Hay algo que creemos que solamente afecta a los personajes públicos pero nos está haciendo daño a todos: La hemeroteca. En realidad no es porque salgamos en la prensa o porque La Sexta haga un documental muy dramático sobre algo malísimo que hayamos hecho y que nos locute Gloria Serra. Solamente son nuestras redes, nuestras conversaciones o algunas de las frases que dejamos caer por whatsapp un día tonto.
- Yo no te he dicho eso nunca
- ¿Cómo que no?. Me lo dijiste el martes 12 de hace dos años a las 17:43. ¿Te envío el chat?
En ese caso es cuando la hemeroteca nos está gastando una mala jugada. En ese caso es exactamente lo mismo que cuando te recuerdan, al salir del coche oficial, que jamás usarías coches oficiales. Es igual que tener a Oriol en la calle cuando jamás ibas a apostar por un indulto. La excusa esa de que lo que dijo el candidato no es aplicable al presidente no cuela. La hemeroteca te golpea por todas partes. Afortunadamente nuestras incongruencias o cambios de opinión suelen ser mucho más domésticas. Que si te iba a llevar a la playa o que si estaba en el trabajo. Que si este año sí que nos vamos de vacaciones a casa de tus primos.
Una de las cosas que tiene la tecnología es que carece de capacidad de filtración de datos. Solamente los acumula. A esos servidores enfriados llenos de luces les da lo mismo guardar una falsa promesa, una intención no realizada, un amor desatendido, una fotopolla o una teoría perfecta que pudiera salvar el mundo de su segura destrucción. Todos son ceros y unos puestos en ordenes variables. Y todos están ahí, para recordarte como eras en 2008. Que si eras más joven, más guapo, más rápido, más voluble a la posibilidad de encontrar algo parecido a lo que soñabas por aquellas fechas. En algún lugar, como si fueran universos paralelos, todavía estás enamorado de quien no fue. En algún disco duro está esa frase en la que ella te dice que te echa de menos. Y al lado pone el día y la hora. Como metadatos aparece el lugar desde donde te lo envió. Un poco más abajo guarda la clave de la wifi de todos sus ex. Los que llegaron después de ti y a los que les dijo lo mismo pensando que era, por fin, la primera vez que lo decía de verdad.
La memoria humana, que es una cosa maravillosa, dispone de mecanismos que hacen que los recuerdos no sean cuchillos literales que te paralicen el corazón. ( En el 2017 ya lo puse). Te deja el regusto de aquel momento y prioriza lo que te sienta bien eliminando detalles que, aparte de innecesarios, te castigan y paralizan. Te dice que estuviste bien, que guardas esa tarde de paseo con cariño. Te ves sonriendo y como mucho te retrotrae a los chistes que te hicieron gracia o a la forma en la que te miraba detrás de la anteúltima copa. No te pone, delante de la cara, tus ojeras o las veces que te traicionaste con promesas que eras incapaz de cumplir. La mente, gestionando los recuerdos, es un colega que te hace bien y no una hemeroteca.
Por eso borro los chats . Siempre. No es discreción sino autoprotección. Prefiero el recuerdo a la literalidad.
Quizá por eso caigo varias veces en lo mismo pero es que quizá me encanta caer de vez en cuando.
Quizá por eso jamás saco una frase que me dijiste el seis de abril del 2011.
Estoy convencido que ni siquiera Benito Perez Galdós se siente orgulloso de aquel "estoy deseando volverte a ver para comerte los pechos" que le envió a Emilia Pardo Bazán con una cosa muy viejuna que son las cartas y que se han convertido en la copia del chat del whatsapp del siglo XIX
Creo que nadie tiene la clave de mi wifi. Y eso que es fácil. Fácil de recordar.
Pd: hoy es el dia europeo de la protección de datos. Lo que intento decir es que, a veces, proteger es borrar. Al menos en lo personal.
1 comentario:
Y hay dos condiciones humanas que a veces se nos olvidan (y a las máquinas, siempre):
1 - que cambiamos de opinión
2 - que somos contradictorios
Por supuesto las intenciones y la realidad están a demasiada distancia, pero ése es otro asunto.
Gracias
PD - Cuando oigo a alguien decir "nunca olvidaré este momento", sé que no es consciente de la fragilidad de la memoria, que pierde fuerza según te adentras en esa incierta edad.
ta yu bases
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