones. De esa forma el mismo subsecretario conseguiría un puesto de relevancia en la historia de la humanidad. por alguna razón, probablemente porque el dinero no es suyo, accedió.

Se formó un equipo, se compraron unos coches oficiales, se adecuó un ala del ministerio, se firmaron unos contratos, se envió una solicitud al centro de telescopios más cercano y se juntó el equipo alrededor de una mesa de caoba hecha expresamente con la forma de la nave supuestamente encontrada en el Area 51. 

- ¿Qué hallazgos hemos hecho?- dijo el lider del proyecto mientras sorbía un café de Colombia recién molido.

El equipo titubeó.

- En realidad no hemos encontrado gran cosa salvo una notificación extraña del seis de marzo a las tres de la mañana. Los sensores del telescopio temblaron seis segundos de manera intermitente.

- Pues ya está- dijo ufanamente. -Hombre- le dijeron- también coincide con una llamada que le hizo al operario su mujer y pueden ser las ondas del telefono. -No lo es- respondió.- Es un Ovni.

- ¿Y si no lo es?

Entonces se hizo un silencio.

- Lo es. Porque si no lo es nos quedamos sin trabajo.

Así que decidieron que era una prueba de que era un Ovni. Dieron una rueda de prensa. Salió en los periódicos. Les subieron el presupuesto. Cada seis meses sacan una prueba de vida extraterrestre. A veces cada tres, depende de la necesidad de fondos.

29 de noviembre de 2024

María y el NPC camino de las olimpiadas.

- Hola, guapo. ¿Tú qué eres?

- Sanitario.

- Y yo Piscis, somos SUPER compatibles.

Podría ser un chiste pero hay gente así. Curiosamente la parte del sofá social que les toca suele ser la buena porque molestan, pero poco. A todos nos reconforta, si lo pensamos bien, la gente supuestamente más tonta que nosotros. Hemos desarrollado un cariño especial por el payaso que se tropieza, por el coyote que siempre se equivoca y por la tertuliana torpe a la que atendemos para saber cual va a ser la próxima barbaridad que se le escape. No conozco a nadie que le caiga bien el correcaminos. De pequeños aprendimos a odiar al resabiado niño que sacaba mejores notas y a sentir la calma casi paternalista de jugar contra alguien que sabíamos que íbamos a ganar con facilidad.

Existen demasiados estudios que demuestran que los mediocres lo tienen más fácil para triunfar. Serán segundos, si, pero segundo es más que no ser nada. Conozco a personas importantes que tienen, quizá sin darse cuenta, la norma no escrita de disponer en su equipo próximo de personas que no están capacitadas para hacer su trabajo. Una vez quedamos con María ( nombre ficticio). María nos estaba utilizando de cobertura con una cita que había conocido en redes. Un chico apuesto, no lo niego. Limpio, seguramente. Servicial, si. ¿Tonto?. Algo fuera de lo común. No de que se le cayera la baba o que hablase como si tuviera el cerebro como un queso de gruyere, que es como lo hacen los que han sido porreros de los 13 a los 30. Tonto de tener ganas de que no hable porque en varias horas aportó cero a las conversaciones. De pensar, sinceramente, que era eso que llaman NPC: un personaje no jugable. Un tipo de esos que salen en un videojuego para rellenar con el que no pasa nada, no aporta nada a la historia y ni siquiera da puntos. Maria, lo reconozco, hablaba con nosotros y se reía de nuestros chistes mientras él iba a por las siguientes cervezas. Supongo que le miraba el culo de reojo y tampoco la voy a juzgar porque se fuera al hotel con él. Ya he dicho que era un hombre limpio y servicial. Eso, para una noche loca, es bastante positivo. A ella se le puede definir como encantadora, positiva, con criterio y ciertamente atractiva. En mi clasista concepción de las personas se situaba muy por encima de aquel hombre e incluso llegué a pensar que él era un tipo afortunado porque alguien como ella se hubiese fijado atentamente en el. A veces nos apetece una pachanga deportiva con la calma paternalista de saber que solamente podemos ganar.

Hace una semana me dijeron que han tenido un hijo. Él lo dejó todo y se fue a vivir con ella. Que están muy enamorados y se les ve contentos. "¿Ella también?"- pregunté. "Claro"- me contestaron- "ya llevan cuatro o cinco años juntos". Así que pensé en la discusión aquella que se basa en considerar si las parejas han de ser similares o diferentes. Si acaso las diferentes son complementarias y llegan a la virtud del punto medio. Si, quizá, hay parejas que están destinadas al fracaso porque no puede haber dos alfas en la misma casa.

Siempre pensé que una pareja es el compañero de equipo con el que puedes ir a las olimpiadas de la vida con alguna posibilidad de medalla, que en los partidos de dobles sabes que va a cubrir perfectamente su espacio y eso te tranquiliza. Probablemente María juega bien al tenis y le vale con alguien que recoja las pelotas y se las acerque con una sonrisa. Yo ya no tengo edad para estar en la ATP.

En la sociedad que vivimos pasa algo similar. Vi a uno de mis compañeros de colegio en el periódico. Es un alto cargo político. Al cerrar los ojos le vi en el recreo. Era el tipo que siempre acompañaba a alguien más brillante que él. Nunca llamaba la atención, casi como un NPC. Pero ahí estaba: dispuesto, servicial y seguramente limpio. Y ahora es vice"algo". Después me crucé con otro compañero. Si cierro los ojos lo recuerdo brillante, entusiasmado con algo, pensando en cómo hacer algo nuevo. En la carrera consideraba la manera en que cada nueva enseñanza pudiera ser aplicada y leía de forma incesante sobre cualquier cosa. Me contó que vive en una isla, con un pequeño taller donde hace experimentos y se gana la vida haciendo reparaciones y dando clases. Te sonríe con la misma expresión de ilusión que tenía entonces, pero con más de 50, esperando el instante en que llegue su gran momento. Resulta hasta agotador cuando te empieza a hablar de sus proyectos.

Y en esta sociedad infame que desprecia la meritocracia y la ilusión, esta misma sociedad donde el 60% de los jóvenes sueñan con ser funcionarios (porque creen que lo mejor es trabajar poco y asegurar un sueldo que paguen los impuestos de los demás), esta sociedad que es como María, quiere ser un NPC feliz en vez de esforzarse por ganar una medalla en los dobles olímpicos.

21 de noviembre de 2024

Guerra y naturaleza humana

A veces aparecen noticias que se leen de soslayo pero dan una dimensión diferente a la realidad. Las guerras, como escenarios extremos de la "convivencia" humana, poseen datos que hacen chocar la realidad y lo que creemos que es la realidad.

Sin entrar en más o menos detalles Ucrania es un pais pegadito a Rusia que pensaban los rusos que se iban a ventilar en un par de semanas ( y llevan 1000 días). Así que por imposición o por un deber nacional supuesto, los seres humanos normales y corrientes se han cargado un fusil a la espalda y se han puesto a luchar como posesos unos contra otros. Hemos asistido, ya casi sin sorprendernos por ello, a imágenes de familias embutidas en abrigos entrando en refugios sin saber si acaso podrán salir y de contingentes militares a ambos lados del frente parapetados tras ruinas bombardeadas.

Es ahí, cuando se enquista la situación y se pasan horas, cuando algunas noticias nos demuestran que somos humanos. La primera que oí fue una en la que la inteligencia rusa ( creo) había puesto en marcha un montón de perfiles de mujeres disponibles y atractivas que chateaban en redes. Su objetivo era seducir a los militares del bando contrario y aprovechar la geolocalización que da la logística sexual de dicha aplicación para triangular su posición y dar con los cuarteles del enemigo. No he de decir que tuvo éxito.

Por otra parte hace pocas semanas se supo que una gran cantidad de militares de la férrea Corea del Norte se habían desplazado a la zona para combatir. La noticia, en este caso, es que los coreanos ( del norte) habían descubierto el porno en sus móviles y se estaban quedando picuetos llegando , incluso, a renegar de combatir y abandonando en masa la lucha. No vas a defender a un pais que no conoces cuando te puedes quedar bizco pelándotela en el Dombas después de haber descubierto que el mundo fuera de tu país es mucho más entretenido y hedonista, incluso en guerra.

En el otro gran conflicto armado no se quedan lejos. Los judíos ( que son muy listos) detectaron un cuartel terrorista bajo un hospital. En ese caso no se liaron a misilazos contra el edificio sino que hicieron un sutil comunicado público comentando que en ese lugar, con tal y cuales coordenadas exactas, se almacenaba una inmensa cantidad de oro y dinero. Indicaban a la pobrisima población de la zona que la manera de salir de esa situación de completa penuria era tan fácil como ir y cogerlo.

Las tres noticias, absolutamente ciertas, nos dejan claro que podemos ser grandes patriotas y acérrimos militares pero por encima de todo seguimos siendo humanos. Pasa lo mismo que con la informática: la manera de robarte los datos es engañarte y para eso usaré las debilidades que sé que tienes como humano. (No en vano en España se acabó con Podemos dejando que les cayera una buena cantidad de pasta que trincaron con ganas hasta convertirse en lo que habían venido a derrocar y en ridículos ejemplos de tuiteros de ropa cool con un copazo en la mano y entradas para el rock in Rio. Ya se sabe que algunos han crecido y van por el mundo de transgresores porque hablan de justicia social y llevan una imagen del Che tatuada en la nalga, aunque matarían por un loft con suelo radiante en el centro). Siempre habrá alguien que pulsará en el botón de "te ha tocado un premio". No hay grandes diferencias entres las escenas de 1959 de "Los Tramposos" y los correos de spam con un "pulsa aquí".

Skynet ya decidió que somos nosotros los que fallamos en el sistema.


Pd: 

La noticia de los perfiles en Tinder

La noticia del porno y los coreanos

Lo de israel contando donde está la pasta.

14 de noviembre de 2024

Desde Clapton hasta la gestión de la frustración.

Cuentan que Clapton era un trabajador de la música, que estudiaba y probaba una y otra vez hasta dar con el sonido adecuado. Es más, dicen que con los Yardbirds no era más que un acompañante pero que su esfuerzo y dedicación, así como la influencia de John Myall, le levó a alcanzar el éxito con el llamado supergrupo Cream allá por el año 1966 y definiendo ese sonido que le marcaría como uno de los más grandes guitarristas de la historia.

Es por entonces cuando, en una gira, el productor británico Chas Chandler propuso al grupo que dejaran tocar con ellos a un virtuoso que había traído desde los Estados Unidos. Las fechas lo enmarcan en el 1 de octubre de 1966 y en un concierto en el London Polytechnic. Aquel desacomplejado americano quería conocer a Jeff Beck y Eric Clapton.  Era una época en la que los Betles, los Rolling stones, los Who o los Kinks asistían atónitos a las clases puristas, elegantes, con un blues de punto sucio gracias al amplificador Marshall en posición de ruptura del que era el Dios de la guitarra incuestionable.

Cuando aquel joven cogió la Fender y se dispuso a tocar, lo compañeros de Eric le tenían para cubrir al nuevo por si era insuficiente en la calidad del grupo. Nada más empezar y en cuanto los dedos entraron en calor, Eric Clapton se bajó del escenario. Chas Chandler fue a buscar a Eric y lo encontró encendiéndose un cigarro y le dijo: "¿De verdad que es tan jodidamente bueno?". Jimi Hendrix estaba en el escenario cambiando al rey y la música para siempre. Admiraba tanto a Cream que casi lo mató.


Aunque Jimi murió con únicamente 4 años de carrera musical y, obviamente, demasiado pronto ( y solamente unos meses antes de Janis, quien. había dicho que dos grandes no pueden morir el mismo año) siempre ha parecido que era un talento natural. Alguien que, con poco más de 20 años, simplemente tocaba la guitarra como si fuera una mera extensión de su cuerpo y de su expresividad. El mismo chico que empezo a tocar un ukelele que encontró en la basura y se compró su primera guitarra con 15 años y 5 dólares.

A todos nos gustan las historias de magia. Nos gusta creer que todos tenemos algún tipo de don escondido que nos diferencia y nos hace especiales. Que solamente habrá que encontrarlo y que, a partir de ese instante, una cascada de felicidad brotará en nuestra vida. Es algo parecido a esperar ese cruce de miradas tan especial que te hace temblar mientras suenan violines de amor con esa persona que te va a complementar haciéndote crecer en un estado de mítica alegría y complacencia. Nos apasiona creer que Jimmi pasaba por allí y solamente tuvo que dejar que sus dedos hicieran el trabajo, que Maradona recogió con el empeine una naranja que se le cayó a su madre haciendo la compra y que Velazquez se metió en su estudio por la noche, entró en trance, y salió por la mañana con Las Meninas hechas. Lo más que podemos admitir es que somos como Rocky, que entrenó diez minutos con música de fondo subiendo y bajando escaleras de Philadelphia para ser campeón del mundo.

Entrenar y esforzarse es cosa de los demás. Y de Eric Clapton.

Es perfectamente lógico pensar que según van pasando los años y uno no descubre su virtud innata, se frustra. En ese caso queda lo del entrenamiento y la perseverancia aunque tampoco es una garantía de éxito por mucho que nos quieran vender que podemos ser todo aquello que deseemos con la suficiente energía y un poco de trabajo. Hay personas con sueños olímpicos que entrenaron muy duro sin llegar a las marcas mínimas.

Dicen, los que rezan, que existen dos opciones: "Dios mío, deseo tal cosa. Y te la concede". "Dios mío, deseo tal otra cosa. Y no te la concede porque más adelante hay algo mejor para ti aunque no seas capaz de verlo". Ahí es donde yo tengo el miedo de morirme sin que llegue nada que pueda ver. Eso sí,  si algo tiene la religión o el pensamiento positivo es que te vende el clickbait de la posibilidad, como la publicidad engañosa, de riqueza terrenal o de espíritu si eres capaz de llegar al siguiente capítulo.

Cuentan que cuando Eric Clapton vió lo que era capaz de hacer Jimi Hendrix con la guitarra, se le fueron las ganas de tocar. Un golpe de realidad le lanzó contra las bambalinas del concierto. Si eso le pasó a él, imagina lo que me sucede cuando intento coser unos calcetines y me vuelven a quedar fatal.

7 de noviembre de 2024

¿Es lícito que te ayude un supuesto facha?

Nunca encontré el libro "¿es lícito matar a un fascista?" aunque siempre me parece una pregunta que  guardar para rematar las discusiones con algunos.

Mantengo la teoría, quizá equivocada, en la que antes de ser obispo hay que pasar por fraile. Estoy seguro que no es el refrán correcto. Una de las cosas de las que carece la carrera universitaria es la capacidad de práctica. Defiendo la argumentación obvia que es imposible diseñar un destornillador si jamás has usado uno. Tengo una conocida, profesora universitaria de primer rango, que enseña a diseñar motocicletas. Un día le dije que podríamos ir con la moto a dar una vuelta y me respondió: "no, que me dan miedo". "Además, ni siquiera tengo carnet". Curiosamente parte de su trabajo consiste en emitir críticas sesudas y firmadas por su titulación sobre las motos de los demás.

Si algo ha capturado como propio parte de la juventud respecto de los jubilados es la capacidad de crítica delante de una obra. Sin embargo, al contrario de los jubilados, a algunos les importa más si un día un obrero le miró el culo a la vecina o si tuvo un amigo franquista que si hace su trabajo correctamente. Es más, si para salvar la vida a tu hijo enfermo localizas al único cirujano del mundo que lo puede salvar pero ese señor ha votado mal, no deberías salvar la vida de tu hijo. Será que ( utilizando un argumento idéntico) si caminando con maricas te vuelves gay, tratando con fachas te vuelves nazi. Así que mientras estás trabajando en la obra dispones de un grupo de jubilados diciendo que lo haces mal y una bandada de moralistas tuiteros llamándote fascista.

Todo eso, visto desde fuera, es hasta gracioso por lo ridículo. El problema es cuando la obra tiene que ver con los desagües de tu casa, o si te tienes que quedar sin luz hasta que terminen. En realidad lo que quieres es que acaben y te da exactamente lo mismo si lo hace uno que viola a gatos los martes. Vivimos en una sociedad en la que te puedes quedar sin luz en casa porque una asociación de defensa de la sexualidad gatuna denuncia al electricista porque un felino le tiene miedo. Si, mirando por tus intereses, pides que te den la luz tendrás a un grupo apedreándote porque te has convertido, sin saberlo, en un violador de gatos. Entonces valoras el riesgo de acabar en la cárcel de zoofílicos con la pena de pasar un curso de consideración sexual y tolerancia animal cuando lo único que deseabas es tener luz.

Las hordas saben perfectamente que su poder intimidatorio no está en la razón sino en el ruido, en la creación de una barrera con pinchos entre "buenos y malos",  y en la utilización extrema de los silogismos.

Pero lo que pasa es que un día te quedas sin luz, o se te inunda la casa, o no tienes qué comer y cuando te acercan un bocata aparecen por detrás a tirarte piedras porque el ganadero que da de comer a los cerdos también tiene toros de lidia. Se te hinchan los cojones y te vas a los toros. Que a ti los toros te la pelan, pero les van a dar mucho por el culo.

Porque es muy diferente hacer que sentarse en casa, con una cerveza artesanal delante del ordenador y criticar alocadamente lo mal que lo hacen los demás y lo que se contagia la errónea manera de pensar.

Es como montar en moto, hay que caerse. Yo conozco a alguien que no se ha subido nunca pero vive de explicar la manera de hacerlo, hasta que un día tenga que subirse en una. También es verdad que hasta que no tienes el dato de su incompetencia, quieres creer que tiene razón.

(Es una metáfora basada en hechos reales, incluída la inundación)


28 de octubre de 2024

Vivir en un arquetipo

El 14 de Octubre falleció Philip Zimbardo, psicólogo e investigador mundialmente conocido por el experimento de Standford. ( Ya hemos hablado de ello hace varios años)

Lo curioso es que aunque tenemos certificación clara desde 1971 que algunos necesitan convertise en arquetipos, vamos a peor. Una de las cosas que tiene la polarización es la urgente necesidad de pertenecer a un grupo y, sobre todo, comportarse como se supone que debe comportarse. Quizá por eso a algunos les sorprende que se corrompa alguien de izquierdas casi tanto como descubrir que uno de derechas es buena persona. Es más: si alguien es condenadamente malvado en un aspecto de su vida, entonces, es impensable que haya hecho alguna buena obra. "La Madre Teresa de Calcuta jamás se comportó como una hija de perra con nadie"- es una afirmación estadísticamente falsa igual que decir que Ted Bundy nunca ayudó a una ciega guapa a cruzar la calle sin violarla.

Desconozco si alguno de mis lectores ha intentado ligar en las cientos de aplicaciones que existen. Se entabla conversación con alguien y se comienza desde cero con el runrún intrínseco que tiene la plataforma en la que se conversa. No es lo mismo iniciar una charla en misa que en una local de intercambio de parejas tailandés, obviamente. El caso es que se empieza a hablar. Esa conversación te puede pillar ardiente y activo con mucho tiempo libre y concentración extrema o te puede pillar cagando. Eso es algo que la otra persona desconoce. Obviamente tu manera de interactuar es diferente pero no vas a ser descortés. Entonces descubres, al menos desde el punto de vista del varón, que solamente puedes estar en dos sacos: puedes ser un mono con el órgano reproductor fuera o un caballero con una limpia armadura, cargado de flores sobre su caballo blanco, dispuesto al rescate de una princesa a la que seducir con frases que bien podrían ser sacadas de una canción de Pablo Alborán. No es viable pasar de un sitio a otro. No es correcto ser amable por la mañana y travieso cuando anochece. No es válido poder hablar de cine, de actualidad o de psicología conductual para después preguntar si acaso duerme con una camiseta larga de tirantes de esas que despiertan con un pecho fuera. La obligación es la de elegir bando porque si no estás claramente en un bando, no eres apto. Y si adoptas un bando has de hacerlo con todas las consecuencias y demostrar tu militancia en todo momento.

Curiosamente la vida real cada vez se parece más a lo que acabo de describir. Cuando la gente del equipo nos íbamos a cenar y en vez de estar en pantalón corto correteando por el campo nos veíamos vestidos de personas normales, una punzada de extrañeza nos recorría.

Actualmente, basándonos en un relato absurdo pero eficiente, parece que si alguien es de izquierdas tiene que ser eco resiliente, vegano, animalista, ecologista, feminista, aliado, socialmente comprometido y viste ropa casual. Por el contrario si es de derechas tiene que ser homofobo, capitalista, rentista, machista, rico, explotador, racista y llevar ropa de mis abuelos. Se han de cumplir todos esos requisitos. ¿Cómo va a ser machista si es de izquierdas?- se preguntaban algunos la semana pasada, sin dar crédito a las noticias. Son los mismos que decían que si el portavoz de un partido de derechas se había casado con su novio, era una estrategia de blanqueamiento fascista. También existen, por supuesto, aquellos que se empeñan en convertirse en lo que creen que deben ser y adoptan como propios los comportamientos arquetípicos del bando al que deciden pertenecer.

Entonces aparece alguien socialmente comprometido, micromachista, capitalista, vegano y que lleva ropa casual. Alguien con errores y aciertos que unos días, como los italianos, va en bici y otros huele bien. Eso no puede ser. No es comprensible. Es un fallo del sistema. Hay que convertirlo en algún arquetipo. Será un depredador o un santo porque no puede ser ambas cosas. No puede. No debe. No. En la necesidad periodística, literaria y social está llamar a algún psicólogo que lo meta en un saco, que lo convierta en uno de los participantes del experimento de Standford. Imagina que alguien de izquierdas se compra un chalet que lo flipas, vive, sin haber trabajado privadamente jamás, del cuento político,  acosa a las becarias y admiradoras, apoya a dictadores o te intenta ordenar cuando has de poner la lavadora. Es algo imposible y, si acaso lo hace, es culpa del neoliberalismo y del patiarcado.

Si alguien de derechas es gay, no puede ser. Tampoco se puede ser pobre de derechas. O proletario. 

Así que ahora, que pasa todo eso y que hay que ser de Apple o de Android, de Telefonica o de Vodafone, del Barcelona o del Madrid, de combustión o eléctrico, de Broncano o de Motos... ahora Philip Zimbardo, desde su tumba, se ríe al descubrir que su experimento se hace por las calles, entre tus vecinos, por las editoriales y en las tertulias.

Porque si no eres alguien que vive en un arquetipo, ni ligas, ni eres, ni existes.


Pd: Arnaldo llamando "MONSTRUO" a Iñigo. Cuando menos, curioso.

27 de octubre de 2024

90 de cien. Insuficiente.

Nunca me importó que alguien pasara por casa. No he tenido ningún problema en las visitas y, es más, creo que soy un anfitrión generoso. Sin embargo siempre fue un problema que mis padres vinieran a hacerme una visita porque en mi cerebro predictivo sufría una crítica salvaje sobre la ubicación de los elementos, los colores del salón o porque me dejé un vaso sin fregar. Quizá por eso, y no porque mis padres fueran menos importantes que mis visitas, esa posibilidad de ser fiscalizado por alguien cuya opinión me importa en demasía siempre puso trabas a esas visitas. Es más, prefería que se quedaran en un hotel antes de que descubrieran que me sale aguado el café de las mañanas.

A veces, llevando ese conflicto personal a otras facetas, me he vuelto a casa porque no quería que ella pudiera certificar que ronco como un motor diesel mal ajustado cuando me duermo profundamente. En mi cerebro yo aparecía dormido y ella, incorporada en su lado de la cama, me miraba con cara de "valiente saco de mierda he metido entre mis sábanas". Con esa fijación infinita en no decepcionar a alguien que me importa, optaba por la escapada aún perdiendo el regusto de despertar junto a su mesilla.

Alguna vez fui invitado a alguna cena entre extraños y terminó siendo una reunión de amigos. Fue tan buena aquella noche de risas y anécdotas entre los vinos de una bodega riojana que decidí no volver jamás porque no me veía capaz de ser tan ocurrente como en aquella ocasión. Lo recuerdo cuando paso por el desvío de la autopista que marca aquella población.

Dejé de competir el día que no me vi capaz de ganar, aunque tampoco gané muchas veces antes.

No quedé contigo esa noche en la que estaba apagado ni el día en el que era incapaz de pensar en un lugar nuevo con el que sorprenderte.

Si me voy atrás en el tiempo vuelvo a tener siete años. Nos daban las notas en papel con unas estrellitas al fondo y cada sobresaliente eran diez. Como teníamos diez asignaturas el máximo eran cien estrellas. Yo llegué a casa con 98. Mi señor padre, creyendo que de esa forma podría apostar por la excelencia de su hijo, hizo un tremendo hincapié en las dos estrellas faltantes. Yo me acosté con la firme determinación de llegar a cien en la siguiente evaluación pero me quedé en 99 porque nunca se me dió bien el euskera. Sentí una punzada de fracaso y presentar 90 era casi un sinónimo de vergüenza. Con 16 años, más o menos, estaba entrenando tiros en una canasta debajo de casa. Para ganar partidos nunca está de más entrenar. Carmelo, un hombre eternamente jubilado amigo de la familia, pasó por delante. "Ya me ha dicho tu padre lo orgulloso que está de ti"- me dijo. Yo le agradecí el cumplido. Cuando se marchó subí enfurecido a casa. "¿Me tengo que enterar por los demás que estás orgulloso de mi?"- le dije. "Si te lo digo"-explicó- "dejarías de esforzarte". Ahora sé que era su forma de ver las cosas pero también el poso que me había dejado y que sigo luchando contra él.

Intentar hacer las cosas bien no es malo. Esforzarse es hasta sano. Tener la firme convicción de que siempre se puede hacer mejor consigue revisar las cosas varias veces y pulir errores. Creerse un mierda es un asco. A veces lo llaman síndrome del impostor pero ese habla de la sensación de ser descubierto como un fraude ante un éxito y , aunque se parece, a mi me sucede con la gente que me importa. No me afecta un crítica de jose Ramon, el del tercero. Si que me afecta cuando escojo un bar para ir contigo y no nos atienden bien. Entre el estómago y los pulmones siento una presión intermitente. Cojo un palé de culpabilidad y responsabilidad, me lo cargo a las espaldas y voy con él, cojeando y encorvado, analizando en qué fallé. Mi parte racional sabe que la intención, la elección y la decisión no era mala pero al valorar el resultado final, como un entrenador de un equipo de malos futbolistas, tiendo a desear presentar mi dimisión. No me vale que no la admitas porque es irrevocable. Absurda, destructiva, infantil, dañina pero una y otra vez repitiéndome que podría hacerlo mejor y que debería haber adivinado lo que iba a suceder.

90 es vergüenza, 99 insuficiente. Aspiro a ser excepcional pero no lo soy nunca. Es tremendamente complicado vivir con ello porque, además, alimenta la sensación de fallar a todos los que me importan. Entonces es cuando se convierte en un circulo vicioso. Cuando voy a ver a mi madre estoy menos de 24 horas. Lo tengo calculado como el tiempo máximo en que puedo actuar perfectamente y sé que cuando me marcho le duele, y me duele ver esa cara de niña pequeña que se queda sola en el colegio cuando la dejan en la puerta.

Supongo que si fuera yo me iba a querer igual, y lo sé. Soy yo el que no se quiere, probablemente. A veces es solamente estar y no consigo quitarme de encima la necesidad de estar mejor, elegir mejor, querer mejor y reconocer que más de 90 es muy buena nota. Pero siempre he querido ser 100 contigo, con mis padres, en el trabajo, escribiendo, contando anécdotas y jugando al trivial. Y eso no se puede.

Sentir que no soy quien he pensado que se espera que soy, aunque no sea verdad, me cuesta demasiado. Al menos lo sé. Es un principio.


25 de octubre de 2024

De abusos y que te guste hacer el pino puente desnudo cantando la traviata

"A mi, cuando estoy salido, me gusta tirarme a tios de derechas porque son más cerdos que los de izquierdas. Será que lo tienen escondido"- me confesaban hace unas semanas.

El sexo es algo que tiene bastante que ver con el cine, y lo voy a explicar. Hay días en los que te apetece una película de tiros, o de risa, o un drama británico gris como aquel país. Hay momentos en los que el cuerpo te pide una cinta cargada de adrenalina y otros en los que fantaseas con sumergirte en la ternura de una romántica. Después, como todos, hay géneros que te gustan más que otros. También hay veces en las que públicamente aceptas que te gustan clásicos y estilos que , además, te hacen quedar como buena y culta persona. Eso no quita que te hayas reído con "ocho apellidos vascos" o te alegres cuando Clint mata a los malos para alegrarse el día.

A veces, en el mundo de las relaciones, uno se encuentra con propuestas, deseos o situaciones inesperadas. Es más, resulta hasta habitual encontrar a personas con cierta inestabilidad que creen que si no hacen nada "excepcional" no es divertido.

Recuerdo una anécdota que me contaron. Ella, la protagonista de la historia, se acababa de separar y aquella era la primera vez que salía a la calle con la firme determinación de no volver sola. En un bar y a altas horas de la madrugada, un fornido caballero se enredó en una conversación que acabó con ambos en el mismo taxi. El día siguiente, como si fuera una tertulia programada, todas las amigas quedaron para el café. "¿Qué tal?"- le preguntaron pícaramente. Ella titubeaba con una sonrisa y entornando los ojos, casi como una mujer traviesa. Entonces alguien se percató de marcas en su cuerpo. Estaba como si viniera de la guerra del golfo. "Es que me dijo que le gustaba el sexo duro". Obviamente le dijeron que ese tipo de violencia era algo que debía denunciar. Asintió. Hizo una pausa. "Vale, pero lo hago el lunes". "¿Por qué el lunes?". Respondió: "Es que hoy hemos vuelto a quedar".

En la primera temporada de Californication una joven le revienta de un puñetazo la cara a Hank Moody y, sin embargo, en los cien polvos Hank no pega absolutamente a nadie.

Entiendo que a alguien le pueda resultar excitante lo que a otros les repugne. Es tan fácil como decir que no y marcharse, siempre y cuando se sea libre porque si no es así se llama violación ( en ambas direcciones). Si me piden que cante la traviata desnudo agarrándome el rabo y haciendo el pino puente no me están acosando sino haciendo una propuesta, por muy loca que sea. En mi libertad está decir que no. Si después de haberlo hecho libremente me quejo muy fuerte lo que sucede es que tengo un saco de mierda metido en mi cabeza. Otra cosa es que me aten los pies a la pata de la cama, me rompan los tobillos con un mazo y me obliguen a hacer algo que no quiero y que he dicho expresamente que no.


La expresión de la libertad personal, imprescindible para unas relaciones sanas, nunca debería de ser un delito por muy loco que sea siempre que la libertad sea bidireccional y uno, como sucede en las relaciones sadomasoquistas, pueda parar en el momento que quiera.

Si en el siglo XXI vamos a juzgar a alguien porque no quiere hacer únicamente el misionero quizá estamos haciendo lo mismo que juzgar a alguien porque se va a los estrenos de las películas de S. Segura y no le gustan las de Kubrick. Sobre todo porque es más que probable que todos nosotros, en algún momento, hemos pensado que quizá nos apetece ver Torrente vestidos con un calzoncillo de abanderado en el sofá, comiendo torreznos y disfrutando de unas pajillas.

Es de mal gusto, si. Pero no es un abuso. Solamente es desagradable pero a alguien le gustará.