Mal dia para buscar

22 de julio de 2025

Juana y Fran.

Francesco y Juana se conocieron en un viaje. Cosas que pasan en la vida, que se enamoraron. Entre hormonas y amores sucedió lo que tenía que pasar y la naturaleza hizo su trabajo. Tuvieron un hijo. Como él era italiano y ella española valoraron qué hacer y tomaron la decisión de venirse a España. Mientras ella, que tenía contactos, trabajaba duramente él se quedaba en casa cuidando de su hijo. Como a veces sucede cuando te vas de parranda con unas amigas hubo una noche en la que Juana llegó algo perjudicada a casa y a Francesco no le pareció bien que durmiera con su hijo, por mucho amor que ella sintiera. Eso la molestó y tuvieron una discusión. Él, según las pruebas, tenía arañazos por el cuerpo y ella marcas de haber sido sujetada por las muñecas. Eso lo sabemos porque fue la primera ocasión que Juana le denunció. Como se sabían seres racionales él dijo que vale, que ya está y aceptó una condena de mierda. Ella, que probablemente también sabía que aquello no era más que un bache en su historia de amor personal, volvió a estar con él incluso hasta mudándose a Italia. Allí, años más tarde, tuvieron un segundo hijo. Sin embargo el amor, como todo, se acaba. Juana se vuelve a su tierra y Francesco se queda en Italia. Como muchos otros divorcios las cosas se convierten en peleas y las peleas en ánimos destructivos. Se enfadan, se insultan, probablemente se digan una palabra por encima de otra. Juana descubre que es un momento en el que un tipo de feminismo combativo está en auge y, a mi parecer manipulada, decide que los hijos van a ver a su padre por encima de mi coño. Así que decide quedarse a los hijos en lo que podríamos llamar como un secuestro. Algo que, si lo hiciera un hombre, sería una acción agravada por el interés de hacer daño a la otra otra parte progenitora. Ahí es donde muchos pusieron el mensaje de Juana Está en Mi Casa, haciéndose los estupendísimos como si con eso se lograra algo más allá que los votos de algunos y nada en favor de los hijos. Después de ese momento Juana aparecía con una mezcla de dramatismo, lloros y ejemplo para algunas pero la justicia española y la italiana llegaron a la determinación de que dicho padre tenía el mismo derecho que la madre a vivir los años de sus hijos. La justicia italiana, incluso, monitorizó durante meses a Francesco para llegar a la conclusión que era un padre más que aceptable ya que en visitas semanales jamás encontraron nada que lo pudiera incriminar. Sin embargo Juana fue determinada como alguien con importantes problemas psiquiatricos que podrían llegar a desaconsejar la custodia de sus hijos, custodia que le fue retirada y que jamás cumplió (incluídas manutenciones). El hijo pequeño de Francesco, incluso, declaró que su madre le pedía que mintiera cuando le veía y que su hermano, próximo a la mayoría de edad, mentía. Ese hermano optó, en su libertad, por irse a Granada cuando ya fue mayor de edad. Juana, por su parte, ametralló con denuncias a Francesco que incluían hechos salvajes de abuso e intimidación, siendo desestimados absolutamente todos en ambos países. Cuando, según todas las justicias, el hijo menor ha de volver con su padre al lugar al que su madre le había prohibido volver e incluso le había prohibido ponerse en contacto con sus amigos, Juana vuelve a decir que ni de coña. El niño, el mismo niño que decia que su madre le obligaba a mentir, dice que tiene miedo de su padre y no se va a Italia. Eso pasó ayer, justo antes que Juana llorase muy fuerte y se desmayara delante de las cámaras como una actriz venezolana. 

Eso son hechos probados casi incuestionables.

Si algo sacamos en conclusión es que Juana es una esquizofrénica que se aprovecha de un discurso nada igualitario que no respeta nada más que una chaladura identitaria que se va dejando por el camino la psique de los hijos y hace un mínimo favor a todas aquellas mujeres e incluso hombres que tengan que lidiar con un paranoico victimista psicótico con quien hayan tenido la mala suerte de traer al mundo a una persona.

Como consecuencia quizá, solo quizá, algo no está bien en ese discurso en el que por defecto el hombre es el malo ya que tiene estas consecuencias. En la sudáfrica racista el testimonio de un blanco valia más que el de un negro. En la España que quieren algunas, el testimonio de Juana tiene más valor que el de Francesco, la justicia de dos paises, decenas de sentencias y la mente de dos hijos.

Al menos así lo veo yo.

Realidades así de obvias son las que ponen en entredicho los avances que conseguimos hace muchos años como sociedad. Y sí, por supuesto que hay denuncias falsas. No se las va a tener que comer todas Fran.

Juan Soto Ivars, que es más listo que yo, lo explica.

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