Mal dia para buscar

8 de mayo de 2012

Europa: ni una, ni libre

Definitivamente hay cosas que no soy capaz de entender. Supongo que son debidas a la simplificación del mundo que me gusta hacer de vez en cuando. Voy por partes. Se supone que nos hemos metido la bofetada que nos hemos metido porque hemos considerado que el dinero era un bien infinito al que teníamos derecho y que la política expansionista basada en la recaudación por impuestos indirectos que puso en marcha el Sr Rato (el mismo que ha logrado que Rajoy haga un "digodiego" con Bankia) hizo que nos gastáramos todo lo que no teníamos para comprar coches, pisos, pikachus de peluche y cremas de baba de caracol  hasta que nos dimos cuenta que el saco estaba vacío. Entonces el gobierno de ZP hizo un "no pasa nada, dejarme sólo" y empezó a gastarse el dinero en comprar votos a base de 400€ por cabeza, agrandar todas las aceras de España con el plan E y dar dinero a los bancos para que pagaran las indemnizaciones millonarias de sus directivos. Como los bancos se quedaron sin dinero dejaron de dar créditos y tu vecino frutero tuvo que cerrar. Entonces ya nos dimos cuenta que las cosas no podían seguir como estaban y quebró la empresa de babas de caracol.

Así que llegaron los alemanes y dijeron que quizá no podíamos dedicarnos a gastar como puercos. Y el frances dijo que estaba de acuerdo. Los ingleses dijeron que ellos estaban muy ocupados tomando té y que no les daba la gana de ayudar a un grupo de griegos que se habían gastado lo de ellos y lo de los demás mientras Berlusconi se lo pasaba estupendamente bien con jovencitas pagadas de dinero suyo, que al fin y al cabo es italiano porque Italia es suya.

Claro que si no gastas tampoco sobrevive el carnicero de tu calle, que tiene la desagradable costumbre de comer a diario del porcentaje que deja lo que tú te gastas.

Entonces pensaron que había que subir los impuestos, que es una cosa muy de derechas cuando se hace democráticamente a todos y muy progre cuando se hace solo a los ricos (los mismos que ya tenían el dinero en paraísos fiscales). Se subieron. Se pensó que hay muchas cosas con las que, si no están, se puede vivir (que es lo mismo que cuando yo no compro ginebra). Se quitó de fotocopias, de líneas de móvil, de sueldos de funcionarios (administrativos, profesores, médicos y comisarios de exposiciones de arte moderno). Se quitó de investigación, porque se presupone desde el gobierno que somos incapaces de inventar nada. Se quitó de ayudas a ONG, porque al fin y al cabo los pobres, por definición, no tienen dinero. Y luego tuvimos elecciones y los de la izquierda nos dijeron que teníamos que tener cuidado con la derecha.
Y la derecha volvió a subir los impuestos, ayudar a algunos bancos, joder a los pobres, cobrar peajes, cerrar hospitales, castigar la investigación y sentarse muy serios a decir que no había más remedio que generar un paisaje lunar en este país en el que ya nadie invita a una ronda en ningún bar. Así que el bar de al lado del la antigua frutería, ese que estaba junto a la carnicería, cerró.

Entonces casi asuminos como lógico que había que apretarse el cinturón. Al fin y al cabo los portugueses, los griegos, los británicos y hasta los franceses se habían propuesto dejar de gastar como quien va de rebajas con las visa de otro.

Pero, de un tiempo a esta parte, han empezado a decir que si seguimos sin gastar no habrá dinero para la pequeña tiendita de informática que subsiste reparando los PentiumIV que compraste cuando te creías rico, que si la gente no compra coches no podrán pagar a los operarios de Almusafes, que si se queda el poco dinero que nos queda quietito en un rincón nos vamos a convertir en el Sahara del consumo.

Así que aparece un francés y cuenta que se va a pasar por el arco del triunfo lo de ahorrar, que la alemana le cae gorda. Y gana las elecciones.

Y en Grecia muchas personas votan a una banda de nazis que creen que la culpa de todo es de los turcos.

Y en el Reino Unido pierden más dinero del que cobran, aunque tengan olimpiadas y kebabs con ese pan enrollado que abren hasta las tres de la mañana haciendo la competencia a los fishs&chips.

Así que ahora las cosas están así: los griegos y los portugueses no tienen de donde ahorrar más. Los españoles estamos recortando de sitios que duelen más que seccionarse los genitales (aunque Patxi Lopez, más cadaver que Abu Simbel, diga que la sanidad y las inversiones van a ser el nuevo maná vasco). Los franceses van a agrandar las aceras con el dinero de los fondos europeos. Los Alemanes jugarán a ser el gran padrino de Europa. Los polacos hacen casas como en Marina D'or y los rumanos que quedan en rumanía buscan vuelos baratos a Italia, donde esperan que Berlusconi no vuelva pero siguen cobrando el tabaco en los hoteles de Venecia sin factura.

Así que supongo que Europa es una, pero cada uno hace lo que le da la gana.

Y yo, en mi tienda de informática, me asusto de pensar que si antes tenía la sensación que el dinero estaba quieto esperando ver qué pasaba, ahora creo que el tipo que no me paga es porque, sencillamente, ya no tiene.
Va a ser un verano de larguísimos paseos, porque pasear, casi como aquel estado, genera bienestar (y es barato).
Pd: y, mientras tanto, en vez de leer (que es gratis)...

1 comentario:

Anónimo dijo...

No camines demasiado, por favor, que la calidad del pavimento de los paseos y aceras deja mucho que desear (reducción de costes = más margen de beneficios)y no estamos en este país como para ir cambiando adoquines.

(Es lo que tiene no invertir, bajar sueldos y liberalizar el despido: que la gente deja de consumir, bien por miedo al futuro, bien porque está sin un duro.
Se llama recesión.
Bienvenido a la nueva etapa).