Mal dia para buscar

30 de marzo de 2020

Cobardía, mundo de ilusión, estadística y ruina.

Bilbao, ciudad que me tiene a mal como habitante, celebra sus fiestas en agosto. A finales. Esa semana el jueves es festivo y lo que suele suceder desde hace muchos años es que el miércoles anterior se junta el ayuntamiento y hace la subida de impuestos anual. ¿Por qué? Porque se está despistado con eso de que hace calor, que mañana es fiesta y que estamos en agosto.

Es exactamente lo mismo que hacia el PP subiendo el IVA cuando se jugaba alguna semifinal de la champions.

Y con eso no estoy diciendo en ningún caso que hubiera que subir algún impuesto o no, sino que cuando hay que hacer algo que se sabe que es doloroso y criticable, se  tiende a  esconder. Algunos adolescentes ponen carteles diciendo que han sacado una buena nota en ciencias pero deslizan el suspenso en matemáticas a sus padres cuando creen que se van a dar menos cuenta.

Por otra parte personalmente tuve, en cierta ocasión, la mala fortuna de ser la diana de unos ladrones y sufrí unos cuantos robos. Me sorprendió amargamente la respuesta pública del concejal de seguridad ciudadana asegurando que no había robos. Y la excusa es que mi denuncia no había sido gestionada por los municipales sino por la policía y, como son dos cuerpos diferentes, no aparecía en su estadística. Así que él, en debate público, insistía que no había ningún robo porque en sus datos no aparecía.

Contado todo esto creo que tenemos muy claro que una cosa es lo que hay que hacer, otra la valentía y otra la manera cobarde en resguardarse en las estadísticas que tienen a bien hacer algunos políticos.

Pues bien. Este gobierno que se supone que tenemos y que antes de la pandemia ya rumoreaba que no iba tener dinero para todo lo que prometía se ha dado cuenta que se han apuntado al paro más de dos millones de personas. No se puede permitir que esa estadística crezca. Así que prohíbe el despido. Como no tiene dinero piensa, en su concepción del mundo anacrónica, que todos los empresarios son Amancio Ortega y decide que sean los empresarios quienes paguen los gastos aunque no puedan facturar nada. Y que paguen los impuestos, porque necesitan dinero de donde sea para ir tapando agujeros. Como mucho que lo paguen a plazos, pero que lo paguen.Y aplican un sesgo ideológico de ricos explotadores capitalistas y pobrecitos los demás sin tener los huevos  de explicar a la ciudadania que cuando salgan de sus casas, deslumbrados por el sol como quien sale de un refugio antiatómico, su salario ( si lo tienen) será del 60%. Y no es que se vayan a hacer ajustes sino que aparte de una pandemia tenemos un virus político que lo hace todo empeorar porque Amancio es probable que no seamos la mayoría. El Banco Santander tampoco, ni siquiera telefónica. El tipo ese que tiene un bar con cinco camareros, el que montó un hotel para la campaña de semana santa con 30 empleados, el que hipotecó su casa para coger una  franquicia de zapatillas deportivas y tiene tres dependientes o el que capitalizó el paro para poder salir adelante con una academia, por poner unos ejemplos, esos se van a la mierda teniendo que pagar por no trabajar y porque esos, que son el 70% de las empresas de este pais, no son Amancio.

Yo siempre he pensado que una empresa con el 10%  de la plantilla es mejor que una empresa muerta. Y se mueren si las matas por ley. La constitución española dice en el artículo 38 que el estado tiene la obligación  de proteger a sus empresas. "Sus empresas" mientras Amazon sigue vendiendo, con el beneplácito gubernamental, lo que algunos no tienen permitido vender y pagando impuestos en Luxemburgo.

Hay que ser valiente y darse cuenta de la realidad en momentos como éste. Y aquí valentía: ninguna. Miran las estadísticas desde sus despachos con el salario íntegro y siguen creyendo que el mundo es ese juego de buenos, machistas y malos en el que creían vivir. Se ponen delante del micrófono diciendo que no pasa nada, que mañana volverá la normalidad, que estamos en el pico. Que hay que hacer un esfuerzo. Yo me esfuerzo, pero no me asesines para salvar tu culo con mis últimas gotas de sangre.

Gracias, como autónomo,  por la nueva ruina. Oigo desde cerca llorar a mis clientes que son, casi todos, luchadores.

Podíamos con el virus pero no sé si podremos sobrevivir a tanta inutilidad que aprovecha la emergencia, como algún ayuntamiento las fiestas con los impuestos, para asesinar a cualquiera que haya soñado con trabajar y crear empleo.

1 comentario:

Alberto Secades dijo...

Es acojonante. Por primera vez se acuerdan de nosotros (y no era antes de las elecciones). Se acordaron para que pusiéramos la mosca.

Pandilla de jetas.

Gracias. Sigue siendo valiente.