Maria Del Carmen ha decidido ir a buscar al colegio a su hija con un vestido de faralaes tremendamente folclórico mientras suena un altavoz con música de Marifé de Triana.
La han sacado en la tele como si fuera algo excepcional. Si lo pensamos friamente no lo es aunque ahonda en esa costumbre tan nuestra de considerar que nuestras cosillas son ridículas en comparación con la diversidad cultural enriquecedora que nos genera la interacción con usos y costumbres más lejanos. Matar un cordero es diverso pero la tauromaquia es asesinato. Se nos olvida, con facilidad máxima, tratar cada acto por el acto en si en vez de maquillarlo dependiendo de donde venga.
Los niños, de forma parecida a los primeros pasos de la inteligencia artificial, resultan ser espejos simplificados de lo que van viendo del mundo real. Lo interpretan a través de los ojos sesgados de sus padres y de su entorno. Generan outputs producto de su propia genética y de aquello que viven como cierto. La primera inteligencia artificial que sacaron al mundo, que se llamaba Tay, tuvo que ser retirada porque se volvió racista al interpretar como cierto todo aquello que leía mayoritariamante en twitter. No fue que estuviera mal programada sino que nos devolvió, en un espejo digital, todo aquello que nosotros vomitamos en Internet.
Los niños, que son como son, tienden a señalar al diferente. Nosotros señalábamos al gitano o al negro de clase, porque eran la excepción. Habría que preguntarse cual es la excepción ahora.
Quizá esa excepción sea Manolo, que no pertenece a ninguna minoría étnica y solamente quiere aprender matemáticas. Además, como le gusta la chica que se sienta tres filas delante, la profesora le quiere convencer que es un reflejo de su identidad machista y violadora latente en sus genes. Quizá es por eso, y no por ninguna otra cosa, por lo que Manolo vive alimentando a un minifacha en su interior. Cuando alguien se siente atacado, de una u otra forma, y no es capaz ni ha madurado lo suficiente para ponerlo en contexto, se radicaliza. Es la respuesta infantil más sencilla. No es extraño que haya adultos que, en la sociedad infantilizada y simplista en la que vivimos, sean Manolitos con carnet de conducir, nómina, hijos y derecho al voto.
Una de las cosas que tienen los disfraces o la vestimenta en general es que nos permiten excusar nuestro comportamiento porque se supone que pertenece al personaje que nos define por estética. No es algo determinado a nuestro tiempo si no que va con el ser humano y es por ello por lo que existen los uniformes. También es el mismo motivo por el que la primera norma del torturador o del carcelero es desnudar al reo.
Las sociedades marcan sus estéticas de una u otra forma porque eso manipula al humano obligándole a comportarse según las normas del conjunto. De la misma manera que algunos estudios determinan que no conducimos igual si nos sigue un Bmw M3 o un Dacia, no actuamos de la misma forma delante de un grupo de personas vestidas como moros, punkys o hermanas de la caridad. Eso no quita que sean filósofos lacanianos o traficantes de crack, pero todos sabemos en ese juego cuales son las cosas que pueden pasar a priori. Nuestras expectativas, sesgadas por lo que sea previo, tambien alteran el resultado de nuestras interacciones.
Resulta maravilloso, a veces, cuando descubres un grupo de personas variopinta conversando sin estigmas o niños siendo solamente niños, aunque uno lleve cresta y otro burka. Desafortunadamente, como el escorpión sobre la rana, por muchos acuerdos que hayan adquirido de manera previa, se van a ahogar en algún momento.
Supongo que si Maria del Carmen va al colegio con un vestido de folclórica, con sus topos y su peineta, es porque está hasta el coño de que ser diferente parezca que le convierte a alguien mejor cuando todos sabemos que, en pelotas, somos igual de frágiles y muchas veces , si es que estamos vestidos, parecemos igual de gilipollas.
Claro que cuando allá por los primeros 80, en clase, Alonso apareció con un pendiente, flipamos bastante. Ahora el raro es el que no tiene tatuajes. La hija de Maria del Carmen ha pedido hora para hacerse La Virgen De La Macarena en una nalga. No va a ser mejor pero sí más popular. Es la única de clase cuya madre ha salido en los informativos sin haber matado a nadie.
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