En estos días de frio y rosas negras, como si estuviera parafraseando alguna canción mezclada entre Gabinete Caligari y un aficionado a la música Emo, se da en nuestra querida península un fenómeno del que quizá no sepamos el nombre que es la lluvia engelante.
Básicamente, cuando hace un frío que pela y llueve, ésta lluvia se convierte en hielo en cuanto toca un sólido muy frío, provocando una figura helada muy parecida al sólido en cuestión.
Básicamente, cuando hace un frío que pela y llueve, ésta lluvia se convierte en hielo en cuanto toca un sólido muy frío, provocando una figura helada muy parecida al sólido en cuestión.
Así que el domingo pasado, de paseo entre las praderas soleadas de las afueras de Madrid, pude hacer (a las 18h00) una foto como ésta. En ella se ve perfectamente cómo las gotas de agua se han quedado congeladas por el frío que pasaba el arbolillo.
El motivo por el que llueve y no nieva es porque a mitad de camino entre la nieve que se forma y el suelo hay una capa de aire más caliente que ha convertido previamente la nieve en lluvia.
Como todo lo que parece mágico pero la ciencia se encarga de descubrir el truco, quizá pierde parte de su interes. Aún así, aporta la sensación extraña de hacerte sentir que, por un instante, se quedó parado el tiempo.
Y sólo es hielo.
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