Aunque es un secreto confesaré que en mi casa tengo una cinta andadora. La rescaté de un trastero donde fué a parar desde la casa de otra persona que consideraba que un poco de ejercicio físico era lo perfecto para ella y que a su vez la rescató de un trastero de su compradora original que la tuvo puesta pero confesó que sólo la usó una vez.
Es uno de esos objetos que parecen útiles pero según va pasando el tiempo nadie lo quiere, como un cachorro que se convierte en perro grande y ya no entra en el salón.
Dice un chiste que soprendido al ver cómo un perro traía la pelota que su dueño tiraba, pero sin poder soportar los perros, el protagonista se compró un boomerang con la suerte que en su casa no huele en absoluto a boomerang.
Y además no chupa a las visitas, añado.
La versión moderna de la cinta andadora es la Wii, no lo dudeis.
De esa misma manera, o en ese mismo saco, podemos incluir todos esos artilugios de impecable factura y utilidad sobradamente razonada que habitan en nuestras casas. Desde el gran invento que siempre fué el pelador de ajos hasta cualquiera de esos productos que se anuncian más allá de las 3 de la mañana pasando por la almohada antironquidos (¿butterfly pillow?) esa que fué un fenómeno de ventas hace no demasiados años. (ha salido un modelo mejorado que al oir un roquido , tiembla para no tener que dar un codazo al roncador)
Con la información pasa más o menos lo mismo.
Acumulamos en nuestro cerebro la bofetada que le han dado a Berlusconi (quizá no por su manera de mandar sino por tirarse a las adolescentes macizas que no hacen caso al agresor), la agresión a un periodista incendiario de telemadrid (que por eso no es excusa, vive Dios), la otra agresión, supuestamente de los fans de Johnny Halliday, al cirujano de éste o las agresiones contra el clima, o contra el trabajo, o contra el crucifijo que quieren quitar de las escuelas (cosa que, sinceramente me da igual). Sabemos que el Gobierno Vasco se ha gastado 200mil € en banderas españolas (y 13mil en mástiles) , que va a jugar un negro en el Athletic (lo cual curiosamente sólo es noticia en las mentes cerradas de fuera de Esukadi) e incluso podríamos añadir que la comunidad valenciana, amparándose en un estudio oftalmológico, ha decidido no poner miniportátiles a sus niños porque producen miopía.
¿Para qué vale todo esto?
Para que un día nos levantemos por la mañana y, tras recoger la ropa que se ha quedado colgada de la barra de la cinta andadora lleguemos a la conclusión que lo que realmente importa, los habitantes de verdad en nuestra vida, a saber: los amores, el cariño, los hidratos de carbono, los amigos, un cuchillo que corte bien o incluso las necesarias gotas de romanticismo se han quedado tapadas por la absurda necesidad inútil de tener habitantes inútiles poblando nuestros cajones, nuestra casa o, lo que es peor, nuestros pensamientos.
Reflexiona sobre ello antes de hacer los regalos, la wii ha bajado de precio.
3 comentarios:
Im-presionante, como diría una de las cabezas pensantes de este país...
De verdad, te tengo que dar la enhorabuena por tu blog, lo he "descubierto" hace, creo, tres días y me ha enganchado de mala manera. Lúcido, irónico, realista... podría seguir, pero no quiero que te lo creas ;-)
Un placer, que haré lo posible por seguir disfrutando.
Sl2 :-)
Jajajajajajajajajajajá.............Yo tengo una bicicleta fija, y como vivo en un departamento chico, la convertí en un improvisado tendedero de ropa a medio secar!!!!!!!!!!!!!!
XDXDXDXDXDXDXDXDXD......
Tal cual querido amigo, tal y justo como lo decís, y ése catafalco me ocupa la mitad de la sala...
En fin, buen consejo ése que nos das respècto a pensar y por qué no, un poco repensar los regalos de Navidad..., no por nada mi vieja, una gran zorra ( En el sentido de astucia, ojo.), como buena vieja, regala solo cash, psá, dinero en efectivo ( No mucho la pobre, claro.), y así nunca se equivoca. Pero igual, yo me arriesgo y trato de acertar con regalos.
Un abrazo y Felíz Navidad anticipada, Mar, de Argentina. =)
La verdad es que últimamente estoy tentada por la opción Wii, aunque tenga la certeza de que, aunque esa sea la excusa, no la usaré para hacer ejercicio. La pena es que tampoco me servirá de tendedero...
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