Mal dia para buscar

2 de junio de 2012

Juan Carlos I de Inglaterra (Isabel II de España)

El parlamento británico está casi de acuerdo en cambiar el nombre del Big Ben por Torre de Isabel debido a que la buena señora lleva 60 años en el trono. En España estamos expectantes a ver si nuestro rey se tropieza en su reaparición, como si fuera una reunión de los Beatles, para hacer unos cuantos chistes al estilo Marichalar-Urdangarin-Froilán-Elefantiasis y regodearnos patriamente sobre ello.

Estamos esperando ansiosos que a Letizia le salga un golondrino en un sobaco, que es donde salen los golondrinos, o que al príncipe le fotografíen saliendo de incógnito de la sala Bagdag tras un íntimo pase privado con el gemelo de Dinio.

Mientras los dos paises viven en la recesión económica tan de moda en la europa occidental millones de británicos agitan sus banderitas mientras millones de españoles han asumido casi como cierto que en este pais de Santiagos Seguras ... Torrente es el rey.

A un británico no le podrás contar la obviedad mundial de la afición desmesurada de sus monarcas al gintonic pero si vienes a España y quieres hacer amigos lo mejor que puedes hacer es preparar una buena artillería de chistes en los que el rey aparezca con su moto saliendo de palacio a toda velocidad camino de la cama de Barbara "idem" o de alguna buena mujer mientras la reina pasa las noches en vela con Miguel de la Cuadra Salcedo justo en el mismo momento en que Urdangarin hacía una factura falsa, Marichalar se metía algo en los probadores de Loewe y alguna infanta buscaba el espejito mágico.

Y después, sabiendo positivamente que la reina de Inglaterra tiene más dinero que un torero y con uno de sus collares se paga la cotización del paro de todo Manchester , decimos que el dinero que gana el rey de España es una vergüenza nacional y los británicos hacen la ola al paso del carruaje de su majestad.

Es cierto que la maquinaria publicitaria de la corona británica es muy buena pero si lo analizamos punto por punto (Lady Di y el de las orejas diciendole a Camila que quiere ser su tampax incluídos) no soy capaz de imaginar la diagonal llena de españolitos agitando el orgullo monarcal como si el rey fuera el que metió, en una arrancada por la banda, un gol en el último minuto de la final de la eurocopa. Soy más capaz de ver a Carod Rovira sentado al lado de Iñaki Anasagasti proclamando la tercera república con el fervor del pueblo y seguir viendo como a algunas monarquías les importa una mierda que los tiempos cambien mientras la monarquía española, apocada como ninguna, tapa sus miserias a la par que asistiremos sorprendidos al espectáculo medieval de ver a millones de británicos ilusionados porque una vieja rica siga siendo un totem al que se agarren mientras se van a la mierda sus empresas, sus trabajos y gran parte de su orgullo.

El rey de España se escondió para celebrar el 50 aniversario de su boda.

La reina de Inglaterra va a gastar de las arcas públicas (que es de donde cobra, igual que JC) más dinero del que cuesta una obra de Calatrava en Valencia.

Y los ingleses estarán encantados porque siguen anclados en la época victoriana, excepto cuando arrasan Salou borrachos.

Todo esto se me ocurre si intento pensar lo que sucederá en España si a alguno se le ocurriera hacer algún festejo monárquico que fuera el 10% de lo que va a suceder en ese mundo paralelo que es aquella extraña isla que no es europea más que para los vuelos baratos y que no tiene casi presión en sus ancestrales cañerías.

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