Morir como cobarde. Vivir cobardemente

Hay que reconocer que determinados momentos de nuestra infancia nunca se van a repetir, quizá por desidia, quizá por pereza. Algunos podrán añorar con absoluta morriña las largas noches de movida madrileña, los yonkis de los 80 descansando en los portales con jeringuillas en el brazo, el vaquilla a tope con un Seat 124 robado por la destartalada Castellana mientras más de uno hacía chistes sobre la muerte del dictador. En definitiva era esa ilusión de saber que se estaba pasando de los pasodobles al punk por el camino del Rock&Roll facil y pegadizo.

En Euskadi, por lo del hecho diferencial, nos rebelábamos en movimientos populares contra el gran capital y algunos descubrieron que por fin podían hablar en euskera por la calle sin que un señor con tricornio y capa les partiera la cabeza, lo cual es de agradecer. Tuvimos grandes grupos que cubrían nuestras necesidades de reivindicación y cultura identitaria. No en vano "el rock radikal vasco" con Eskorbuto, la Polla Records, Hertzainak, los míticos Kortatu , Cicatriz o Barrikada eran el reflejo punk de nuestro punk particular que se contraponía a la ñoñería pop que llegaba desde Madrid (que aún estaba a un dia de viaje). Tuvimos, al igual que Carlos Berlanga o Tino Casal eran los dandys de la movida, a nuestros genios bajo el nombre de Itoiz.

Después todo aquello se quedó, como siempre que sucede con la edad, en un sueño de juventud. Los que habían oído noticias de pequeños sólo se quedaron en cómo donde ahora están las grandes construcciones de Bilbao se lanzaban las tuercas que hacían los empleados de Euskalduna contra la polícia y que a mi me hizo cruzar el mítico puente de Deusto más de una vez protegido por la policía. Algunos aún no recuerdan que la zona donde vive ese museo enorme de modernidad se llamaba la campa de los ingleses porque es donde jugaban al fútbol los ingenieros ingleses que habitaban las fábricas que nos dieron de comer en los 70. Algunos simplemente jugaron a quemar contenedores y prender fuego a los autobuses y se hicieron llamar la Kale Borroka que hace tiempo se llamó la kale Borrica y que ahora es una noticia en la prensa lejana que aún ansía rescoldos de mierda en la saneada sociedad vasca que es, fruto de la globalización, como la saneada sociedad de Manchester solo que aquí se ve telecinco y la ETB (euskal telebestia). Ya no hay más que veteranos de la Kale Borroka que cuentan sus andanzas como cuando yo cuento cómo robaba discos en el Corte Inglés.

Porque de la misma manera que algunos se han quedado quietos con las reformas laborales, con las subidas de los ivas y con las bajadas de los poderes adquisitivos en cualquier parte de nuestro querido estado no podemos más que reconocer que la inmensa mayoría que antes pensaba que podía cambiar el rumbo de las cosas ahora es la inmensa mayoría que se queda en casa, pone la tele, habla del tiempo y espera que toda esa mierda la solucionen otros.

Si eso lo delimitamos a euskadi y hablamos de lo que se llamó "el problema vasco" los lendakaris muertos, que es un grupo que viene desde atrás, lo tienen muy claro.

...porque el punk siempre ha dicho verdades como puños.

Y bien sea el radicalismo, la alegría por la libertad recobrada, la defensa de las libertades o los puestos de trabajo propios, ya no sabemos movernos como grupo, como sociedad. Las ideas eran sólo argumentos. Hablo de lo vivido pero estoy convencido que un obrero de aquellos que se movilizó por su trabajo con la reconversión industrial de los 70 en los astilleros de Cadiz ve como nadie se moviliza cuando se cierran las empresas de sus hijos y tiene la sensación que algo no funciona mientras busca el mando a distancia entre los cojines del sofa.

Y piensa: ya lo arreglará otro.

Y pone una serie que trata de gente que no es él y que le cuenta los problemas de otros, que no le importan pero le entretienen.

Pd: "Prefiero morir como un cobarde que vivir cobardemente" era letra de "cerebros destruidos", de Eskorbuto.