No veo series que no tengan final. Es una condición obligada. Tengo la sensación que si la serie me gusta me va a dejar a medias y que, si no me gusta, saber que no tiene final será un motivo para abandonarla antes de darle una oportunidad. Por otra parte está esa lucha eterna que tengo con el compromiso: si digo que lo hago, lo hago. Será por eso por lo que me cuesta una eternidad comprometerme, porque luego no me puedo echar atrás.
Sin embargo vivo rodeado de personas que juran lo mucho que les gusta tal o cual serie, que son fans de tal o cual actividad mediática y después, un tiempo después y al encontrármelos de manera casual, les pregunto, contento de recordar las virtudes que me narraban de aquello, para sorprenderme diciendo que abandonaron. Nunca como un fracaso sino como el salto cuántico a un estado de superior nirvana encarnado en un nuevo lugar, otro deporte, una nueva pareja o, por supuesto, otra serie sin final.
Unas veces se protegen, otras son inconscientes. La mayor parte del tiempo juran que ven cine y no se dan cuenta que todo está conectado.
Sin embargo vivo rodeado de personas que juran lo mucho que les gusta tal o cual serie, que son fans de tal o cual actividad mediática y después, un tiempo después y al encontrármelos de manera casual, les pregunto, contento de recordar las virtudes que me narraban de aquello, para sorprenderme diciendo que abandonaron. Nunca como un fracaso sino como el salto cuántico a un estado de superior nirvana encarnado en un nuevo lugar, otro deporte, una nueva pareja o, por supuesto, otra serie sin final.
Unas veces se protegen, otras son inconscientes. La mayor parte del tiempo juran que ven cine y no se dan cuenta que todo está conectado.
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