Mal dia para buscar

2 de abril de 2008

la balanza de los gilipollas.

Si pusieramos en una balanza la capacidad innata del ser humano de comportase como un absoluto gilipollas y en otra todas nuestras virtudes, la cosa estaría equilibrada.No quiero decir que me haya sucedido algo excepcional; es solamente la certificación de un hecho de la misma forma que un cientifico se levanta una mañana con la solución a sus problemas.
A mi me sucede por las noches. Normalmente con un cafe y un cigarro (actualmente con unas fresas con nata). Me siento, me relajo, pongo un poco de jazz o alguna brillante versión, y hago repaso mental a todas mis ideas. Y hay dias, como hoy, en los que certifico planteamientos. Así que acabo mis fresas, recojo un poco y miro un momento a la calle hasta que pasa un coche que se pierde y que probablemente estará conducido por uno de esos seres que se cree el centro del universo y no se da cuenta que el centro soy yo. (Porque soy tan tonto como él)

El problema es que en esta ciudad la balanza no esta equilibrada. Supongo que sucede en todos los lugares de más de 100mil habitantes o en aquellos espacios donde la gilipollez, vende.

Por eso mismo: a tomar por el culo. Buenas noches, fierecillas. Se os aprecia. De amor ya hablaremos en otro momento, que os poneis tiernos y yo salgo corriendo.

(rae: gilipollas: ver gilí. Gilí: Tonto, lelo ) (por qué se llamaba el tío Gilito?)


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y según la encuesta no hay muchos que consideren tener una imagen pública de tonto/a. Prefieren parecer malos/as...

Anónimo dijo...

Pero aún os fiais de las encuestas?

La muestra, en cualquier caso, es escasa por lo que no parece, a primera vista, muy significativa, y además se puede marcar más de una opción y eso; de nuevo; altera significativamente el concepto que tenemos de los porcentajes.

Desde luego, reconocer que uno es tonto, es más duro que reconocer que uno es malo. Y aunque son más peligrosos los malos que los tontos, desde luego, es más fácil convencer a un tonto para que sea malo, que a un malo, para que se haga el tonto...¿no creéis?


Lola Peinetas