Dos noticias científicas relacionadas con esa última frontera de lo desconocido que es el cerebro, llegan a la prensa estos días.
La primera, que esbozará una sonrisa en muchas mujeres, afirma que tratar cerebros dañados con progesterona (hormona que producen espontáneamente las mujeres) reduce el daño en cerebros que han sufrido traumas cerebrales.
La segunda dice que se ha demostrado que dormir mejora en un 40% la capacidad de asimilación de conocimientos ya que vacía el hipocampo. Ese es el motivo por el que los bebés, que tienen mucho que aprender, duermen más que los ancianos.
Así que si eres mujer y tienes muchas cosas que hacer sigue mi consejo y duerme.
En algún lugar leí que durante el sueño se generan los recuerdos con los que convivimos el resto de nuestros días y que las cosas que soñamos, aunque no lo parezca, siempre tienen un origen en alguna vivencia, idea o pensamiento del día anterior. Existen personas que viven sus sueños de una manera absolutamente real (Orionautas) que es lo mismo que sucede cuando una persona esta sometida intensamente a mórficos y solamente existe un único caso médico de una persona que no sueña (llamado Yuval Hamzany)
Los mortales siempre soñamos algo que no tiene por qué recordarse, pero se sueña de la misma manera que nuestro cerebro siempre está pensando en algo aunque cuando nos preguntan solemos responder, tras un titubeo que... "...nada".
A mí me gustaba verla dormir por la mañana, pero ya no me acuerdo. Eso es que he pasado demasiadas noches en vela y , a mi pesar, soy hombre. ¿En qué estaba pensando? . En nada. O quizá sí. Quizá en esa frase de la eternamente onírica Leolo (película): Porque sueño yo no lo estoy. Porque sueño, sueño. Porque me abandono por las noches a mis sueños, antes de que me deje el día. Porque no amo. Porque me asusta amar. Ya no sueño. Ya no sueño.
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