Mal dia para buscar

9 de septiembre de 2025

La necesidad de que todo sea especial y más.

Por alguna razón todos los padres creen que sus hijos son especiales. Que los demás son niños pero los suyos tienen un algo que les hace únicos. Me da lo mismo que sean especialmente tontos o superdotados, que tengan el famosísimo Tdh o estén destinados a convertirse en estrellas deportivas. Con las virtudes o , mejor dicho, las exclusividades, pasa lo mismo que con los tatuajes: lo raro es que no se tenga uno.

Supongo que a todos nos gusta poder afirmar que somos especiales pero cuando se llega a la edad determinante en la que los sueños es imposible cumplirlos, a algunos les queda el comodín del hijo.

No es algo exclusivo de la descendencia. Necesitamos creer que hemos encontrado un tesoro cada vez que vamos de compras, que conocimos a alguien especial y diferente, que el amanecer fue único y que nos comportamos como las mejores personas.

Hay una imperiosa necesidad en que todo sea lo más y lo único. Las más altas temperaturas, las tormentas más copiosas, el invierno más crudo y la más bella historia de amior que tuve y tendré. Todos conocemos a alguien que jura estar más enamorada que nadie y que vive las rupturas como si fuera la primera persona a la que dan una patada en el culo. Es la misma persona que afirma lo maravilloso que es su trabajo y lo hijo de puta que es su jefe veinte minutos después. En ese reflejo social que es la política o la publicidad, que se parecen demasiado, se hacen ruedas de prensa explicando el dato que puede hacernos pensar que nos va de fábula antes de que nos vendan el detergente que más limpia. Ambas son dos explicaciones de cosas mágicas porque se ha llegado a la conclusión que es la forma de que consumamos sus productos. El voto y el limpiador.

Parece ser que si alguien explica la vida o lo que sucede de una manera realista será castigado. El primer ministro francés dijo que las cosas no son tan maravillosas como parecen y que no hay dinero para todo y ayer le relevaron de su puesto. Cuando te unes y respetas sentimentalmente a alguien sin jurar que el amor que vives es infinito y maravilloso, recibes la acusación de no querer. Supongo que si tratas a tu hijo como el niño que es, resulta que se puede concluir que no quieres a tu hijo. La realidad ponderada y serena no está de moda.

Todo eso con la obviedad, como decía mi abuela, que siempre hay alguien más listo, más guapo, más rico y más tonto. Cuando vas por carretera conduciendo siempre descubres que hay alguien mucho más gilipollas que tú. Si, en autopista y a 140, te pasa uno a 160 no hay que preocuparse porque pasará otro a 180. Mi coche nuevo coge 200 y es que, a veces, soy un imbécil pero sé que vendrá otro a 210. También hay alguien más imbecil, más feo, más pobre y con mucha más suerte. 

Sin embargo nadie es exclusivo y aunque existe ese deseo de ser especial, no lo somos. Tampoco me vale como excusa cualquier tipo de lesión que trunca la carrera deportiva que es la vida. No soy de los que opinan que es el tiempo el que nos va poniendo en el diente del engranaje del mundo en el que debemos estar pero sí que sé que cuando alguien me pone encima de la mesa un niño superdotado, un amor infinito, un trabajo perfecto o unas cualidades determinadas excepcionales, es mentira.

Aunque es una mentira que necesitamos para seguir adelante. Eso sí.

Cuando el titular del tiempo es que llueve, no es titular. Pero si te dicen que es el apocalipsis acuático según las estadísticas, esperas a que lleguen los anuncios y, de esa forma, la cadena televisiva puede hacer caja.

A ver si no has dado nunca click a una miniatura de youtube dramática que, después, no contaba nada.

6 comentarios:

Alberto Secades dijo...

No todos los padres son iguales. Quizá lo parezca para el que no lo es, como los caucásicos somos todos iguales para los chinos.
Y al político del que hablas, siendo francés, o le guillotinaron o le relevaron ; todo lo demás es inconcebible.

Anónimo dijo...

Opinión de la paternidad desde el balcón de los que juzgan sin riesgo,sin ponerse en los zapatos de el otro.
Cada hijo es un mundo y por tanto ninguna paternidad se parece a otra.
Generalizar es fácil , críar un humano ,con todo lo que eso conlleva, venga a este mundo el infante con la "famosísima"divergencia o sin ella.

Anónimo dijo...

En mi balcón hay dos hijos, dos seres humanos a los que amo desde la seguridad que me da saber que no son perfectos, pero reconozco que últimamente, las imperfecciones de muchos, se convierten en tdh, alta capacidad... Agotador... Soy la única persona que piensa que sus hijos son unos capullos a imagen y semejanza de sus progenitores?

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo con lo de que nuestros hijos son unos capullos que crecen a imagen y semejanza de sus padres,karma se llama y de ese no nos libramos ninguno🤣.
En desacuerdo totalmente ,con generalizar respecto al TDAH y demás neurodivergencias, a no ser que pensemos que los neurólogos,han ganado todos un título académico en una tómbola y se inventan trastornos neuronales,que tienen hijos ,de los que sinceramente costaria presumir,en medio de su crianza francamente difícil y llena de obstáculos,eso sí es realmente agotador,para además,estar oyendo a todas horas que ahora todo el mundo lo tiene y es un trastorno "de moda"

Anónimo dijo...

He dicho de muchos, por supuesto, no de todos. Hay que reconocer que ya prácticamente nadie reconoce tener un hijo capullo, movido y cabroncete...

Alberto Secades dijo...

El padre del que mató a Charlie Kirk tuvo que escuchar su confesión y, luego, le entregó a la policía.
Eso es muy jodido.