Mal dia para buscar

17 de julio de 2025

Cabrito, prensa, squash, sesgos y lectores infantiles.

Cuando mi cuñado se murió, su hija, que es mi sobrina, tenía un poco más de dos años. Al volver del hospital con el resultado definitivo consideramos que hablar de la muerte era algo excesivo y optamos por el comodín del viaje. Es lógico y es un acto de bondad.

Más adelante, se supone, la realidad se va imponiendo y el propio raciocinio humano va haciendo real lo que sucedió en aquel momento.

Unos años después estuvimos en el verdoso pueblo de Arredondo. Mi señor padre gustaba de llevarnos allí a comer cabrito. Lo específico de aquel lugar era que, al igual que sucede en algunas marisquerías, ibas unos días antes, escogías un cabrito de los que pastaban en los campos del restaurante y era ese, y no otro, el que te zampabas. Creo que mi sobrina tenía cerca de siete años. Después de comer y de mordisquear los huesos grasientos y bien asados del cabrito, ella se percató que había unos animalillos brincando por la hierba y se quedó ojiplática disfrutando de la magia de la naturaleza animal. Me acerqué a ella y le dije: "te acabas de comer a uno como ese". Ella empezó a llorar desconsolada sintiéndose culpable por haber devorado con gusto a un animal tan simpático y ese trauma le duró unas semanas. A día de hoy, a sus 26, todavía lo recuerda.

Probablemente esa misma lógica, basada en el trato que se hace con los infantes, y aquello de que la manera en la que utilizamos las palabras afecta a nuestra concepción de la realidad es el motivo por el que, muchas veces, los discursos y las noticias se maquillan bondadosamente. Es decir, existe una excusa para decorar la verdad de manera que nos haga menos daño porque se presupone, y eso es así, que como sociedad somos unos niños indefensos e irracionales incapaces de gestionar las cosas como son.

Quizá por eso mismo cuando se cumplían unos años de los acontecimientos que llevaron a la desaparición de Miguel Angel Blanco unos medios hablaban del aniversario del asesinato salvaje y los medios próximos a los herederos de aquellos asesinos titulaban, en pequeñito, que ese día hacía X años de la muerte de Miguel Angel. Que podría haberse muerto de un empacho de lentejas igualmente que de darse un cabezazo contra una bala que estaba en manos del tipo que se va de copas con el demócrata de Arnaldo.

El problema que tiene la comunicación en el mundo actual es que no resulta muy complicado buscar un par de versiones a un mismo hecho y, con un poquito de trabajo mental, conseguir una aproximación a la verdad. Algunos, normalmente los más ruidosos e intolerantes, creen que solamente existe lo que les viene bien pero eso no quiere decir que la mayoría tenga en su mano puntualizarlo o cuestionarlo. Lo peor de todo es que cuando descubrimos que nos han ocultado alguna parte de la verdad, jode. A veces es de una forma chusca. Ayer la ministra portavoz, en un intento de demostrar que los malos en cuestiones de delincuencia somos los españoles ( de siempre o recientemente españolizados), afirmó que el 73% de los delitos los cometemos nosotros. Es cierto. Eso significa que el 27% los comete quien no es español, que es el 14% de la población. La realidad es que el 100% de los delitos los cometen delincuentes y el problema de descubrir que están intentado aprovechar algo para introducir una idea suele hacerte desplazar al lado contrario. Lo peor que puedes hacer es ametrallar a alguien diciendo que no toque algo para que tenga ganas de hacerlo.

Cuando mi sobrina llegó a la adolescencia y, obviamente, sus hormonas se empezaron a volver locas ( que siguen), tuvimos que valorar el hecho de que se iba a encontrar con el mundo del porno ( y demás derivas humanas) en cuanto se perdiera unos minutos por internet. Como yo soy un bruto, rasgo que me caracteriza, me senté con ella y le conté lo que se iba a encontrar. Dicho eso fue ella la que se reguló y, creo, fue capaz de discernir qué hay entre todo lo que le va apareciendo. Ahí nos salió bien. Creo, no sé si de forma acertada, que tratarla como alguien que puede tener criterio propio y ponerle delante de la cara la realidad, resultó adecuado.

Ahora vivimos un momento en el que más de uno ha descubierto que si un grupo de marroquíes ( es un ejemplo) roban y violan a una joven, en las noticias no ponen el origen cultural de los delincuentes. Sin embargo, si lo hace un guardia civil borracho de Jaén, lo pone seguro. Al preguntar a los medios el motivo te pueden decir que ellos no buscan fomentar el odio al inmigrante, lo cual es loable, pero si es el guardia civil de Jaén te indican que lo hacen para explicar que nadie está libre de ser un violador. Nos están diciendo que somos imbéciles e infantiles y necesitamos que nos maquillen la verdad. A mi me jode mucho cuando me tratan como el niño que hace años dejé de ser.

La consecuencia lógica a la que estamos llegando es que ponemos en duda casi todo lo que nos llega. Al ponerlo en duda rellenamos los huecos con el sesgo que nos interesa. Soy de la opinión que los delitos los comenten delincuentes. Que hay madres malas y padres malos, herederos culturales que pueden llegar a creer que su hijo está poseído por el demonio y han de matarlo ahogado en la sangre de un cordero, mujeres muy hijas de puta y hombres cabronazos. Que hay empresarios buenísimas personas y trabajadores que viven de bajas falsas. Creo que Juana es una chalada esquizofrénica que hace daño a su descendencia. También soy capaz de afirmar que la pobreza y la necesidad incrementan la posibilidad de considerar el robo como una forma de sobrevivir y que nadie emigra si estaba estupendamente bien en su lugar de origen.

Por supuesto que estoy a favor de tratar todos los casos igual, con honestidad brutal, y dedicarnos a contar los hechos sin adjetivarlos porque eso, como el principio de Heissenberg, altera la propia observación.

Claro que esperar que el periodismo sea lo que debería de ser es un imposible, ya que es un negocio y necesita conseguir visitas, subvenciones y vender audiencia a base de apostar por el sesgo de sus lectores. Por otra parte ansiar que nos traten como adultos es complejo, porque una sociedad infantil es más maleable.

Es cristalino afirmar que esa idea alocada de que todos los hombres han nacido para denigrar a las mujeres es tan estúpida y racista como creer que todos los inmigrantes vienen a robarte y vivir del estado del bienestar que pagas tú.

Es exactamente igual que lo que se dice o no a mi sobrina: puedes pensar que es lo mejor o puede que no lo sea. La verdad es que su padre se murió, el cabrito se lo comió y en internet hay porno.


Pd: Una vez me pidieron, desde el ayuntamiento, que no contara en televisión que me habían robado porque eso generaba alarma social. "Ya"- les dije- "pero es que me han robado". Así que llegué a estar con un responsable de seguridad ciudadana en un debate donde sacó unos datos de la policia municipal en los que no había delitos en mi zona. "Quien hizo atestado fue la ertzaintza"- le dije. "Bueno, es que esa no es mi competencia"- respondió. En algún titular ponía: sin delitos. Bueno, yo no he perdido ningún partido de squash en la última década. ( Tampoco los he jugado). Aquí no miente nadie.

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