Así que cuando alguna emisora ponía videos de la MTV nos quedábamos anonadados considerando de nosotros mismos unos personajes avanzados en las tendencias culturales que presentaba y diseñaba aquella emisora de culto, al menos de culto para los que estábamos entre los 15 y los 20 años.
Ayer, en un movimiento casi vintage que es sintonizar canales de televisión como si la televisión fuera el dinosaurio cultural del momento, apareció la MTV en mi salón.
Estaban dando videos clásicos y creo que pude ver todos los anteriores. Creo que me sabía casi todas las letras y podía llamar por su nombre a cada uno de los intérpretes. Pararon para promociones. Pensé que quizá hablarían de ese programa protagonizado por una estrella venida a menos pero que ahora es accesible a golpe de talonario como es la curvosa
Alaska y su marido plumoso y delgadísimo Vaquerizo haciendo de su vida un programa en el que van de estupendísimos, felicísimos y molones.
Terminaron los videos y, lleno de curiosidad mórbida, me quedé a ver el siguiente programa. "
Ya no estoy Gordo", era el título del programa. Más o menos una especie de Cambio Radical con menores de edad en la que la muchacha en cuestión termina siendo pretendida por el chulo del instituto que aparece con flores mientras viven, al estilo de reality show americano, una delgadez basada en la eliminación de grasas como si el michelín fuera el enemigo talibán. (Si es que supieran qué coño es un talibán)
Como soy un masoquista de todas aquellas cosas que me hacen daño, más o menos como cuando vuelves a ver las fotos de tus ex, me fui a la
página web de la MTV para ver qué tipo de miseria televisiva hay en la parrilla de aquel canal.
Disaster Date, que es ver cómo una cita se convierte en un asco sin tener que pasar por el momento del gatillazo sexual (que es cuando me pasa (y me pasaba) a mi).
Parental Control, que es un programa que explica a los padres la manera de deshacerse de la pareja indeseable de sus vástagos.
Made !quiero cambiar!, que es un programa en el que alguien quiere convertirse en otra persona (más fibrosa, más elegante y nunca más lista) para molar más en el instituto.
Cita para 3, que trata de alguien que está entre dos personas y vemos qué proceso lleva hasta decidirse (y hundir al perdedor en la miseria).
Super Dulces 16, que son las fiestas de cumpleaños de los hijos de los ricachones americanos.
No pude más. Salí corriendo al baño a vomitar pensando que si mi sobrina tiene 13 años y está, como alguien que juega a ser mayor, enganchada al WhatsApp, probablemente los próximos años de su vida serán un infierno si es que se supone que verse reflejada en esa bazofia cultural es lo que le va a pasar. Volví a pensar, entre arcada y arcada, si tenemos la televisión que queremos o nos programan aquello que consumimos. Si fuera así es decepcionante pensar que una generación entera quiere romper con el novio, adelgazar, gastar dinero como quien come compulsivamente, retocarse las cejas y ser el mejor amigo para siempre de Paris Hilton.
Por supuesto que, no hace falta decirlo, la MTV no es lo que era, aunque ahora tuvieran que poner continuamente vídeos de Britney, Shakira, Melendi, Pereza y Black Eyed Peas, sería mejor que la mierda que escupe.
Supongo que si eres un adolescente irracional (o actúas como tal porque crees que te perdiste ese momento cuando te correspondía) es la televisión que consumes justo antes de mirar tu perfil de facebook, mandar un WhatsApp, oir la última cancion de Rihanna y volver a ver
American Pie (2,3 y 4) creyendo que siendo uno de los protagonistas de los programas de aquella parrilla televisiva serás feliz
Pd: vale, yo me reía mucho con Porkys, que es el American Pie de los 80