(literatura pueril basada en hechos reales)
Sonó mi teléfono justo a la hora de los dramas o las confesiones.
-Oye- e hizo una pausa- ¿tú podrías saber viéndome la cara si me
he hecho una paja?
Jamás hubiera esperado de mi
mejor amigo una pregunta así un domingo a última hora.
-¿A qué viene esto?
-Joder- me decía- He estado toda la tarde en casa. A eso
de las ocho ha sonado el timbre y he
bajado. Nada más bajar me mira a los ojos y me dice muy serio
“tú te has hecho una paja, ¿verdad?”. Y la verdad es que
si, que lo había hecho. Estaba en casa aburrido y, pues bueno, esas
cosas pasan con tiempo, vagancia, ganas y sofá. Tampoco creo que sea
tan malo. Lo primero que pensé es que,
no sé, que tuviera alguna marca. Pero
no. Ninguna. Le pregunté si se me
notaba en algo. Me dijo que lo sabía, sin más. Que como me quiere es capaz de ver
en mí más allá. Que es esa empatía de las personas enamoradas y que si yo no la
tengo es porque no le quiero. Entonces me hizo otra pregunta “¿y has pensado en
mí?”. Pero que puñetas voy a pensar yo, joder. Le dije que no. “¿En quién
entonces?”. En nadie. No he pensado
en nadie. No voy por ahí con un manual
para masturbarme. Lo hago y punto. Ni
siquiera me preocupo. “Me estas
engañando”. De verdad que no pienso en
nada. Bueno, sí. “¿Ves?- me dijo- Algo era”. Lo dijo señalando con el dedo
acusador. Le dije que no fuera imbécil, que lo que pienso es en mí. Nada más. Me llamó egoísta y que por qué tenía ahora que insultarle de esa
forma tan gratuita. Gratuito era el
juicio sumarísimo al que me estaba sometiendo, le respondí. Me dijo que me
quería pero no podía soportar que cuando no estuviera yo me dedicara fantasear
con el resto del mundo. “Eso es ser infiel”. ¡Yo no había fantaseado con nadie
ni con nada!. “No te creo”. Así que contraataqué pero no me di cuenta que ya
estaba condenado. Le pregunté si no lo
hace acaso alguna vez. “Pero pienso en ti”- respondió tal y como se esperaba.
“Yo no soy como tú”- dijo situándose en la superioridad moral. “No puedo estar con alguien que cuando no estoy pasa el día
engañándome”. Empezó entonces a gesticular y mover los brazos como si hubiera
encontrado a todos sus familiares muertos después de un terremoto.
“!Has traicionado todo lo que he dado
por ti!”. “!Me has decepcionado!”. “No
quiero saber nada más”. Y se fue,
dejándome en el portal con la sensación de vergüenza que debe de tener un
adolescente si le pillan tocándose. Culpable. Por un momento volví a mi
situación de intimidad sin encontrar nada que fuera, ciertamente, culpabilizador.
Pero estaba soltero sin saber todavía
cual era mi gravísimo pecado.
Bueno, si. Masturbarme es ser infiel,
parece ser. ¿Tú piensas en alguien en ese momento?
-Un domingo por la tarde sin nada más que hacer
la verdad es que no pero- e hice una pequeña
pausa- ahora me lo voy a
pensar por si acaso. Tampoco creo
que se note pero empiezo a asustarme.
-Porque… ¿se nota?
-Yo creo que no. Supongo que te
iba a dejar igual pero cuando no hay excusas , se buscan. Es mucho más sencillo
coger la culpa, hacerla una bola, y tirarla
a la cara del otro.
-La culpa
-Si. ¿Vas a hacer algo?
-Pues mira, una paja no creo.
-Hombre, ahora no engañas a nadie
-Ni antes
-Ya. Eso creo yo. Aunque seas
egoísta, traidor, infiel y pajillero.
-Vete a la mierda.
Pd: dice Rafa Pons que cuando te pregunta algo tu pareja sobe lo que estás pensando siempre hay que decir que "en ti"
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