Mal dia para buscar

16 de julio de 2021

Breve historia educacional.

-Déjale- decía una madre abnegada a otra mientras el niño se dedicaba a gritar y romper cosas a su alrededor -El pobre tiene un TDH, un TLP, una discontinuidad en su propia identidad y hay que tolerarle que se exprese-

Al otro lado el hijo de la segunda jugaba tranquilamente y se acercó por agua. La pidió con educación y su madre se la dió.

-Que suerte tienes, Pili- dijo la primera,

-Suerte no- le afirmó- El día que rompió la primera cosa de casa le di una bofetada y se quedó sin paga hasta que hubo lo suficiente para reponerlo.

Así que, asombrada, la primera madre salió del parque e interpuso una denuncia por maltrato infantil. Pili cumple condena.


Fin de la primera parte.


Durante esos años Gabriel, el hijo de Pili, estudiaba y se aplicaba en el internado con la idea marcada en ser un buen abogado que sacara a su madre de la cárcel. Es cierto que cuando los asistentes sociales le preguntaron si su madre le había dado una bofetada había respondido que si, pero. Lo que dijo después del pero no le importó a nadie. Ni a los asistentes, ni al juez, ni a la madre de Jonathan. En realidad se llamaba Jesus Maria pero se lo había cambiado. 

Jonathan fue un estudiante mediocre que denunció al profesor que le suspendía. "Me ha vejado"- dijo en el tribunal escolar que le pasó automáticamente de curso según despedía a dicho profesor. También es cierto que se marchó de casa a un chalet que ocupó con la excusa de que aquella era una propiedad de ricos de debía ser disfritada por el pueblo ( que casualmente era él mismo) y no por la especulación de los poderosos. Se le podía ver dando charlas emocionantes versadas en la discrminación positiva necesaria de los más débiles donde casualmente siempre estaba él ideológiocamente ubicado y por las que cobraba generosas cantidades, a ser posible sin factura, porque el esfuerzo y el trabajo "han de ser recompensados con un salario digno" y cuya valoración de la dignidad siempre se cotizaba a medias entre sus necesidades y él. TikToker, influencer, activista, muy activo en twitter y sobre todo "posturista", tenía la gran responsabilidad de la defensa de las desigualdades en un enfrentamiento con todo lo que supusiera ataque a la mujer, las identidades fuera de los convencionalismos, las religiones minoritarias, la carne roja, la riqueza o las compañías capitalistas. Se sentaba en el porche de su chalet , con una cerveza artesana, a abrir los pedidos de Amazon fotografiandolo todo con su iphone y postear en las plataformas tecnológicas las injusticias de los demás.

Un día recibió una citación:

"El letrado Gabriel Gonzalez le ha denunciado , y dicha denuncia ha sido considerada necesaria de trámite, por ser un GILIPOLLAS" Después había algún tipo de argumentaciones legales incomprensibles para alguien que, en su intimidad, sabía que leía con dificultad por su escasa formación académica. Bueno, Jonathan era un licenciado en políticas pero los cursos los superaba siempre "a su manera".

Además era mejor pensar que era una argucia de las cloacas del Estado pero acabar con él, faro que todo lo alumbra de la verdad y la dignidad. A veces iba con falda para expresar su solidaridad con el colectivo LGTBI. No muchas veces, porque le daba demasiado frio.

Llegaron a la cita de conciliación previa al juicio. Jonathan, en su consideración habitual de estar por encima de los demás debido a a su acumulación de victimismos, fue solamente por poner cara a la contraparte. Había hecho un streamin hasta la puerta y , al entrar, se encontró a Gabriel muy tranquilo, sosamente vestido y con una carpeta.

Gabriel se le acercó y le dijo: "podemos llegar a un acuerdo".

-¿Un acuerdo con el fascismo?. !Jamás!

Sobre la mesa, y explicado como si fuera un comic y para que fuera capaz de comprenderlo, Gabriel le había preparado un bonito listado de todas y cada una de las veces que Jonathan se había comportado como un gilipollas. "No creo que vaya a ganar el juicio"- le aseguró. "Pero lo que estoy seguro es que todas y cada una de las putas mentiras para tapar la mierda de tipejo que eres y que has ido haciendo desde el mismo dia en el que mi madre fue llevada a prisión van a estar sobre la mesa. Todas. Podran hacer una "story" cada dia. Van a pasar por el estrado todos los profesores a los que jodiste para aprobar, las parejas que destrozaste para echar algún polvo, los trabajos que cobraste sin trabajar, las bajas laborales falsas, las denuncias por acoso que no eran, las veces que apelaste a la diversidad sexual para justificar tu propio egoismo y , poco a poco, cada puto dia de tu vida. Pero lo podemos arreglar fácil"- Gabriel, que sabía que Jonathan no lo iba a entender sin una pausa dramática, terminó con un- "es la única forma que tienes de poder seguir con tu vida de mentira, niño del TLP y el TDH".

Unos días después , y sin publicidad alguna, los cargos se retiraron. Lo que menos le gusta a alguien público es que se haga pública su vida.

Gabriel y Pili viven tranquilamente en una casa en medio del monte en la Asturias olvidada y escarpada que acaba siempre en un acantilado cortado sobre el Cantábrico. Todos los meses reciben un ingreso generoso. Jonathan y su madre, que apareció en el juzgado desmintiendo una denuncia de varios años atrás y por la que debió de indemnizar generosamente a Pili,  tienen dada una orden al banco. A veces Jonny, como le llaman los íntimos seguidores de Internet, cuenta que ayuda a varias ONG de forma altruista.

Con el dinero que le sobra Gabriel va enviando cheques a todos los cadáveres que Jonny ha dejado por el camino. Son cheques anónimos.


Fin de la segunda parte.

No hay comentarios: