Existe un tipo de desorden mental materializado en la incapacidad de expresarse verbamente en determinadas ocasiones ( lo que toda la vida ha sido quedarse sin palabras) denominado mutismo selectivo.
Se asocia con aquellos niños, normalmente más inteligentes, sensibles y con mayor capacidad para diferenciar lo justo de lo injusto que la media y que al enfrentarse con un medio ajeno al familiar (la escuela) se muestran tímidos e incluso se sumergen en su mundo como si fuera una especie de autismo, un inicio de alexitimia o un síndrome de asperger de menor intensidad con la diferencia que su comportamiento en entornos conocidos (entre amigos o familiares) es completamente normal.
A mi personalmente siempre me ha sucedido al revés, porque he sido un niño muy raro y por el respeto absoluto a los progenitores que aún llevo conmigo.
De todas formas saber quedarse sin palabras es una virtud. En esta sociedad poblada de palabras vacías, de blogs llenos de letras, de televisiones repletas de gritos... ¿no es acaso el que se queda callado hasta decir algo importante el más listo de la clase?.
Kim Peek, el personaje real en el que se basó la película Rain Man (Tom Cruise y Dustin Hoffman), es capaz de almacenar datos de manera brutal y sin embargo cuando tiene que enfrentarse a realidades cotidianas originadas con la extraña lógica del mundo que admitimos la realidad de no poder abarcarlo todo, se bloquea.
Porque lo inexplicable, todo eso que componen la cotidianeidad humana, es imposible conocerlo. Intentar abarcarlo es imposible. Asumir que nunca lo sabremos todo es lo que nos diferencia y sin embargo, queremos saberlo todo.
Ya he entrado en un bucle. Me callo. Mutismo selectivo, supongo.
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