Mal dia para buscar

20 de mayo de 2021

Cuando no eres capaz de soportar la verdad.


Como algunos sabréis, y otros no, al humorista David Suarez le van a juzgar por hacer cierto chiste del 2018 que incluye una felación, él mismo y alguien con el síndrome de Down. Obviamente , aunque roza el límite del mal gusto pero no por ello creo que alguien deba ser inhabilitado de su trabajo durante cinco años. Como todas las cosas que resultan dialécticamente incómodas, porque es un supuesto excesivo y no un hecho consumado, el grupo de los bienpensantes de este mundo se le han lanzado al cuello pidiendo que pongan sus huevos en una bandeja de plata para escupir sobre ella la saliva de la moralidad.

En una de sus ultimas apariciones en youtube ( donde unos días tiene gracia y otros huele bien) hace una reflexión interesante: "qué casualidad que todo el mundo que se dedica a defender causas sociales en sus redes sociales sea una hija de puta. No digo que esté mal defender causas sociales (,,,) pero estoy tan convencido que la relación entre defender causas sociales en twitter y hacerlo en la vida real es cero. Estoy seguro cuanto más hacen algunos "blablabla" son más hijos de puta. ¿Por qué? Porque es mil veces más fácil hablar que hacer cosas."

Es lógico pensar que David es un tipo de veintitantos años que tenía un futuro prometedor y que se dió de bruces contra el bienquedismo. Que fue despedido y despreciado por ese grupo social estupendísimo que se permite ser absolutamente cruel con lo que considera que se lo merece y juega al juego de la indignación absoluta para con sus valores. Ya se sabe que en España , hace no mucho, no se podían hacer chistes del rey, de la guardia civil o de jesucristo. Por eso se hacían de maricas, gangosos, mujeres y Alá. Atrévete a decir algo hoy públicamente que incluya a Mahoma abusando de una mujer gangosa mientras escandalizas a maricas. Claro que si sale Jesucristo vestido de guardia civil dando por el ojete al rey, es de partirse y lo seleccionan en La Resistencia. A mi o me hace la misma gracia o el mismo asco, según cómo me lo cuentes.

El caso es que David se dio brutalmente contra la realidad y con esa concepción de que la libertad es decir libremente aquello que le parece bien a la corrección moral impuesta por los demás.

Pero, y lo que intento es avanzar, este extraño mundo público en el que vivimos dispone de ejemplos peculiares. Una de las cosas que tiene el mundo del streamin es la necesidad de acaparar público. Ahí se ponen, delante de sus cámaras, seres habitualmente jóvenes que intentan labrarse un futuro a golpe de seguidores. Unos procuran generar contenido de interés y otros han optado por la versión moderna de la telebasura. En ese último grupo aparece el Hot-Tub, porque ya tiene hasta nombre. Se refiere a streamers que emiten en bikini desde la bañera de su casa. Lo primero que afirman es que leyendo las codiciones de uso de la plataforma en cuestión no es ilegal. Da igual lo que diga quien emite porque ella ha descubierto, por sorpresa como es de suponer, que de esa guisa el número de seguidores crece exponencialmente. Ahora está indignada porque han decidido que sus ingresos van a verse reducidos. Mierda, los moralistas de internet que van a dejar en la ruina a esta joven con grandes y curvosos valores. La muchacha en cuestión, como otros muchos que creen en la bondad del mundo y en las firmes convicciones éticas de las buenas gentes, descubrió que un buen escote y un tanga deportivo son mucho más rentables, en el mundo real, que preparar unas charlas sobre la influencia de la cultura griega en el mundo contemporáneo. Viene a ser el ser cantante, torero o futbolista en vez de estudiar que se puso de moda en los 70.

Y ojo (alerta feminista) no hay ningún proxeneta en todo aquello que lleva a esta muchacha ( o muchachos, que los habrá) a ir por el camino de la explotación personal de su buen físico para la consecución de dinero. Simplemente ha encontrado el camino rápido.

Los que, después de contarte el último chiste sobre Jesucristo, critican a David son los mismos que se la pelan con la jovencita pero, después, afirman que dichos comportamientos han de ser erradicados de internet por inmorales.

Hay miles de ejemplos de todo esto. Hay miles de situaciones que nos ponen delante de la cara la verdad y no lo que juramos que es la verdad. Queremos apostar por la libertad pero al tipo éste que le despidan y le metan en la cárcel. Queremos aportar a la cultura pero quien se lleva los seguidores es la pelirroja en bikini. Queremos eliminar los extremismos pero algún hijo de puta sigue votando a los extremos mientras jura que es ecuánime, demócrata y desea el bien global. Queremos ayudar a los demás siempre y cuando le ayude otro o yo sea uno de "los demás"

El estúpido siempre es el otro pero, en la intimidad, cometemos las mismas estupideces.

La verdad es lo que hacemos y no lo que decimos. Más de uno no es capaz de soportarse a si mismo cuando se le pone delante de la cara su puta y personal verdad.

Quizá tenga razón David al afirmar que cuanto más moralista es alguien en sus redes sociales, cuanto más defiende a los gatos, a abrazar inmigrantes, a recaudar fondos para una niña con leucemia, a ayudar a Siria, Palestina o lo que toque ese día, es más hijo de puta. Conozco a quien lo defiende todo y con eso ya está compensando la paja que se hace delante del ordenador con una heredera de Lolita. Viene a ser lo mismo que el hipócrita que pensaba que después de confesarse podía volver a pegar a su mujer.

Quizá no ha cambiado nada, solamente el motivo de los chistes,

Y los que se indignan siguen sin saber soportar la verdad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No sé si soy buena, buenista o tonta! Lo que sí tengo claro es que juzgar a los demás desde el otro extremo no es bueno,sea cual sea el extremo. No me gusta la actitud de esa instagramer, pero si lo hace como elección libre, perfecto. Estoy en contra de la explotación sexual. Y no me agradan los que piensan que como enseña el culo está pidiendo que la violen. No me parece correcto ir contra la libertad de expresión, aún cuando el chiste no me gusta. Tengo que aguantar mucho a diario... y a mi edad hasta que me siga un señor por la calle. Con esto te digo, que no es necesario para defender algo criticar otra cosa. Ambas me sobran. Los únicos argumentos son el respeto, la educación y la tolerancia, aún cuando no estás de acuerdo con el discurso y sobretodo en esos momentos. Maite

pesimistas existenciales dijo...

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