La lógica de la sencillez

"Elodio y los seres queridos" es un grupo que descubrí en una tarde discos al ritmo de "no quiero perderte"

Y es una canción tan sencilla que parece mentira.

En uno de esos estudios que describen obviedades sobre el comportamiento humano y que se aprovechan a publicar con el comienzo del curso escolar analizan los puntos principales (supuestamente demostrados) para la consecución del éxito estudiantil: Aprender que nuestra inteligencia evoluciona con nosotros, dormir bien, perdonar la procrastinación o creer en uno mismo son elementos tan elementales que bien podrían ser parte de uno de aquellos libros de autoayuda que simplemente nos cobraban por contarnos algo que ya sabíamos.

Anoche estaba viendo de nuevo esa película que debería de ser de obligada visión en todos los institutos que es American History X. Llegué al momento justo cuando ya en la carcel Edward Norton es sodomizado por sus amigos nazis y está, culo al aire, junto a su negro profesor del colegio. Su profesor, que es de esos que confían en la brillantez y posibilidad de reinserción de aquellos muchachos más espabilados le dice que el truco no está en buscar soluciones complejas, sino en hacerse la preguntas correctas. "¿Algo de lo que has hecho ultimamente ha mejorado realmente tu vida?". Es una pregunta tan sencilla que aprece mentira.

Si analizamos por encima las noticias vemos con sorpresa que los franceses se movilizan mucho más por tener que trabajar algún año más que por el motivo aquel que habla de su pequeño presidente de gran nariz y mejor mujer dando puntapiés a un grupo de gitanos. La respuesta poco ética pero lógica es que te quejas más por una patada en tu culo que en el culo de un extranjero.

Lo lógico cuando se desvela que el gobierno español ha vendido un avión por 100€ a Mauritania unos días despues de que aparecieran unos secuestrados es pensar que va como pago por los favores cometidos.

Lo lógico cuando alguien te perdona incondicionalmente después de comportarte como un niño consentido malcriado y egoista es que te quiere
Lo lógico cuando te vas dando un portazo es que no quieres volver.

Lo normal cuando no cierras la puerta es que has salido a por tabaco y vas a volver pronto.

Lo habitual si hay luz en casa es que está habitada.

En realidad, y me lo decían ayer en una larga conversación de sofa y café, las cosas son siempre un reflejo de la navaja de Ockham donde lo más fácil es siempre la decisión más válida. La vida, las decisiones que nos afectan a lo largo del proceloso camino que vamos tomando a cada momento como personas libres son mucho más sencillas que las que nos empeñamos en tomar como maximizadores incorrectos.

Lo podemos extender a cualquier parámetro. Al fin y al cabo este mundo se compone de personas que tienen una similitud genética con nosotros mismos del 98%, casi como los primates. La diferencia con los primates es que tenemos la capacidad de verbalizar nuestras simples decisiones. Cuando son tan tajantes como la canción de antes parecen más complicadas de hacerlas ciertas.

Y es que nos encanta complicarnos cada vez que descubrimos cómo las cosas son mucho más sencillas de lo que parecen. Los políticos no lo saben porque viven de los conflictos. Los publicistas juegan a desconcertarnos para hacernos reincidentes del consumo. Los informáticos somos los reyes de las soluciones inexplicables. Los vendedores de humo y de las predicciones astrológicas viven de ello en las madrugadas televisivas. Los psicólogos que hacen terapia te cobran un dinero por sacarte cosas que ya tenías dentro. Los autores de libros de autoayuda, las relaciones interminables como interruptores (on-off), los teóricos de cualquier deporte, los amigos que te marean, el jefe o el empleado que tapa su incompetencia con conflictos son los entes que te hacen creer que las cosas son mucho más complejas de lo que relamente son.

Y no lo son. Prueba a verbalizarlo. Se resumen las noticias de la prensa en tres frases que cambian dependiendo del día. La mejor manera de estudiar siempre fue aprender a resumir, repetirlo en voz alta y llevarlo a cabo en el examen. Lo llaman sentido común. Te ponen un 7,9 y pasas de curso. Dicen que en el curso que viene se aprenden cosas nuevas.