Uno de los datos de los estudios sobre el Efecto Flynn (ayer) venía a decir que el nivel de inteligencia segun determinadas razas es variable. Venía a decir que de la misma forma que los negros corren y saltan más también son más tontos. Obviamente esta incorrección es parte de la fama de dicho estudio.
Independientemente de que ese dato sea cierto o no resulta de la aplicación de un estudio estadístico de esos que parecen tajantes, como los que afirman lo contrario.
Independientemente de que ese dato sea cierto o no resulta de la aplicación de un estudio estadístico de esos que parecen tajantes, como los que afirman lo contrario.
Hace unos meses el departamento de seguridad ciudadana de Bilbao publicaba las estadísticas de los delitos en la ciudad. Decía que si bien el número de detenidos, diferenciando entre nacionales y extranjeros, era más o menos similar el número de argelinos delincuentes era especialmente alto.
Las asociaciones de ayuda a los inmigrantes (al igual que las asociaciones feninistas cuando se dice que alguna mujer tambien es mala)se lanzaron al cuello del responsable municipal que ponía cara de póker aferrándose a las estadísticas como una liana en medio de la selva.
Sarkozy ha tomado la decisión de mandar a su casa a un buen puñado de gitanos para hacer hueco a los impolutos franceses de clase media. Su base de razonamiento es absolutamente estadística.
Todas estas actuaciones se enfrentan directamente a esa concepción izquierdista del mundo maravilloso en el que todos somos iguales.
En Uk, paradigma de la igualdad entre razas y personas, se estan realizando estudios sobre diferentes aspectos sociales: consumo de drogas, delincuencia, maltrato y abuso infantil, discriminación de la mujer, etc. Todo ello según razas y culturas. Obviamente no es políticamente correcto hacer públicos estos estudios porque podrían servir de servir como excusa científica para que David Cameron meta a un montón de pakistaníes en barcos y los mande por ahí mientras una pálida señora de Leicester se alegra de que expulsen a todos esos maltratadores yonkis que han venido a invadir su país.
En realidad los políticos resultan ser ese tipo de prestidigitadores sociales que siempre tienen un dato que les obliga a hacer lo que les viene en gana, si es que ello satisface a la mayoría votante. Cuando Zapatero dictó algunas leyes que daban más beneficios a un inmigrante que a un autónomo probablemente calculó que hay muchos más votantes inmigrantes que autónomos.
Cuando Sarkozy, subido en esas plataformas que le acercan al cielo de los labios de su mujer, decidió expulsar a los gitanos, valoró en cifras los votos obtenidos.
Así que la conciencia social se llena de negros tontos, gitanos ladrones, árabes abusadores o sudamericanos vagos a los que por fin algún gobierno valiente ha tratado como se merece.
Mientras tanto los estudiosos van pariendo cifras y algunos, los más listos, entran en cólera cuando algún político aprovechado que les ha pagado con dinero público usa esas cifras para su propio beneficio electoral.
Pasa en todos los países. Cambian los damnificados.
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