Dicen que la diferencia, ante un conflicto, entre un valiente y un gilipollas es que el valiente considera lo que va a conseguir, asume los riesgos y se enfrenta a los retos. El gilipollas puede ser de dos tipos: A) no es capaz de valorar los riesgos B) ni lo soluciona ni asume riesgos, que es como si no hace nada. Ultimamente veo demasiados gilipollas del tipo B. Haré una lista:
- Pintar un banco de morado para que no abusen de ninguna mujer. ( en vez de poner a un policia con una porra)
- Hacer un crucero por el mediterráneo (a ser posible con buen tiempo) con una bandera y un pañuelo palestino ( en vez de ir a Gaza a ayudar y mover escombros)
- Besarse delante de un cartel de ultraderechistas. ( en vez de hacerlo en un pais donde te puedan meter en la carcel por ello)
- Quemar alguna que otra bandera donde no es delito quemarla
- Manifestarte por derechos que ya tienes.
- Etc.
Yo pienso que está todo muy bien pero una parte de mi es capaz de afirmar que no se hace por lo que se reivindica sino por la tranquilidad moral de creer que se ha colaborado en la consecución de un mundo mejor (asumiendo ningún riesgo). Manifestarse contra Franco o contra Eta cuando los unos no matan ( por fin) y el otro lleva más de 40 años muerto es muy bonito pero no va a conseguir nada. A veces te preguntan que qué es lo que haces tú y la respuesta es lógica: lo mismo pero sin hacer el ridículo.
Ser un activista, en determinados casos, es cabalgar incongruencias. Conozco quien ha gritado contra la sexualización de los niños y ahora, que tiene dos muchachos y una muchacha, la pone lazos rosas y ellos van con camiseta de Ac/Dc. La misma persona, porque sé de quien hablo, arengó a las masas contra la turistificación pero, casualidad, lleva todo el verano poniendo fotos en las playas de Menorca. Irene reclama los derechos de la mujer en España y hasta en Hungría pero no lo hace en Irán ni en Marruecos, con lo bonito que es. Es muy sencillo ser defensor de los salarios de los trabajadores con una nómina pública de 120mil, no acoger a ningún okupa en casa y quejarse de que todos los empresarios, incluído el dueño del bar que gana mil, son unos grandísimos hijos de puta insolidarios. Quizá, solo quizá, ese galope alocado por las incongruencias sea el principal motivo del desapego de sus simpatizantes anteriores. A veces ser consecuente implica renuncias pero eso sucede en contadas ocasiones. Aprovecho para afirmar que conozco a alguien que estuvo en casa de Mujica y todo lo que me ha contado es excelente y, sobre todo, coherente.
Llevamos años siendo bombardeados con proclamas. Puedo contar más de cinco el número de manifestaciones que puedo encontrarme cada día en mi ciudad. Llevo un tiempo percatándome del hecho que las huelgas, mayoritariamente, las hacen dependientes del dinero público. No he visto una sola huelga de fruteros pero sí de jueces, funcionarios de la judicatura, bomberos, policías, médicos, administrativos municipales y multitud de empleos que saben que no van a ser despedidos por dejar de trabajar. Vuelvo a decir lo mismo: no pongo en duda que se sientan unas víctimas de un sistema capitalista sangrante que les oprime, porque cada uno es libre de sentir lo que quiera. Los jóvenes que gritan por una vivienda gratis estoy seguro que el día que hereden el piso de la abuela no lo van a ceder gratuitamente sino que intentarán alquilarlo a quien les pague más o de una forma más segura.
Por supuesto, y ese es un argumento bastante usado, que los derechos no se consiguen sin reivindicación. A Rosa Parks la podían encarcelar cuando se subió al autobús. A Harvey Milk también le podían dar unas cuantas hostias en San Francisco. Quien estuvo en casa de Mujica lo estuvo porque fue amenazado de muerte por unos narcotraficantes que violaban sistemáticamente a las mujeres del pueblo por quienes se jugó la vida. Navalny defendía la libertad frente a Putin. Son casos que merecen mi admiración y yo no soy nadie por haberme manifestado contra Eta en las aceras del mismo Bilbao cuando todavía quedaban muertos por ver. Lo digo porque mi riesgo era muy inferior aunque eso no me librara de algún que otro insulto de la misma forma que tampoco me he librado de sentir que me metían en algún saco al que no pertenezco por decir, hace dos semanas, lo mismo que digo ahora.
Sin embargo toda esa actividad de masturbación moral que veo a mi alrededor me produce un porcentaje de incomodidad importante porque intentan decirme que son mejores que yo cuando, en realidad, lo único que buscan es su propio beneficio. Porque llegar a casa creyendo que has hecho algo bonito por el mundo sin actuar es beneficio propio. Y es que al mundo se la pela que te pongas muy digno en un concierto, en twitter, en una comisión de expertos públicos o en el water de tu casa.
Claro que ir a arreglarlo es arriesgado y cansado. Serías un valiente, pero es mejor ser un gilipollas del tipo B. Te quedan unas fotos chulísimas para instagram.
Pd: dos dias después de escribir lo anterior, un tipo más listo que yo, publica esto:
No hay comentarios:
Publicar un comentario