Hay dos tipos de personas. Unas reservan un día para ponerse a limpiar la casa a conciencia. Otras, cada vez que hacen algo, pasan un trapito. En realidad llegan al mismo lugar pero cada una calma su conciencia de formas diferentes. La cultura judeo cristiana es más de la primera forma. Vas por ahí haciendo lo que consideres oportuno y un día lloras muy fuerte delante del confesor saliendo con los pecados limpios.
Puedes sorprender a tu pareja apareciendo con un ramo de flores, comprando una nueva ropa interior, alegrando el día con una visita a ese sitio que sabes que le gusta o cediendo a aquella actividad que siempre evitaste. Viene a ser lo de estudiar mucho el ultimo día y esperar que la magnifica bondad divina te apruebe ese examen. En realidad también cubre la sensación de hacer las cosas en vez de la falta de agotamiento o magnífico esfuerzo que supone hacer las cosas poco a poco. Si me preocupo por ti cada día un poco parece que es menos que contratar a la tuna para que te canten una serenata conmigo mirando atento, con ojos de gato amoroso, tu balcón desde el jardín.
Cuando las cosas son granito a granito, parece que no son.
En realidad la vida es un progreso constante. Y me refiero a progreso como cambio , que no como mejoría. Si algo determina la sociedad en la que vivimos actualmente es que no siempre vamos hacia delante. Avanzar a peor también es un avance, salvo que la positividad de la palabra desaparece. Luego ya podemos ponernos muy dignos y asegurar, porque es una certeza, que de los fracasos se aprende mucho más que de las victorias. Sin embargo los sabios, por definición, no son personas felices.
También es cierto que somos especialmente receptivos a la inmediatez. Si me tomo una pastilla, me curo. Si llego al gobierno, te lo arreglo. Si hacemos match, es amor eterno para siempre.
Mi profesor de termodinámica, al que llamábamos épsilon porque era pequeño y despreciable, definía la entropía de la siguiente forma: "imaginemos que son ustedes unos cerdos y no ordenan su cuarto. Éste, por lógica y uso, estará cada día más sucio y desordenado. La energía que deben de utilizar para llegar a una situación de limpieza es mayor cada vez. Pues esa energía es la entropía, que crece siempre y son ustedes los que deciden si la reducen de golpe o poco a poco".
No existen, por una cuestión científica, soluciones mágicas de mínima entropía. La magia, aunque nos guste creer en ella, siempre tiene un truco detrás. Ese truco incluso puede ser mostrarte roto algo que estaba perfecto y luego convencerte que se reparó. Ese es el juego del dedo que se corta que se hace a los niños o quitarles la nariz para devolvérsela. No hay gran diferencia entre la cara de un niño, sorprendido en su silla porque aún no anda, con la de un votante.
Al fin y al cabo siempre nos queda esa esperanza de que aquel sea el momento en el que aprendes que existe la magia. O que chasquees los dedos, como en el anuncio, y la casa brille.
O que cuando veas a esa persona, suenen violines.
Marché a casa orgulloso de no haber cedido al obsceno escenario en el que procuro dormir en su hogar. Prefería hacer algo bien hecho y no tener prisa, sino ir con tiento. El día siguiente le mandé un mensaje intentando cerrar una segunda cita. Me respondió con evasivas. Sucedió lo mismo el siguiente y el siguiente. Cuando volví a ver a mi chica de contabilidad le pregunté si sabía el motivo por el que su amiga no volvía a quedar conmigo. "Hombre"- me dijo- "la llevaste a casa y te fuiste". "Si"-respondí yo. "Es que"- y entonces dudó como queriendo buscar las palabras- "ella lo que quería era echarte un polvo con ganas, y tú te hiciste el caballero". En ese preciso instante descubrí que a veces intentar hacer las cosas poco a poco resulta mucho peor, menos emocionante y , por supuesto sexualmente de rentabilidad exigua.
La siguiente vez que tuve una sensación similar con otra mujer intenté, fruto de la experiencia, resguardarme entre sus sábanas. Me dijo que era un cerdo desaprensivo y también me volví a casa solo. Pero eso es otra historia exactamente contraria la anterior. Al menos me libré de ese par de días de desconcierto.
Supongo que lo único que aprendo es que cada uno quiere SU magia y hay que adivinarlo. Bueno, y la que entropía siempre crece. Yo soy de esos que van recogiendo y limpiando cada vez que usan algo porque meterme de lleno con un día de limpieza, me asusta. Ya sabemos que no sé limpiar bien los cristales por mucha energía que gaste.
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