Mal dia para buscar

24 de mayo de 2012

Eurovisión, cuervos y orgullo

En 1974 ABBA (que llegó a factura más que Saab convirtiéndose en la primera empresa sueca) ganó Eurovisión con 302 votos. De eso hace 38 años. España se presento con Peret, que sacó a relucir el "canta y sé feliz" quedando décimos de 17. En el festival de la OTI del mismo año quedamos cuartos con una cantante llama Lia Uyá, porque la OTI era el festival donde secábamos nuestras lágrimas europeas.

Si tengo que recordar el festival de Eurovisión me viene a la mente Martes y Trece imitando el Lalala de Massiel (1968) y a toda la familia alrededor de la televisón deWalt haciendo apuestas en el apasionante momento de la votación mientras esperábamos que Portugal nos votara un poco más. En realidad la votación de Eurovisión siempre ha sido el momento más emocionante.

Después vivimos la humillación estatal de sacar 0 puntos con Remedios Amaya en 1983 tras habernos creído capaces de todo organizando el mundial de futbol al estilo naranjito un año antes. Fue, hay que admitirlo, un "Zas, en toda la boca".

Después, casi como si fuera un efecto postraumático, casi nadie es capaz de recordar mucho de Eurovisión. El "bailar pegados", quizá. A David Civera (que es un tipo encantador). Quizá recordar a las Azucar Moreno exigiendo que, cual estrellonas incomprendidas, les dejaran repetir la actuación. Por supuesto que  ver que Europa no sentía fascinación por nuestros ganadores de Operación Triunfo tampoco ayudó.

Del resto, poca cosa. Sabemos que llegaron cien países del este que se votan entre ellos, como los familiares que se casan entre sí y descubrimos gracias a la mente preclara de Jose Luis Uríbarri que cualquier cosa era más importante que una buena canción.

Como muchas cosas de la vida el éxito no suele ser para el mejor sino para el mejor relacionado.

Y como otras cosas de la vida, casi como una boda, existe una línea finísima entre la elegancia de esos vestidos largos, esa orquesta en el foso ante cantantes de voz para premio y ver a Rodolfo Chikilicuatre con la guitarra de un chino haciendo eso de que "como no voy a ganar me voy a reir". Hay una delgada línea entre la admiración por el lujo que podría tener Grace Kelly o la voz de Barbra Streisand y los modelos que llegan en coupés de segunda mano con alerones a una boda gitana mientras dentro se canta a gritos "paquito el chocolatero" o su equivalente croata.

Con este festival se ha vivido el desgarro moral que puede sufrir un ladrón de guante blanco cuando descubre que ha dejado de robar brillantes para quedarse, como un cuervo ciego, con una colección completa de complementos de Bijou Brigitte.

Tuve una amiga, de esas que te duran hasta que uno va hacia la izquierda y el otro a la derecha, que trabajaba en una de aquellas tiendas de bisutería barata y aparente. Me confesaba que sus mejores clientes no eran las señoras ansiosas de poder cambiar a diario de enjoyamientos. Sus mejores clientes eran un par de strippers, algún pastillero poligonero despistado y todo el grupo de plumadas mariconas que frecuentaba la zona y se volvían locas con los brillos y los reflejos.

Las mismas que esta semana se hacen llamar eurofans.

Porque Eurovisión se ha convertido en la ceremonia del orgullo gay si lo vemos desde el otro lado de la televisión, aunque TVE siga diciendo que es un festival de la canción.

Cuando presentemos a la reina drag del carnaval de Tenerife ganamos, seguro.

4 comentarios:

gachumex dijo...

Desde Irapuato,Guanajuato, México El Perro Morao te saluda. Yo también soy del norte como Bilbao, pero de Santander, leo con frecuencia tu blog y me he tomado la libertad de subir alguna de tus entradas,espero que no te importe, siempre pongo la fuente, si algún día estoy medio pedo y se me olvida, me puedes poner a parir, espero que no ocurra......te mando un saludo

Juan Antonio Pérez Vilches

Anónimo dijo...

Soy gay y nunca me ha interesado nada eurovisión, ni a mis amigos gays tampoco, supongo que de todo habrá, y yo lo respeto. Lo que me resulta un poco o demasiado frívolo y hasta de mal gusto es como planteas y mezclas conceptos como "plumadas mariconas"", orgullo gay, ect. También esa idea de que ya no puede ser un auténtico festival de canción si parece gay, como si ser o parecer gay excluyese cualquier otro mérito. Te sigo hace tiempo y me parecía que eras bastante más inteligente, me sorprende que puedas caer en estos tópicos baratos.
Un saludo

pesimistas existenciales dijo...

Ser gay es una opcion perfecta. No supone ningun problema. Sin embargo, de la misma forma que ir por la calle escupiendo al suelo y diciendo a las mujeres "guapa, te voy a meter de tó menos miedo" es del mismo mal gusto que ir por la calle lleno de oropeles y gritando a los 4 vientos lo "puta que me siento". No soy homofobo, soy plumofobo de la misma forma que soy "anti-quemachotesoy".
Eurovisión, que de eso va el post, se ha convertido en una especie de boda de bisutería barata que vuelve locos de una forma directamente proporcional a los más plumosos de mis amigos gays.
Las exageraciones, como siempre, son lo criticable.
El festival de la canción no parece un festival de la canción, eso creo que es obvio.
Que asociemos gay con el concepto de insulto es la interpretación errónea.
La exageración de la pluma, como la exageración de cualquier cosa, es lo insultante.
Y la apropiación indebida.
(Espero haber recuperado tu confianza en mi poco criterio)
(Saludos)
Pd: yo hoy tengo que ir a un programa de tv a hablar del susodicho festival, ya verás como a uno de los compañeros lo que más le importa (y ademas dice públicamente) es el tamaño del paquete de algún artista. Con eso hace un flaquísimo favor a la comunidad gay.

iparrajose dijo...

Porfa, todo de acuerdo menos lo de que ser gay es una opción. Lo siguiente es decir que es una enfermedad y tiene cura.
Cuidado que te fusilan.