Mal dia para buscar

17 de noviembre de 2012

La cultura infinita de los 80

Una vez, quizá, hace no demasiado tiempo, alguno descubrió la maravillosa manera de hacer negocio que existía con la juventud que, a golpe de talonario familiar, consumía las películas y la música que se hacía para ellos. Fueron los años de Elvis y, más tarde, fueron los años de los Beatles o de los Rolling. Quizá pudo ser el caso de Grease y de Fiebre del Sabado Noche. Con distancia podía ser el caso de todas las de Porkys y hasta esa divertidisima Despedida de Soltero. Estoy convencido que fue lo mismo que pudo pasar con ET y está clarísimo que es el caso de La Guerra de las Galaxias.

También fue el caso de Nirvana, que es un ejemplo grunge lleno de merchandising. Es lo que sucede con las camisetas de los Ramones (que algunos creen que es la marca de las elásticas). Es, incluso si lo extendemos al mundo de lo comunista, lo que pasa con las camisetas del Che. Supongo que es parte del motivo por el que demasiadas bandas se han reunido para volver a repetir lo mismo que fue novedad en algún momento: los que están entre 30 y 40 son los únicos que se gastan dinero.

Acabo de despertarme de la siesta con el Show de Benny Hill en televisión. Un poco antes estaban dando un capítulo de McGiver. Por las mañanas ponen "El Coche Fantástico". Uno de mis mejores amigos lleva un Mazinger Z tatuado en la espalda y yo tengo una preciosa Afrodita A vigilando todo lo que sucede en mi salón.

Encienda la radio a la hora que lo haga suenan canciones que ya conozco. Suena U2, suena Madonna haciendo lo mismo de siempre, suena Michael Jackson y ayer me dijeron que alguien se había comprado un disco de Supertramp. Las grandes giras, las que llenan estadios, son las de los tótems de toda la vida: Bruce, los Rolling, ACDC, RadioHead... Las series de televisión, desde la clase de MadMen hasta el exceso casi hippy de Californication, miran atrás de una manera tal que parece que se te va a romper el cuello. Sólo lo evita la calidad de las mismas. Hace unos años, cuando Red Hot Chilli Peppers eran algo nuevo, me preguntaron si lo que sonaba era un disco nuevo y,sin embargo, Jimmy Hendrix era quien salía por los altavoces.

Mi hermana convenció a mi padre para que le comprara la banda sonora de Grease y el Bat Out of Hell de Meat Loaf. Yo ahorré con ahínco para ir a ver a Pink Floyd porque pensaba que aquella sería su última gira y dejé de ir a clase dos días para escaparme a disfrutar con Dire Straits. Tengo una camiseta con el logo del Zx Spectrum y en el último juego de coches he desbloqueado el Lamborghini Countach, que era el mismo con el que soñaba con 10 años.

No sé si mi generación ha impuesto sus sueños infantiles a las que vinieron por detrás o si el negocio se mantiene porque ahora, a falta del dinero paterno, somos los únicos que damos soporte economico a todas esas industrias.

No quiero pensar que no hay nada nuevo, porque eso es un pensamiento vintage muy catastrofista.

Pero sorprendi a mi sobrina de 14 oyendo Come As You Are. Eso sí, repitiendo una y otra vez un video de youtube, que eso no había en 1991. Me ha dicho que quiere una camiseta. Creo que ha quedado con sus amigos para ver Star Wars o alguna reinterpretación de alguno de nuestros superhéroes o de algunas de nuestras peliculas al estilo del siglo XXI. Tengo que decirle que la canción de Kurt Cobain se parece mucho a Killing Joke.

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