En uno de mis exámenes de quimica de segundo de industriales el profesor se me se acercó, compasivo y preocupado como el proceso de la condensación aldohólica que yo debía de explicar, a decirme que me estaba fumando el cigarro al revés. Eso es porque la química nunca se me dió bien y porque en aquella época se podía fumar en las aulas.
También recuerdo con sorpresa cómo he visto fumar en los supermercados y en los autobuses. He fumado en el trabajo. He visto fumar a los funcionarios mientras compulsaban folletos y he visto, en definitiva como Blade Runner, cosas que vosotros los no fumadores jamás creeríais. He visto encenderse un cigarro más allá de Orion, como los que se fumana la selección yugoslava de baloncesto en el descanso antes de ganar algún que otro europeo con Kuckoc y Petrovic.
De ahí a hoy no ha pasado mucho tiempo y lo cierto es que la mayoría de esos comportamientos nos resultan aberraciones hasta para los defensores de la libertad personal en la degradación humana que somos los fumadores. No se nos pasa siquiera por la cabeza encendernos un cigarro en la frutería del supermercado e incluso ese cigarro que alguna vez te apetece después de ver cómo ella se ha quedado dormida desnuda a tu lado después de hacer el amor con violencia o sentimiendo inusitado te lo fumas en el salón, en la terraza o aquel el patio con eco que repite tus caladas.
Hemos aprendido a no fumar más que en las cabinas apestadas para fumadores de los aeropuertos. Hemos aprendido a entablar conversaciones en las puertas de algunos locales con fumadores como nosotros. Hemos aceptado la maldad de nuestros actos y pagado con sangre nuestro vicio lleno de impuestos que sigue llenando arcas estatales. Incluso hemos abonado casi 9€ por un paquete de tabaco en otro pais.
Ahora la nueva ley antitabaco que quiere implantar en gobierno vasco (y que es un reflejo de lo que os toca al resto de los mortales) da un nuevo paso adelante por nuestra salud. Eso sin pedir a mi gobierno que me salve o que me cure.
No se podrá disfrutar de ese cigarro reconfortante de después de una buena comida autóctona.
No se podrá fumar mientras te tomas una copa, pero tampoco está permitido beber en la calle por lo que tendrás que dejar tu gin tonic con un candado en algún escondite del bar o pondrán roperos de bebidas.
No podrás fumas al aire libre en un parque público, porque quizá algún niño puede oler tu apestoso humo
No dejarán fumar en las puertas exteriores de los hospitales, por lo que supongo que dibujarán una línea de 6.25, como en el mundobasket, para acertar de 3 puntos con la boquilla de tu cigarro acabado sobre el cenicero.
Y no podrás fumar en tu coche si en tu coche va un menor aunque sea tu menor, tu coche y tu tabaco.
Viéndolo venir ni siquiera me quejo. En todo este tiempo he de reconocer que todas esas restricciones han reducido la cantidad de tabaco que he podido llegar a fumar. Aunque también la comida que consumo es más sana (y menos divertida) y el sexo que mantengo es mucho menor en cantidad del que me gustaría.
Por alguna razón veo la ley, adivino su futuro lógico y me siento viejo. Viejo del tipo de esos que contarán a sus nietos la degradante vida poco saludable que tuvo la generación de su abuelo. Mi nieto me oirá como quien escucha a un enfermo y después se lo contará a sus amigos a la par que se lían un porrito en el parque, actualizan su facebook y buscan a un mayor de edad que les compre el alcohol para el botellón.
Hacerte mayor es reconocer que tu entorno cambia. Sin más. Me voy a la terraza.
2 comentarios:
Saludos! Os dejamos un enlace a la Plataforma Prohibido Prohibir, por si queréis participar y dejar también vuestra opinión sobre la dirección que está tomando la ley antitabaco en España.
Plataforma Prohibido Prohibir
Yo aplaudo la ley, siempre me han producido pavor ver como los niños se envenenan con el humo de sus padres porque no pueden hacer otra cosa que ir con ellos en el coche. También me he tenido que cambiar de banco (o quedarme en pié) en el parque porque se me hacía insoportable el humo del padre/madre de justo a lado. Y tal vez algún día pueda ir a bailar sin tener que colgar la ropa para que se ventile. O degustar un filete sin que parezca que mastico el cenicero.
Muchos fumadores dicen que no es para tanto y que no entres si no quieres. Pero lo razonable es poner freno al que molesta y no al contrario.
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