-Disculpe caballero.
-Dígame
-Está prohibido entrar con ese animal en este establecimiento
-¿Donde lo pone?
-Bueno, en la puerta. Ahí pone "Prohibido perros"
-Mucho supone usted. Es como si me dice que como no pueden entrar perros no pueden entrar negros. Y eso sería racismo. Así que no me parece un razonamiento correcto, sobre todo si estamos en un local manifiestamente racista como es éste. Se empieza así y se termina diciendo que no pueden entrar mujeres porque es un espacio blanco y masculino. !A ver si vamos a tener un problema de discriminación!.
Supongo que ese es el motivo por el que al entrar en aquel bar me encontré a un señor tomando unas copas mientras charlaba con su rinoceronte en la barra. Además me percaté que esas copas las había pagado el propio local para no tener que enfrentarse a un cúmulo de denuncias.
Lo curioso es que al salir, que coincidí con el caballero y su animal de compañía, me aseguró que a él le daba igual el bicho pero que era la forma legal para beber gratis. Azotó al rinoceronte, que salió corriendo sin dirección, y se fue dando tumbos a su casa.
-Los lagartos son menos espectaculares- afirmó. -En realidad yo prefiero venir con un corzo, pero no quedaban.
Me guiñó un ojo creyéndose más listo que nadie.
2 comentarios:
Jajajaja
quiero un rinoceronte como ese en mi vida..
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