Mal dia para buscar

7 de enero de 2015

Cambiar

No es lo mismo Sabina antes y después del disco "Mentiras Piadosas". No es lo mismo Bono con la bandera blanca que Bono después del Achtung Baby. Ni siquiera fueron los mismos esos cuatro muchachos que se ganaban la vida haciendo versiones de Chuck Berry a los Beatles de después de su paso por la India. Todos ellos cambiaron pero eso no significa que fueran otros grupos ni otras personas. Fueron diferentes versiones de ellos mismos.

Es cierto que más de uno se queda clavado en lo mismo, que Phil Collins se quedó estancado, que Elton John, después de Nikita, hizo todas las canciones iguales de la misma forma que Estopa lleva veinte años haciendo el mismo disco y que las canciones de Fito son una y otra vez la misma. A ellos les funciona y es lícito, pero eso es no cambiar, que de eso trata el tema.

Existe un cambio de esos que parecen no suceder. Cambiamos con el tiempo. Madurar, crecer, envejecer. Cambian los hábitos y cambian las maneras de hablar, las maneras de crecer y la manera de pensar. Todo eso cambia y cambio, en este caso, es casi no reconocerse al verse reflejado en otro espacio tiempo.

Existe otro cambio que tiene que ver con la versión de nosotros mismos, casi como si viviéramos en un reality. Podemos ser unos hijos de perra y ser de esos que regalan flores. Nadie es el mismo las 24 horas del día. Ningún perro se pasa ladrando desde que sale el sol. Puede ladrar más o menos según le tiremos piedras o filetes, según nos acerquemos a su lado con ternura o le incitemos. El amor, el compañerismo y la amistad son un compendio de lealtad, confianza y compañía. Visto así es un perro pero, desafortunadamente la realidad es que es un gato.

 "Me he dado cuenta de la persona que eres. Son ya demasiados años, haces deporte con adolescentes, tienes rollos de dos días, no estas con tu familia y tus amigos son tipos que llevan la misma vida que tu. En el trabajo te dedicas a jugar a videojuegos y no puedes esperar que nadie con un plan de vida maduro quiera estar contigo. Es la vida de un quinceañero"- En realidad estaba llamando a Bitelchus porque si dices tres veces la palabra Bitelchus, aparece. En realidad es lo mismo que recordar a un alcohólico que es alcohólico y poner un cartel indicando el camino a la bodega. A veces, como a un artista al que le piden ese primer éxito que aborrece una y otra vez, el público hace lo imposible porque nada cambie y luego, esperando a que el café se enfríe, insisten en que las personas no cambian. Me estaba pidiendo que no ladrase mientras me tiraba piedras. Reclamaba otra versión de mi cuando me aseguraba que era imposible cambiar.

Cambiar, si hablamos de esos propósitos que se hacen a principio de año, se compone de un firme propósito personal y un pequeño apoyo orientado en la dirección correcta. Quitar los dulces de los armarios o fumar solamente en la terraza. Es buscar las diferentes versiones que nos definen y saber reconocer cuando aparece la que ya no queremos para que gane espacio la que nos agrada.

Porque nadie deja de ser la misma persona pero evoluciona y la evolución, casi como la selección natural, es definida por los acontecimientos y el cúmulo de recompensas y castigos que nos va dando la vida. Muchas veces, la mayoría, buscamos las recompensas equivocadas que nos reafirmen en lo que fuimos mientras juramos que deseamos otro tipo de vida. Castigarse en la barra de un bar a base de copazos. Volver a buscar una relación en el filo. Jurar que ese es el último cigarro. Escuchar, una y otra vez, las carencias en vez de las pequeñas virtudes. Tengo un amigo que lleva veinte años con parejas mediocres porque tiene pavor a sentirse menos al lado de una persona brillante.

Se puede cambiar. Se cambia también a base de tiempo. Es mucho más dificil hacerlo según se va haciendo más fuerte la determinación de querer defender la forma en la que aprendimos a protegernos con los años. El problema es que hace falta la decisión, el apoyo, un pequeño estímulo y saber, al menos, de donde deseas marchar y qué parte se va a quedar en el cajón de lo que fuimos. Otra cosa es que llegues acompañado o si, por el camino, necesitas oir tus propios pensamientos.

Tomando una cerveza me dijo una psicóloga de pelo corto y rubio que ella empezaba la terapia con sus pacientes preguntando a dónde querían llegar y, entonces, les decía que lo más probable es que no llegaran a ese mágico lugar pero que iba a estar con ellos hasta que considerasen haber llegado a un destino, el que fuera.

Buen viaje. Cambiar es avanzar.

Pd: parezco Coelho. Juro que intentaré que no vuelva a suceder.

3 comentarios:

Deustoarra dijo...

Que vuelva, que vuelva a suceder.
Coelho es pura lírica. Utópico y definitivamente inoperante.
No es tu caso en absoluto. Tus posts hablan de la vida. Y hablan muy bien.
(Es mi opinión, por supuesto).

pesimistas existenciales dijo...

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Deustoarra dijo...

Desde la mas encendida posición anti-violencia, se las va a merecer. Las tres.
Es que mira que es cansino este señor...