
Podríamos decir también que saltamos de una carretera a otra en momentos en los que decidimos tomar el camino normalmente más directo y más rápido sin haber leido con detenimiento la señal previa que nos indicaba que se trataba de una carretera de peaje.
Luego, cuando te sientas en un banco al lado de un ancianito te das cuenta lo importante que es, en muchos momentos, ver el paisaje y dejarse llevar por las carreteras comarcales. Eso se aprende después de pagar, como otras muchas cosas que aún no he abonado.
1 comentario:
¿En serio? Si las comarcales en este país están que dan pena...
señormostaza.
Publicar un comentario